F. Eneida Martínez Ocampo*
Facunda, Lucio y Pablo nacieron en El Porvenir –ese poblado de Atoyac,
Guerrero, aferrado en la sierra– eran hijos de Rafaela Gervacio
Barrientos y Cesáreo Cabañas Iturio. La relación marital no duró y quien
se quedó con los hijos fue Cesáreo. Sin embargo, éste poco tiempo crió a
sus vástagos, porque huyó a la Ciudad de México por asesinar a un
hombre; los dejó a cargo de su madre Aldegunda Iturio y su hermana
Marciana.
Con el tiempo, Cesáreo regresó a Guerrero pero a El Cayaco, municipio de
Coyuca de Benítez; los hermanos Cabañas –junto con su abuela y tía– se
trasladaron a ese poblado a vivir al lado de su padre, la vida parecía
acomodárseles; trágicamente un pleito añejo de Cesáreo resultó en su
asesinato. Otra vez, los hermanos tuvieron que ser criados por la tía
Marciana.
El anhelo de Lucio era seguir sus estudios; así, se trasladó a Tixtla
para concluir su primaria y comenzar su formación de maestro en la
normal en Ayotzinapa. Los estudios y la vida política empezaron a
sistematizar su pensamiento; el cargo de secretario general de la
Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México le permitió
recorrer la República y conocer la realidad de las normales rurales.
Cuando se convirtió en profesor (1963) impartió clases en la primaria
Plan de Ayala, en Mexcaltepec; el trato hacia sus alumnos fue de respeto
y no utilizó golpes. Lucio no era el típico maestro que usaba el lema:
"La letra con sangre entra y la labor con dolor"; esto le retribuyó
reconocimiento como un buen docente; por eso era conocido con cariño
como El Profe, El Profesor o El Maestro, incluso ya estando en la
sierra, de guerrillero.
En 1964 lo encontramos en la escuela Modesto Alarcón, en Atoyac,
primaria controlada por la directora Genara Reséndiz, quien obligaba a
padres de familia a pagar cuotas, entre otros abusos. Lucio y una
generación de docentes fueron construyendo la politización de sus
alumnos; la praxis de esa pedagogía consistió –entre otros elementos– en
democratizar la escuela, que no fuera un espacio controlado por los
poderes caciquiles locales; los actores no tenían que ser únicamente los
maestros, sino también los estudiantes y sus padres. Dicho movimiento
fue elevando su estructura a tal grado, que ya no eran tan sólo los
involucrados de la escuela, sino también los campesinos de la zona, las
fonderas del mercado, los pobladores en general… A los ojos de las
autoridades este movimiento social era peligroso; los maestros estaban
construyendo una comunidad que se organizaba, luchaba y le exigía a un
sistema político rancio que ya era tiempo de cambiar el orden de las
cosas.
Los dos maestros más visibles en esta lucha social –Lucio y Serafín
Núñez Ramos– fueron castigados, trasladándolos a Tuitán, Durango; donde
duraron un año, ya que las presiones de los movilizados en Atoyac por
regresarlos, resultaron positivas. ¡Había triunfado la lucha! La
directora "Genarita", junto con sus cuotas y uniformes, ya no estaba en
la Modesto Alarcón; en lontananza se avizoraba un nuevo tipo de escuela.
Una de las primarias vecinas, Juan Álvarez, también albergaba una
situación parecida a la que había tenido la Modesto. Su directora, Julia
Paco Pizá, junto con algunos padres de familia pudientes y profesores,
mantenían la misma dinámica de abusos. Paralelamente surgió la
organización de los maestros que no estaban de acuerdo con estas
injusticias; conocían el prestigio de Lucio y Serafín y prestamente
fueron a pedirles apoyo y liderazgo. Mítines, recorridos en los pueblos,
antorchas alumbrando las marchas nocturnas… Parecía un triunfo
ineludible, ya que la directora Julia había sido removida, no así los
maestros que la habían apoyado y eso exigía el movimiento.
La mañana del 18 de mayo de 1967, Lucio se encontraba en su salón
impartiendo trabajo para su grupo de cuarto grado: "Les voy a dejar
estas tareas; no salgan, estense aquí, voy a regresar luego"; esas
fueron las últimas palabras que recuerda Juan Hernández Meza, su alumno.
A continuación, Lucio se fue al lugar –a un lado de la escuela Juan
Álvarez– para convocar el cambio de hora del mitin que estaba programado
en la mañana; la presencia de la Policía Judicial causaba mucha
preocupación.
Cuando el profesor tomó el micrófono para hacer el llamado, el
comandante de la policía del estado, capitán Enrique Arellano Castro,
quiso impedirlo, se inició la refriega y fueron asesinados cinco
miembros del movimiento democrático en pro de la Juan Álvarez.
Lucio ya no volvería a pisar un aula –partió a la sierra de Atoyac a
formar paulatinamente el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de
Ajusticiamiento– a pesar de que ya no dio clases en una escuela, la
población que lo quería y respetaba le seguía llamando El Profe.
