13.11.01

Gabinete de guerra I

El Universal
07 de abril de 2001
Gabinete de guerra
Heinz Dieterich Steffan
(Primera parte)


EL presidente estadounidense George W. Bush se perfila como el nuevo campeón de la lucha de clases, dentro y fuera del imperio. Llegado al poder mediante elecciones corrompidas, al estilo de las repúblicas bananeras de la United Fruit Company ; representando sólo una cuarta parte de los ciudadanos del país; presidiendo a un Estado cuyo sistema electoral no cumple con "las normas mínimas" que establece el Centro Carter del ex presidente James Carter para elecciones democráticas, Bush II avanza peligrosamente con el viejo sueño del imperio, de imponerle al mundo entero sus intereses y su way of life .


La campaña electoral del año 2000 en Estados Unidos tuvo un costo total de tres mil millones de dólares; 55% de este dinero fue recibido por el Partido Republicano, y ahora los grandes donadores de los oligopolios exigen que su inversión les reditúe en una buena ganancia. Porque, como hasta un alumno de secundaria entiende, nadie invierte miles de millones de dólares en un negocio, sin esperar un buen dividendo a cambio.


Y Bush II paga debidamente a los patrocinadores y padrinos que primero por los buenos oficios de daddy le dieron trabajo en la industria petrolera, cuando anduvo de señorito desempleado, entregado a la dolce vita ; y, posteriormente, cuando lo llevaron a la gubernatura del estado de Texas para, finalmente, terminar en la Casa Blanca como presidente del país más poderoso de la Tierra. Catorce de los quince padrinos más importantes de Bush son de la industria energética. Es por eso que llaman a su gobierno, the oil and gas administration , la administración de petróleo y gas.


El mismo presidente, al igual que su vicepresidente Dick Cheney y el secretario de comercio, Donald L. Evans, son de este sector del gran capital estadounidense. Evans, un multimillonario de Texas, obtuvo su puesto en retribución a 90 millones de dólares que rastreó en los bolsillos de sus amigos de la élite imperial, para entregárselos a la campaña electoral de Bush. Dick Cheney, cuya fortuna supera los 30 millones de dólares, comparte con el nuevo presidente haber estudiado en la misma universidad de la élite blanca, protestante y anglosajona, en Yale, y de haber evadido la guerra de Vietnam. Mientras George Washington Bush consiguió una asignación a la Guardia Nacional Aérea de Texas cortesía de la dinastía Bush para no ser enviado a las selvas de Vietnam, Cheney obtuvo sucesivos aplazamientos de su asignación, que lo salvaron de la cruzada por la libertad en Asia. Con refrescante transparencia, el ex secretario de Defensa del gobierno de Reagan aclara que no estaba en contra de la agresión estadounidense en Vietnam, pero que tenía "otras prioridades en los sesenta" (I had other priorities in the sixties ).


Durante el período electoral, Cheney abrazó el concepto del "conservadurismo compasivo", que los especialistas de marketing de Bush habían inventado, para vender su candidato en el mercado de las ideologías y cuentos que es la campaña electoral estadounidense. Por cierto, no era una franquicia que le quedara muy bien a Bush, siendo un entusiasta promotor de la pena de muerte y el gobernador del estado que más gente ha enviado a morir en las sillas eléctricas del país, incluyendo a personas con incapacidad mental para entender la problemática moral de sus actos delincuenciales.


Sin embargo, en cuanto a la compasión conservadora, el afable Dick Cheney está a la par con su jefe. En 1986 se opuso a una iniciativa destinada a lograr la libertad de Nelson Mandela, quien ya llevaba 23 años de prisión en las mazmorras de los racistas sudafricanos, por haber luchado contra el régimen del apartheid . Y mientras el conservador "compasivo" resistía a programas sociales de apoyo financiero a mujeres pobres embarazadas, cuya vida peligraba durante el embarazo, no tenía ningún inconveniente con los generosos financiamientos del gobierno de Reagan a los "contras" en Nicaragua, y los mercenarios y paramilitares en Angola.


De hecho, el sistema de terrorismo de Estado, armado y ejecutado por el gobierno de Reagan contra Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Libia, Irán y muchos otros países del Tercer Mundo, es una de las principales fuentes de reclutamiento de cuadros de alto y mediano nivel, para el actual gobierno. De este sistema y su entorno, que está siendo reactivado por Bush II, provienen algunos de los funcionarios más influyentes del nuevo gobierno, entre ellos el secretario del Departamento de Estado, el embajador estadounidense ante la ONU y el secretario asistente responsable de la política hacia América Latina.

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