30.1.21

Los oscuros orígenes del virus I y II

Silvia Ribeiro

Con más de 92 millones de personas contagiadas y 2 millones de muertes por  Covid  en  el  mundo,  aún  no  se sabe a ciencia cierta el  origen  del virus que está causando esta debacle global.

Hay  consenso  científico  en  que el  SARS-CoV2  es  derivado  de un  virus  de murciélago, pero a más de un año de haberlo identificado, no hay una investigación internacional independiente de intereses creados, que pueda darnos certeza sobre el verdadero origen de este virus.

El 4 de enero de 2021, el New York Magazine publicó los  resultados  de una amplia  investigación  de  Nicholson  Baker  sobre  las  actividades  de  gobiernos  y científicos  de  Estados  Unidos  y  China,  que  aporta  datos  fundamentales  para conocer  las  hipótesis  al  respecto  (The  lab-leak  hypothesis,  https://tinyurl.com /yxkj2j35).

Así resume sus conclusiones: “He llegado a creer que lo que pasó fue bastante simple. Fue un accidente. Un virus pasó un tiempo en un laboratorio, y finalmente salió.  El  SARS-CoV-2,  el  virus  que  causa  el  Covid-19,  comenzó  su  existencia dentro de un murciélago, luego aprendió a infectar a la gente en una mina y luego se  hizo  más  infeccioso  en  uno  o  más  laboratorios,  tal  vez  como  parte  del  bien intencionado,  pero  arriesgado  esfuerzo  de  científicos  para  crear  una  vacuna  de amplio espectro. El SARS-2 no fue diseñado como un arma biológica. Pero sí fue diseñado, creo”.

Es lo mismo que planteó Luc Montaigner, francés y premio Nobel de medicina, en su investigación sobre el VIH, virus del sida (https://tinyurl.com/ybjnfrlc). Baker  explica,  con  abundantes  fuentes  científicas,  que  no  existen  evidencias definitivas  de que haya sido manipulado,  pero  tampoco las  hay para afirmar  que fue solamente zoonótico.

La hipótesis  de que el  virus  haya sido  diseñado  para lograr  un  alto  nivel  de infectividad en seres  humanos y haya sido un escape accidental, es  un tema sobre el  que  los  científicos  implicados  en  Estados  Unidos  o  China  no  quieren  ni nombrar. Pero conociendo las condiciones, la hipótesis del escape es muy plausible y debería ser seriamente investigada.

Varios  de  los  que manifiestan  que no  es  necesario  investigar  el  tema,  como Anthony  Fauci,  director  de uno  de los  Institutos  Nacionales  de Salud  (INS)  de Estados  Unidos,  y  Peter  Daszak,  de  la  EcoHealth  Alliance,  han  estado involucrados por varios años en la investigación del laboratorio de Shi Zhengli en el Instituto de Virología de Wuhan,  China,  en un proyecto financiada por el INS para  aumentar  la  infectividad  a  humanos  de  un  virus  de  SARS  que  es  el antecedente  más  cercano  que  se  conoce  al  SARS-CoV  2  (https://tinyurl.com/yxaw7b44).

La  lógica  de  ese  tipo  de  investigación  explica  Baker,  tiene  raíces  en  los programas  del  gobierno  de  Estados  Unidos,  especialmente  después  del  11  de septiembre.  Poco después  del 11/9 hubieron  varias  cartas-atentado con un polvo que contenía ántrax. Los atentados fueron la base para una enorme expansión de la investigación  en  armas  biológicas  y  biodefensa,  con  el  argumento  de  estar preparados con una vacuna u otros medios para prevenir ataques  extranjeros. Más tarde se comprobó que las cartas fueron enviadas por un ciudadano estadunidense, uno  de  sus  propios  investigadores  en  bioarmas,  que  quería  que  el  gobierno comprara su vacuna para el ántrax.

En 2003 el Congreso aprobó el programa BioShield para biodefensa, que en la administración  de  Obama  continuó  con  el  nombre  Predict.  El  presupuesto  del rubro  se  multiplicó  por  15.  Desde  el  comienzo,  primero  con  Bush,  luego  con Obama y después con Trump, Anthony Fauci ha tenido posiciones de liderazgo en el  sector.  En  la pandemia,  ha sido  la persona oficial  de referencia.  Desde 2003, Fauci lideró  programas  de biodefensa que manipulaban virus,  incluso colectados
en China y los defendió frente a la protesta de cientos de científicos que exigieron que  esos  fondos  debían  ser  para  enfermedades  que  afectaban  mucho  más  a  la población del país.

