28.11.25

Krauze, Castañeda, PRIAN: háganse responsables del Frankenstein fascista

Héctor Alejandro Quintanar

"El antiobradorismo y la oposición partidista hoy no se ha dado cuenta que estas hordas impresentables de fascistas no son excepciones o anécdotas en esa corriente opositora. Son muchos, son representativos y son autoritarios. Los que se autonombran intelectuales liberales llevan años transitando juntos con estos inmundos compañeros de ruta".



Corría el año de 2006, hace ya dos décadas, cuando México vivió un momento inédito en la historia de su democracia, porque el partido en el poder entonces, el PAN, decidió poner al proceso democrático en jaque y optó por emitir una avalancha sin precedentes -debido a su costo monetario y a su nivel de vileza- de campañas ilegales y sucias en la competencia presidencial de ese año.

Emitir propaganda sucia no era algo nuevo en México. Por ejemplo, en 1968, desde los turbios sótanos de la Secretaría de Gobernación se publicaron miles ejemplares de un panfleto apócrifo llamado "El Móndrigo", que era un supuesto diario encontrado en un joven perteneciente al movimiento estudiantil de ese año. El libro era una farsa sucia que pretendía demeritar a los estudiantes movilizados, pintarlos como exaltados pro-soviéticos o algo así, y, obviamente, con eso justificar su represión.

Si bien la autoría de ese libelo indigno se le atribuyó al escritor priista Emilio Uranga, el autor real, como dio a conocer Gerardo Antonio Martínez, fue Jorge Joseph, un priista guerrerense que era un vulgar porro, pero tenía a su favor ser un tipejo letrado, y que en 1968 fungía de asesor de Díaz Ordaz. Más allá de la redacción del libelo "El Móndrigo", es más memorable que en un diálogo epistolar, Octavio Paz y Carlos Fuentes se refirieran a ese texto de propaganda sucia como un “asco” y señalaran que su autor -fuera Uranga o Joseph- era una vil “cucaracha”.

Asimismo, en la historia del Siglo XX en México, los periódicos y noticiarios -radiales o televisivos- fueron espacios de abierta calumnia a muchos actores políticos. Desde el recurrente uso del “transgresores de la ley” con que Zabludovsky solía demeritar a activistas sociales hasta Lolita de la Vega inventando desde Televisa, en 1994, que un grupo de periodistas italianos eran los reales responsables de la creación del EZLN. No hace falta ahondar más para documentar que mucha de la cháchara que históricamente ha provenido de los medios alineados del viejo régimen y del panismo ha sido propaganda sucia.

Pero con el PRI y hasta antes de 2006 esa suciedad solía aparecer mayormente en la línea editorial de medios oficialistas -como noticiarios parciales- y en plataformas clandestinas -como el libelo apócrifo de "El Móndrigo"-; mientras que el discurso oficial del priismo, sea de sus presidentes o de sus candidatos y sus campañas, siempre era, demagógicamente, proclive a las exaltaciones populares, y, por razones de hipocresía y no de convicción, difícilmente se le iba a ver a este discurso lanzando invectivas directas contra amplios sectores sociales.

El año 2006 fue un cambio radical en ese sentido, porque por primera vez en la historia, la campaña oficial del partido en el poder se basaba no en exaltar las virtudes de su candidato, sino en deturpar, agredir y mentir contra el principal candidato opositor, su entorno y a la corriente social que representaba. Si el PRI hacía eso mediante terceros o con vías soterradas en el Siglo XX, el PAN agravó con cinismo esta práctica al usar sus tiempos oficiales de su campaña a la presidencia con espots (esos mensajes históricos y mentirosos o de pánico moral que apelaban al “peligro para México”) y suciedades por internet, pagadas con dinero público, que, deliberadamente, violaban varios artículos del Cofipe, código que también violó el presidente Fox, al convertirse en el primer mandatario en la historia en intervenir con campañas abiertas pagadas del erario en horario triple A. En 1994 Salinas hizo algo parecido con Zedillo poniendo ilegalmente recursos del Estado a su favor, pero hasta ese fraudulento priista supo actuar con una estratégica discreción.

De vuelta a 2006, hagamos un recuento de algunas de las bajezas que esa campaña sucia panista emitió en medios electrónicos y, principalmente por internet, que, como zona no regulada, fue convertida por el foxismo y el calderonismo en un inmundo muladar fascista. Por adelantado ofrezco una disculpa por el tono indigno y soez de las frases siguientes, pero tal cual se emitieron, y en honor a la verdad, aquí se comparten. En un pasquín apócrifo llamado "La Neta", publicado en el bajío con dinero proveniente de erarios locales y federal panistas, se dijo, por ejemplo que:

1. El verdadero nombre de López Obrador era Manuel Andrés, y sus siglas eran MALO.

2. Se dijo que AMLO asesinó a su hermano cuando niños.

3. Se dijo que AMLO se alzaría violentamente para obtener lo que los votos no le dieron.

4. Lo acusaron de ser dictador en la Ciudad de México.

En internet, desde la Secretaría de Gobernación foxista, convertida en una letrina goebbelsiana de terrorismo ideológico, con cargo al erario y con uso de logística pública, se enviaban correos electrónicos por millones, donde se decía que “AMLO era el whiskas porque ocho de cada diez gatos lo prefieren”; se decía que AMLO quería hacer un eje México-La Habana-Caracas; se decía que AMLO tenía una casa en Chapultepec; que no se había titulado; que estaba recibiendo armas del ejército venezolano; que tenía operadores bolivarianos en la Ciudad de México; que había cometido bestialismo con una mula o que había asesinado a su hermano. Todo, desde luego, no sólo rotundamente falso, sino indigno de una política civilizada.

