El Universal
08 de octubre de 2001
Una larga batalla
Colin Powell*
POR primera vez, el secretario de Estado delinea los planes de la batalla contra el terror, y explica cómo podrían dar forma a un nuevo orden mundial.
Los asesinatos en masa perpetrados el 11 de septiembre bajo la dirección de Osama Bin Laden y su red Al-Qaeda, han unido al mundo en contra del terrorismo internacional. Unos 80 países perdieron ciudadanos en los ataques. A partir de nuestra pena compartida y de nuestra decisión compartida pueden surgir nuevas oportunidades no sólo para vencer el terrorismo, sino también para trabajar con otras naciones en una serie de asuntos trascendentes de interés global. Muchos países y organizaciones internacionales han respondido al llamado del presidente George W. Bush de establecer una coalición mundial para combatir el terrorismo, entre ellas la OTAN, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, la Asociación de Países del Sudeste Asiático, la Organización de la Unidad Africana, la Liga Árabe y la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU. De hecho, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad una resolución histórica, que obliga a todos los 189 Estados miembros a poner fin a todo tipo de apoyo a los terroristas, incluyendo viajes, planeación y flujos de dinero, y a colaborar para llevar a los terroristas ante la justicia. El terrorismo internacional representa una amenaza multidimensional. Nuestra coalición debe utilizar todas las herramientas del Estado para derrotarlo. Algunos países participarán en la respuesta militar contra los involucrados en las atrocidades del 11 de septiembre. Otros, aunque no participen directamente en la acción militar, brindarán apoyo logístico o acceso a bases y otras zonas, o concederán el derecho a realizar vuelos de reconocimiento. Y muchos contribuirán a los esfuerzos humanitarios para ayudar a los millones de afganos inocentes que han sufrido bajo el régimen Talibán, régimen que parece estar más interesado en Osama Bin Laden y sus terroristas que en sus propios ciudadanos que padecen hambre.
Asimismo, los miembros de la coalición trabajarán para fracturar y destruir las redes terroristas en el largo plazo, compartiendo inteligencia y otra información crucial; cooperando en acciones de justicia, y eliminando las líneas de apoyo financiero de los terroristas. Esta será una campaña larga y difícil, que se medirá en años y se librará en muchos frentes. A fin de cumplir con un esfuerzo de esta naturaleza, nuestra coalición tendrá la flexibilidad para evolucionar.
Y el proceso mismo de tomar parte en esta gran campaña global contra el terrorismo, bien podría abrir la posibilidad para fortalecer o reestructurar las relaciones internacionales, así como para expandir o establecer áreas de cooperación.
Ya en este momento, nuestras alianzas en Europa, Asia y el Hemisferio Occidental han cobrado mayor vigor al ser invocadas las cláusulas de defensa colectiva de los tratados de la OTAN, la ANZUS y de Río. Rusia y China, dos grandes potencias en transición y cuya integración exitosa a la comunidad internacional buscamos, han contribuido ya a este esfuerzo global sin precedentes. Desarrollar la costumbre de consultar y colaborar contra el terrorismo internacional, puede generar oportunidades para profundizar nuestras relaciones con ambos países en otras esferas.
Paquistán y la India, enconados rivales, se han sumado ambos a la coalición. Esto podría plantear la oportunidad para los dos países de explorar nuevas formas de concebir la estabilidad en el subcontinente.
Los millones de estadounidenses que practican el Islam, y los 10 países musulmanes que perdieron ciudadanos en los ataques del 11 de septiembre, no necesitan ser convencidos de que los asesinos y sus cómplices pervierten el Islam al utilizarlo para justificar sus espantosos crímenes. A partir de una profunda sensación de humanidad compartida, y del escalofriante reconocimiento de una vulnerabilidad común ante el terrorismo, vemos nuevos espacios para fortalecer nuestras relaciones con el mundo islámico.
En esta campaña global, Estados Unidos da la bienvenida a la ayuda de cualquier país o grupo que esté genuinamente preparado para trabajar con nosotros, pero no relajaremos nuestros estándares y seguiremos promoviendo nuestros intereses fundamentales en materia de derechos humanos, responsabilidad gubernamental, mercados libres, no proliferación y resolución de los conflictos, porque creemos que un mundo de democracia, oportunidad y estabilidad, es un mundo en el que el terrorismo no puede prosperar.
En toda esta campaña contra el terrorismo internacional, los dedicados hombres y mujeres del departamento de Estado, en nuestros puestos en el exterior y en Washington, estarán en la línea de combate tanto como aquellos que vistan el uniforme.
No permitiremos que el terrorismo secuestre la política exterior estadounidense. El presidente ha instado al pueblo estadounidense a regresar a sus vidas cotidianas normales. De la misma forma, Estados Unidos seguirá promoviendo una agenda internacional completa, desde alentar el buen gobierno hasta cooperar con otros países para erradicar el sida, así como forjar un marco estratégico posterior a la guerra fría, lanzar una nueva ronda comercial e impulsar la paz en Medio Oriente.
El terrorismo ha proyectado una sombra en todo el globo. Pero la decisión global para vencerlo nunca ha sido más firme, ni más brillantes las perspectivas de cooperación internacional en una amplia gama de tópicos. Como el presidente Bush dijo el otro día al visitar el departamento de Estado: "algo bueno saldrá de esta maldad. A través de nuestras lágrimas vemos oportunidades para crear un mundo mejor para las nuevas generaciones. Y las aprovecharemos".
* Secretario de Estado de EU .
12.11.01
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