28.7.13

El mítico shale gas de "Norteamérica" (EU/México/Canadá): ¿burbuja a punto de estallar?

Alfredo Jalife-Rahme

La xeno-privatización anglosajona (ver Bajo la Lupa, 24/7/13) propalada por el Centro Woodrow Wilson (WWC)/ITAM/Imco, bajo la batuta del estadunidense Duncan Wood, finca todos sus endebles argumentos tanto en la etérea competencia como en la burbuja del shale gas (gas esquisto/lutitas) a punto de estallar, si hacemos caso al connotado geopolitólogo alemán-estadunidense F. William Engdahl (Global Research, 13/3/13).

¿Cuál competencia? Más bien incompetencia: Pemex, sin bancos de apoyo y castrado fiscal y financieramente, claudicaría ipso facto frente a sus competidores foráneos asociados a la banca de Wall Street/la City, cuando el México neoliberal desmanteló deliberadamente 92 por ciento de su banca nacional, en términos de capitalización de mercado: la máxima, insensata, entrega global.

Ya había expuesto en forma dialéctica tanto la tesis de los turiferarios a ultranza de la revolución energética del siglo XXI, así como la antítesis de sus feroces detractores (ver Bajo la Lupa, 29/4/12, y colaboraciones posteriores).

En su libro Mitos, mentiras y guerras del petróleo, F. William Engdahl maneja al petróleo como una joya estratégica del máximo nivel jerárquico, lo cual reconoció el mismo Henry Kissinger, a quien cita: Si controlas el petróleo, controlas a países enteros.

Pero también lo contrario es cierto, según Engdahl: Si el petróleo no puede ser controlado, los poderes controladores pierden su dominio sobre los otros países y entonces organizan las guerras. ¡Irrefutable!

La tesis nodal de Engdahl radica en que las cuatro grandes trasnacionales anglosajonas (ExxonMobil/Chevron/BP/Shell) con un puñado de bancos de Wall Street controlan la mayor materia prima esencial global: el petróleo.

Este relevante aspecto no es abordado por el núcleo que encabeza Duncan Wood y que constituye la quintaesencia de la reforma Peña/Videgaray/Aspe (ver Bajo la Lupa, 10/7/13) y su excrecencia panista.

En su clásico libro Un siglo de guerra: la política petrolera anglosajona y el nuevo orden mundial, Engdahl se ha consagrado de lleno a la manipulación geopolítica de los hidrocarburos por Estados Unidos y Gran Bretaña.

Engdahl desmonta el espejismo de la nueva Arabia Saudita que sería Estados Unidos gracias a su próxima autosuficiencia energética y pone en tela de juicio el aserto de Obama de que Estados Unidos detenta un abasto de gas natural que puede durar casi 100 años.

Una cosa es que la producción petrolera de Estados Unidos se haya incrementado dramáticamente 38 por ciento desde 2008 (el equivalente a toda la producción de Nigeria, la séptima productora de la OPEP) y otra es que perdure su bonanza artificial más de 12 años.

La crítica del geopolitólogo es feroz: la revolución del shale gas se basa en una burbuja (¡supersic!). Se trata de “una exageración de los brujos de Wall Street” y “cada vez es más claro que es un flash (sic) de corto plazo en la criba energética, un nuevo fraude (¡supersic!) Ponzi, construido cuidadosamente con la ayuda de los mismos bancos de Wall Street y sus amigos analistas del mercado, muchos de los cuales aportaron la burbuja dot.com de 2000 y, más espectacularmente, la burbuja inmobiliaria del 2000 al 2007 en Estados Unidos”. ¡Uf!

Atribuye el silencio sobre “las fortunas declinantes del shale gas y el petróleo” a las rendijas legales de Halliburton (“Halliburton loopholes”), que con los intereses trasnacionales de Wall Street y de la industria petrolera tratan de mantener vivo “el mito de la revolución del shale gas”.

Lo alarmante es que son los profesionales de la industria petrolera quienes están desmontando el mito.

Un asunto muy grave es que el contenido del líquido que se inyecta para el fracking constituya un secreto (¡supersic!) de las empresas, más allá de que un pozo promedio requiera hasta 13 millones de litros de agua, que se triplican con la re-fracturación.

Lo peor es que gracias a las influencias del entonces vicepresidente Dick Cheney, el gran patrón de Halliburton tras bambalinas (como lo es Condoleezza Rice con Chevron; ver su foto con el consejo consultivo mexicano del WWC http://es.scribd.com/doc/156213455/Rice-y-WWC), contó con la complicidad del Congreso en 2005 que exentó a la industria del fracking de la supervisión regulatoria de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) bajo la Enmienda del Agua Potable Segura, lo cual representa una amenaza a la salud pública (http://www.alternet.org/fracking/us-sues-exxon-fracker-pennsylvania-over-polluted-drinking-water).

No se puede ser muy estricto con Duncan Wood ni con el presidente del Imco, Valentín Diez Morodo, quienes cumplen misiones asignadas de desinformación para xeno-privatizar Pemex con el fin de favorecer unilateralmente a las trasnacionales anglosajonas en detrimento de la independencia/libertad/seguridad energética de México.

El empleado de Diez Morodo, el castastrofista Juan Pardinas Carpizo, es muy dado a eyectar demenciales cifras alegres y acaba de salir con que se necesitan 800 mil millones de dólares (¡supersic!): 16 veces más de las de por sí exageradas cifras de su aliado filopanista Héctor Moreira, consejero profesional de Pemex colocado por Calderón (ver Bajo la Lupa, 24/7/13).

Las cotizaciones de los hidrocarburos son controladas por la omnipotente banca de Wall Street/LaCity, como demostró Philip Verleger (ver The International Economy, invierno de 2007).

La burbuja financierista del shale gas ya empezó a estallar y sus efectos reverberantes pronto se notarán en los mercados.

¿La segunda productora de gas de Estados Unidos, Chesapeake Energy, tendrá la misma suerte que la quebrada gasera texana Enron (muy cercana a los Bush)?

Chesapeake Energy, amén de los desfalcos de su polémico director Aubrey McClendon –defenestrado por los furiosos accionistas defraudados–, ostenta una deuda de 20 mil 500 millones de dólares con sus acreedores, tasada como deuda chatarra.

F. William Engdahl cita a Bill Powers, analista financiero de Powers Energy Investors, quien anuncia que lo sucedido con Chesapeake Energy es una gran indicación de que la burbuja del precio del gas natural se encuentra a punto de estallar.

Extraña empresa, Chesapeake Energy, que no hace dinero perforando los pozos de shale gas.

Los críticos, citados por Engdahl, apuntan que los métodos complejos (¡supersic!) de contabilidad de Chesapeake Energy hacen casi imposible para los analistas y los accionistas determinar cuáles son los riesgos.

Engdahl es inmisericorde: “La muy cantada revolución del shale gas en Estados Unidos se está colapsando junto a las acciones de Chesapeake Energy”.

Duncan Wood representa la quintaesencia de la reforma Peña/Videgaray/Aspe, ¿apostaron insensatamente a la burbuja del shale gas a punto de estallar?

Lo trágico consistiría en que la burbuja del shale gas en México estalle y que la polémica reforma Peña/Videgaray/Aspe sirva, por la vía del artilugio financierista, para propalar el espejismo de la revolución energética del siglo XXI.
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27.7.13

Entre Estados fallidos y ‘túmines’


MÉXICO, D.F. (apro).- En noviembre de 2010, en el poblado El Espinal, cercano a Papantla, Veracruz, ante el constante asedio del crimen organizado y su consecuente afectación a la economía de la localidad, el dinero empezó a escasear.

Cada día, las familias batallaban para “estirar su dinero” y cubrir sus necesidades primarias; la economía familiar iba en detrimento mientras que los bienes de primera necesidad se pudrían en los estantes de los locales comerciales. La carne, el pollo, la verdura y demás perecederos iban a dar al bote de la basura en lugar de los estómagos de niños y adultos.

Ante la escasez de dinero de la población y para reactivar la economía y restablecer el sentido de solidaridad, un grupo de maestros organizó un sistema de trueque dando vida a un billete llamado túmin que, en totonaca, significa “dinero”.

Se concibieron billetes de 1, 5, 10 y 20 pesos. Más de cien establecimientos entraron al intercambio y la economía del pequeño poblado se reactivó.

Así, aquellos locales que aceptaban participar obtenían 500 túmins para canjearlos por 10% del valor del producto. Por ejemplo, si un kilogramo de carne cuenta 70 pesos, una persona paga 50 pesos mexicanos y 20 más en túmins; luego el dueño va y se compra zapatos y da 90% en pesos y el resto en túmins.

La comunidad totonaca de El Espinal logró lo que no han podido los sesudos analistas egresados de Harvard y forjados en el Fondo Monetario Internacional que hoy despachan en el Banco de México: reactivar, acelerar la economía.

Ante “un Estado fallido”, la comunidad que se localiza a cuatro horas de la frontera con Tamaulipas, otra entidad asediada por el crimen organizado, logró sustituir a una de las instituciones más importantes del país, el Banxico, encargado de aplicar la política económica de México.

En otras zonas del país, decenas de comunidades de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Morelos, así como al menos dos de Veracruz, e incluso otras en Chihuahua, pasaron a ocupar el vacío que el Estado ha propiciado al desatender otra necesidad primordial de la población: su seguridad, y crearon sus propios grupos de autodefensa.

Igualmente avasalladas por el crimen organizado, las comunidades de Michoacán, Guerrero y demás decidieron hacer su propio gobierno, pues la Federación y las autoridades estatales, e incluso las municipales, quedaron atrapadas en su ineficiencia, corrupción y complicidad con el crimen organizado.

Los arreglos que en algunos lugares pudo haber establecido la autoridad oficial con el crimen organizado, para dejarlo trabajar, o en otros casos por incapacidad, fue provocando hartazgo, desesperación y coraje entre las comunidades, las cuales se organizaron para cuidarse entre sí, velar por sus niños y ancianos, por sus familias.

El “Estado fallido” cansó a los pobladores de El Troncón, Zacatzonapa, Buenavista Tomatlán y una treintena más de comunidades ubicadas en por lo menos siete entidades de la República para crear sus propios grupos de autodefensa.

Desde febrero, la presencia de estos grupos empezó a ser noticia, pero los gobiernos estatales y federal nada hicieron por atender las demandas de las distintas poblaciones. El crimen organizado continuó imponiendo sus reglas.

En junio pasado, la agencia de noticias Bloomberg publicó un reportaje que tiene que ver con el crimen organizado, los grupos de autodefensa, la inflación, el precio del limón y la desesperación del titular del Banxico, Agustín Carstens.