Estas turbiedades apócrifas por internet tuvieron, sin embargo su correlato en la campaña oficial o en el discurso abierto. Es decir, no se trató sólo de bestias desquiciadas diciendo estupideces en internet, como si se tratara de las vandalizadas paredes de un baño público, que pueden mover al asco, pero pareciera que no salen de ahí. No fue así. Porque esas bajezas sucias y de la web que emitía el Gobierno foxista, y luego el calderonista, tenían equivalentes abiertos, con nombre y apellido, en el discurso público donde personajes visibles las repitieron como loros mentirosos.

Por ejemplo, un porro de Tv Azteca, Jaime Sánchez Susarrey, repitió la tontería de que AMLO era Manuel Andrés; Germán Martínez retomó en una entrevista con López Dóriga en 2006 la mentira de que López Obrador no se había titulado; el periódico salinista La Crónica de Hoy publicó el 6 de marzo de 2006 la falsedad de los recursos venezolanos en la campaña de AMLO; y hasta el turbio Jefe Diego, en el famoso debate con López Obrador de marzo de 2000, tuvo el acierto de condenar la mentira de que AMLO mató a su hermano, engaño muy vil que sin embargo los foxistas y calderonistas sí reprodujeron en vías anónimas.

La conclusión de la campaña de 2006 no acabó con esta inmundicia, que fue retomada por la Secretaría de Gobernación del calderonismo, como expuso el periodista Jaime Avilés en noviembre de 2007, porque desde esa instancia se enviaban diariamente millones de correos electrónicos -el equivalente a las granjas de bots de hoy, pero pagadas y emitidas desde el entramado público- donde se decían cosas como éstas:

1. AMLO de niño mató a un amigo suyo con una bola de béisbol.

2. El pejelagarto hijo de su pejeperra madre y su esposo ocultaron que su hijo asesinó a su hermano.

3. López tiene problemas psicológicos, como epilepsia mental y profunda incultura.

4. Encinas y López Obrador son la jitomata y la perejila.

5. Dolores “Pamierda” quiere hacerse del control del PRD.

Asimismo, esos correos se referían a periodistas de La Jornada como “ardidos maricones”; y a los partícipes de las marchas contra la privatización petrolera en 2008 como “gatos acarreados”; y a los periodistas críticos de Calderón se referían como “cotorras legítimas y rancias”. Ningún paladín del liberalismo dijo entonces que estas bajezas era un intento de intimidación del calderonismo contra la prensa crítica. Ya en exposiciones más viles y preocupantes, en esos correos también se instaba a llevar comida envenenada al plantón de Reforma en 2006; o se instaba al magnicidio de López Obrador. Este acoso virtual grotesco duró todo el sexenio calderonista, porque los últimos correos así se terminaron de enviar el 30 de noviembre de 2012. Si Calderón convirtió al país en fosa común con su entrega del país al narco, también le debemos haber convertido al debate público en una fosa séptica con sus bajezas virtuales.

Y no era cháchara irrelevante esa avalancha de inmundicia. Eran correos electrónicos que, de nuevo, con cargo al erario y desde la operación de la Secretaría de Gobernación, cometían la indecencia de emitir propaganda goebbelsiana; pero también toda esa basura tenía su equivalente más mustio en periódicos y noticiarios de las derechas mexicanas, donde, por ejemplo; un farsante mendaz llamado Leopoldo Mendívil, publicó en el pasquín salinista La Crónica de Hoy en 2011 la mentira de que AMLO estaba quizá enfermo de diabetes y eso tendría que inhabilitarlo como candidato presidencial en 2012; mientras en Letras Libres, el pseudoperiodista Ricardo Alemán inventó en octubre de 2006 el mito de que López Obrador “mandó al diablo las instituciones”. Por cierto, 12 años más tarde, en plena campaña de 2018, en mayo Alemán publicó una incitación al asesinato de López Obrador. Y cuando obviamente Canal Once y Televisa, medios donde participaba ese porro irresponsable, lo mandaron al diablo a él, y con razón, por incitar a un crimen, el tipo graznó censura y acusó a AMLO, que aún no ganaba la elección de ese año, de ser el responsable. Como siempre: los fascistas son victimarios con discurso de víctimas.

Así, esa campaña sucia que comenzó en 2006 y se ha extendido por décadas no tenía precedentes ni tiene hoy equivalentes. En su momento fue la inversión en propaganda sucia en contra de un candidato más cara en la historia de la democracia mexicana. Y no se agotaría ahí. Los grupos empresariales que violaron abiertamente al Cofipe en 2006, volvieron ellos sí a mandar al diablo a las instituciones en 2008, al emitir de nuevo spots televisivos contra López Obrador, a quien compararon con Hitler, Pinochet y Victoriano Huerta, por el atrevimiento del tabasqueño y su movimiento de demandar que hubiera diálogo democrático en el Congreso respecto a la Reforma Energética del calderonismo en ese año.

