23.5.24

Tú, lector, estás obligado a exigir la libertad para la nación palestina

¿Cómo es que permitimos que se realice el genocidio palestino en pleno siglo XXI? La respuesta a esta pregunta puede ser encontrada en la historia. Sólo es preciso comprender cómo la población gitana, las personas con discapacidad, disidentes políticos y, principalmente, personas de religión o ascendencia judía fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial por el gobierno de Hitler.

Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judío, desentrañó algunas de las causas psicológicas y sociológicas que permitieron el genocidio de entonces. Para ella, la propaganda nazi y la ideología racista y evolucionista contribuyeron a la deshumanización de los judíos y de otros grupos perseguidos.

Según la profesora de la Universidad de Chicago, la obediencia de los perpetradores a la autoridad fue un elemento clave que permitió la ejecución del exterminio masivo. La eliminación de las personas indeseadas por la Alemania nazi fue planeada por el Estado y ejecutada por miles de personas, quienes –al seguir la tesis de Arendt– cumplieron órdenes.

Hay que recordar que el nazismo no fue un fenómeno alemán. Los simpatizantes se encontraban en Europa, en Estados Unidos e, incluso, en países cuyos pueblos eran considerados inferiores por los autoproclamados arios. México, por supuesto, no se encontró libre del error. Tanto José Vasconcelos como Manuel Gómez Morín y otros “intelectuales” defendieron la causa de nacionalsocialismo y promovieron el antisemitismo.

Sin embargo, hay que preguntarnos: ¿existe alguna similitud entre aquel odio paranoico y lo que sucede hoy en Gaza y en el resto de los territorios palestinos? Mi respuesta es sí. Desde hace décadas, el gobierno de Israel genera propaganda anti-Palestina. Ésta tiende a presentar una narrativa unilateral, la cual ignora o distorsiona la historia y la realidad del conflicto.

Por ejemplo, esa narrativa se enfoca en resaltar los ataques palestinos contra Israel mientras minimiza o ignora las causas subyacentes del conflicto, como la ocupación militar, la expansión de los asentamientos irregulares y la discriminación sistemática contra el pueblo palestino. Al mismo tiempo, promueve la idea de que la lucha por la libertad de Palestina es sinónimo de terrorismo.

Desde la creación de Israel, sus aliados occidentales defienden la causa sionista. De manera paradójica, el complejo de culpa ha llevado a que Alemania justifique las políticas israelíes de seguridad y defensa, incluso cuando éstas resultan en la violación de los derechos humanos del pueblo dueño de aquellas tierras. El temor a ser acusados de antisemitas ha llevado a que grandes intelectuales “pacifistas”, como Jürgen Habermas, se hayan mantenido callados frente a la violencia.

Es así como de nueva cuenta un genocidio se justifica y protege desde el poder. La aniquilación sistemática del pueblo palestino es negada por varios gobiernos europeos y por Estados Unidos; defensores incondicionales de Israel.

El primer genocidio del siglo XXI, que ha cobrado la vida de más de 35 mil personas desde el 7 de octubre de 2023, ha devastado la Franja de Gaza. Asimismo, ha provocado que más de 1 millón de personas se desplacen de forma forzada a lugares considerados seguros.

La violencia sistemática y permanente sucede frente al resto de la humanidad desde 1948. El término árabe de “Nakba” (catástrofe en español) se utiliza para describir las masacres, la expulsión y el desplazamiento forzado que sufrió el pueblo palestino en el periodo previo y a lo largo de 1948. Esta catástrofe no ha cesado desde entonces. De forma programada, se ha arrinconado a la población de religión musulmana en la Franja de Gaza y Cisjordania.

Frente a esta gran calamidad es importante recordar que, como seres humanos, tenemos una responsabilidad moral hacia nuestros semejantes: debemos defender los derechos humanos cuando están siendo violados. Cada uno de nosotros debe alzar la voz y clamar justicia por los pueblos oprimidos: ¡viva Palestina libre!

Mario Santiago Juárez*

*Doctor en derecho por la Universidad Carlos III de Madrid

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