En el texto se hace referencia cómo el crimen organizado en Michoacán amplió su nociva influencia al control de cosechas y comercialización del limón y el aguacate. Ellos empezaron a suplantar a los llamados coyotes para decir a quién se le compraba, cuánto o qué tenían que sembrar. La consecuencia inmediata fue que el precio se fue a las nubes y por consiguiente se generó un efecto inflacionario. Y esto trae también a la mente que el precio del jitomate aumentó en 400%, no olvidemos que en Sinaloa, tierra con elevada presencia del crimen organizado, también se siembra.

Así, los precios de la canasta básica se fueron a las nubes y la inflación subió. Nadie puede olvidar que justamente los meses de marzo y abril los precios escalaron considerablemente, aunque también es cierto que hoy van a la baja.

Pero siguiendo con la agencia Bloomberg, ésta sostiene en su reportaje que el alza en la inflación, provocada por el asedio del crimen organizado en las zonas de cultivo, fue lo que llevó al gobierno federal a actuar y enviar cientos de efectivos militares para poner orden convirtiendo a Michoacán en un polvorín.

De nueva cuenta, el vacío de poder, el Estado fallido en diversas regiones, la inoperancia de las instituciones han hecho reaccionar a las comunidades directamente afectadas, y sólo cuando el gobierno federal ve amenazada su política nacional, es decir, el aumento de la inflación, decide actuar, aunque ya quedó claro que no es con más efectivos militares como se acaba con el crimen organizado.

Me pregunto qué hará el gobierno federal cuando los entre 25 y 40 mil millones de dólares que se lavan en México que, según el investigador Ramón García del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) circula por el sistema bancario nacional, se haga incontrolable, ¿acaso llamará al Ejército para que apoye a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores?

Este gobierno, que funciona entre vacíos de poder y el Estado fallido, lo que debiera hacer es poner en marcha programas sociales para atender zonas que están en la miseria y reactivarles su economía sin necesidad de que éstas creen su propia moneda, que a final de cuentas eso sí asusta al Banxico.

¿Por qué no crea ya el reglamento contra el lavado de dinero para cortar de tajo el único fin que persigue el crimen organizado: el dinero negro?; ¿por qué no capacita y crea verdaderos sistemas de seguridad y deja de obligar a poblado enteros a crear su propia sistema de defensa que, dicho sea de paso, están en todo su derecho de buscar la manera de brindarse seguridad?

Sólo esperemos que la incapacidad e insensibilidad de quienes están al frente de Banxico no los empujen a llevar a El Espinal las tropas del Ejército y busquen encarcelar a comerciantes y habitantes que ya usan orgullosamente el túmin.

Ojalá y quienes están en el gobierno entendieran todas estas alertas; de lo contrario, la población seguirá organizándose, lentamente, paso a paso, para hacer por mano propia lo que el gobierno no ha podido: darse gobernabilidad, crecimiento económico y seguridad.

24.7.13

¿Amenaza Bloomberg con caída de la bolsa, devaluación del peso y fuga de capitales si no privatizan Pemex?

Alfredo Jalife Rahme
 
La semiótica y los conceptos son muy importantes para contrarrestar la vulgar desinformación que promueven Woodrow Wilson Center (WWC)/ITAM/IMCO, encabezados en forma desaseada por el estadunidense Duncan Wood (Ver Bajo la Lupa, 21/07/13).

No es lo mismo una privatización doméstica, oiko-privatización (del griego oikos: casa), que una xeno-privatización (foránea: del griego xenos).

Así, cuando se habla de privatización de las aguas profundas/ shale gas (gas esquisto/lutitas) se promueve la xeno-privatización, que dispone tanto de la tecnología madura para las profundidades océanicas como del monopolio técnico del controvertido fracking (fracturación hidráulica: que requiere inmensas cantidades de agua, de las que carece el norte de México), tan deletéreo para el medio ambiente.

La xeno-privatización contrasta así con la oiko-privatización.

Para cualquier debate civilizado y racional sobre el futuro de Pemex se debe usar el lenguaje con definiciones universales y no con la hermenéutica reduccionista de la teología neoliberal.

Los entreguistas, pactistas, catastrofistas peroran en forma absurda sobre su obsesión semántica: la competencia (sic), de la que justamente carecen, cuando la competitividad (sic) neoliberal mexicana ocupa un lastimoso lugar 53 en el ranking global (Ver Bajo la Lupa; 07.07.13).

Es fundamental disponer de un lenguaje universal que no se preste a confusiones deliberadas: como la palabra modernizacion, que en su genuina semántica es contraria al retroceso de la reforma entreguista y pactista del PAN, que beneficia geopolíticamente a las trasnacionales de EU y Gran Bretaña en detrimento de la independencia, libertad y seguridad energética de México.

Se debe definir el origen y la ubicación de la privatización –si es foránea o doméstica– y, sobre todo, contrastar las tramposas traducciones que no son las mismas en español (por temor al repudio ciudadano) que en inglés (para seducir a los inversionistas de Wall Street/La City), como sucedió con el obsceno artículo del The Wall Street Journal (Ver Bajo La Lupa, 30/06/13) y en forma flagrante con el reporte WWC/ITAM/IMCO que encabezó el estadunidense Duncan Wood y cuya frase clave –que encubre la bursatilización a través de los operadores y la nueva contabilidad de las aguas profundas/ shale gas– no corresponde en inglés con su traducción timadora en español.

Vale la pena repetir la versión inglesa: un contratista (sic), aunque reciba honorarios por sus servicios, no puede contabilizar (sic) las reservas de gas y petróleo, ni puede reclamar la propiedad (¡súper sic!) de los hidrocarburos que ayuda a explotar, mientras el operador (¡súper sic!) sí lo puede hacer.

Comenté respecto a su traducción hierática: Se impone el concepto de los operadores (sic) para contabilizar y bursatilizar las reservas de gas y petróleo y reclamar su propiedad (¡súper sic!). Aquí subyace la gran trampa de exigir los cambios a la Constitución.

En fechas recientes los controvertidos Consejeros profesionales (sic) de Pemex se han soltado de la lengua y se han extralimitado en sus atribuciones de empleados públicos: el caso de uno de los 18 firmantes del reporte entreguista/pactista/catastrofista del WWC/ITAM/IMCO.

Pero nada se compara a otro consejero profesional (¡súper sic!), Héctor Moreira Rodríguez, ungido por el PAN calderonista, quien participó sin pulcritud en la Conferencia Bloomberg-México en New York a rematar a Pemex (donde labora).

Sería conveniente que el director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, aclare si las posturas metastáticas de sus incontinentes consejeros profesionales representan el punto de vista oficial.

¿Quién controla a los desaforados consejeros profesionales de Pemex, que en el organigrama burocrático son empleados sin capacidad decisoria?

Al rato hasta algunos de los desprestigiados consejeros del IFE van a opinar en Wall Street sobre la privatización de Pemex.

Más allá de las torcidas opiniones del filopanista Héctor Moreira, anterior funcionario de la Secretaria de Energía con Calderón, lo que importa es la percepción de Bloomberg y del omnipotente banco JP Morgan Chase (Ver Bajo la Lupa, 10/07/13), quienes se frotan las manos sobre la muy cantada xeno-privatización.

Mientras los consejeros profesionales de Pemex socavan en sus entrañas a la paraestatal de la que viven, los otros conferencistas del panel –Guido Cerini (director de Credit Suisse) y Nikolaj Lippmann (estratega del controvertido Morgan Stanley)– festejan que la apertura, prometida en forma unilateral por el calderonista Héctor Moreira, acelerará el crecimiento y fortalecerá al peso mexicano.

Más allá de las contradicciones internas entre panistas –los “50 mil millones de dólares de inversión foránea que infla Héctor Moreira y los 30 mil millones anuales que determina el presidente del PAN, Gustavo Madero (Nótese: un diferencial de 20 mil entre los portavoces del mismo partido, que no es una cifra menor)–, Bloomberg, la importante agencia financiera con sede en New York, chantajea subliminalmente al gobierno: Una desaceleración en la expansión económica presiona a Peña Nieto para obtener la aprobación de abrir la industria energética para estimular la colecta de impuestos, lo cual, en caso de concretarse, elevaría el crecimiento a 6 por ciento. Esta cifra alegre de un crecimiento de 6 por ciento constituyó el ridículo mantra sin sustento del equipo económico de Fox. ¡Déja vu!

Lo más relevante del panel fue la ominosa advertencia de Eduardo Cepeda, funcionario del banco JP Morgan Chase en México: La bolsa de valores de México puede derrumbarse 10 por ciento (¡súper sic!) si ninguna de las reformas prometidas(¡súper sic!) son realizadas este año.

Si no me equivoco, un 10 por ciento del ominoso desplome constituyen alrededor de 50 mil millones. ¡Uf!

Las amenazas son prístinas: la bolsa mexicana, según Bloomberg, se ha caído 8.4 por ciento en lo que va del año, comparado con declinaciones de 25 por ciento en Brasil, 12 por ciento en Chile y 15 por ciento en Colombia.

Por cierto, Héctor Moreira alucinó que existe un amplio (sic) consenso (¡súper sic!) para cambiar la Constitución respecto a Pemex. ¿Dónde está tal amplio consenso?

Al contrario: existe un extenso repudio ciudadano, reconocido por el neoliberal CIDE y hasta por el sondeo de la Cámara de Diputados –los cuales, a mi juicio,subestiman la verdadera profundidad de la repulsión generalizada a la xeno-privatización.

¿Empezó ya el abierto póker neoliberal con todas las amenazas subliminales de desplomar la bolsa, vapulear al peso y propiciar la fuga de capitales golondrinos?

Todo ello en su conjunto arrodillaría al gobierno de Peña Nieto, que padece un subejercicio en el gasto público, una grave crisis de deuda estatal, el estallido de la burbuja inmobiliaria y el derrumbe de las Afores.

La afilada espada de Damocles, neoliberal y financierista, pende ya sobre la cabeza de Pemex para su decapitación xeno-privatizadora.

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22.7.13

Treviño y la vieja hidra institucional

Carlos Fazio
 
La detención o entrega pactada del presunto traficante Miguel Ángel Treviño Morales genera algunas interrogantes. Mediáticamente exhibió un aceitado manejo propagandístico binacional (incluida la actuación de Barack Obama en la trama), con eje en la nueva narrativa de seguridad y la persistente codependencia de los medios respecto de la agenda del gobierno de turno. Una codependencia que en virtud de la domesticación de los medios −mentalidad de manada la llama Noam Chomsky− devino en un alud propagandístico favorable al régimen de Enrique Peña.

Según la versión oficial, fue un operativo limpio, de precisión, sin gastar un solo tiro y sin sangre ni violencia −ergo, sin bajas colaterales−, producto de labores de inteligencia e investigación de la Marina en coordinación con el Ejército y la Procuraduría General de la República. La Marina y el Ejército no montan producciones.