Lucio Cabañas Barrientos, el 15 de diciembre de 2022 habría cumplido 85 años de edad.
* Profesora investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional/Ajusco
15.12.22
El profe Lucio
17.11.22
Pata rajada
Fabrizio Mejía Madrid
La referencia de la señora a los pies y al calzado no es, pues, ninguna innovación lingüística; es, en cambio, la repetición pública con aplausos y apoyo, del discurso de la blanquitud.“Es nuestra descendencia la que está en juego”, aseguró una señora vestida de blanco en la marcha que anunció la entrada de la oposición a la elección presidencial de 2024. Gritando, desaforada, describió lo que, para ella, es el Presidente López Obrador: “Indio de Macuspana: tienes unas patas rajadas que ni el mejor zapato que te pongas te quita lo naco, pendejo”. Sobre el Paseo de la Reforma, la señora recibió aplausos. En Twitter, los usuarios como Francisco Goytortúa la llamaron “gran mexicana” o, como Gloria Dávila, dijeron que “las representa”. Ambos retuitean con fruición a Felipe Calderón. La pregunta obligada es: ¿cómo un discurso de odio puede “representar” a alguien y qué tenía que ver el insulto racista hacia el Presidente con marchar supuestamente en defensa del órgano electoral más oneroso y omiso que hemos tenido desde 2006?
Pata rajada es un término del clasismo racializado que se utiliza en toda América Latina para discriminar a los indígenas sin zapatos, a los esclavos y los peones tanto de la colonia como del siglo XIX, que trabajaban descalzos y cuyas plantas de los pies se abrían con el polvo del camino. Se debe hacer notar que no se dice “pie” sino “pata”, porque se animaliza al insultado. Referirse a las heridas de la piel de los pies también hace alusión a que las comunidades indígenas fueron desplazadas geográficamente a las afueras de las ciudades criollas y, por ende, tenían que “bajar del cerro” cuando se les llamaba con tambores. De hecho, tan es un clasisimo racialializado el tipo de racismo mexicano, que no importaba si eran mestizos, se les seguía llamando “indios” a los que vivían en los linderos, en las afueras distantes y que tenían que desplazarse para tratar asuntos con “la gente de razón”. Los indios no sólo caminaban sino que cargaban cosas a cuestas y aun, personas. “Tiene el nopal en la frente”, dicen de alguien que corporalmente lleva el distintivo de una identidad ancestral que es la pobreza.
La referencia de la señora a los pies y al calzado no es, pues, ninguna innovación lingüística; es, en cambio, la repetición pública con aplausos y apoyo, del discurso de la blanquitud. Blanquitud no es un color de piel sino una actitud mental. La blanquitud cultural no es blancura racial —se puede enarbolar la blanquitud siendo moreno o negro—, sino una violencia sistemática contra un grupo que se siente que no está comportándose como debería. La violencia verbal de la señora de la marcha hace transparente a todo un sistema de apariencias, reglas de vestimenta y del lenguaje, códigos de comportamiento, construido para obligar, para someter a los demás a ser mercancías. Como la describió el filósofo Bolívar Echeverría, “la blanquitud arrasa con todo aquello que se le opone o que amenaza el poder del utilitarismo: las pulsiones de vida, las tendencias lúdicas y creativas, los momentos de ocio, disfrute y libertad, los arrebatos del deseo, las pasiones y la risa, los espacios de encuentro espontáneo y de reflexión crítica”. En el fondo de la blanquitud está el sometimiento de lo Otro que, si no se reprime, merece ser exterminado. La señora de la marcha, al igual que el magnate Claudio X. González o los líderes del PRIAN, reaccionan ante un país que ya no es la totalidad donde ellos creían vivir. Es un país con una mayoría del 80 por ciento que supo, en algún momento de 2006, que el neoliberalismo nunca la iba a beneficiar. Pero los que siguieron comportándose, sometidos a las reglas de ser mercancías —con la “actitud positiva” de la autoayuda, los gestos, la sonrisa perpetua, las formas presentarse como una mercancía que se ofrece para ser comprada—, reclaman ahora su desconcierto. Habría que decirles que no es la 4T la que no cumplió sus expectativas de someterse para lograr un mayor nivel de consumo, sino que esa promesa del neoliberalismo era una mentira. Que debían escuchar a los de abajo, a los pobres, que se dieron cuenta desde hace más de una década. Pero no los han escuchado porque el propio sometimiento a la blanquitud se los impide: ¿cómo los pobres van a saber más que yo? Los zapatos, nos dice la blanquitud, son una identidad espiritual que no se borra.