Hay  una  línea  solamente  virtual  entre  la  investigación  para  biodefensa  y  la producción de armas  biológicas.  Para desarrollar  antídotos  primero desarrollan el virus  u  otros  agentes  infecciosos.  Desde hace más  de una década se han  estado usando  virus  de  SARS  y  MERS  (otros  coronavirus),  recombinándolos  en
laboratorio,  a menudo con sistemas  de inteligencia artificial,  para producir  mayor infectividad  en  humanos,  a  ver  hasta  dónde  podrían  llegar.  A  esto  se  le  llama “ganar  funciones”  para  los  virus  (  gain-of-function).  En  2012,  la  investigadora Lynn Klotz alertó en el Bulletin for Atomic Scientists  que una pandemia producida por seres  humanos podría suceder en un máximo de 12 años con 80 por ciento de probabilidades. En ese año, algunos experimentos  que se hicieron para lograr que la gripe aviar  infectara hurones  (que antes  no eran susceptibles  a la enfermedad) indignó  a  una  gran  cantidad  de  científicos  y  en  2014  se  suspendieron  los programas para este tipo de investigación.

Esto  precipitó  que algunos  de los  que estaban  en  este tipo  de investigación, como Ralph Baric y Peter Daszak, buscarán más  colaboración con laboratorios en  otros  países,  ya  que  no  podían  hacerlo  en  Estados  Unidos.  Desde  entonces,  laorganización  EcoHealth  Alliance,  que  preside  Daszak,  ha  estado  canalizando fondos  del  gobierno  de  Estados  Unidos  a  varios  laboratorios,  entre  ellos  el  de Wuhan.

Estados Unidos es el país que ha invertido más fondos y recursos en investigación de armas biológicas, siempre bajo el título de biodefensa. Incluye la manipulación genética –u otros medios– de virus y bacterias para hacerlos más infecciosos a seres humanos, supuestamente en busca de vacunas o antídotos contra ellos. El laboratorio de Ralph Baric, uno de los más activos investigadores en esta área, por lo que recibe fondos gubernamentales desde hace dos décadas, es llamado por sus pares salvaje oeste. Varios de sus experimentos con virus de gripe aviar y coronavirus SARS han sido para aumentar infectividad en humanos a través de las vías respiratorias. Es una de las razones que motivaron protestas de cientos de científicos, lo que en 2014 llevó a una suspensión de fondos para este tipo de investigación (Ver artículo de N. Baker, enero 2021, https://tinyurl.com/yxkj2j35).

Baric se enfocó entonces en la colaboración con la doctora Shi Zhengli del Instituto de Virología de Wuhan, China, en proyectos cofinanciados por los Institutos Nacionales de Salud y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), entre otros, para aumentar la infectividad de virus de murciélagos en vías respiratorias humanas. Incluso de un coronavirus (RaTG13 o BTCoV-4991) que se considera el ancestro conocido más próximo genéticamente al SARS-2 que causó la pandemia Covid-19.

Los fondos fueron canalizados a Wuhan a través de la ONG EcoHealth Alliance, con base en Estados Unidos y presidida por Peter Daszak, zoólogo que ha convertido lo que llama la lucha contra los virus, en una guerra casi religiosa. Al igual que Baric, se sumó a la colaboración con la investigación del laboratorio de Wuhan para optimizar la infectividad de virus de SARS.

La doctora Shi Zhengli es una experta en virus de murciélago reconocida internacionalmente. Su laboratorio es el único en China que cuenta con la clasificación de bioseguridad nivel 4, el más alto. Por ello se hacen allí este tipo de experimentos de alto riesgo. Cuenta con esa clasificación desde 2018, pero la recolección del virus RaTG13, se hizo en 2012 y 2013, en una mina de la provincia de Yunnan y en un hospital donde mineros afectados sufrieron –y algunos murieron– por una enfermedad que podría ser hoy vista como Covid-19 (https://tinyurl.com/yx8znl8m).