Tampoco ponen (ahora) alias: lo de Z-40 es atribuible a la excitación de los medios todavía sujetos al guión del sexenio anterior. No se esposó al detenido para preservar sus derechos humanos (Murillo Karam dixit). Peña va en serio: Obama. ¡Bravo!

Es de admirar la coherencia con el libreto de la nueva narrativa y el protocolo para presentar supuestos delincuentes anunciados el 14 de marzo por Gobernación. ¿Qué más? Ah, la ventanilla única funciona y hay liderazgo en Bucarelli. Misión cumplida. Tráfico sí, violencia no. Y tan, tan.

Oportuno, el suceso sirvió de cortina de humo para invisibilizar grandes problemas nacionales. Pero también es de gran utilidad para la fabricación del consenso y el control elitista de la sociedad, necesarios para el aterrizaje del proyecto hegemónico del gran capital en su nueva fase neocolonial y de reconquista del territorio nacional, en el contexto de una dominación de espectro completo que abarca una política combinada donde lo militar, lo económico, lo mediático y lo cultural tienen objetivos comunes.

Dado que el espectro es geográfico, espacial, social y cultural, para imponer la dominación se necesita manufacturar el consentimiento. Esto es, colocar en la sociedad sentidos comunes, que de tanto repetirse se incorporan al imaginario colectivo e introducen, como única, la visión del mundo del poder hegemónico. Eso implica la fabricación y manipulación de una opinión pública legitimadora del modelo. Ergo, masas conformistas que acepten de manera acrítica y pasiva a la autoridad y la jerarquía social, para el mantenimiento y la reproducción del orden establecido.

Para la fabricación del consenso resultan clave las imágenes y la narrativa de los medios de difusión masiva, con sus mitos, medias verdades, mentiras y falsedades. Apelando a la guerra sicológica y otras herramientas de la acción encubierta, a través de los medios se construye la imagen del poder.

En eso andan Peña y su equipo. Bien. Pero surge una pregunta: ¿Quiénes son en realidad Los Zetas, que de acuerdo con la narrativa del sexenio anterior eran malísimos y cuyo jefe, hasta su detención, era Miguel Ángel Treviño?

Según Guillermo Valdés, ex jefe del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen, la agencia de inteligencia civil de Gobernación), Los Zetas surgieron en 1999 como cuerpo de seguridad de Osiel Cárdenas, entonces líder de la organización criminal del Golfo, y estuvo conformado por desertores del ejército con formación militar de élite.

Ellos profesionalizaron al cuerpo de sicarios de Cárdenas, los dotaron de armamento y equipo de telecomunicaciones sofisticados; les enseñaron tácticas de guerra y contrainsurgencia; les enseñaron a torturar y asesinar con sadismo y complementaron el entrenamiento con sistemas de inteligencia y contrainteligencia. Es decir, convirtieron a sicarios y matones en un verdadero cuerpo paramilitar. Hasta aquí Valdés. Otras versiones oficiales afirman que desertaron de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (Gafes) del Ejército Mexicano, capacitados en operaciones encubiertas.

Especulemos −sólo especulemos− con otra variable: ¿Y si Los Zetas originales no fueron desertores? ¿Si fueron un grupo de operaciones encubiertas −entrenado, como indica Valdés, al estilo de los Boinas Verdes del Pentágono: para torturar y asesinar con sadismo−, que en el contexto de una dominación de espectro completo ejecutaron acciones paramilitares propias de la guerra sicológica, dirigidas a generar un terror caótico y de apariencia demencial para propiciar el desplazamiento forzoso de población y habilitar vastos territorios que quedaron expuestos al saqueo de recursos geoestratégicos y la explotación capitalista depredadora (verbigracia, minería, agroindustrias, megaproyectos de infraestructura, etcétera)?

Respecto a la caída de Treviño, el fortalecimiento monopólico del cártel de Sinaloa y una pax narca, cabe recordar que en el viejo PRI y el presidencialismo autoritario los grupos criminales tuvieron un desarrollo endógeno, desde el interior mismo de las estructuras del poder, no uno exógeno, paralelo y ajeno a ellas.

Los barones de la droga no eran individuos completamente autónomos ni más fuertes que el poder político; actuaron en colusión con gobernadores, generales, empresarios y autoridades civiles y policiales.

Ese poder los creó, cultivó, protegió, toleró; se sirvió de ellos para sus propios fines, y llegada la hora los desechó y sometió sin mayor problema. Los penales del Altiplano y Puente Grande están llenos de ejemplos vivientes.

En tiempos de hegemonía plutocrática, el monopolio del poder político, el patrimonialismo, el control de territorio y de las corporaciones coactivas son elementos distintivos de un Estado que no apuntan precisamente a la creencia en la irrupción espontánea de bárbaros o advenedizos incontrolables que se habrían desarrollado fuera de las estructuras del poder.

Otros eslabones de la cadena permanecen intocables. ¿Qué sigue? ¿Un nuevo acuerdo mafioso para seguir administrando el negocio de la economía criminal?

21.7.13

Bursatilización encubierta de aguas profundas/shale gas de México, según WWC/ITAM

Alfredo Jalife-Rahme
 
Los 18 firmantes del reporte Un nuevo comienzo para el petróleo mexicano (http://es.scribd.com/doc/154397472/ Las-personas-en-esta-lista-contribuyeron -a-la-discusion-y-a-las-conclusiones-de -este-reporte) están encabezados por el estadunidense Duncan Wood, anterior profesor del ITAM y director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson (WWC), con su sorprendente consejo consultivo (http://es.scribd.com/doc/154786178/ WWC-Mexico-Institute-Advisory-Board).

Primera anomalía: un consejero (sic) de Pemex (¡uf!) figura entre los firmantes, en los que no podía faltar Juan Pardinas Carpizo, polémico director del Imco, de proclividad fascistoide, quien ha amenazado imponer por la fuerza la privatización, pese al repudio ciudadano (ver Bajo la Lupa, 30/6/13, 3, 7, 10, 14 y 17/7/13). ¿Dónde quedan consulta ciudadana y democracia?

El hiperviolento Juan Pardinas Carpizo firma lo que sea con tal de privatizar, sin importunarle sus burdas imprecisiones: en el Imco firma que el shale gas (gas esquisto) de México es la sexta reserva, mientras en el reporte WWC/ITAM rubrica que es la cuarta, cuando es la tercera. Ja ja ja.

El reciente extravío de Pardinas Carpizo: incrementar ISR, IVA e impuesto predial para liberar de la carga fiscal a Pemex. El Imco desea asfixiar a los mexicanos con tal de privatizar Pemex como sea.

Otro signatario, el británico David Shields, está vinculado a los intereses petroleros de la City.

Las dos posturas, de WWC/ITAM e Imco (su apéndice terrorista privatizador), bajo la batuta del estadunidense Wood, condensan las exigencias de Estados Unidos/Gran Bretaña para descolgar los máximos beneficios mediante el desmantelamiento de Pemex. ¿Quién defiende los intereses de México?

El nuevo comienzo de Wood/WWC/ITAM/Imco (http://www.wilsoncenter.org/sites/ default/files/wood_new_beginning _mexico.pdf) significa el inicio del fin de la libertad/independencia/seguridad energética de Pemex/México.

¿Por qué el desmedido interés del WWC, ya ni se diga de su excrecencia el ITAM (el Imco juega el papel del cañón suelto), por la privatización de los hidrocarburos ajenos?

Su obsesión se centra en el cambio a la Constitución y la exigencia para privatizar/bursatilizar Pemex con actores extranjeros (¡supersic!) y privados.

Si se trata de las aguas profundas/ shale gas (gas esquisto), ninguna empresa mexicana posee la tecnología llamada madura ni la capacidad financiera para una inversión de 50 mil millones de dólares al año.

La decapitación de Pemex como modelo fallido es catastrofista en el mejor de los casos: Wood/WWC/ITAM/Imco exageran que en la presente tasa de extracción, la nación tendrá suficiente petróleo por solamente nueve años. ¿Y qué tal si es de 20 años, según otras fuentes?

¿A poco Pemex, mientras aprende la transferencia tecnológica en un mínimo de dos años, no puede iniciar ya la exploración en aguas profundas alquilando tecnología madura a los múltiples servidores del planeta?

Wood/WWC/ITAM/Imco se equivocan en el porcentaje de alrededor de (sic) 30 por ciento del ingreso federal, cuando es de 40 por ciento. Aquí un 10 por ciento de diferencia, es decir, 12 mil 500 millones de dólares al año, es una fortuna, lo cual (en)marca su mala fe anticipada.

Wood/WWC/ITAM/Imco engañan con las caídas gemelas en reservas y producción, cuando fueron para favorecer un bajo precio del barril que benefició unilateralmente a Estados Unidos en detrimento de los ingresos nacionales, mediante la inyección demencial de nitrógeno, lo cual fue la tónica de los gobiernos neoliberales desde Miguel de la Madrid: seis presidentes ininterrumpidamente petrofóbicos.

El polémico Luis Téllez Kuenzler, secretario de Energía con Zedillo, promovió el urgente desprendimiento de Pemex bajo el pretexto erróneo de que el precio se desplomaría a 6 dólares el barril: 17 años después, el precio se multiplicó más de 17 veces. ¿A quién creer: a la realidad o a las supercherías de los propagandistas catastrofistas, los mismos fracasados de ayer, quienes hoy desean deglutir la última riqueza nacional?

El núcleo entreguista/pactista/catastrofista dirigido por el estadunidense Wood repite su cacofónica retahíla desinformativa de que Pemex carece de recursos técnicos y tecnología, y confunde tramposamente lo privado: entre doméstico (que carece de tecnología y de capacidad financiera), y foráneo (el exclusivo dúo anglosajón). Por cierto, el privado anglosajón no es el único imperante. La competencia también es global.

Pemex no puede invertir en exploración/producción porque la Secretaría de Hacienda lo tiene deliberadamente asfixiado/hipotecado con un descomunal 67.4 por ciento de carga fiscal, que no tienen Noruega (19 por ciento) ni Colombia (11 por ciento) y que Wood/WWC/ITAM/Imco dan como modelos a seguir, pero se olvidan de lo fundamental: su benigno tratamiento fiscal.

Wood/WWC/ITAM/Imco se cargan, como todo Estados Unidos, a la controvertida “revolución del shale gas”, sin importarles su daño ambiental, y no analizan el amplio abanico de posibilidades de Pemex para obtener financiamientos, usuales en el mercado entre las grandes potencias petroleras ( v. gr. las Nuevas Siete Hermanas Estatales).

No me cierro, incluso, a las inversiones de la banca de Wall Street/la City, pero no como copropietaria industrial de las aguas profundas/ shale gas (que requiere de inmensas cantidades de agua, lo cual tampoco es abordado por los entreguistas/pactistas/catastrofistas).