Pero ¿cuál es esa identidad? Bolívar —y antes Husserl—, aclaran que el “eurocentrismo” no es de los gitanos, los eslavos, o los polacos y españoles, o en el caso de Estados Unidos, los afroamericanos o los judíos. No es geográfico ni cultural, sino de una clase hegemónica, imaginada, fantaseada por los que, desafortunadamente, tuvieron que nacer en México, en la periferia polvorienta, improvisada, narcotraficante, y “horrorosa”, como dijo el excanciller de Vicente Fox del pueblo de Putla. Es la confusión de la universalidad abstracta con el anhelo de pertenecer al centro hegemónico concreto, los blancos de Europa y Estados Unidos. Así, la señora de la marcha siente que la desigualdad con los “indios de Macuspana” se justifica por la superioridad de “saber pensar”, ser útil, y someterse a una racionalidad de ser útil a un discurso de dominación que ella misma repite. La señora, al igual que muchos que de buena fe asistieron a marchar por los privilegios de la burocracia del órgano electoral y su tribunal, están sometidos, sin siquiera estar conscientes de ello, a una forma de juicios, valores, y comportamientos sin la cual no pueden ser “modernos”. Los zapatos serían la metáfora de esa servidumbre que les exige para ser aceptados en la civilización superior. Como ellos mismos se saben obedientes a las reglas de la blanquitud, también le exigen docilidad a los de abajo. Los que tienen trabajadoras domésticas les celebran su docilidad, su sumisión, y les atribuyen una bondad “natural”, que es encajar en su lugar inferior. Pero, cuando exigen sus derechos, vuelven a ser “indios pata rajada”.
Si eres “indio de Macuspana” cuando no reconoces tu lugar inferior en la escala de la blanquitud, eres comunista cuando politizas la desigualdad. Eso también se repitió en la marcha de Claudio X. González y el PRIAN. Un cartel que sostenía un señor maduro en pants y chamarra rosa así lo dejaba ver: “No somos pueblo, somos ciudadanos”. Muchos rechazaron la existencia misma de las clases sociales y prefirieron encubrir la desigualdad tan notoria en México con llamados a que “todos somos mexicanos” y a esta idea de una ciudadanía que son sujetos separados del resto que votan, no pendientes de la situación nacional, sino de sus propios intereses. Pero he ahí otra de sus contradicciones: tomaron una mentira como la desaparición del órgano electoral como parte de sus intereses trastocados. Ellos escuchan “pueblo” en su acepción del siglo XIX, cuando se reconocía la racionalidad de los hombres por separado pero que, a la hora en que se juntaban para protestar en público, se convertían en una masa irracional. ¿Cómo se operaba esa transformación del ciudadano razonable en pueblo impulsivo? Era una cosa diabólica que tenía que ver con la manipulación de un líder carismático. Era una cosa demencial que tenía que ver con el anonimato en una gran concentración de personas que llevaba a que se sintieran impunes en sus arrebatos escondidos en la indefinición. No reconocen las clases sociales sino lo que les han repetido hasta la saciedad: hay ganadores y fracasados. El signo distintivo entre el triunfo y la derrota es el dinero y, por ende, ser pobre es estar estigmatizado por la derrota y el fracaso. No serlo, aunque no se sea rico, es estar, por lo menos, en el camino al éxito. Por eso se han negado a sí mismos la oportunidad, tan humana y universal, de la derrota. Y la esconden con vergüenza o se repiten que es temporal y que debes aprender de ella, cuando todos sabemos que el infortunio es lo más generalizado y que ganar es la excepción. Pero se han sometido a esa otra esclavitud del ánimo: actuar como que es cierta esa gran mentira del neoliberalismo de que el esfuerzo y el talento eran suficientes para triunfar. Me conduelo de su soledad, de sus esfuerzos que no dejan frutos, de enterarse —porque tienen que haberlo escuchado ya— de que los millonarios consiguieron sus fortunas con contratos corruptos, que se les perdonaron los impuestos, que se les regalaron rescates cuando ellos mismos juraban que la valentía de ser empresarios es que existía un riesgo de perderlo todo. Nunca tuvieron riesgos porque los rescatábamos todos. Nunca arriesgaron nada porque se les daba trato de favoritos. Pero ahí siguen los esforzados de la superación personal reivindicando su derecho a esforzarse sin reclamar lo que los de arriba si han tenido: apoyos del Gobierno. Entre los ricos que nos endeudaron a todos con el Fobaproa y los programas sociales, la señora de la marcha cree que la pobreza se reparte, que se contagia, que se invoca si uno la nombra. La pobreza es como un conjuro, una maldición, un hechizo.