Desde entonces, en el discurso de ese espectro que podemos definir como antiobradorismo, la mentira, la especulación absurda y la calumnia vil han sido una parte sustancial de su construcción. Como dijo Carlos Monsiváis, desde Francisco I. Madero, ningún actor político ni ningún movimiento ha sido tan calumniado, que no criticado, como el obradorismo, que ha padecido el acoso desde los años ochenta en Tabasco, cuando los porros priistas lo acusaban de querer convertir las iglesias en células soviéticas, hasta hoy, donde cada día surgen nuevos bulos y agresiones.

En este lapso, ha habido momentos definitorios, donde los ideólogos de la derecha presuntamente liberal, tuvieron oportunidad de darse cuenta de esta vena profundamente autoritaria y canallesca que es esencia del antiobradorismo. Se enlistan aquí algunos ejemplos de cercanías de este espectro político con posturas absolutamente impresentables:

1. Cuando Felipe Calderón escupió su frase de que él ganaría “haiga sido como haiga sido”, donde evidenció con cinismo que ni a él ni a su partido, en ese momento en el poder, le importaba violar las reglas de la democracia para imponerse en el poder.

2. El desafuero de López Obrador en 2004-2005, episodio que mostró que Fox y el PAN estaban dispuestos a la regresión autoritaria de hacer un golpe de estado técnico y encarcelar a un inocente con tal de frenarlo políticamente y, de nuevo, no perder el poder.

3. La cínica frase de un ex canciller foxista, como Jorge Castañeda, quien en 2004 excretó con todo cinismo -y en pleno contexto del golpista desafuero- que a López Obrador había que ganarle a la buena, a la mala o de todas las formas posibles. Exactamente veinte años más tarde, en marzo de 2024, fiel a su convicción autoritaria, ese pedante fracasado exigió en televisión nacional, que Xóchitl Gálvez y el PAN violaran la ley electoral de nuevo y se dedicaran a hacer guerra sucia, “pero sucia en serio”, para reducir la ventaja en encuestas de Claudia Sheinbaum. Por cierto, lo hicieron, y no sirvió de nada.

4. Cuando en 2009 se supo que Salvador Borrego, nazi mexicano, panfletista exaltador y hagiógrafo de Hitler; primer revisionista negador del holocausto en lengua castellana y conocido judeófobos, había votado por Fox, igual que muchos palurdos autoritarios de la ultraderecha mexicana, que incluso tuvieron puestos clave en su gobierno y hacían comentarios fascistas, como Ramón Muñoz o Carlos Abascal.

5. Cuando repetidamente se supo de los intentos de fortalecer la raíz nazi del PAN, como cuando Óscar Sánchez invitó toda la vida al nazi Salvador Borrego a dar cursos de formación política a jóvenes militantes panistas, como se hizo público en el año 2013.

6. Cuando en 2014 se supo que un grupo de jovenzuelos neonazis eran también militantes del PAN y organizaban faramallas militaristas, pero también tenían vínculos con preeminentes militantes del blanquiazul jalisciense y con Emilio González, ex gobernador panista de esa entidad, que sin embargo comenzó su juventud política en el Partido Demócrata Mexicano, heredero del sinarquismo.

Esos momentos no fueron anecdóticos. Fueron reveladoras puntas de iceberg para tener idea de qué tipo de gente conformó al antiobradorismo autoritario en el poder -como en los gobiernos de Fox y Calderón-; y a qué tipo de escoria, incluso de corte fascista, podían interpelar socialmente.

Un resumen breve de estos años de propaganda sucia contra el obradorismo diría lo siguiente: la campaña de mentiras repetidas mil veces lleva cuatro décadas de existir, se agravó en el bienio 2004-2006, no tenía precedente ni tiene hoy equivalente alguno. Y, como señalaron los caricaturistas Toño Helguera y José Hernández en Proceso en 2008, esa campaña contaminó irremediablemente a la democracia mexicana.

Con estos carísimos y sistemáticos antecedentes, a absolutamente nadie debería sorprenderle lo siguiente. En las marchas de la oposición partidista a partir de 2018, sea con los “chalecos amarillos”, FRENAA o la Marea Rosa, hemos visto exabruptos de esta magnitud:

En las marchas irrisorias de la oposición y de FRENAA en 2019 y 2020, algunos partícipes decían barbaridades como que Martí Batres era espía de la extinta KGV; Gilberto Lozano decía sin tapujos, y reproduciendo la judeofobia del siglo XX, que Claudia Sheinbaum era una “señora soviética”; algunos asistentes juraban que AMLO no era mexicano sino “un indio de argentina”; y no faltó quien llamó a que asesinaran a López Obrador. Cosa que, por cierto, ya habían hecho algunos faranduleros ridículos como Celia Lora o Eliuh Gil, en 2019. Y, en un caso no insólito pero indignante, en la marcha de la presuntamente democrática Marea Rosa de noviembre de 2022, quien robó protagonismo fue una asistente genuina, quien en un ánimo racista gritó que López Obrador era un indio patarrajada.

Así, el discurso panista -y también del PRI- ceñido al antiobradorismo, ha sido, con sus mentiras, bajezas, calumnias, promovidas con dinero público, desde el aparato del estado y por décadas, el caldo de cultivo perfecto para radicalizar a entes mal informados, esos sí resentidos y acomplejados, quienes encuentran su solaz en el autoengaño o sienten que odiar al obradorismo les da estatus o algo así. Pero lo más temible no es eso, sino que en el camino han violado sistemáticamente la ley, las reglas de competencia electoral y han fraguado golpes autoritarios indignos de un país democrático, como el desafuero o fraude de 2006.