Otra superchería del núcleo Wood/WWC/ITAM/Imco: Pemex carece de la capacidad independiente (¡supersic!) para invertir en su futuro y se encuentra técnicamente quebrado (¡supersic!) debido al inmenso peso de su deuda. No especifica la cifra de la deuda (se deduce que han de ser los fondos de pensiones del sindicato del PRI y las compras alocadas del PAN para beneficiar a España: más de 9 por ciento de la disfuncional Repsol). ¿Cómo puede estar quebrada la empresa 36 del ranking mundial, que ingresa más de 125 mil millones de dólares al año? Nonsense!

El deseo primordial de Wood/WWC/ITAM/Imco es obscenamente cleptomaniaco: dejar que otros operadores (sic) entren al sector mediante trucos semiótico/contables de teleología bursátil entre contratistas y operadores. La enajenante frase clave: un contratista (sic), aunque reciba honorarios por sus servicios, no puede contabilizar (sic) las reservas de gas y petróleo, ni puede reclamar la propiedad (¡supersic!) de los hidrocarburos que ayuda a explotar, mientras el operador (¡supersic!) sí lo puede hacer. Traducción hierática: imponer el concepto de los operadores para contabilizar/bursatilizar las reservas de gas/petróleo y reclamar su propiedad (¡supersic!). Aquí subyace la gran trampa de exigir los cambios a la Constitución.

Bajo la bursatilización encubierta con una nueva técnica contable para los operadores, en forma paradójica, México acabará siendo importador-rehén de sus propios petróleo/ shale gas cedidos insensatamente a las trasnacionales anglosajonas.

No aprenden las lecciones: sucedió en Rusia con Boris Yeltsin y en Argentina con Carlos Menem.

Pemex/México no deben perder la propiedad ni el control ni la regulación extractiva.

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17.7.13

Supercherías entreguistas /pactistas del Imco, apéndice del Centro Woodrow Wilson /ITAM

Alfredo Jalife-Rahme
 
La privatización de los hidrocarburos entró a una fase siquiátrica de catatimia (ceguera emocional): el nivel demencial catastrofista de los turiferarios de la reforma Peña/Videgaray/Aspe se suma a la ignorancia de la singular dinámica histórica de Pemex.

Como decía George Santayana, siquiatra de Harvard: Aquellos que no puedan acordarse del pasado están condenados a repetirlo. Al ignorar su historia petrolera, el “México neoliberal itamita” se obstina en repetir los graves errores de finales del siglo XIX.

El principal defecto letal de la postura entreguista/pactista radica en que adopta ciegamente la supremacista dirección interesada del Centro Woodrow Wilson (WWC)/ITAM para beneficio unilateral geoestratégico de Estados Unidos, sin considerar los intereses nacionales de México.

El menos indicado para rumiar sobre competitividad es el exageradamente mediocre Imco ( ranking 53 mundial), selecto núcleo de la plutocracia mexicana entregada al diseño fagocitario del WWC/ITAM sin importar el desmantelamiento energético doméstico (ver Bajo la Lupa, 30/6/13, 3, 7, 10 y 14/7/13).

El Imco se ha posicionado como el ala radical del proyecto WWC/ITAM, a grado tal de que J. Pardinas Carpizo (sobrino del polémico Jorge Carpizo) amenaza imponer la privatización sin tomar en consideración el aplastante repudio ciudadano.

En su presentación del catastrofista estudio repleto de errores Nos cambiaron el mapa: México ante la revolución energética del siglo XX (http://imco.org.mx/wp-content/uploads/internacional/ICI2013-completo.pdf), Pardinas Carpizo exagera que sin los cambios en los artículos 25, 26 y 27 de la Constitución el país tardará hasta 100 años (¡supersic!) en extraer su riqueza energética (que calcula alegremente en 158 mil millones de barriles).

El mapa mercantilista y apátrida del Imco no tiene nada que ver con el mapa geoestratégico, que no ha variado: guerras por los recursos primarios.

Como si los mexicanos fuéramos tarados congénitos, no se entiende por qué Pemex no pueda explotar sus aguas profundas.

El Imco se suelta con una serie de cifras alegres para seducir a una privatización contraria a los intereses nacionales y coloca erróneamente a México en el sexto lugar con el mayor número de reservas de gas shale cuando es el tercero, según la fuente favorita de los entreguistas/pactistas neoliberales: The Financial Times (22/4/12; ver Bajo la Lupa, 29/4/12). ¡Muchos errores!

Compara en forma absurda el número de patentes del Instituto Mexicano del Petróleo (22) con la texana Schlumberger (540), donde es accionista un ex director de Pemex.

El Instituto Mexicano del Petróleo ha sido brutalmente desmantelado por los gobiernos neoliberales del PRI/PAN, mientras a Schlumberger le llueve dinero para investigación y desarrollo. El Imco oculta el peor daño ambiental de la depredadora Schlumberger en la historia del Golfo de México.

Otra comparación incoherente de su presidente Valentín Díaz Morodo (quien birló 7 mil millones de dólares de impuestos a México en la venta de la Cervecería Modelo a una cervecera de Estados Unidos): Cuba, Irán y Corea del Norte compiten por inversión extranjera (sic) para desarrollar sus recursos, mientras México se mantiene cerrado y aislado.

Díaz Morodo oculta que existen sanciones asfixiantes extranjeras a Irán e ignora la diferente historia energética de Cuba y Norcorea, que no son potencias petroleras como México. Moraleja: las comparaciones, para no ser grotescas, se realizan entre iguales ( ceteris paribus).

Las supercherías del Imco son calca del documento de WWC/ITAM y su tesis principal se cuelga acrobáticamente de la controvertida “revolución energética del shale gas en Estados Unidos”.

En el consejo de administración, consejo directivo y staff profesional del Imco destacan tequileros, vendedores de papeles higiénicos y dueños de cines, y no encontré a ninguno que merezca reconocimiento profesional en la materia (http://es.scribd.com/doc/154176680/Consejo-Directivo-Del-IMCO). ¡Muy rupestre!

El Imco apuesta todo su capital en la burbuja del shale gas (gas esquisto; ver Bajo la Lupa 29/4/12, 19 y 26/12/12, 10/2/13, 17/3/13; 10/4/13, 3 y 7/7/13), cuando la semana pasada Francia desechó su aplicación debido a la telúrica depredación ambiental del fracking. WWC/ITAM y su apéndice radical Imco confunden propositivamente todos los hidrocarburos, cuando cada uno merece un tratamiento especial.

Mientras no existan garantías ambientales ( v. gr. terremotos), el fracking del shale gas, aunque México sea la tercera reserva del mundo, su explotación merece ser puesta en paréntesis hasta tener certeza plena de inocuidad.

Pareciera que WWC/ITAM y su apéndice radical Imco, que practica un terrorismo catastrofista y teológico privatizador, propone lo mismo que la polémica propaganda de Estados Unidos sobre el shale gas.

A mi juicio, el tema de las aguas profundas es diferente y debe ser tratado con delicadeza y sin precipitaciones (ver Bajo la Lupa, 14/7/13).

En lo personal no tengo empacho en imitar las tendencias globales, primordialmente de las nuevas siete hermanas estatales, siempre y cuando México mantenga su propiedad y control, ya no se diga el ritmo extractivo de acuerdo a nuestras necesidades.

La obsesión teológica del Imco pone en riesgo la libertad/independencia/seguridad energética de México.

Los candados de la Constitución (artículos 26, 27 y 28) son reflejo de la protección a la previa depredación de las antecesoras de las trasnacionales anglosajonas en la etapa porfirista y retroceden a México a finales del siglo XIX: no es ninguna modernización en términos geopolíticos, que, curiosamente, se elude olímpicamente cuando el gobierno Obama ha hecho del muro de la ignominia transfronterizo una separación peor que el Muro de Berlín. Tengo entendido que las relaciones entre países son integrales y no parciales/reduccionistas.

El México neoliberal no tiene la capacidad, ni debe (por consideraciones geopolíticas) confrontarse con Estados Unidos cuando ha prácticamente claudicado su soberanía en forma masoquista: desde la aceptación del espionaje Prisma del NSA a todos los ciudadanos mexicanos –que atenta contra el espíritu del TLCAN/ASPAN/Plan Mérida– hasta la castrada postura oficial frente a la inaceptable piratería neocolonial al avión del presidente Evo Morales: una afrenta a Latinoamérica.

Peña obtuvo sólo 38.21 por ciento de los votos, mientras en la reciente elección pactista cundió un preocupante ausentismo de 70 por ciento. No existe mandato expreso para privatizar.

Pareciera que a la reforma Peña/Videgaray/Aspe le interesa conservar el anquilosado poder (sin legitimidad), más que gobernar los destinos de un país libre e independiente en óptima coexistencia con sus vecinos transfronterizos.

La claudicante reforma Peña/Videgaray/Aspe entrega Pemex a Estados Unidos/Gran Bretaña sin importarle su futuro y su seguridad energética.

La postura alterna, de libertad/ independencia/seguridad energética, conserva propiedad y control por Pemex y optimiza su operatividad sin colisionar con Estados Unidos en lo referente a su abasto garantizado. ¡Un matiz enorme que no desaparece a México del mapa geoestratégico!
alfredojalife.com

14.7.13

Pemex: falsedad de la ausencia de dinero y la trampa de la "tecnología madura"

Alfredo Jalife-Rahme

La reforma Peña/Videgaray/Aspe abreva del polémico documento Un nuevo comienzo para el petróleo mexicano (noviembre de 2012) –que dirigió sin rubor el estadunidense Duncan Wood, director del Instituto México (sic) del Centro Woodrow Wilson (WWC), en colaboración con el genuflexo ITAM– y aboga por la privatización foránea (sic) de las aguas profundas y el shale gas (gas esquisto) propiedad de Pemex, quien pasaría a la irrelevancia (ver Bajo la Lupa, 30/6/13, 3/7/13, 7/7/13 y 10/7/13).

El defecto letal del documento WWC/ITAM, con padrinazgo conceptual estadunidense, favorece la geoestrategia de Estados Unidos y aniquila la de México, confinado al perímetro de seguridad bajo control del Comando Norte/CiberCom/Prisma (espionaje orwelliano de NSA) con su actualizado muro transfronterizo de la ignominia.

Por decencia omito citar los 17 nombres entreguistas/pactistas que manejan como revolucionario el desmantelamiento de Pemex.

La obsesión entreguista/pactista se basa en dos puntos nodales: 1) falta de dinero (falso) y; 2) carencia de tecnología (trampa mortal, porque es alquilable o aprendible en el corto plazo).