La manta dice: “Me gustan los lujos del capitalismo: comer tres veces al día y que mi perro sea mi mascota y no mi cena”. La marcha sostiene una idea que no tiene asideros en la realidad. El socialismo no existe pero se le llama así a recuperar un poco del Estado de Bienestar. La denominación a la mano es “Así empezó Venezuela”, pero no hay algo palpable a la mano sobre qué significa eso de ser Venezuela. Entonces se recurre a la idea de la dictadura que tampoco existe. Los últimos cuatro años la oposición ha planteado lo que puede ocurrirnos: que nadie tenga vacunas; que se devalúe el peso; que la violencia rebase al Gobierno; que AMLO se reelija e instaure el castrochavismo masónico. Pero no ocurre. Esta vez tampoco: nadie ha planteado la desaparición del órgano electoral, sino que amplíe sus funciones a las consultas populares. Aún así, se insiste en la dictadura porque la libertad sería la de las mercancías y de los hombres y mujeres que se venden como tales, que son medios para un fin, que es el dinero. Han creído durante tres décadas que ejercen su libertad cuando, en realidad, se sometían a un régimen que produce cada vez más pobres, devasta al planeta, somete a las mujeres. A un régimen que se dedicó a justificar con la auto-ayuda una nueva acumulación por despojo. Pero evaden ese resultado y se dedican a mitificar los relojes o los zapatos como objetos que significan valores humanos, que encarnan victorias, cuya posesión te distingue de los otros y te hace pertenecer a un grupo selecto. Por eso creen que no es compatible ser de izquierda y comprarte un vino en City Market. Porque los objetos y lugares ya no son objetos y lugares nada más, sino símbolos de identidad, de complicidad con el capitalismo. Apoyar a la derecha se ha convertido en otra marca más de distinción. Pero deben de alcanzar a notar que la historia ha variado y que lo moderno ya no es el lucro descarado sino que empieza a llegar a muchos países la redistribución de la riqueza. Que la modernidad se hace redistributiva y con responsabilidades de las que el Estado había abjurado. Deben de sentir que su modernidad ya cumplió su ciclo y, una vez más, han quedado fuera, se les traicionó, se les vio la cara, otra vez. Esa frustración se torna en odio y el insulto a los de abajo.
Al final, el orador, José Woldenberg, está franqueado por una Diputada local de Acción Nacional en Michoacán y un exdiputado del PRD. Habla de un progreso ahistórico y universalista de la democracia mexicana que avanza sin retrocesos, sin caídas, sin fraudes electorales, sin fiscalizaciones inexistentes, con burocracias abusivas. Delinea una relato de acumulación de certezas democráticas que nadie en el país ha vivido. Es un pasado donde reinaba la armonía, donde la pluralidad no era disputa política, sino tolerancia a las diferencias, donde las reglas democráticas existían fuera de la realidad social del país, solas en sus leyes intocables, sin expresar conflictos reales y, a veces, irreductibles. Es una armonía que ya sólo existe en la idealización de un pasado idílico en el que los pata rajadas no bajaban de sus cerros porque nadie hacía sonar sus tambores.
15.11.22
The Road to Totalitarianism (Revisited)
It feels like it’s finally over, doesn’t it, the whole “apocalyptic pandemic” thing? I mean, really, really over this time. Not like all those other times when you thought it was over, but it wasn’t over, and was like the end of those Alien movies, where it seems like Ripley has finally escaped, but the alien is hiding out in the shuttle, or the escape pod, or Ripley’s intestinal tract.
But this time doesn’t feel like that. This time it feels like it’s really, really over. Go out and take a look around. Hardly anyone is wearing masks anymore (except where masks are mandatory) or being coerced into submitting to “vaccinations” (except where “vaccination” is mandatory), and the hordes of hate-drunk New Normal fanatics who demanded that “the Unvaccinated” be segregated, censored, fired from their jobs, and otherwise demonized and persecuted, have all fallen silent (except for those who haven’t).
Everything is back to normal, right?
Wrong. Everything is not back to normal. Everything is absolutely New Normal. What is over is the “shock-and-awe” phase, which was never meant to go on forever. It was always only meant to get us here.
Where, you’re probably asking, is “here”? “Here” is a place where the new official ideology has been firmly established as our new “reality,” woven into the fabric of normal everyday life. No, not everywhere, just everywhere that matters. (Do you really think the global-capitalist ruling classes care what people in Lakeland, Florida, Elk River, Idaho, or some village in Sicily believe about “reality”?) Yes, most government restrictions have been lifted, mainly because they are no longer necessary, but in centers of power throughout the West, in political, corporate, and cultural spheres, in academia, the mainstream media, and so on, the New Normal has become “reality,” or, in other words, “just the way it is,” which is the ultimate goal of every ideology.
For example, I just happened upon this “important COVID-19 information,” which you need to be aware of (and strictly adhere to) if you want to attend a performance at this Off-Broadway theater in New York City, where “everything is back to normal.”
I could pull up countless further examples, but I don’t want to waste your time. At this point, it isn’t the mask and “vaccination” mandates themselves that are important. They are simply the symbols and rituals of the new official ideology, an ideology that has divided societies into two irreconcilable categories of people: (1) those who are prepared to conform their beliefs to the official narrative of the day, no matter how blatantly ridiculous it is, and otherwise click heels and follow the orders of the global-capitalist ruling establishment, no matter how destructive and fascistic they may be; and (2) those who are not prepared to do that.
