2.9.13

MOONWALKERS´ REFORM (3/3)

David Márquez Ayala
Frente a la propuesta neoliberal de los Moonwalkers –criaturas lunáticas que al caminar retroceden– el PRD y Cuauhtémoc Cárdenas han presentado una iniciativa alterna de corte nacionalista que responde al sentir de la mayor parte de la población, de agrupaciones civiles y de expertos en el tema.
La propuesta nacionalista

Su enfoque central es preservar para la Nación y la sociedad el pleno control, proceso y usu-fructo de los recursos energéticos y su renta. Se opone a modificar la Constitución pero propone cambios a 12 leyes secundarias y crear un Fondo con los ingresos petroleros. La propuesta se estructura en torno a ocho medidas-objetivo:

1. Descarga fiscal a Pemex. a) Nuevo régimen fiscal que le genere recursos adicionales para inversión productiva y revertir la descapitalización a la que ha estado expuesto, y para poder cumplir con su objeto de abastecedor de energéticos de calidad, accesibles y a un costo razonable, y poder garantizar la seguridad energética.

2. Autonomía presupuestal y de gestión. a) Se otorga tal autonomía para ejercer los recursos provenientes de la descarga fiscal con base en los requerimientos que establezca su Plan de Negocios y las necesidades del país; b) Saca a Pemex y CFE del presupuesto federal y del control de Hacienda.

3. Nuevo gobierno corporativo.-a) Se reintegra verticalmente a Pemex desapareciendo los organismos subsidiarios; b) Se reorganiza la integración de los Consejos de Administración; c) Se reducen (de 7 a 5) los Comités de Apoyo al Cons de Admon; d) Se le da un objetivo prioritario de internacionalizarse.

4. Empresas públicas eficientes y eficaces. a) Se transforma a Pemex y a CFE en verdaderas empresas públicas con características propias para hacerlas más ágiles, robustas e independientes en su toma de decisiones con la meta de cumplir con su objeto energético.

5. Transición energética. a) Pemex deja de ser una empresa exclusivamente petrolera para convertirse en una empresa energética integral; b) Se le imponen nuevos mandatos para contribuir al desarrollo, producción y uso de fuentes de energía alternativas. En el largo plazo los hidrocarburos se acabarán y es necesario iniciar la transición energética cuanto antes. También se obliga a Pemex a (prevenir) los efectos adversos del cambio climático.

6. Investigación y desarrollo. a) Se le proporcionan a Pemex más recursos para I y D tecno-lógico… del 0.65 al 1.0% del valor anual del petróleo crudo y gas natural; b) Este incremento automáticamente eleva los recursos al Instituto Mexicano del Petróleo, IMP; c) Al Comité de Investigación y Desarrollo Tecnológico se le amplían sus facultades para garantizar que la tecnología o investigaciones que realice el IMP puedan ser canalizadas a través de este Comité y dictaminar su incorporación prioritaria a los procesos pro-uctivos de la empresa pública.

7) Fortalecimiento de la arqui-tectura institucional. a) La Comisión Nacional de Hidrocarburos CNH y la Comisión Reguladora de Energía CRE se transforman de organismos desconcentrados a descentralizados, con personalidad jurídica, patrimonio propio y autonomía de gestión; b) Se amplían las facultades de la CNH en materia de supervisión, verificación y vigilancia a Pemex.

8. Nuevo destino a los recursos provenientes del petróleo. a) Se crea el Fondo para los Excedentes Petroleros; b) Se utilizan racionalmente estos ingresos que la Nación obtiene de su riqueza natural; c) Los recursos podrán ser usados por resolución expresa de la Cámara de Diputados (o de la Comisión Permanente); y d) Se utilizarán para: i Proyectos prioritarios de Pemex y CFE, ii de infraestructura de transporte masivo, contribuir al ahorro de combustibles, y coadyuvar a la transición energética, y iii proyectos que beneficien a la salud de los mexicanos…

Opinión

Potenciar el sector energético es sin duda de vital importancia para el país. Ante la actual disyuntiva de optar entre una reforma privatizadora-desnacionalizadora, y una reforma nacionalista que se enfoca en la capacidad interna reestructurando a Pemex y CFE, consideramos que ésta última es la adecuada para México por las siguientes razones:

I) Seguridad energética.- El eje principal de la reforma gira no en cuánto dinero podemos obtener de los hidrocarburos o la energía a corto plazo, sino en el cómo podemos garantizar la seguridad energética para las siguientes generaciones.

Ante esta prioridad, la opción de reestructurar nuestro sistema energético y mantener el control de la Nación sobre los limitados recursos naturales disponibles (y en especial sobre los no renovables) a fin de aprovecharlos, dosificarlos y optimizar su transformación y uso al ritmo de las necesidades del país, es sin duda más sensata que la opción por una sobreexplotación acelerada vía empresas petroleras transnacionales con intereses de abasto, dominio de reservas y ganancias rápidas que no sólo son divergentes sino en mucho contrapuestos con los nuestros.