Expoforo Pemex, julio 2012 (http://www.ri.pemex.com/files/content/ Expo%20PEMEX%20120730.pdf), arroja impactantes datos positivos poco conocidos por la opinión pública debido a la desinformación de los multimedia y los gobiernos neoliberales del PAN y ahora del PRI (con el sector entreguista/pactista del PRD), que alientan la enajenación de Pemex.

Mas allá de que Pemex constituya la decimotercera (¡supersic!) empresa entre las 15 principales de América por ingresos (¡la estatal Petrobras es la sexta!), destaca que sea una de las empresas petroleras más rentables del mundo cuando se recurre a la medición EBITDA (por sus siglas en inglés: ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización), que ostenta una buena estructura de costos y eficiencia operativa.

Cuando se mide la proporción ventas/EBITDA, Pemex supera a las cuatro anglosajonas (ExxonMobil/ Chevron/Shell /BP), a la noruega Statoil y a Petrobras.

Pemex lidera (1.4), seguido por Statoil (2.5), Petrobras (4.0), Chevron (4.6), ExxonMobil (6.2) Shell (8.4) y BP (9.6).

Las cuatro petroleras anglosajonas de marras han sido destapadas como candidatas a llevarse las mayores reservas de México (en sus aguas profundas) y cuya gracia es contar tanto con el apalancamiento ( leverage) financierista de la omnipotente banca de inversiones de Wall Street (ver Bajo la Lupa, 10/7/13) como con una tecnología madura de la que carece Pemex por ahora (debido a su desmantelamiento neoliberal deliberado, que busca su gradual asfixia para rematarlo), pero que se puede alquilar o aprender en dos años (no es tecnología de punta como la nanotecnología).

El EBITDA de Pemex es superior al EBITDA total (¡supersic!) de todas las medievales empresas privadas juntas (incluyendo Televisa) listadas en la bolsa, las cuales, por cierto, son muy mediocres en investigación y desarrollo (I&D).

En la clasificación de las principales 500 empresas globales de Fortune (2013), medible por ingresos, solamente aparecen tres mexicanas: dos estatales –Pemex y la CFE (pese a su desmantelamiento neoliberal)– y la privada América Movil, lo cual exhibe alarmantemente la mediocridad parasitaria de las medievales empresas privadas mexicanas.

Ingresos y ranking, según Fortune 2013: Pemex 125 mil 200 millones de dólares (lugar 36); América Movil 58 mil 900 millones de dólares (lugar 158) y CFE 23 mil 600 millones de dólares (lugar 491).

Pemex ingresa el doble que América Movil, más de cinco veces que CFE, y más que las dos últimas juntas.

El verdadero lastre de Pemex es la Secretaría de Hacienda y su modelo neoliberal, que decapita 67.4 por ciento (la mayor de la Vía Láctea) como carga fiscal a su renta petrolera, en contraste con Venezuela (39.9 por ciento), Noruega (19 por ciento) y Colombia (11 por ciento).

Se deduce la imperativa primera solución integral perentoria: quitarle a la Secretaría de Hacienda el manejo discrecional de Pemex: un golpe de timón de implicaciones estratégicas.

De facto, la Secretaría de Hacienda, mediante los excedentes petroleros, subsidia el disfuncional modelo neoliberal de las medievales empresas privadas mexicanas, muchas de las cuales cuando llegan a pagar impuestos luego son indultadas por el selectivo fisco (caso del oligopolio Televisa).

La postura de la Secretaría de Hacienda es teológica: todo lo estatal no sirve (aunque 40 por ciento del presupuesto provenga de Pemex), ergo hay que desmantelarlo para entregáserlo a las privadas; mientras que todo lo neoliberal es sublime (aunque no corresponda con los hechos: decadencia trágica del Grupo Monterrey, pese a todas las facilidades transexenales).

Si Pemex fuera menos castigada fiscalmente, como los casos de Noruega y Colombia (paradigma del México neoliberal en seguridad), se tendrían grosso modo excedentes anuales entre 80 mil y 100 mil millones de dólares. Aun exagerando sus pasivos (fondos de pensiones del sindicato en manos del PRI y los adeudos alocados del PAN: v. gr. compra del 10 por ciento de la española Repsol), Pemex tendría excedentes suficientes para cubrir la explotación en aguas profundas, mientras alquila o aprende en sólo dos años su tecnología madura.

Aceptando que faltara dinero, se puede usar parte de las reservas del Banco de México (166 mil 377 millones de dólares), que superan a las de Estados Unidos, y/o invertir parte de los fondos de pensiones (Afores) de 120 mil millones de dólares, que, por cierto, se multiplicarán en cuatro años a 386 mil millones de dólares. Dinero es lo que sobra.

Consar permite el empleo de directores extranjeros (¡supersic!) para manejar 50 mil millones de dólares en un banco custodio ( Financial Times, 22/6/13) e invierte su 11 por ciento en Estados Unidos (sic).

Sin contar la ingeniería financiera nacional para atraer capitales (que harían cola), pero sin perder propiedad ni control.

Es anómalamente aberrante que Consar no invierta 50 mil millones de dólares de los ahorros (secuestrados malignamente por el modelo neoliberal) de los empleados (¡ojo!), en manos de 12 operadores (muchos extranjeros), para la explotación nacional de las aguas profundas, mientras se despierta de su letargo a Banobras, que no cumple con su misión primaria, como BNDES en Brasil, que realizó la mayor oferta púbica inicial (IPO, por sus siglas en inglés) para Petrobras.

El desprecio neoliberal por la tecnología mexicana es demencial, como demostró el doctor Jaime Aboites en un reciente seminario del Centro de Ciencias de la Transición/Centro de Estudios Geoestratégicos de la UAM Xochimilco: a partir del TLCAN se beneficiaron en forma exponencial las trasnacionales extranjeras, mientras las entidades nacionales permanecieron estancadas. El TLCAN anestesió la creatividad mexicana.

Jaime Aboites demostró que las estatales –vilipendiadas por la propaganda negra del totalitarismo neoliberal multimediático– arrasaron en 1980-2011 con las patentes otorgadas a universidades e instituciones de I&D.

Ranking en orden descendente: IMP (sigue erguido a pesar de su desmantelamiento deliberado), la UNAM, la UAM, Cinvestav e IIE. No aparece el ITAM, a quien le han procurado el lastimoso papel de caballo de Troya para entregar Pemex a las trasnacionales del binomio anglosajón de petroleras/bancos de inversión.
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11.7.13

Snowden y el nuevo Imperio

John Brown


La revista alemana Der Spiegel acaba de publicar una entrevista con Edward Snowden en la que este declara que, a pesar de las hipócritas protestas oficiales por las escuchas masivas a autoridades y ciudadanos de la República Federal de Alemania, las autoridades de este país no solo sabían de estas escuchas, sino que las habían aceptado. Esta aceptación llegaba al punto de que, en la nueva base americana que prevén construir en un próximo futuro en territorio alemán, la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA) para la que trabajaba Snowden, tendría un centro de escuchas. Muy probablemente, las próximas revelaciones de Snowden nos indiquen situaciones muy similares en otros países de la Unión Europea. Detrás de las -moderadamente- escandalizadas declaraciones de algunos dirigentes europeos ante las escuchas de la NSA, se esconde un tipo de relación con los Estados Unidos que ya no tiene nada que ver con la que media entre Estados soberanos.

Más allá de la anomalía formal que constituyen las escuchas a ciudadanos y autoridades, que violan a la vez la soberanía nacional de los Estados y los derechos constitucionales de la ciudadanía, existe una nueva constitución post-soberana basada en la transparencia unilateral. Los Estados Unidos tienen, en efecto, derecho a obtener datos sobre la ciudadanía y las autoridades europeas, sin que esta transparencia se ejerza de manera recíproca. Esto supone que el Estado norteamericano, concretamente su ejecutivo y sus servicios de inteligencia, ejercen prerrogativas soberanas sin limitación ni reciprocidad alguna en suelo europeo. Esto quedó, por cierto, muy claro cuando -también a propósito del caso Snowden- el ministro español de asuntos exteriores José Manuel García Margallo justificó la prohibición de sobrevuelo del espacio aéreo español al avión presidencial de Evo Morales con el argumento de que "nos dijeron que [Snowden] estaba en el avión". Basta así una indicación de la CIA o de la NSA para que Estados como el español actúen como brazos ejecutores del ejecutivo norteamericano.

La situación que describe Snowden en su entrevista, reacciones de obediencia automática como la del ministro Margallo o incluso otros elementos más dignos de un sainete como la intervención del embajador español en Viena proponiendo a Evo Morales tomar un café en su avión presidencial para "echar un vistazo", testimonian del hecho de que, más allá de las constituciones formales de nuestros Estados, está operando una constitución material que poco tiene que ver con aquellas. Los Estados modernos se basan, como se sabe, en un principio de soberanía interior y exterior que sirve de base a su ordenamiento interno y a sus relaciones con otros Estados. La soberanía exterior exige que los demás Estados reconozcan a un determinado Estado como la potencia que ejerce de manera exclusiva la administración efectiva de un territorio. La soberanía interna, desde Bodin, hace del soberano el detentor exclusivo de la autoridad política y del poder legislativo en un territorio determinado. Todo el sistema de garantías democráticas de los Estados liberales se basa en estos dos principios, pues si un Estado no puede ejercer su soberanía en su territorio, tampoco puede garantizar las libertades y derechos de sus ciudadanos. Las escuchas norteamericanas reveladas por Snowden son un caso claro de violación simultánea de la soberanía estatal de los Estados europeos -y de la débil instancia cuasi-federal que es la UE- y de los derechos civiles de los ciudadanos.

Desde un punto de vista material, más allá de las formalidades del derecho internacional y del derecho constitucional, hace tiempo que el orden soberano -cuyos rasgos principales acabamos de recordar- ha periclitado. Robert Cooper, uno de los asesores de Tony Blair que más hicieron para defender la invasión de Iraq -y que fue posteriormente asesor de Javier Solana en su cargo de Alto Representante para la Política Exterior de la UE y es hoy consejero del Servicio Europeo de Acción Exterior- explicó esta situación con meridiana claridad en un artículo de 2002 publicado en The Observer con el elocuente título de "Por qué todavía necesitamos imperios"("Why we still need empires"). En este texto, Cooper afirma que, tras la caída de los grandes imperios europeos que se repartían el mundo y el fin del reparto imperial de la Guerra Fría, nos encontramos con "dos nuevos tipos de Estado. En primer lugar, tenemos los Estados premodernos -a menudo excolonias- cuyos fracasos han conducido a una guerra hobbesiana de todos contra todos: son países como Somalia y, hasta hace poco, Afganistán. En segundo lugar, están los Estados postimperiales postmodernos que ya no piensan en la seguridad primordialmente en términos de conquista. Un tercer tipo lo constituyen los Estados "modernos" tradicionales como la India, Pakistán o China que se comportan como siempre lo han hecho los Estados, conforme a su interés y a la razón de Estado." Prosigue Cooper afirmando que "El sistema postmoderno en el que vivimos los europeos no se basa en el equilibrio, ni pone el acento en la soberanía ni en la separación de los asuntos interiores y exteriores. La Unión Europea se ha convertido en un modelo altamente desarrollado de interferencia mutua en los asuntos internos de los otros, que llega hasta la cerveza y las salchichas". Habría que añadir a la "cerveza y las salchichas" en un afán de exactitud, las libertades y los derechos, pues los Estados de la UE han abolido entre ellos -entre otros derechos- el derecho de asilo y han automatizado y simplificado enormemente los procedimientos de extradición.