En esa medida, ¿a quién sorprende que en las últimas dos marchas de las derechas hayan salido grupúsculos nazis de sus cloacas para llamar “puta judía” a la Presidenta Sheinbaum o vistieran suásticas? A nadie. Cambie usted el tono, y no hay diferencia alguna entre el “puta judía” que escupió un nazi desquiciado, y el “Sheinbaum es una judía búlgara” que espetó Vicente Fox en 2024; como tampoco hay diferencia en la tipa racista que en la Marea Rosa llamó “indio patarrajada” a AMLO y el “AMLO es el mesías tropical” de Enrique Krauze en 2006.

El antiobradorismo y la oposición partidista hoy no se ha dado cuenta que estas hordas impresentables de fascistas no son excepciones o anécdotas en esa corriente opositora. Son muchos, son representativos y son autoritarios. Los que se autonombran intelectuales liberales llevan años transitando juntos con estos inmundos compañeros de ruta. Y, hay que insistirlo, no se limitan a ser desquiciados de internet o bots o ciberpiojos. Ahí están como ejemplo no sólo la campaña “haiga sido” oficial del PAN en 2006 sino también la Operación Berlín de Fernando García Ramírez y Enrique Krauze en 2018. Hoy, los autores de esas bajezas son muy similares al Jorge Joseph que Octavio Paz y Carlos Fuentes llamaron “asco” y “cucaracha”.

Hoy esa derecha partidista y de la comentocracia, en vez de sorprenderse o indignarse por la aparición de nazis en marchas contra Claudia Sheinbaum, debería hacerse responsable del monstruo que han ayudado a forjar. Y no sólo con los nazis sino con la derecha estándar, esa que desde cargos públicos foxistas o calderonistas y peñistas; o en el periodismo vil, creen que “haiga sido como haiga sido”; “hagamos guerra sucia en serio”; “mientras más mentiras digas contra Morena mejor te va” o “la verdad ya es irrelevante” son consignas válidas, cuando en realidad son exabruptos reveladores de una naturaleza autoritaria y miserable que no se aleja demasiado de las suásticas indignas.

O si no logran hacerse responsables, por lo menos deberían cuestionarse por qué ese tipo de gente secunda sus discursos. Porque esa sempiterna campaña sucia o de pánico moral que comenzó en 2006 no ha servido para construir mayorías, sino solamente para fanatizar a lo peor de la sociedad mexicana, que hoy puede ver en Salinas Pliego a un referente también. En vez de acusar que hoy se vive “autoritarismo” háganse cargo del Frankenstein cuya existencia daña a todos, incluidos a sus creadores.

27.11.25

Golpe en Marcha: Doctrina Monroe 2.0

Óscar David Rojas Silva


Ha iniciado una operación en México para incluir de facto a nuestro país en la lista negra de los países que desafían la hegemonía estadounidense. El primer paso de esta campaña es situar a México en la lista de los países que tienen problemas estructurales y en los que se debiera justificar la injerencia y tutela exterior para “resolver” los propios efectos nocivos de la expansión imperialista. En entregas anteriores (9 de octubre 2025) hemos revisado cómo la ideología neocolonial instrumentaliza la democracia y los derechos humanos como banderas para poder golpear a los países en resistencia. Hoy se adiciona un nuevo elemento: el narcotráfico.

La mal llamada marcha de la generación Z es la prueba del comienzo de este periodo de golpeteo trasnacional. Una primera paradoja que surge de esta marcha es que no fue protagonizada por la propia generación Z, al contrario, esta fue sustituida por la vieja reacción de la “marea rosa” más un bloque violento de acción directa, mezclada con el amargo y dantesco pánico de Salinas Pliego al ver desaparecer aquel poder judicial que garantizaba sus mecanismos de elusión fiscal. No es un detalle menor la reciente exploración de este personaje para convertirse en el Milei mexicano, lo que significa combinarse abiertamente con las fuerzas trasnacionales de ultraderecha.

Esta marcha contó con un periodo de calentamiento ideológico marcado por la campaña de “narco-gobierno”, mismo que ha entroncado con la política estadunidense de presionar a nuestro país con declaraciones acosadoras que buscan desacreditar la estrategia mexicana e imponer como única solución la intervención directa (bombardeos) de nuestro vecino del norte. No olvidemos cómo durante los momentos más intensos de la guerra arancelaria, las negociaciones comerciales fueron anclados a temas de seguridad y narcotráfico. El punto cumbre fue, sin duda, el artero asesinato de Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, cuya lucha fue apresuradamente cooptada por la narrativa de derecha a tal grado que la propia familia se deslindó de la marcha en cuestión.

Todos estos elementos han sido reencuadrados ahora bajo la operación de una “revolución de color”, estrategia regular utilizada por los EUA para los cambios de régimen en países con intereses estratégicos. No perdamos de vista cómo estos procesos son una puesta en escena para el golpeteo mediático masivo, por ello este pasado 15 de noviembre observamos una distinción: ya no se trató de un templete con mensajes políticos sino la búsqueda directa de violencia y provocación para lograr las escenas necesarias que puedan convencer de que las protestas sociales son orgánicas y que realmente hay una crisis tal que podría llevar al derrocamiento.