Baker pregunta ¿cuántas chances hay de que el inicio de la pandemia se identificara en la ciudad que tiene el único laboratorio de bioseguridad 4 en China, donde Estados Unidos y China estaban realizando experimentos con el virus conocido más cercano al SARS-2 y que esto no esté relacionado? (https://tinyurl.com/yxkj2j35).

Cuando varios científicos y científicas empezaron a hacer preguntas sobre esta posibilidad, se encontraron con una muralla de silencio de varias capas. Una del gobierno de China, que detuvo y clasificó cualquier investigación al respecto. Otra de parte de una veintena de científicos que ya en febrero 2020 y antes de que se iniciara cualquier investigación, publicaron una declaración en la revista The Lancet, afirmando que el origen del virus era natural y que la posibilidad de una manipulación de laboratorio debía ser descartada.

Más tarde, la organización US Right To Know reveló (analizando correos electrónicos obtenidos por acceso a la información pública), que esa declaración fue escrita y orquestada por Peter Daszak, actor clave del proyecto de manipulación del SARS-2 (https://tinyurl.com/y5y9roh5). Cuando más tarde en 2020 los fondos para este proyecto en Wuhan fueron suspendidos por un breve lapso, Daszak presentó el hecho a los medios como un ataque a la ciencia, lo cual era fácil de creer por ser la administración Trump. Daszak nunca aclaró que cientos de científicos serios y responsables en su país pedían desde mucho antes terminar este tipo de investigación.

A partir de muchas interrogantes sin respuesta, a finales de 2020, la OMS y The Lancet, –separadamente– formaron comisiones de investigación sobre el origen del virus, lo cual parece una iniciativa sensata. Lamentablemente, Peter Daszak logró integrar ambas comisiones, incluso presidir la de The Lancet, lo cual es una locura, ya que Daszak es uno de los actores principales que debe ser investigado.

Haya sido o no un escape de laboratorio, está claro que los riesgos de este tipo de investigación son inaceptables, no están justificados en ningún caso y deben ser prohibidos en todo el mundo. Los accidentes en laboratorios de alto nivel de bioseguridad suceden mucho a más a menudo de lo que imaginamos. Desde una mordida de ratón a un pinchazo de aguja accidental o la cantidad de investigadores que tienen acceso, pero no capacitación suficiente, los riesgos son múltiples (https://tinyurl.com/yyxcxjco).

Otras hipótesis que señalan el origen y difusión del SARS-2 –y otras enfermedades zoonóticas y pandémicas, como gripe aviar y porcina– a las interacciones del sistema alimentario y agropecuario industrial, la destrucción de la biodiversidad, aumento de transportes por tratados de libre comercio, deficientes sistemas de salud y falta de acceso a agua y alimentación sana, no son opuestas. Son complementarias y en cualquier caso amplifican los impactos. Pese a enormes inversiones públicas en riesgosas aventuras corporativas como vacunas génicas, las causas de la pandemia siguen intactas, gestando las próximas.

10.1.21

We Are at War

Peter Koenig

 

We are at war. Yes. And I don’t mean the West against the East, against Russia and China, nor the entire world against an invisible corona virus.


No. We, the common people, are at war against an ever more authoritarian and tyrannical elitist Globalist system, reigned by a small group of multi-billionaires, that planned already decades ago to take power over the people, to control them, reduce them to what a minute elite believes is an “adequate number” to inhabit Mother Earth – and to digitize and robotize the rest of the survivors, as a sort of serfs. It’s a combination of George Orwell’s “1984” and Aldous Huxley’s “Brave New World”.


Welcome to the age of the transhumans. If we allow it.


Vaccination


That’s why vaccination is needed in warp speed, to inject us with transgenic substances that may change our DNA, lest we may wake up, or at least a critical mass may become conscious – and change the dynamics. Because dynamics are not predictable, especially not in the long-term.


The war is real and the sooner we all realize it, the sooner those in masks and those in social distancing take cognizance of the worldwide “anti-human” dystopian situations we have allowed our governments to bestow on us, the better our chance to retake our sovereign selves.


Today we are confronted with totally illegal and oppressive rules, all imposed under the pretext of “health protection”.


Non-obedience is punishable by huge fines; military and police enforced rules: Mask wearing, social distancing, keeping within the allowed radius of our “homes”, quarantining, staying away from our friends and families.