Frente a este "club de amigos" que son la UE y otros Estados "postmodernos" como los Estados Unidos y el Japón, existe un mundo exterior tenebroso al que no se aplican las mismas reglas y frente al cual, según Cooper, "tenemos que empezar a acostumbrarnos a usar una doble vara de medir ("double standards)". Si la descolonización que acabó en los años 60 con los imperios coloniales europeos había reconocido la igualdad de todos los Estados como Estados soberanos, esta igualdad es cuestionada ahora desde las antiguas potencias coloniales: la idea de un derecho internacional universal desaparece en favor de la "doble vara de medir". Esta dualidad de normas se describe en los -crudos- términos siguientes: "Entre nosotros, operamos sobre la base de leyes y de una seguridad abierta y cooperativa. Sin embargo, cuando tratamos con Estados a la antigua, fuera del continente postmoderno europeo, tenemos que regresar a los métodos más bruscos de una era anterior: la fuerza, el ataque preventivo, el engaño, todo lo que sea necesario para hacer frente a quienes siguen viviendo en el mundo decimonónico regido por el principio de "cada Estado por sí mismo". La violencia imperial y la ilegalidad siguen así rigiendo como principios, cuando se trata del mundo premoderno y moderno. Por ello mismo, Cooper propone, para establilizar la situación, un nuevo orden imperial en el que los países postmodernos, como antaño "el hombre blanco" asuman directamente sus "responsabilidades" en la gestión de pueblos más primitivos reconstituyendo un orden imperial.

Con todo, la liquidación del orden jurídico no se para en las fronteras del mundo postmoderno. También los Estados europeos tienen sus jerarquías internas, como se puede apreciar en la actual gestión de la deuda de los países del sur de Europa, pero, sobre todo, están sometidos todos ellos a la potencia hegemónica norteamericana, cuyas órdenes, incluso administrativas o policiales, adquieren rango y fuerza de ley. Existe así lo que Cooper denomina un "imperialismo voluntario" con instituciones como el FMI y el Banco Mundial, que deciden también la suerte de los países desarrollados, pero lo que el discurso de Cooper oculta es la asimetría profunda de la relación con los Estados Unidos. La transparencia, para los Estados Unidos, es meramente unilateral: ellos, como soberano efectivo de ese ficticio mundo postmoderno, tienen pleno derecho a vigilar a administraciones y personas en Europa y lo tienen con el pleno reconocimiento y la plena aceptación de las autoridades europeas. De este modo, la política cuasi-totalitaria de espionaje masivo de las comunicaciones -que practican los Estados Unidos en las últimas décadas y que supera con creces a la de la Stasi en la República Democrática Alemana- puede extenderse a Europa. Además, puede incluso extenderse a las autoridades públicas de los Estados europeos, las cuales están dispuestas, en nombre de la "transparencia" y la "confianza" entre aliados, a dejarse espiar, tal vez para mostrar así su absoluta fidelidad al único soberano que reconocen. Decía Gramsci que el liberalismo se equivoca en la teoría y nos engaña cuando nos hace creer que la sociedad civil y el mercado deciden: "dado que en la realidad efectiva -la realtà effettuale- sociedad civil y Estado se identifican, hay que establecer que también el liberalismo es una "reglamentación" de carácter estatal introducida y mantenida por medios legislativos y coercitivos: es un acto de voluntad consciente y no la expresión espontanea, automática del hecho económico". ( Q13 §18, pp.1589-1590).

El liberalismo mundializado también necesita un soberano: en la mayoría de los países este soberano son los Estados Unidos. Tal vez para deshacernos de él -y del neoliberalismo- como han empezado a hacerlo muchos países latinoamericanos sea necesario crear nuevas formas de soberanía basadas en una democracia federal europea de los comunes. El neoliberalismo impone la propiedad por encima de los comunes, pero la creación de Europa como realidad federal y democrática no puede basarse en una propiedad capitalista que solo una potencia soberana exterior puede tutelar, sino en el despliegue de los comunes productivos materiales e "inmateriales" europeos que ya existen. De ello depende nuestra libertad así como la posibilidad -hoy bloqueada- de que todos puedan acceder a unas condiciones de vida dignas.

10.7.13

JP Morgan Chase y Evercore Partners, ¿detrás de la privatización encubierta de Pemex?

Alfredo Jalife-Rahme

Perturba el injerencismo de influyentes think tanks de Estados Unidos como CSIS y Centro Woodrow Wilson (WWC; ver Bajo la Lupa, 7/7/13) para presionar teológicamente la privatización de los hidrocarburos, donde usan las siglas entreguistas de entelequias seudomexicanas como ITAM, CIDAC, Imco y Marcos Asociados, a quienes les conceden un valor político que no tienen para implementar una de las transcendentales decisiones de la historia de México.

Días después del paradigmático 11-S fue publicado el documento histórico Nuevos horizontes (http://csis.org/files/media/csis/pubs/newhorizons%5B1%5D.pdf), con sus Recomendaciones para los encargados de formular política, bajo la autoría del Consejo Binacional de EU-México (con varias firmas incondicionales mexicanas) bajo la égida del influyente Centro de Estudios Estrategicos e Internacionales (CSIS, con sede en Washington) y de la Universidad de Austin, y del lado mexicano: ITAM y una quimera bizarra, Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC), que dirige el cordobista-zedillista Luis Rubio Friedberg, muy solicitado por el WWC.

No fueron consultados universidades (UNAM, UAM, etcétera) e institutos de mayor prestigio y capacidad que el ITAM, quienes reflejan mejor la pluralidad y la diversidad de la sociedad mexicana.

Pese a que no me convencen los parámetros del ranking de universidades de Latinoamérica, la UNAM (lugar 6) y el IPN (lugar 16) superan por mucho al ITAM (lugar 31), a quien prácticamente empatan con la UAM (lugar 33, muy devaluado).

Ahora WWC (ver Bajo la Lupa, 7/7/13) ha tomado el relevo del CSIS, pero permanece fijo en todas las entregas el ITAM, cuyo presidente del consejo de gobierno es Alberto Bailleres González, tercer hombre más rico de México y selecto miembro del consejo internacional de JP Morgan Chase, principal megabanco del mundo.

La participación aparentemente inocua cuan insólita del ITAM en la privatización de los hidrocarburos de México pudiera tener que ver con sus vínculos con Alberto Bailleres y con Pedro Aspe, fracasado ex secretario de Hacienda con Salinas.

No excavaré en la polémica tesis en el MIT Respuesta fiscal a los choques petroleros, de Luis Videgaray Caso, egresado del ITAM, que fue supervisada por el latinófobo Rudiger Dornbusch, quien fue coautor de varios libros con Pedro Aspe, muy cercano a Bailleres.

Se devela la suprema conectividad e ingeniería financierista de donde provendrán los grandes capitales anglosajones para la explotación de las aguas profundas/transfronteras/ shale gas, que requieren colosales cantidades de dinero dado el volumen pantagruélico de las reservas.

Es probable que el megabanco JP Morgan Chase, el banco favorito de Obama y cuyo director fue Alan Greenspan, sea el que propulse el financiamiento en las aguas profundas de la reforma Peña/Videgaray/Aspe, por lo que resulta conveniente conocer sus alcances geopolíticos que desnuda Andrew Gavin Marshall, director de la división de geopolítica del Instituto Hampton (http://www.occupy.com/article/global-power-project-part-4-banking-influence-jpmorgan-chase ).

Andrew Gavin Marshall comenta que JP Morgan Chase es el mayor banco del mundo, con activos por 4 billones de dólares (trillones en anglosajón) y cuyo polémico mandamás Jamie Dimon ha enfrentado una serie de escándalos por su contabilidad creativa y sus esquemas manipulativos.

Según The New York Times (16/3/13), JP Morgan Chase, el mayor tratante de derivados del mundo, es demasiado grande para regular.

Si en Estados Unidos no lo pueden regular, ¿quién del gobierno de Peña lo podrá hacer?

Andrew Gavin Marshall constata que JP Morgan Chase es el banco mejor conectado del mundo, cuyos poder e influencia rebasan los asuntos financieros como una superlativa fuerza política en el mundo.

Marshall examina la anatomía del influyente organigrama de JP Morgan Chase de 55 personajes, de los cuales 13 tienen vínculos con el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), el que, por cierto, coedita su pésima publicación en español con el ITAM.

Le sigue la polémica Comisión Trilateral, con cinco miembros. Por cierto, Enrique Krauze Kleinbort, director de Letras Libres y consejero de Televisa, forma parte de la Comisión Trilateral (http://www.trilateral.org/download/file/NA_list_10-11(2).pdf).

Cuenta también con miembros prominentes: el CSIS, el Consejo Nacional del Petróleo, ExxonMobil y Chevron.

Preside el consejo internacional de JP Morgan Chase Jacob A. Frenkel –anterior gobernador del banco central de Israel–, junto a Bailleres, Carla Hills (la maga del TLCAN) y Kissinger.

En 2006, el prominente banquero de inversiones estadunidense, ex secretario adjunto del Tesoro y Chicago boy Roger Altman, hoy director de Evercore Partners, compró la empresa Protego del itamita Pedro Aspe, quien fue integrado a sus operaciones.

La publicidad de Evercore Partners alardea de que es el banco de inversiones independiente (sic) más activo en Estados Unidos.

El prominente banquero Roger Altman fue obligado a renunciar por sus malos manejos contables como socio de Lehman Brothers, cuya quiebra desató la crisis de 2008. ¿Se puede confiar en alguien así?

Miembro del comité de dirección del esotérico Grupo Bildeberg, Roger Altman supervisó la quiebra de Chrysler y GM, fue asesor de John Kerry y Hillary Clinton y forma parte del polémico Grupo Blackstone, implicado en el fantasmagórico cobro doble de los seguros del WTC el 11-S (ver Bajo la Lupa, 26/9/04, 3/10/04 y 22/12/04).

¿Gestará Roger Altman un 11-S financiero para cobrar doble en las aguas profundas y el shale gas del México neoliberal itamita?