Ya lo estamos experimentando en tiempo real, mientras que al interior de nuestro país podemos identificar perfectamente que estas escenas no representan en lo absoluto la realidad social del país, en el exterior los poderes mediáticos corporativos globales dan por válido, en forma automática, el mensaje distorsionado tan anhelado por la guerra híbrida. La realidad es que el problema del narcotráfico es transexenal y transnacional por lo que su combate no se limita a asuntos de seguridad sino de la recuperación integral de la economía sobre el sistema criminal de cobros de piso, sustitución de productores, comerciantes y aprovechamiento del proceso de exportación para el lavado masivo de dinero. No tiene sentido omitir que nada de este poder es posible sin la participación del sistema bancario internacional.

Como se ha visto, EUA ha decidido elevar la tensión en nuestro subcontinente, ha comenzado por presionar a Venezuela y a Colombia a través de ejecuciones directas y extrajudiciales contra supuestos narcotraficantes en lanchas. Previamente presenciamos las presiones directas por parte de este país a Panamá en el marco de la campaña anti-China. Trump ha utilizado sus micrófonos para influir en las decisiones soberanas de países como Brasil en su lucha contra la ultraderecha y ha convertido al presidente de Argentina en su bufón personal del endeudamiento mientras que se atreve a dictar preferencias electorales. Lo que quiero destacar es que estamos frente a una campaña continental para intentar operar una Doctrina Monroe 2.0.

¿Por qué ahora? Como se sabe, y no es para nada un detalle menor, la hegemonía estadounidense se encuentra en su ciclo final, la propia estridencia y virulencia del Make America Great Again acepta que su poder ha declinado y que busca recuperarlo de alguna forma (o mejor dicho de cualquier forma). La mala noticia para nuestros vecinos es que estos procesos son irreversibles, como la propia historia de otras potencias nos lo demuestra. No se trata de un asunto voluntario sino de las fuerzas históricas concretas. Por lo que esta nueva andanada significa que aquel poder ya no puede ser ejercido a escala global por lo que retorna, transitoriamente, a la búsqueda de fortalecer la hegemonía regional.

Desde la interpretación de los propios estadounidenses ya queda claro que no han tenido, sino que aceptar una tripolaridad de facto, no han podido ya imponer sus condiciones a Rusia –con las implicaciones que tiene para mantener el dominio sobre Europa– ni a China –con lo que pierde el dominio del pacífico– por lo que buscan fortalecer su posición ajustando su dominio sobre América Latina y el Caribe.

Pero, y este es el punto central, la visión proveniente desde el sur global está optando por la construcción de un mercado mundial multipolar, es decir, uno que permita las interconexiones directas y de libre asociación basada en los intereses de cada una de las naciones. Se trata de la necesaria afirmación de la soberanía de los países en sus decisiones de política económica y planificación general de la estructura económica. No es un detalle menor enfatizar que este proyecto impulsado por China tiene su fuerza en un ejercicio contundente para lograr emanciparse del influjo hegemónico, no de hoy, sino de una larga lucha anticolonial y antiimperialista, todo esto basado en gran medida por la potenciación del análisis del mercado mundial basado en la teoría marxista.

Por todo lo anterior es necesario apuntar elementos singulares para afinar la estrategia de tránsito hacia la visión multipolar antes que a la tripolar. La afirmación de soberanía, por tanto, es esencial para el éxito del proceso de transformación. México tiene, una vez más, una serie de características inéditas que vale la pena poner al frente para ajustar las velas en el mar contemporáneo. Al mismo tiempo que EUA quisiera simplemente imponerse como lo hizo durante los gobiernos neoliberales (o incluso con los gobiernos autoritarios del siglo XX) su posición post-hegemónica implica una desindustrialización crónica por lo que necesita de nuestro país para sus propias cadenas productivas, el TLCAN logró constituir una fusión productiva que ha constituido el mercado norteamericano – junto con Canadá– como un polo global unificado.

El Plan México, por ello, representa la estrategia para poder recibir inversión extranjera directa con miras a facilitar la transferencia de tecnología y dirigir este metabolismo bajo una planificación estratégica propia. No debe pasarse por alto que esto que pareciera un deseo abstracto ha comenzado a tener concreción, especialmente desde la recuperación estratégica del dominio energético, pero también el de la recuperación democrática del poder judicial, mismo que durante el neoliberalismo se dedicó a garantizar privilegios para el capital nacional y trasnacional, pero que hoy se ha estrenado en una nueva era al cobrarle impuestos al quinto hombre más rico del país y establecer multas sustantivas al sector minero. Sin dejar de mencionar que su democratización disminuye dramáticamente los riesgos del tan temido lawfare.

México está adquiriendo condiciones para avanzar en las posibilidades de otro tipo de políticas económicas y sus formas de distribución. Las condiciones globales están a favor además para la búsqueda de la diversificación. Por ello, desde mi punto de vista, esta nueva campaña es virulenta puesto que es la única manera en la que EUA podría debilitar o desestabilizar el proceso mexicano. Si bien, como hemos dicho, es de su propio interés la industrialización relativa de México para su propio objetivo de consolidar la tripolaridad, asume que tiene el derecho de conducir su proceso sin la molesta restricción de la coordinación con un gobierno de izquierda.