Actually, the sooner, We, the People, will take up an old forgotten characteristic of human kind – “solidarity” – and fight this war with our solidarity, with our love for each other, for mankind, with our love for LIFE and our Love for Mother Earth, the sooner we become again independent, self-assured beings, an attribute we have lost gradually over the last decades, at the latest since the beginning of the neoliberal onslaught of the 1980s.


Slice by tiny slice of human rights and civil rights have been cut off under false pretexts and propaganda – “security” – to the point where we, drowned in propagated dangers of all kinds, begged for more security and gladly gave away more of our freedoms and rights. How sad.


Now, the salami has been sliced away.


We suddenly realize, there is nothing left. Its irrecoverable.


We have allowed it to happen before our eyes, for promised comfort and propaganda lies by these small groups of elitists – by the Globalists, in their thirst for endless power and endless greed – and endless enlargements of their riches, of their billions. – Are billions of any monetary union “riches”? – Doubtfully. They have no love. No soul, no heart just a mechanical blood-pump that keeps them alive, if you can call that a “life”.


These people, the Globalists, they have sunk so deep in their moral dysfunction, totally devoid of ethics, that their time has come – either to be judged against international human rights standards, war crimes and crimes against humanity – similar as was done by the Nuremberg Trials after World War II, or to disappear, blinded away by a new epoch of Light.


As the number of awakening people is increasing, the western Powers that Be (PTB) are becoming increasingly nervous and spare no efforts coercing all kinds of people, para-government, administrative staff, medical personnel, even independent medical doctors into defending and promoting the official narrative.


It is so obvious, when you have known these people in “normal” times, their progressive opinions suddenly turning, by 180 degrees, to the official narrative, defending the government lies, the lies of the bought “scientific Task Forces” that “advise” the governments, and thereby provide governments with alibis to “tighten the screws” a bit more (Ms. Merkel’s remarks) around the people, the very people the governments should defend and work for; the lies and deceptive messages coming from “scientists” who may have been promised “eternal, endless ladders of careers”, or of lives in a hidden paradise?


What more may they get in turn for trying to subvert their friends’, peers’, patients’ opinions about the horror disease “covid-19”? – Possibly something that is as good as life itself – and is basically cost free for the avaricious rich. For example, a vax-certificate without having been vaxxed by the toxic injections, maybe by a placebo – opening the world of travel and pleasurable activities to them as “before”.


By the way, has anybody noticed that in this 2020 / 2021 winter flu-season, the flu has all but disappeared? – Why? – It has conveniently been folded into covid, to fatten and exaggerate the covid statistics. It’s a must, dictated by the Globalists, the “invisible” top echelon, whose names may not be pronounced. Governments have to comply with “covid quotas”, in order to survive the hammer of the Globalists.


Other special benefits for those selected and complacent defender of the official narrative, the placebo-vaxxed, may include dispensation from social distancing, mask wearing, quarantining – and who knows, a hefty monetary award. Nothing would be surprising, when you see how this tiny evil cell is growing like a cancer to take over full power of the world – including and especially Russia and China, where the bulk of the world’s natural resources are buried, and where technological and economic advances far outrank the greed-economy of the west. They will not succeed.


What if the peons don’t behave? – Job loss, withdrawal of medical licenses, physical threats to families and loved ones, and more.


The Globalists evil actions and influence-peddling is hitting a wall in the East, where they are confronted with educated and awakened people.


We are at war. Indeed. The 99.999% against the 0.001%.


Their tactics are dividing to conquer, accompanied by this latest brilliant idea – launching an invisible enemy, a virus, a plandemic, and a fear campaign to oppress and tyrannize the entire world, all 193 UN member countries.


The infamous words, spoken already more than half a century ago by Rockefeller protégé, Henry Kissinger, comes to mind:


Who controls food supply controls the people; who controls the energy can control whole continents; who controls money can control the world.”


Quoted below are some lines and thoughts of a 1 January 2021, RT Op-Ed article by Helen Buyniski entitled “Civil war, medical discrimination, spy satellites and cyborgs! How 2021 could make us yearn for 2020”. The article may point us in a direction of what may happen in 2021, that we certainly do not yearn for:


People everywhere are eager to bid farewell to 2020, a year in which our lives were turned upside down by power-mad elites who seized the Covid-19 pandemic as a chance to go full police state.