En sincronía, el sector privado mexicano impone su agenda para la inversión extranjera ( El Financiero, 19/6/13): “permitir al sector privado la inversión en refinación, tanto en forma directa como en alianza con Pemex; mayor participación en comercialización, transporte, distribución y almacenamiento de productos refinados y petroquímicos; reformar los artícu­los 27 y 28 constitucionales para permitir la participación en la explotación de gas natural, shale gas, yacimientos transfronterizos y no convencionales” (léase: aguas profundas).

Presumen que la aprobación de la reforma traería (sic) recursos adicionales por 50 mil millones de dólares.

Se desprende que el problema radica en conseguir 50 mil millones de dólares, que no es tanto para Pemex.

A mi juicio, la privatización expuesta no aborda seis puntos nodales: 1) Transferencia de tecnología. 2) Medio ambiente: se gratifica a las depredadoras del Golfo de México (BP, Halliburton y Schlumberger). 3) Seguridad nacional: para Estados Unidos los energéticos son la quintaescencia de su seguridad nacional (CSIS dixit). ¿Para México no? 4) ¿Cuál es la geopolítica mexicana de los energéticos/oleoductos? 5) Creación de una banca nacional ex profeso, y 6) Capacidad de financiamiento doméstico y/o mediante joint ventures con megabancos foráneos (los 13 bancos de Wall Street y/o bancos de los BRICS), sin ceder control operativo estratégico.

La próxima vez abordaré los argumentos endebles de los entreguistas de que Pemex y México carecen de dinero.
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8.7.13

Snowden y la cloaca cibernética orwelliana

Carlos Fazio
 
 
"Infieles", bomba, ántrax… Es muy posible que al escribir estas palabras haya activado algunas claves del software de Windows, y que, a partir del acuerdo que desde 2007 tiene Microsoft con la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), algún inquisidor burócrata dedicado al fisgoneo y la recolección de datos en el complejo aparato policial y de espionaje mundial masivo de la administración Obama me haya clasificado como una amenaza para la seguridad de la superpotencia y, como advirtió Edward Snowden, literalmente esté observando cómo formulo mis ideas mientras tecleo esta nota.

Desde el pasado 6 de junio, cuando los diarios The Guardian y The Washington Post develaron que la NSA y otras agencias de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos tienen acceso directo a contenidos de usuarios de redes sociales y programas de los sistemas de Google, Facebook, Apple, Microsoft, Yahoo!, AOL, Skype, YouTube y PalTalk, fue surgiendo un alud de información y filtraciones sobre lo que muchos sabían y la mayoría sospechaba. De lo revelado por Snowden a ambos periódicos, lo novedoso fue el nombre PRISMA del programa ultrasecreto de la Agencia de Seguridad Nacional (especializada en espionaje electrónico y vigilancia de servicios de comunicación, y vinculada al Cibercomando del Pentágono establecido en 2009, que dirige el general Keith Alexander, también jefe de la NSA), su alcance planetario y la fecha de inicio: 2007.

Poco a poco fueron saliendo a la luz pública datos que comprueban la complicidad colusiva entre la Casa Blanca y los poderes Legislativo y Judicial a espaldas de la ciudadanía estadunidense, así como los acuerdos secretos ciberorwellianos entre el gobierno de Barack Obama y su aparato militar y de seguridad con los servidores de los nueve grandes proveedores de Internet, lo que a partir de sofisticados proyectos no identificados ( The New York Times develó que algunas empresas cooperan con los programas de vigilancia del gobierno y accedieron a desarrollar medios técnicos más eficientes para compartir los datos personales de los usuarios extranjeros), permiten al Gran Hermano registrar los nombres, direcciones, fotografías, audios, videos, historial de comunicaciones y archivos completos de mensajes electrónicos de millones de personas en el orbe.

PRISMA es un programa relativamente menor de un esfuerzo mucho más amplio de recopilación de información electrónica, que incluye satélites, submarinos, drones y al avión experimental X-37. La propia NSA fue autorizada por el gobierno de George W. Bush a conectarse de manera furtiva con los cables de fibra óptica que entran y salen de Estados Unidos, y sin autorización de orden judicial alguna viene monitoreando las conversaciones telefónicas privadas de los estadunidenses, sus correos electrónicos, conferencias por video, chats, blogs, páginas de Internet y transacciones bancarias.

En marzo, The Wall Street Journal reportó que el gobierno estaba promoviendo un proyecto de ley que ampliaría el acceso de los servicios de inteligencia a los datos bancarios de los ciudadanos en caso de amenaza a la seguridad nacional. Según un documento del Departamento del Tesoro, la Red de Combate al Crimen Financiero (Fincen, en inglés), podría obligar a las compañías a informar sobre clientes sospechosos de lavado de dinero.

En abril pasado, el juez Roger Vinson, del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, exigió a la compañía telefónica Verizon entregar a la NSA datos diarios de los registros de llamadas entre Estados Unidos y el exterior, incluyendo conexiones locales de millones de personas, sin tener en cuenta si han cometido algún delito. Decenas de reporteros y editores de la agencia noticiosa Associated Press (Ap) y la cadena FoxNews fueron espiados, en flagrante violación a la libertad crítica de la prensa protegida por la Constitución.

Se supo que además de Verizon, la Agencia de Seguridad Nacional tiene acceso a los registros de llamadas de las otras dos mayores compañías telefónicas de Estados Unidos, AT&T y Sprint. Según The Wall Street Journal, AT&T cuenta con 103.7 millones de usuarios de móvil y 31.2 millones de clientes con líneas fijas; Verizon tiene 98.9 millones de clientes de móvil y 22.2 de fijo y Sprint 55 millones de clientes en total. El rotativo consignó además que la NSA ha establecido relaciones similares con compañías proveedoras de tarjetas de crédito.

La actual maquinaria proto-orwelliana de vigilancia neototalitaria global tiene su génesis en la Agencia de Proyectos de Investigaciones Avanzadas de Defensa (DARPA), progenitora de Internet, y a partir del abuso criminal de la tecnología, viene a configurar lo que John Pilger describe como una forma moderna de fascismo.

Todo lo anterior se suma a los nexos que la NSA, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina Federal de Investigación (FBI) tienen con firmas israelíes ligadas al Mossad, como Verint y Narus (hoy subsidiaria de Boeing), y del complejo tecnoindustrial cibernético de Virginia –Blackwater digital, lo bautizó el ex director de la NSA, Michael Hayden− como Booz Allen Hamilton, la empresa para la que trabajó Snowden, hoy controlada por el Grupo Carlyle, y viene a configurar el panóptico anticipado por Jeremy Bentham en el siglo XVIII y descrito por Foucault en Vigilar y castigar (1975).

La militarización del ciberespacio por el Pentágono alude a un campo en disputa donde actúan las élites mercantilistas, políticas y militares mundiales, pero donde también están presentes redes y proyectos que resisten al capitalismo y proponen proyectos liberadores, y varios gobiernos agrupados en Unasur, como los de Evo Morales, Rafael Correa y Nicolás Maduro. México no escapa a esa lógica. Sólo que Enrique Peña milita en las filas de los mandatarios dependientes y serviles de Washington, amén de que estaría aplicando aquí el software spyware contra periodistas y activistas.

7.7.13

¿Violenta entrega de aguas profundas y shale gas de Pemex a trasnacionales anglosajonas?

Alfredo Jalife-Rahme

Se han despejado los tres sitios estratégicos de la privatización encubierta de los energéticos de Pemex que Peña anhela entregar a las trasnacionales anglosajonas (ver Bajo la Lupa, 30/6/13 y 3/7/13):

1) Aguas profundas: en vísperas de la previa reforma energética, Calderón y dos miembros de su gabinete, Georgina Kessel (profesora del ITAM) y el cabildero de las trasnacionales texanas Jesús Reyes-Heroles Gónzalez Garza –vinculado al Grupo Tuxpan del cordobista-zedillista Roberto Hernández Ramírez: epítome de Banamex/Citigroup/Televisa con tratativas financieras sulfurosas– manejaron en conjunto que su tesoro oscilaba entre 50 mil y 100 mil millones de barriles (MB).

A 100 dólares el barril arroja una cifra mirífica de entre 5 billones (trillones en anglosajón) y 10 billones de dólares: entre tres y cinco veces el PIB nominal de México, susceptible de ser financiado y apalancado ( leveraged) mediante los derivados financieros de los megabancos de inversiones de que carece México debido al desmantelamiento deliberado de su banca nacional por Zedillo y Fox.

Este es el supremo negociazo que buscan Wall Street y la City, interconectados bidireccionalmente con las petroleras de las que forman parte de sus consejos de administración (véase mi libro: Los cinco precios del petróleo, Editorial Cadmo & Europa, Buenos Aires, 2006), para intentar salvarse de su insolvencia financiera.

La entrega subrepticia de Peña se brinca olímpicamente el daño ecológico en el Golfo de México por las trasnacionales anglosajonas, como sucede con el caso de BP, que se niega a resarcir los daños causados a México que le entabló juicio por su catástrofe ambiental.

2) Transfronteras: por motivos de seguridad nacional (de Estados Unidos, no del México neoliberal itamita) y del clásico popoteo, se trata de una zona exclusiva del binomio de petroleras/ megabancos anglosajones.

3) Shale gas (gas esquisto): México cuenta con la tercera reserva global (detrás de China y Argentina; ver Bajo la Lupa, 29/4/12). Sólo Estados Unidos cuenta con la tecnología del vilipendiado fracking (fracturación hidráulica).

A Peña y a su entreguista equipo financierista no les remuerde la conciencia ambiental y se disponen a entregar todo el gas esquisto a las trasnacionales de Estados Unidos para sostener su polémica burbuja financierista, que ha reducido artificialmente el precio del gas mundial, lo cual subsidia su consumo energético.

Expuestos los tres sitios estratégicos que serán explotados por el inextricable binomio petroleras/megabancos anglosajones, se ha desatado una avasallante campaña propagandística para convencer sobre las bondades de su privatización encubierta, en la que participan publicaciones de todo género y convenientes think tanks.

La publicación Oil and Gas Journal (24/6/13), portavoz oficioso de las trasnacionales anglosajonas, transmite el mensaje de los expertos (sic) del muy influyente Woodrow Wilson Center (WWC), con sede en Washington, que ha tomado alarmante y unilateralmente un papel protagónico –en colusión con el ITAM: templo de la teología neoliberal local– para sentar las bases ideológicas de la privatización subrepticia de la mayor parte de las reservas de los hidrocarburos de México, específicamente en aguas profundas/transfronteras/ shale gas: las reformas energéticas de México tendrán que ser audaces (¡supersic!), si espera tener una participación significativa (sic) en el petróleo de América del Norte. ¿Cuál es el límite de la audacia neoliberal?

Perturba la definición geográfica de América del Norte, que incluye a Canadá y a México como partes de la esfera geopolítica de influencia de Estados Unidos.