Let’s go ahead and call them “Normals” and “Deviants.” I think you know which one you are.
This division of society into two opposing and irreconcilable classes of people cuts across and supersedes old political lines. There are Normals and Deviants on both the Left and the Right. The global-capitalist ruling establishment couldn’t care less whether you are a “progressive,” or a “conservative,” or a “libertarian,” or an “anarchist,” or whatever you call yourself. What they care about is whether you’re a Normal or a Deviant. What they care about is whether you will follow orders. What they care about is whether you are conforming your perceptions and behavior and thinking to their new “reality” … the hegemonic global-capitalist “reality” that has been gradually evolving for the last 30 years and is now entering its totalitarian stage.
I’ve been writing about the evolution of global capitalism in my essays since 2016 — and since the early 1990s in my stage plays — so I’m not going to reiterate the whole story here. Readers who have just tuned into my political satire and commentary during the last two years can go back and read the essays in Trumpocalypse (2016-2017) and The War on Populism (2018-2019).
The short version is, back in 2016, GloboCap was rolling along, destabilizing, restructuring, and privatizing the planet that it came into sole unchallenged possession of when the Soviet Union finally collapsed, and everything was hunky-dory, and then along came Brexit, Donald Trump, and the whole “populist” and neo-nationalist rebellion against globalism throughout the West. So, GloboCap needed to deal with that, which is what is has been doing for last six years … yes, the last six — not just two and a half — years.
The War on Dissent didn’t start with Covid and it isn’t going to end with Covid. GloboCap (or “the Corporatocracy” if you prefer) has been delegitimizing, demonizing, and disappearing dissent and increasingly imposing ideological uniformity on Western society since 2016. The New Normal is just the latest stage of it. Once it gets done quashing this “populist” rebellion and imposing ideological uniformity on urban society throughout the West, it will go back to destabilizing, restructuring, and privatizing the rest of the world, which is what it was doing with the “War on Terror” (and other “democracy”-promoting projects) from 2001 to 2016.
The goal of this global Gleichschaltung campaign is the goal of every totalitarian system, i.e., to render any and all deviance from its official ideology pathological. The nature of the deviance does not matter. The official ideology does not matter. (GloboCap has no fixed ideology. It can abruptly change its official “reality” from day to day, as we have experienced recently). What matters is one’s willingness or unwillingness to conform to whatever the official “reality” is, regardless of how ridiculous it is, and how many times it has been disproved, and sometimes even acknowledged as fiction by the very authorities who nonetheless continue to assert its “reality.”
I’ll give you one more concrete example.
After I happened upon the “Covid restrictions” (i.e., the social-segregation system) still being enforced by that Off-Broadway theater, I stumbled upon this article in Current Affairs about the oracle Yuval Noah Harari, the writer of which article mentions in passing that somewhere between 6 million and 12 million people have “died of Covid,” as if this were a fact, a fact that no one in their right mind would question. Which it is, officially, in our new “reality,” despite the fact (i.e., the actual fact) that — as even the “health authorities” have admitted — anyone who died of anything in a hospital after testing positive was recorded as a “Covid-19 death.”
This is how “reality” (i.e., official “reality,” consensus “reality”) is manufactured and policed. It is manufactured and policed, not only by the media, corporations, governments, and non-governmental governing entities, but also (and, ultimately, more effectively) by the constant repetition of official narratives as unquestionable axiomatic facts.
In our brave new totalitarian global-capitalist “reality,” anyone who questions or challenges such “facts” immediately renders oneself a “Deviant” and is excommunicated from “Normal” society. Seriously, just for fun, try to get a job at a corporation, or a university, or a part in a movie or a Broadway play, or a book deal, or a research grant, etc., while being honest about your beliefs about Covid. Or, if you’re a “respectable” journalist, you know, with literary and public-speaking agents, and book deals, and personal managers, and so on, go ahead, report the facts (i.e., the actual facts, which you know are there, but which you have been avoiding like the plague for the last two years), and watch your career get violently sucked down the drain like a turd in an airplane toilet.
That last bit was meant for “urban professionals,” who still have careers, or are aspiring to careers, or are otherwise still invested in remaining members in good standing of “Normal” society, i.e., not you folks in Florida and Idaho, or my fellow literary and artistic “Deviants.”
We have pretty much burned our bridges at this point. Unless you’re prepared to mindfuck yourself, and gaslight yourself, and confess, and convert, there’s no going back to “normal” society (which we couldn’t go back to anyway, on account of how it doesn’t exist anymore).
I realize that a lot of folks have probably been looking forward to that … to the day when the Normals finally “wake up” and face the facts, and truth prevails, and we return to something resembling normality. It’s not going to happen. We’re not going back. The Normals are never going to “wake up.” Because they’re not asleep. They’re not hypnotized. They’re not going to “come to their senses” one day and take responsibility for the damage they have done. Sure, they will apologize for their “mistakes,” and admit that possibly they “overreacted,” but the official narrative of the Covid pandemic and the new “reality” it has ushered into being will remain in force, and they will defend both with their lives.