Todas estas condiciones exigen, especialmente de parte de las izquierdas (especialmente desde el academicismo), una toma de conciencia de que el “antigobiernismo” que se instauró en estos movimientos durante el neoliberalismo no pueden continuar sin sufrir una autorreflexión profunda, puesto que la mayoría de los análisis se ha quedado a nivel de lo político electoral y sus falencias (algo natural puesto que el sistema político es heredado) pero no se repara en los cambios estructurales a nivel de Estado que están ocurriendo desde 2018. Se le quiere medir con la misma vara a este gobierno por el solo hecho de ser gobierno, lo cual no solo refleja una falla epistemológica sino también de claridad ideológica.

Es decir, el proyecto nacional que está en evolución es mucho más amplio que lo que sucede en el partido del poder, pero también más amplio que el propio programa de gobierno. El problema de esta relativización es que le abre espacio a la injerencia puesto que los grandes problemas que todavía tenemos, como es el caso del narcotráfico o la desigualdad estructural, inhiben una defensa clara y contundente del derecho democrático que nuestro país está ejerciendo frente a la tormenta global del cambio hegemónico.

La marcha de la mal llamada Generación Z ha sido un intento burdo por recrear las condiciones pre-2018 donde muchos de nosotros estuvimos en las calles, debemos tener cuidado de caer en la trampa del “todos son iguales” que tanto conviene a las fuerzas de derecha, pero sobre todo a la ultraderecha internacional. El movimiento mayoritariamente electo ha aceptado el proceso de resolución integral, de fondo, de estos grandes conflictos, la guerra y las respuestas estridentes nunca han servido más que para patear el balón hacia adelante, por ello la respuesta frente a esta problemática ha sido por la vía del fortalecimiento de la seguridad, nuevo marco contra las extorsiones y el comienzo de la limpia del poder judicial que liberaba delincuentes los fines de semana, pero sobre todo es una respuesta de fondo para levantar la economía regional y con ello reordenar la correlación de fuerzas entre economía criminal y el proyecto nacional.

Óscar David Rojas Silva*
*Economista (UdeG) con estudios de maestría y doctorado (UNAM) sobre la crítica de la economía política. Académico de la FES Acatlán y la UAM Xochimilco. Director del Centro de Estudios del Capitalismo Contemporáneo y comunicador especializado en pensamiento crítico en Radio del Azufre y Academia del Azufre.

13.11.25

Carlos Manzo con el PRIAN

Fabrizio Mejía Madrid

"Para entender la violencia siempre será necesario volver al año que todo comenzó, el 2006 y la idea de Calderón de que la seguridad era la voluntad de un sólo personaje y que la testosterona era una política pública. Porque, en el fondo, lo que la derecha Mcprianista reivindica es al vengador ranchero. Y en eso han tratado de convertir al difunto Carlos Manzo".


El video empieza cuando Carlos Manzo pone una caja de donas Krispy Kreme en una mesa al lado de un maletín negro. Atrás está el publicista político Carlos Alazraki deglutiendo una dona mientras observa hacia otro cuarto de donde salen aplausos. Alazraki es, desde el año 2000, el propagandista personal de Roberto Madrazo, exgobernador de Tabasco y dueño familiar de Latinus. Antes, este anunciante fue el creador del eslogan de la campaña de Arturo Montiel para la gubernatura del estado de México en 1999 que decía: “Los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas”. Lo que significaba, desde entonces, que había un discurso fascistoide de negarle el derecho a un juicio a los delincuentes y ejecutarlos sin mediar investigación. En el video aparece, de pronto, Jesús Ortega exdirigente del desaparecido PRD, y Rubén Moreira, el guardaespaldas del porro Alito en el PRI, quien le estrecha con énfasis la mano a Manzo que tiene puesto el sombrero que se tambalea. Rubén Moreira es Diputado del PRI y exgobernador de Coahuila entre 2011 y 2017 y, junto con su hermano, endeudó a su estado hasta el 2044. También ha sido relacionado con una mega red de huachicol fiscal de combustible de contrabando manejada por el Mono Muñoz Luévano, el lavador de dinero de Los Zetas, capturado en 2016 en España, extraditado a Estados Unidos donde se declaró culpable, y ahora preso en México. En el video, Alazraki le pregunta a un hombre calvo que entra al cuadro de la cámara si conoce al Presidente Municipal de Uruapan. El calvo es Rubén Aguilar, exvocero de Vicente Fox, quien responde, efusivo: “Lo he visto en las fotos y rompiendo madres, diciendo lo que se requiere porque es lo que se requiere”. Después de haber sido vocero de Fox, lo fue también de Ricardo Anaya, y escribió un libro ---sí, escuchó bien--- un libro con Rubén Moreira llamado “Jaque mate al crimen organizado”, y cuyo prólogo proviene del puño decisivo de Jorge Castañeda, el excanciller de Vicente Fox. Con la entrada de Aguilar nos damos cuenta de que lo que estamos viendo es el final de una reunión. Chucho Ortega felicita al Alcalde de Uruapan y se va. Moreira empieza a advertirle algo. Alazraki le pide el teléfono de su yerno al exvocero de Fox porque Rubén Aguilar es suegro de Jorge Álvarez Máynez, el excandidato presidencial del Movimiento Ciudadano. Mario di Constanzo, economista del ITAM y actual vocero del PRI, se acerca para pedir una foto con Carlos Manzo. Quien está grabando el video le pregunta a Constanzo si quiere que le tome la foto con el Alcalde de Uruapan y ahí se corta el video.

