8.10.14

¿Y quién imputa el delito del silencio?

Mayte Guzmán Mariscal

Desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al mundo
y los estudiantes se mantengan sumisos ante el tirano”
Lucio Cabañas

Leyó en voz alta el  folleto que tenía entre manos con la frase “Resistir o morir” y su vena marxista salto de inmediato para desestimar  el  sentido de aquella propaganda.  Resistir  no -espetó tajanteporque la resistencia implica sumisión, implica que sigue habiendo un opresor, y en cierta manera, una fantasmal resignación ante esos mecanismos sistemáticos. La frase tendría que decir, “luchar o morir” -concluyó,  suscitando el  asentimiento de los allí  presentes-.  Le conozco poco, y aunque algunos lo tachan de radical sin sentido, en esa ocasión reconozco que también le di la razón.

Es verdad que  las connotaciones y  los marcos de  referencia los construimos nosotros y  nuestras circunstancias.  También  es  verdad  que  restituir  ciertas  connotaciones  o  resignificar ideas  tan arraigadas en nuestras versiones de la realidad, es un proceso largo y muy complicado.

De allí la recriminación y deslegitimación constante hacia los movimientos -no de resistencia- de lucha social que se han mantenido a contracorriente a lo largo de la historia de México, pues se sostienen en relaciones de dominación basadas en el  histórico criterio de la pobreza material, cal ificada bajo los parámetros de quienes ostentan el poder.

Y quienes se erigen como jueces, absueltos de la represión, resultan ser quienes temen volver a su pasado de pobreza material, o quienes nunca han padecido ciertas carencias y temen descender de su mediana escala económica. La denominada clase media, amante de la tecnocracia, el  esnobismo, pero sobre todo defensora del establishment apolítico, ascéptico.

Lo que cambia es el modo de dominación que en lugar  de ser  políticamente por  la violencia se ejerce por  la  explotación  y  el  despojo  económico  en  razón  de  una  versión,  no  ya  política,  si no  sobre  todo económica y administrativa del «bien común» o «interés común»: el bienestar” 1
.
Así  tenemos un sector mayoritario de la población que clama, como la historia se lo ha enseñado (y porque la historia se ha ensañado), por sus derechos más elementales consciente de la opresión y el expolio al  que ha sido sometido sistemáticamente.  Por  otro, una mínima parte de la población que tiene todo un “arsenal”  ideológico para salvaguardar  sus intereses económicos y políticos con ese argumento eufemístico del bienestar.

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La memoria clama a gritos no sólo atender ese presente que se diluye en nuestras manos en medio de hechos violentos que han hecho sangrar  a México durante décadas y de los que todas las personas mexicanas somos víctimas, clama también porque nos impliquemos y hagamos nuestras esas causas.

¿Cómo sensibilizar a toda esa masa expectante, apolítica y aséptica que no hace más que criminalizar a quienes luchan contra la exclusión,  la opresión y el  olvido? ¿Tan interiorizada tenemos esa inercia Lucio Cabañas absurda de que sólo ahogado el  niño, se tapa el  pozo? ¿O es entonces que hemos normalizado ya la violencia en nuestra cultura?¿Qué nos hace falta para razonar, reflexionar y reaccionar?

Con hechos tan deleznables como lo ocurrido en Ayotzinapa, no hacemos más que demostrar que la frase de que “el mal existe no por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa” es una realidad evidente.

Aquí algunos retazos de nuestro presente desmesuradamente violento e impune, donde el  olvido teje a intervalos su telaraña:

1997, Acteal,  Chiapas. Masacre a manos de paramilitares de 45 indígenas tzotziles, varios niños y mujeres.

2006,  Atenco,  Estado  de  México.  Detención arbitraria de unos 200 manifestantes,  violaciones y vejaciones a 26 mujeres tras las protestas por la intención de despojarlos de sus tierras para construir el aeropuerto.

2006. Oaxaca. Rebelión de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) liderea una huelga de maestros que duró siete meses, con un saldo de 26 asesinatos, 500 detenidos y unos 380 casos de tortura.

2006.  San Luis  Potosí. Protestas por la violación de la sentencia que prohibía la instalación de la minera San Xavier en SLP. A estas alturas el daño ecológico es irreparable.

2008. San Juan Copala,  Oaxaca. Asesinato de dos locutoras indígenas triquis, Felicitas Martínez y Teresa Bautista, en San Juan Copala.

2010. San Juan Copala, Oaxaca. Asesinato de la activista Alberta Cariño y Jyri  Antero, cooperante finlandés tras una emboscada paramilitar.

2012.  Michoacán. Operativo simultáneo para desalojar las Normales Rurales de Cherán, Arteaga y Tiripetío que estaban ocupadas por los estudiantes. El saldo oficial es de 178 detenidos y un número de heridos sin cuantificar.

2012. Morelia, Michoacán. Policías federales y municipales irrumpen tres casas de estudiante de la UMSNH con un saldo oficial de siete estudiantes golpeados por las fuerzas policiales y 194 detenidos.