Or, rather, they will defend both with our lives.
If you think I’m being hyperbolic, well, consider the epithets GloboCap has conditioned the Normals to use to demonize us … “conspiracy theorist,” “science denier,” “insurrectionist,” “extremist,” “violent domestic terrorist.” None of which signify a political ideology or any political or critical position whatsoever. They signify deviation from the norm. Any type of deviation from the norm. They are tactical terms, devoid of meaning, designed to erase the political character of the diverse opposition to global-capitalism (or “globalism,” if you are touchy about the word “capitalism”), to lump us all into one big bucket of “deviance.”
It is usually not a very good omen when nations — or totally unaccountable, supranational global-power systems — suddenly break out the “deviance bucket.” It is usually a sign that things are going to get ugly, ugly in a totalitarian fashion, which is precisely what has been happening for the past six years.
Back in July of 2021, at the height of the fascistic New Normal hate frenzy, with the military enforcing “Covid restrictions,” a global segregation system being implemented, and people threatening to decapitate me for refusing to get “vaccinated,” I published a piece called The Road to Totalitarianism. We are still on that road. Both the Normals and we Deviants. We’ve been on that road for quite some time, longer than most of us probably realize. The weather has improved, slightly. The scenery out the window has changed. The destination has not. I haven’t seen any exits. Let me know if you do, will you?
Camarada Ricardo
Pedro Salmerón Sanginés
Tu nombre es sinónimo de coherencia. De intolerancia, en el mejor
sentido del término (el que definió Slavoj Zizek en En defensa de la
intolerancia). Nunca negociaste, nunca te rendiste, ni ante la muerte.
Luchaste contra todo y contra todos, a veces con miles de compañeros, a
veces con un puñado de irreductibles. Desde la tribuna, el balcón, el
exilio y la cárcel… ¿Cuántos años a la sombra, sumando todas tus
condenas?
Eres mítico desde la cuna: cuentan que naciste en la Mixteca alta, dos
años después que Jesús, cuatro antes que Enrique, y que tus padres eran
héroes. Margarita, una poblana de ojos grandes que arengaba a los
patriotas en la lucha contra el francés; Teodoro, un caudillo mixteco de
fina estampa que cuando ustedes eran niños les contó que la tierra
debería ser de todos. Así crecieron, entre el liberalismo radical, más
cercano a Francisco Zarco e Ignacio Ramírez que a tu paisano Benito
Juárez, y la tradición de resistencia comunitaria y el apego a la tierra
de los mixtecos.
¿Qué fue para ustedes mudarse a la lejana, gran ciudad, para estudiar en
las aulas del positivismo y el darwinismo social, discriminador y
racista? No lo sé, pero apostaría que aunque aprobabas con buenas notas
(no tanto como Jesús, que sí se tituló; ni como Enrique, al que premió
en persona el tirano), detestabas la escuela, aunque guardaste la
rebeldía para mejores causas… no por mucho tiempo: naciste rebelde.
Desde estudiantes se involucraron en la oposición y muy pronto
destacaste como poderoso periodista de combate. Antes de cumplir 27 años
fundaste el emblemático, definitivo Regeneración.
Fue como director de Regeneración que te invitaron a San Luis Potosí en
1901, al Congreso fundacional del Partido Liberal Mexicano (PLM)… No
estoy seguro de que hayas iniciado tu participación en el congreso con
el exordio "¡Lo que debemos atacar es al gobierno de Díaz, porque el
gobierno de Díaz es una madriguera de ladrones!", ni que del abucheo el
Congreso haya pasado al más estruendoso aplauso, pero sí sé que en muy
buena medida fue gracias a ti que el PLM emergió de San Luis como un
partido de oposición a la tiranía y que Regeneración, bajo tu dirección,
se convirtió en su órgano de combate.
¿Cuántas cárceles pisaste, cuántas veces fue destruida la imprenta hasta
que tuviste que exiliarte? Quizá el punto de inflexión fue el abierto
desafío de aquel 5 de febrero de 1903, cuando Enrique, tú y tus
compañeros colgaron en su balcón aquel cartel: "La Constitución ha
muerto".
Exiliados en Estados Unidos, Enrique y tú (junto con Práxedis, Librado,
Antonio, Anselmo y otros camaradas) se acercaron al movimiento obrero y
fueron conectando su tradición comunitaria con la demanda de "¡tierra y
libertad!" Y en 1906 rompieron con el núcleo fundador del PLM (incluido
tu hermano mayor, Jesús) ¡y llamaron a derrocar al tirano mediante la
revolución armada!