Empiezo esta columna con la descripción del video porque me resulta notable esta reunión de la minúscula familia del McPRIAN al menos por tres razones. Una: que todos estos personajes se acerquen para saludar a un simple Presidente Municipal como era el de Uruapan. Segunda: me pareció también notable el nivel de familiaridad con el que lo tratan. “¡Maestro!”, lo saluda Moreira. Y, por último, me parece significativo que exista este video, es decir, que quien lo tomó lo centrara en la visita de este Presidente Municipal al final de una reunión de lo más apolillado del McPRIAN. No quiero especular. Lo único que sabemos de cierto es que esta reunión existió cuando ya era el Presidente Municipal, es decir, en algún momento entre su elección el 2 de junio de 2024 y su asesinato el primero de noviembre de este año.

Lo que siguió es lo que me interesa. La creación de un personaje después de muerto. Estos mismos opositores lo tomaron como una bandera ---quizás lo única que tienen--- para llamar a un sector de la población a la exasperación, al enardecimiento, y finalmente a la violencia. No otra cosa fue juntar la convocatoria a la supuesta marcha de la generación Z con el homicidio del Alcalde y con el bloque negro que ha irrumpido en todas las protestas menos las de la Marea Rosa o Xóchitl Gálvez. La intención es generar imágenes de violencia, aunque sea con porros disfrazados con uniformes de la Guardia Nacional. La vida pública de Carlos Manzo empieza después de su asesinato como lo que tanto le ha gustado a la derecha: los vengadores. Esos personajes que surgieron en el sexenio de Vicente Fox como Isabel Miranda de Wallace o Alejandro Martí encarnaron, al menos en la creación de su propio mito, que el problema de la seguridad se arregla por pura voluntad de un hombre o una mujer y que el Estado no sirve ni para perseguir o investigar y menos para impartir justicia. Así, el vengador detenta a la justicia como algo personal. Es interesante que el mismo Felipe Calderón o Genaro García Luna trataran también de encarnar al vengador cuando usurparon no sólo al poder presidencial por medio del fraude electoral de Fox contra López Obrador en 2006, sino el legislativo y el judicial porque aplicaron leyes que no existían para impartir la supuesta justicia de las armas, la tortura, el desplazamiento, y la desaparición. Calderón es un usurpador de los tres poderes de la República porque jugó a disfrazarse con un uniforme que siempre le quedó grande: Quiso personificar a una autoridad individual, solitaria, que ejercía una fuerza ilegal contra supuestos transgresores de alguna ley. Eso lo decidía él y García Luna, nadie más. Asesinaron y detuvieron personas que eran declarados “daños colaterales” o acusados ante los medios de comunicación como narcotraficantes y que salían liberados por los jueces en números exorbitantes. Casi el 90 por ciento de los supuestos narcotraficantes exhibidos ante las cámaras de televisión como delincuentes salieron libres después. Así que esos vengadores como Calderón y García Luna supuestamente buscaban cumplir con alguna concepción de justicia pero, al hacerlo, usurpan la autoridad del Estado mexicano. Pero también había un contenido de clase en todo esto. Los vigilantes buenos eran empresarios que habían sufrido un agravio como un secuestro, pero había unos malos, los pobres que linchaban a un supuesto ratero. Mientras los medios ensalzaban a unos, condenaban a los otros y exigían que la autoridad los encarcelara por tomar la justicia por propia mano. Cuando llegó Calderón, el asunto estaba legitimado a tal grado que una parte de la población creyó que unos mexicanos tenían que morir para que los demás vivieran seguros. Esa mentalidad de guerra es la guerra de una sola persona que sabe qué es la justicia, que la aplica por sí misma, y que no le importa ni la proporcionalidad del uso de la fuerza, ni las consecuencias de sus acciones.

Ese es el mito que han tratado de inflar de Carlos Manzo: un justiciero solitario que no necesitaba del Estado para hacer el bien y que murió porque lo dejaron solo o, ya instalados en el delirio flotante, como Salinas Pliego, que lo asesinó Morena, es decir, un partido político. Eso, por supuesto, no tiene nada que ver con la relación real de Manzo con poderes fácticos en su ciudad o con las reuniones con el PRIAN, pero esa es la creación mediática después del asesinato. Más allá de esto, la idea del hombre que logra hacer justicia por su sola mano no sólo es anti-estado de derecho, sino que va en contra de lo que consideramos justicia: que haya procedimientos imparciales y conocidos por todos. Lo que hizo Calderón fue una matanza de inocentes ---porque todos, antes de una sentencia, somos inocentes--- sin aportar nada a la reconstrucción del sistema judicial ni al respeto por las leyes. Fue todo lo contrario por carecer de un diagnóstico y un plan. Fue contraproducente porque usurpó poderes legislativas al estar el Ejército fuera de la ley, y del judicial al ejecutar y detener personas sin investigar. El resultado fue el aumento del 148 por ciento de la violencia en su sexenio. Algo que tardó más de una década en revertirse como tendencia y que ahora resulta ridículo reivindicar ante el despliegue de todo el Estado mexicano, no sólo de las fuerzas de seguridad, sino de educación, empleo, salud, deporte, cultura, caminos para dar una opción pacífica a quien esté siendo obligado a insertarse en el crimen. Ya lo hemos dicho: los abrazos son todas esas opciones que se tienen al momento de decidir si se delinque o no. Si no hay esas opciones y sólo la amenaza de morir, la decisión no cambiará. Eso, por supuesto, no elimina a quien decida incorporarse al crimen. No es magia, es una opción. Por eso resultó tan ridículo que TvAzteca tratara de desprestigiar el modelo de seguridad actual diciendo que el asesino de Manzo estaba en edad de recibir su beca del Bienestar.