But be careful what you wish for…. merely putting up a new calendar does nothing to address [the mounting repression and tyranny], which seem certain to reach a breaking point.


Humanity has been pushed to the limit with arbitrary rules, enforced poverty, and mandated isolation — it will only take a spark or two for things to explode.”


And it continues –


As vaccines are rolled out to the general public, the divide between those obeying the rules and the dissidents will only grow. Those who decline to get the jab will be treated as pariahs, banned from some public spaces and told it’s their fault life hasn’t gone back to normal, just as so-called “anti-maskers” have been.”


And more glorious prospects


Anyone who isn’t thrilled by the idea of ingesting an experimental compound whose makers have been indemnified from any lawsuits, will be deemed an enemy of the state, even separated from their children or removed from their home as a health risk. Neighbors will gleefully rat each other out for the equivalent of an extra chocolate ration, meaning even the most slavishly obedient individuals could end up in “quarncentration camps” for upsetting the wrong person.”


Yes, we are in the midst of war.


A war that has already ravaged our society, divided it all the way down to families and friends.


If we are not careful, we may not look our children and grandchildren in the eyes, because we knew, we ought to have known what was and is going on, what is being done, by a small dark power elite – the Globalists. We must step out of our comfort zone, and confront the enemy with an awakened mind of consciousness and a heart filled with love – but also with fierce resistance.


If we fail to step up and stand up for our rights, this war goes on to prepare future generations – to abstain from congregating with other people.


They are already indoctrinating our kids into keeping away from friends, school colleagues, peers, and from playing in groups with each other – as the New Normal.


The self-declared cupula – the crème of the crop of civilization – the Globalist evil masters, already compromised and continue to do so, the education systems throughout the globe to instill into kids and young adults that wearing masks is essential for survival, and “social distancing” is the only way forward.


Must see Video


Children of the Great Reset


https://www.youtube.com/watch?v=8ncE5yYQvJY (6 min. video).


Breaking the Social Fabric. Towards Totalitarian Rule


They, the Globalists, know damned well that once a civilization has lost its natural cohesion – the social fabric is broken, the very fabric that keeps a civilization together and dynamically advancing, they have won the battle. Maybe not the war, since the war will last as long as there is resistance. The “dynamic advancing” – or simply dynamics itself – is their nightmare, because dynamics is what makes life tick – life, people, societies, entire nations and continents. Without dynamics life on the planet would stand still.


And that’s what they want – a Globalist dictator, controlling a small population of serfs, or robotized slaves, that move only when told, own nothing and are given a digital blockchain controlled universal income, that, depending on their behavior and obedience, they may use to buy food, pleasure and comfort. Once the slaves are dispensable or incorrigible, their electronically controlled brains are simply turned off – RIP.


This may turn out to be the most devastating war mankind has ever fought.


May We, the People, see through this horrendous sham which is already now playing out, in Year One of the UN Agenda 21 /30;


And may We, the People, the commons, win this war against a power-thirsty elite and its bought administrators and “scientists” throughout the world – and restore a sovereign, unmasked, socially coherent society – in solidarity.


See the following Global Research articles by Peter Koenig on the “The Great Reset”

The World Economic Forum (WEF) Knows Best – The Post-Covid “Great Global Reset”,

The Post Covid World, The WEF’s Diabolical Project: “Resetting the Future of Work Agenda” – After “The Great Reset”. A Horrifying Future

Die Post-Covid-Welt, das teuflische Projekt des WEF: „Resetting the Future of Work Agenda“ – Nach dem „Großen Reset“. Eine erschreckende Zukunft

COVID and Its Man-Made Gigantic Collateral Damage: The Great Reset – A Call for Civil Disobedience

Covid-19: The Great Reset – Revisited. Scary Threats, Rewards for Obedience….


Peter Koenig is a geopolitical analyst and a former Senior Economist at the World Bank and the World Health Organization (WHO), where he has worked for over 30 years on water and environment around the world. He lectures at universities in the US, Europe and South America. He writes regularly for online journals and is the author of Implosion – An Economic Thriller about War, Environmental Destruction and Corporate Greed; and co-author of Cynthia McKinney’s book “When China Sneezes: From the Coronavirus Lockdown to the Global Politico-Economic Crisis” (Clarity Press – November 1, 2020).