La ruptura se sembró en aquel espectacular documento que recordamos como
El programa de 1906, que aunque era un programa eminentemente liberal,
se asomaban ya al anarcosindicalismo que asumirían abiertamente desde
1908 quizá, sin duda desde 1911: la convicción de que la solución de los
problemas del mundo y de la humanidad pasan por eliminar el gobierno y
la propiedad privada de los medios de producción, y que las vías para
alcanzar esos objetivos eran la organización de los trabajadores y la
revolución armada.
Los intentos de 1906 y 1908 fracasaron, pero sé de cierto que la mitad
de los generales y jefes de las grandes revoluciones de 1910 y 1913 se
formaron políticamente en las filas de eso que desde 1906 se llamó
magonismo, en las fábricas, las conspiraciones, la defensa de la tierra,
los intentos de lucha armada contra la tiranía, ¡la libertad! Y sé de
cierto que te sentiste traicionado por muchos de ellos, los que para ti
transigieron, los que se sumaron al maderismo y al carrancismo. Y
también sé que te acercaste a la verdadera revolución social, la
derrotada, la del jefe Zapata, el coco de los tiranos.
Fuiste enemigo de todos los gobiernos y de todo sistema de opresión,
fuiste enemigo de las fronteras entre los países y además de impulsar la
revolución en México colaboraste estrechamente con la organización
obrera en Estados Unidos, cuando los obreros allá eran casi todos
migrantes europeos expulsados por el hambre, y que encontraban en el
paraíso de la democracia hambre y opresión. Y en 1918 fuiste condenado a
21 años de cárcel junto con Librado.
Tras cuatro años de durísima prisión estabas enfermo y casi ciego.
Entonces, los sindicalistas, agraristas, anarquistas y comunistas
mexicanos surgidos de la gran revolución social exigieron tu libertad.
El gobierno que se decía emanado de esa revolución intercedió por ti,
aunque tú, coherente siempre, rechazaste su mediación. Por fin se ordenó
tu liberación y, casualmente, "te ahorcaste". Hace 100 años te
asesinaron por órdenes del imperio.
¿Te digo una última cosa? Sé que hoy no estarías con nosotros (me
refiero a la #4T y Morena); pero estarías con nosotros, con las
zapatistas, los comuneros, las buscadoras de desaparecidos, los
familiares de los 43, las que luchan contra los feminicidios, los
defensores del bosque y del agua, los altermundistas…
A 100 años estás vivo, camarada Ricardo.
14.11.22
De Ricardo Flores Magón a Julian Assange
Carlos Fazio
De la muerte de Ricardo Flores Magón en la penitenciaría de Leavenworth,
en Kansas, Estados Unidos, el 21 de noviembre de 1922 −donde purgaba
una pena de 22 años por el "delito" de anarquismo, pero formalmente
sentenciado por la violación del Acta de Espionaje y el Acta de
Enemigos−, al régimen de aislamiento que sufre hoy Julian Assange en la
prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres, Inglaterra, en
espera de ser extraditado a EU para ser sometido a acusaciones por
conspiración y espionaje, han transcurrido 100 años.
Dicho lapso marca el intervalo desde el naciente imperio estadunidense
de finales del siglo XIX y comienzos del XX, y su declive actual como
hegemón del sistema capitalista, con una constante: el uso faccioso de
la justicia clasista estadunidense, con la consiguiente vulneración del
estado de derecho y la libertad de expresión y de prensa.
A finales del siglo XIX, debilitado por las deudas de guerra y las
disputas entre los liberales, el Estado demócrata-burgués mexicano dejó
paso a otro oligárquico-dictatorial, dirigido por Porfirio Díaz, quien
administró el país como reserva capitalista para sus amigos mexicanos y
extranjeros. Su dictadura de 35 años (1876-1911) desarrolló las
comunicaciones, la electrificación, los transportes, la industria y la
agricultura comercial mediante concesiones a intereses comerciales
extranjeros y nacionales, y el uso de mano de obra asalariada y forzada,
aun tiendas de raya. Como auténtica guardia pretoriana del capital
privado y del Estado, la policía rural de élite (los rurales) patrullaba
el país, mientras un ejército fuerte aplastaba las huelgas.
Hacia finales del porfiriato fue surgiendo un importante proletariado
industrial con creciente conciencia de clase, que protagonizó docenas de
huelgas mineras, ferroviarias, textiles entre 1906 y 1908, que fueron
estimuladas por el ilegal Partido Liberal Mexicano (PLM), organizado
oficialmente en 1905 por los anarquistas Ricardo y Enrique Flores Magón y
Antonio Díaz Soto y Gama, quienes radicalizaron el anticlericalismo en
pro de la democracia y avanzaron sus demandas en una dirección clasista
campesina y proletaria, al tiempo que crearon una organización
político-militar con una ideología revolucionaria antimperialista, que
impulsó revueltas armadas en estados del país.
Aunque reprimidas con gran costo de vidas humanas, las huelgas y esas
acciones armadas infructuosas desempeñaron un papel principal en las
victorias militares que arrojaron a Díaz del poder en 1910-11. (La
huelga en la mina de Cananea, Sonora, cerca de la frontera con EU,
reprimida por rangers y 2 mil soldados mexicanos, dejó cerca de mil
muertos, saldo similar a la matanza de las tropas federales durante la
huelga textil de Río Blanco-Orizaba, Veracruz).