Uno de los tres expertos citados es Ernesto Marcos Giacoman –ex director de Nacional Financiera, miembro del WWC y consultor interesado con su empresa Marcos y Asociados–, quien conjeturó que: Si no hacemos reformas más serias (sic), más compañías mexicanas (sic) comenzarán a construir planes en Estados Unidos ya que los precios del gas natural son más bajos, y México va a perder su ventaja competitiva. ¡Aburrida jerigonza neoliberal!

Marcos se ha de referir en forma amañada al gas natural –en manos de las gaseras españolas gracias al entreguismo de la dupla panista Fox/Calderón, en connivencia con Repsol–, porque sobre el shale gas ninguna empresa ibérica ni mexicana ni mundial posee el monopolio tecnológico del polémico fracking estadunidense (ver http://www.hbo.com/documentaries/ gasland/index.html).

El cacofónico tsunami propagandístico del WWC se generó cuatro días después de la promesa de la entrega por Peña de la mayoría de las reservas de los hidrocarburos de México a las trasnacionales anglosajonas, específicamente a ExxonMobil y a Shell.

WWC exulta que la reforma energética de Peña alterará radicalmente (¡supersic!) el marco legal (sic) para la producción del petróleo en México, quizá (sic) incluyendo cambios a la Constitución (http://www.wilsoncenter.org/event /energy-reform-mexico).

Duncan Wood, director del Instituto México (sic) del WWC y anterior profesor de relaciones internacionales del ITAM, parece mas bien uno de los portavoces oficiosos del binomio de las petroleras/megabancos anglosajones.

Pero nada se compara con la tóxica temeridad de entonaciones cavernícolas de Juan Pardinas Carpizo, el tercer experto (sic) propulsado balísticamente por el WWC, quien funge como director del Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco) y exige una reforma energética revolucionaria (¡supersic!) por el gobierno, que no se debe inhibir pese a las previstas protestas en la calle, incluso, a costa de romper el Pacto por México y de generar un conflicto (sic) político ( Insurgente Press, 3/7/13). ¡Uf!

El hiperviolento Juan Pardinas Carpizo augura que el proceso no va a ser fácil y habrá conflicto (¡supersic!) político. El gobierno tiene que abrazar (sic) el conflicto (sic) porque no puedes cambiar (sic) realmente un país como México sin un cierto grado de conflicto (sic) político. ¿Quién gradúa la obsesión por el conflicto político de Juan Pardinas Carpizo?

Al conflictivo Juan Pardinas Carpizo no lo detiene nada y hasta alienta la represión. Interpreta subjetivamente El arte de la guerra de Sun Tzu cuando, a su juicio, una de las grandes ventajas (sic) del gobierno mexicano es que ya sabe cómo reaccionarán los sindicatos y la izquierda, por lo que puedes llevar lejos (¡supersic!) tus ambiciones (sic) para imponer una reforma radical. ¿Qué tan lejos?

Pardinas Carpizo soslaya la mediocridad de su representatividad cuando el “México neoliberal itamita” ocupa el patético lugar 53 en el ranking mundial, según el Reporte Global de Competitividad, del Foro Económico Mundial de Davos.

A Juan Pardinas Carpizo, cañón suelto del WWC que favorece un exagerado impuesto a la gasolina, no le importa nada al conminar sin sindéresis a que el gobierno debe actuar con contundencia (¡supersic!), por encima de los intereses o de conflictos (sic) con la izquierda y los sindicatos.

¿Quiere sangre Juan Pardinas Carpizo, avalado por el WWC?

¿Dónde quedan prudencia, diálogo y democracia, cuando el planeta se está incendiado desde Turquía, pasando por Brasil, hasta Egipto?

3.7.13

Entrega de aguas profundas/shale gas a la anglosfera; "ANP" e irrelevancia de Pemex

Alfredo Jalife-Rahme
Las interpretaciones tanto de Juan Montes (JM), de The Wall Street Journal ( WSJ, 18/6/13) –quien curiosamente maneja dos versiones, una en inglés y otra muy amputada en español–, como de Bloomberg, (18/6/13) se concilian con los asertos de Peña al Financial Times (ver Bajo la Lupa, 30/6/13): ambos son más explícitos en cuanto se refiere a los alcances del control de las aguas profundas del Golfo de México y el shale gas por las trasnacionales extranjeras (léase: anglosajonas).

Según JM/ WSJ, la propuesta del Pacto por México modifica varios artículos de la Constitución y las negociaciones formales se iniciarán después de las elecciones del 7 de julio.

El plan prevé la apertura (sic) a la exploración (sic) y producción (sic) de aguas profundas (sic), donde se cree que está mas de la mitad (¡extrasupersic!) de los posibles recursos petroleros y en gas esquisto. But of course!

La jugada maestra está en las aguas profundas y en el shale gas, mientras le dejan a Pemex –con su sindicato pantagruélico, su abultada carga de fondos de pensiones y su desmantelamiento tecnológico– el cascarón del petróleo/gas natural que todavía queda en las sobrexplotadas tierra firme/aguas someras que han disminuido su producción, pero que han elevado exorbitantemente su precio (esto lo oculta tramposamente JM/ WSJ).

Paradojas de la geopolítica y la geología: hoy Pemex gana mucho más produciendo menos.

A mi juicio, se fractura la exploración y la producción de los energéticos: aguas profundas/transfronterizos/ shale gas para las trasnacionales anglosajonas, mientras el restante –desarmado, a la baja y sin futuro– para Pemex, en alianza fagocitaria con las empresas privadas locales. Pemex se moriría de inanición a fuego lento.

Muy condescendiente con lo ajeno, JM/ WSJ sentencia que el petróleo de fácil acceso (con menor costo de producción) en tierra firme/aguas someras seguirá en dominio exclusivo de Pemex. ¡Gracias!

Juan Montes cita a un clandestino alto funcionario de Sener: Queremos una reforma profunda (sic) que otorgue certeza jurídica (sic) a las compañías, no otro parche más. Queremos dejar absolutamente (sic) claro en la Constitución bajo qué condiciones pueden participar las trasnacionales extranjeras.

Viene la amenaza obscena de JM/ WSJ: La reforma podría ser la última (sic) oportunidad para México de atraer miles de millones de dólares necesarios para desarrollar las reservas de aguas profundas (¡supersic!) y para evitar convertirse en un importador neto de crudo (algo que Pemex advierte que podría ocurrir en 2020). ¡Qué exageración!

A mi juicio, tal privatización significa el control de las mayores reservas de hidrocarburos por las trasnacionales anglosajonas, relegando a Pemex a la irrelevancia.

Pemex ha contratado empresas privadas extranjeras como Schlumberger (donde es accionista privilegiado un anterior director de Pemex) y Halliburton (vinculada a Dick Cheney) para la perforación de pozos a cambio de comisiones fijas. Traducción: ambas trasnacionales se han posicionado ( reforma Calderón de 2008) para lanzarse ya a las codiciadas aguas profundas.

El plan maestro, según JM/ WSJ: concesión de contratos de 25 años para las áreas designadas; permitir a empresas privadas (sic) apartar (sic) las reservas de petróleo, lo que les da acceso más fácil a la financiación (¡extrasupersic!); y creación de la agencia nacional del petróleo (ANP) –fondo soberano de riqueza (FSR)– para administrar los ingresos petroleros de México.

Se infiere que los FSR de la ANP se acomodarían unidireccionalmente en las plazas financieras de la anglosfera mediante su bidireccionalidad extractiva multiplicada: ¡negocio redondo!

Comenta JM/ WSJ que la ANP tendría que pagar costos (sic) de producción (sic) en caso del petróleo y el gas producidos privadamente (¡supersic!) por las trasnacionales y el beneficio sería compartido (sic) entre el Estado y las trasnacionales. ¡Qué cómodos!
Cita a un iluso alto funcionario clandestino, quien conjetura que el beneficio sería de alrededor (¡supersic!) de 70 por ciento para el gobierno. ¡Cómo no!

Se desprende, de lo asentado por JM/ WSJ, que existen dos tipos de privatizaciones con sus respectivas privaciones: una versión en inglés, para los inversionistas anglosajones, y otra en español, para el despreciable público doméstico. De nuevo emerge el deliberado doble discurso esquizofrénico.

Lo que no queda claro del Financial Times y del Wall Street Journal lo elucida generosamente Bloomberg, que chantajea subliminalmente con la devaluación del peso y la fuga de capitales: Peña contempla acabar monopolio de 75 años de Pemex del crudo, que sólo desarrollaría algunos (¡supersic!) campos y/o pozos mientras los otros (sic) son explotados por trasnacionales foráneas (¡supersic!).

Se delinean así dos Méxicos energéticos: uno nacional en decadencia para Pemex, a quien se dejaría morir a fuego lento con su chatarra, mientras es capturado paulatinamente por las empresas privadas locales, y otro trasnacional, en auge, en las aguas profundas/transfronteras/ shale gas para la anglosfera, que se llevaría las joyas de la corona.

Bloomberg exulta el regreso de las trasnacionales anglosajonas despedidas hace 75 años y destaca una controvertida frase de Peña: Es obvio (¡supersic!) que Pemex no tiene la capacidad financiera (¡supersic!) para estar en cada uno de los frentes (sic) para la generación de energía.

Pues ni tan obvio, porque ulteriormente demostraré que si algo le sobra a Pemex y a México –visto como un todo holístico, válgase la tautología– es dinero (ver video).

Muy obsequioso de lo ajeno, Peña considera que el “ shale gas es una de las áreas para las empresas privadas (¡supersic!), pero no es la única”. Obvio que no es la única entrega: le faltó agregar aguas profundas/transfronteras.

A propósito, el ex embajador de Estados Unidos en México James Jones compara la sensibilidad (sic) política de Peña con Salinas. Sin comentarios.

Bloomberg concluye con una pregunta de Duncan Wood, socio prominente del CSIS y uno de los artífices de la privatización en la versión en idioma inglés para la anglosfera: Si se muere el Pacto por México, ¿entonces cuál es el plan?

¿Existe un plan B para la anglosfera que sólo impone su plan A?

Duncan Wood es el director del Instituto México (sic) del Woodrow Wilson International Center, con sede en Washington, y ha sido profesor numerario de relaciones internacionales del ITAM, cuyo papel entreguista vuelve a surgir a la palestra después de su firma con el CSIS del documento entreguista Nuevos horizontes de 2001.

La ignominiosa conexión ITAM/Woodrow Wilson queda sellada en otro nuevo documento más imperativo, que merece un escrutinio riguroso: Un nuevo comienzo para el petróleo mexicano: principios y recomendaciones para una reforma a favor del interés nacional (¡supersic!).

Se deduce en su exégesis que el interés nacional (sic) que prima es el de la anglosfera, no el de México: desmantelado tecnológicamente y castrado financieramente.

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