Pero volvamos a la creación del Alcalde de Uruapan después de muerto. Lo del sombrero, por ejemplo, es una condición de un estereotipo del campo privatizado. La clave es la palabra “Independiente”. Se dice que era un Alcalde independiente, aunque en realidad sólo era sin partido. La reunión con sus excamaradas del PRI del que fue militante de las Juventudes Revolucionarias en Michoacán, desmiente ese mito, pero no importa para el caso de su construcción post-mortem. El ranchero independiente, con sus botas de charol y su sombrero blanco, es Vicente Fox en su campaña del año 2000. El ranchero se siente superior a los ejidatarios que cultivan y cosechan en colectivo. Él es tan autosuficiente que resulta petulante. Él vive de la ilusión de que uno consigue por sí mismo el destino y que, además, está justificado si lo defiende con las armas. Él es recio porque no tiene pasado ni futuro, sólo un espacio ilimitado de presente. A lo mejor por eso nos dicen que dejemos hablar del pasado cuando tratamos de explicar la raigambre que fundamenta un desarreglo tan profundo como la seguridad y la justicia en México. Que ya no hablemos de Calderón o, como dice el Reforma, que dejemos de echarle la culpa al pasado. Me pregunto si es un problema de culpa o de responsabilidad. No se trata de pecados, como podrían pensar los acólitos de Junco, sino de compromiso, que es muy distinto. Para responsabilizarse de algo hay que entenderlo y trazar una ruta para modificarlo. Y, para entender la violencia, siempre será necesario volver al año que todo comenzó, el 2006 y la idea de Calderón de que la seguridad era la voluntad de un sólo personaje y que la testosterona era una política pública. Porque, en el fondo, lo que la derecha Mcprianista reivindica es al vengador ranchero. Y en eso han tratado de convertir al difunto Carlos Manzo.

Ahora bien: Vicente Fox, al responder a una pregunta de esa humanista llamada Beatriz Pagés Rebollar en el Atypical que tan cálidamente recibió al Alcalde de Uruapan, sobre cómo hacían para que la gente saliera a votar por la revocación del mandato de la Presidenta de México, Fox cruelmente sólo dijo: “La mitad del trabajo ya la hizo Carlos Manzo. Ahora nos toca a nosotros la otra mitad”. El muerto usado como publicidad electoral. En el mismo tenor, otro supuesto ranchero, Diego Fernández de Cevallos, cuyo mayor rancho fue hasta hace poco el Poder Judicial, escribió sobre el asesinato en Milenio: “Muerte maravillosa”, en un texto en el que llama “arpía” a la Presidenta de México, y clama a los cielos tormentosos de su imaginación degradada, cito textualmente: “Ojalá que las multitudes en Uruapan y en muchos municipios de Michoacán sean preludio de lo que pronto veamos en las calles y plazas del país; y que se escuche en todas partes el grito ensordecedor de: ¡Fuera zánganos malparidos!”

La viuda de Manzo no contribuyó a la paz, sino a seguir sacando del pozo de los votos nulos. En su discurso como interina dijo en su mitin en Uruapan: “Quienes mandaron matar a Carlos Manzo no supieron que este sombrero tiene una fuerza imparable, incansable y que en 2027 les vamos a dar ese voto de castigo porque vamos a hacer valer la memoria de Carlos Manzo”. La viuda apenas estaba tomando posesión del cargo de su marido que duró apenas un año y ya estaba en campaña electoral para el 2027. Y su propuesta era votar por el PRIAN como venganza. En sintonía con Diego Fernández, Vicente Fox, y el PRI recién inyectado con el botox de la Generación Z, la viuda no dejó pasar su oportunidad de refrendar el acuerdo de su esposo de seguir independiente aunque dentro de las coordenadas del PRIAN.  

Es como si el cargo fuera una propiedad y pudiera justificarse la legítima defensa. La idea es que una persona que no está haciendo nada malo, que actúa plenamente dentro de sus derechos, no debería estar obligada a ceder terreno a alguien que sí lo está haciendo. Este terreno a defender es una propiedad con su cerca de púas y sus caballos; es una cosa de los rancheros de la frontera del Oeste estadounidense. No se refiere a la Presidencia de la República donde el rancho sería todo el país o a un estado o a una ciudad como Uruapan. No existe legítima defensa en el caso de los representantes populares. Es un delirio que sólo alguien como Fox o Fernández de Cevallos intentarían sostener: que una autoridad debe comportarse como un vengador justiciero o como Batman. Pero ese es el delirio que le quieren vender a la sociedad. Otra vez sin diagnóstico, sin un plan, ni un objetivo al que llegar. Otra vez pensando que es una cosa de la voluntad de una persona. O bueno, ahora de un muerto o quizás, tan sólo, de su sombrero.