2014. Oaxaca. Durante una serie de protestas para exigir el  incremento de plazas en las normales, fueron detenidos 162 normalistas.

2014.  Ayotzinapa,  Guerrero.  Policías  municipales  abren  fuego  contra  autobuses  “tomados”  por normalistas. El saldo es de 6 muertos, 17 heridos y 43 normalistas desaparecidos. Las autoridades aún no  confirman  que  los  restos  de  las  fosas  de  Iguala,  el  lugar  del  enfrentamiento,  son de  los desaparecidos.

La lista es mucho más larga de lo que recordamos.

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Las normales rurales en México

México ocupa el  quinto lugar entre los países que peor pagan a sus profesores, según un estudio de 2012  de  la  OCDE.  Sin  embargo,  lo  más  preocupante  no  es  sólo  el  paupérrimo  salario  y  l a desproporcionada  distribución  de  los  ingresos  destinados  al  gremio  magisterial.  Lo  es  también  la reestructuración  educativa  que  al  día  de  hoy  ha tecnificado la educación  y  vaciado  de  contenido reflexivo, humanístico e histórico los programas formativos.

¿Cómo surgieron las normales rurales?

A principios del siglo pasado, una de las políticas vasconcelistas para alfabetizar l as zonas rurales fue la creación  de  este  tipo  de  escuelas  normales.  Desde  sus  inicios,  las  escuelas  normales ruralesfuncionaron no sólo para la enseñanza del  conocimiento tradicional  a indígenas y campesinos, sino también a la organización para su emancipación.

¿Quiénes estudian allí?

Especialmente personas oriundas del campo y comunidades indígenas.

¿Cómo se accede a estudiar a las normales rurales?

El  principal  requisito para ingresar a las normales rurales es no contar con recursos suficientes para estudiar en las universidades estatales. En otras palabras, “ser pobre”.

¿Por qué son limitadas las plazas para matricularse en las normales rurales?

El gobierno ha emprendido desde el sexenio ordacista el cierre sistemático y arbitrar io de las normales rurales por considerarse “semilleros de guerrilleros”.

¿Cuántas normales había y cuántas quedan?

De 46 normales rurales que había en el país en tiempos de Lázaro Cárdenas, quedan ahora 16 en todo el territorio nacional.

¿Cuáles son las reivindicaciones históricas de los normalistas?

Planes  formativos  orientados  a  la  transformación  social,  adaptados  a  las  circunstancias  de  cada comunidad, basados en los ejes político, cultural, productivo, deportivo y académico, más plazas y más recursos para mantenimiento y para los comedores estudiantiles.

¿Por qué murieron Genaro Vázquez y Lucio Cabañas?

El  primero líder  de la Unión Cívica Guerrerense,  el  segundo líder  de la Federación de  Estudiantes Campesinos Socialistas de México,  ambos asesinados bajo el  mandato de Luis Echeverría  Álvarez, víctimas de la Guerra Sucia en el país.

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Sin  duda,  la  represión  se  ha  agudizado  en  contra  de  los estudiantes  más  pobres,  los  de  origen proletario y campesino; en los últimos años, se han registrado un sinnúmero de agresiones en contra de los estudiantes de las Normales Rurales,  como ya se ha señalado anteriormente.  Con  miras a implementar el neoliberalismo en todas las esferas de la vida económica y política, se ha desarrollado una política de Estado destinada a legitimar el  asesinato y desaparición de estudiantes, así  como el descrédito a cualquier brote de inconformidad.

El odio, el exterminio, el desplazamiento, el destierro y la exclusión de los pobres sigue siendo política pública. Los gobiernos tienen interiorizado el  discurso del clasismo y el  racismo, por más progresistas que parezcan ante la mirada del resto de la población.

Reproduzco aquí las palabras de Mardonio Carballo que en su columna “Las Plumas de la Serpiente” ironiza la sentencia de la lidereza “vitalicia” del  magisterio, Elba Esther Gordillo,  cuando dijo que las normales rurales tenían que desaparecer,  porque “allí  se forman guerrilleros”.  A esa mujer  y a la población en general se nos olvida que es la desigualdad social la que forma guerrilleros.

NORMALES RURALES EN LA ACTUALIDAD

Aguilera, Durango

Amilcingo, Morelos

Atequiza, Jalisco

Ayotzinapa, Guerrero

Cañada Honda, Aguascalientes

El Cedral, San Luis Potosí

El Quinto, Sonora

Hecelchakán, Campeche

Mactumatzá, Chiapas

Panotla, Tlaxcala

San José de Tenería, Estado de México

San Marcos, Loreto Zacatecas

Saucillo, Chihuahua

Teteles, Puebla

Tiripetío, Michoacán

Villa de Tamazulapan, Oaxaca

Nota:
1 SÁNCHEZ Parga, José (2003)Razón de Estado, razón de Mercado. Revista Nueva Sociedad 188.

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