México no está en una emegencia energética a corto plazo, pero lo estará y pronto si seguimos el razonamiento falso de que no podemos con la industria, que Pemex y CFE son reliquias del pasado y que es mejor desplazarlas para que las empresas modernas que sí pueden se encarguen de la energía futura.
 La transición energética del siglo 21 es un reto que debemos afrontar como Nación responsable y soberana, y no como un país incapaz, apocado, subordinado y autoderrotado. Si Arabia Saudita, Brasil, Irán, Noruega y Venezuela, por citar ejemplos, han avanzado en la tecnificación e integración nacional de sus respectivas industrias petroleras, nosotros, con una historia, una experiencia y una industria inte-grada como Pemex ¿no podemos? ¡Por supuesto que sí!

Está claro que Pemex debe poder contratar ciertos trabajos y servicios especializados hoy no disponibles, pero no se debe ceder ni un ápice en la privatización de las funciones troncales que le asigna la Constitución. Por ello ésta no debe modificarse, y sí prohibirse expresamente en las leyes secundarias cualquier tipo de concesión abierta o disfrazada (contratos integrales, incentivados, de utilidades compartidas y otros) que involucren algo más que pagos en efectivo (aunque Pemex absorba el riesgo), ya que el costo de involucrar pagos o incentivos en especie, o con base en porcentajes o participaciones de la producción, las ventas, las utilidades, o cualquier figura similar, resulta más alto e implica cesiones y compromisos mucho más onerosos, lesivos e inaceptables para el país.

II) Control efectivo de la cadena industrial.- México debe dejar de ser exportador de crudo, sustituir los petrolíferos impor-tados con refinación propia, y restituir sus reservas probadas de los actuales 10 años a 25, y las posibles de los 19 a 50 años.

Así, el país se da un espacio para la restitución de sus reservas; construir la capacidad de refinación necesaria para la demanda nacional; y para avanzar (por ej con Petrobras), en la exploración y extracción de petróleo y gas, sobre todo en los yacimientos marítimos que compartimos con Estados Unidos.

Especial prudencia sería recomendable en la explotación de las lutitas o esquisto (shale) pues los efectos geológicos y de cotaminación hidrológica parecen ser de tal nocividad que países como Francia la han prohibido.

Esta mesura, dosificación y recuperación energética es perectamente posible si Pemex es total responsable, ya que operará conforme al país convenga. No será así si permitimos a corpora-ciones extranjeras (o nacionales) asumir control (aun parcial) sobre nuestras reservas, volúmenes de extracción, exportación, procesamiento y distribución.

III) La maximización del impacto sobre la economía y el empleo.- El relanzamiento de Pemex y CFE conlleva un potencial enorme para expandir la demanda de bienes y servicios nacionales, lo cual debe ser una prioridad obligatoria. No ocurrirá así si las inversiones son privadas y extranjeras, pues estas empresas se abastecen dónde, cómo y con quién les conviene.

Esto es también aplicable al empleo, pues la capacidad de generarlo en gran escala no está precisamente en las cadenas productivas de la energía, que son intensivas en capital, pero sí en el empleo colateral que se genera en toda la trama de proveedores que Pemex y CFE pueden asegurar para el país, y no las empresas privadas/extranjeras.

IV) Optimización de la renta petrolera.- Es inaudito sostener que el país recibirá más recursos fiscales privatizando el sector energético. Nunca las empresas privadas aportarán más ingresos al país que los aportados por empresas públicas como Pemex y CFE, recursos que serán mayores después de sanearlas y reestructurarlas, y con la seguridad, además, de que no eludirán al fisco ni acabarán ocultos en un paraíso fiscal.

En cuanto a un nuevo régimen fiscal para Pemex, consideramos que no es por ahora prioritario, aunque sí lo es asegurarle un retorno vía presupuesto de recursos suficientes para inversión. Dejarle amplias utilidades no es procedente sin antes asegurar que el sindicato, la administración y el gobierno no podrán hacer un aprovechamiento impropio de ellas.

Corolario
En los últimos lustros, el principal obstáculo que ha tenido (y tiene) el desarrollo energético del país y sus dos empresas pilres, Pemex y CFE, es el gobierno. Por ello, el punto de partida es darles una nueva estructura administrativa autónoma, profesional, eficiente, honesta, estable y sólo comprometida con dar al país resultados óptimos.
En cuanto a la reforma, la mejor opción, desde cualquier punto de vista, es la de un cambio hacia adentro con la reestructuración cabal de Pemex y CFE, y no hacia afuera permitiendo una nociva, peligrosa e innecesaria intrusión, con enormes repercusiones, de transnacionales petroleras y energéticas en el país.

Tratándose de recursos estatégicos y no renovables, la decisión que tome el Congreso en torno a esta reforma es crucial para el país como ninguna. Grave será buscar el futuro saltando hacia atrás.

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