A través del periódico clandestino Regeneración, el PLM –también
conocido como el partido de "los magonistas"−, hizo circular su programa
reformista en México y el sur de EU, una parte significativa del cual
se incorporaría en la Constitución de 1917. El programa exigía la
jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo, acabar con el trabajo
infantil y el fin del latifundismo. Su grito de guerra: "¡Tierra y
libertad!", fue recogido por Emiliano Zapata, un pequeño agricultor que
había sido despojado de sus tierras en Morelos. Junto con la consigna
"tierra para el que la trabaja", los magonistas abogaron por la
protección de los derechos de los migrantes mexicanos en EU, el fin de
la injerencia de Washington en los asuntos internos de México y un solo
periodo presidencial.
En ese contexto debemos ubicar al dirigente revolucionario Ricardo
Flores Magón, nacido en San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, en 1874, y
emigrado joven a la Ciudad de México, donde cursó estudios en la Escuela
Nacional Preparatoria y en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. No
había cumplido 20 años cuando participó en una protesta estudiantil
contra la tercera relección de Díaz. Su osadía fue grande al denunciar
que el dictador había "perdido" la memoria respecto de su famoso lema de
"no relección" y que, por su obsesión de perpetuarse, los trabajadores
eran amenazados y los campesinos idiotizados con "pulque y mezcal para
ser arreados como ganado a las urnas". Esa audacia le costó su primer
ingreso a las galeras de la cárcel de Belén.
A los 27 años, luego de incursionar en el periodismo en El Demócrata
como corrector de pruebas, y de otro encarcelamiento, junto con su
hermano Jesús y Antonio Horcasitas, Ricardo Flores Magón fundan
Regeneración el 7 de agosto de 1900, publicación considerada proyecto
precursor de la Revolución Mexicana, además de referencia para la clase
obrera de la época en México, EU y Europa, y emblema del anarquismo y
del socialismo mexicano de principios del siglo XX. Regeneración se
publicó durante 18 años, la mayor parte desde el exilio en EU, con
interrupciones forzadas por la censura, la persecución y la tiranía.
Varias veces la policía destruyó sus imprentas, y sus editores,
encarcelados.
El 5 de febrero de 1901 Ricardo Flores Magón participó en el primer
Congreso Liberal en San Luis Potosí, vinculándose así a la organización
política en ciernes de la que llegó a ser el dirigente indiscutible: el
Partido Liberal Mexicano. En el Congreso expresó su mítica frase: "La
administración de Díaz es una madriguera de bandidos". De regreso a la
Ciudad de México, la represión al movimiento liberal lo alcanzó el 21 de
mayo y fue encarcelado junto con su hermano Jesús. El 7 de octubre,
Regeneración publicó el que sería su último número en México.
Tras su salida de la cárcel, el 30 de abril de 1902, Flores Magón se
incorporó a la redacción de El Hijo del Ahuizote, publicación satírica
cargada de crítica política y con temática antirreleccionista, que
través de la caricatura funcionó como arma de doble filo: informar y
burlarse de la dictadura porfirista. El 5 de febrero de 1903, de las
oficinas de El Hijo del Ahuizote se descolgó una manta con la leyenda
"La Constitución ha muerto". En la fotografía del momento aparece
Ricardo Flores Magón. El 16 de abril, las oficinas de la publicación
fueron intervenidas y sus redactores, entre ellos Ricardo Flores Magón,
encarcelados.
Liberado en octubre de 1903 y sin posibilidad de continuar su
actividad organizativa y propagandística en México, Ricardo Flores
Magón se exilió en Laredo, Texas, y luego en San Luis, Misuri,
refugio de disidentes y rebeldes anarquistas y marxistas y migrantes
anarcosindicalistas. Allí estrechó ligas con los libertarios
españoles Florencio Basora, Jaime Vidal y Pedro Esteve, y la rusa
Emma Goldman. Estudió y difundió las obras de teóricos anarquistas,
como Pietro Kropotkin y Miguel Bakunin, lo que radicalizó sus
reflexiones en el periódico Regeneración sobre la transformación
social en México.
Influido por los métodos del movimiento libertario ruso contra la
autocracia zarista, Flores Magón planteó una revolución social del
pueblo pobre por la vía armada; México sólo podría cambiar a través
de la derrota político-militar del general Díaz. Desde San Luis,
Misuri, manejó la red de contactos de los grupos liberales en
México, dirigió la formación de la Junta Organizadora del Partido
Liberal Mexicano (28/11/1905) y definió su línea política. Acosado
por agentes de EU y México, se exilió en Toronto, Canadá, y en julio
de 1906 redactó el Programa del PLM (ya ilegal) y diseñó el proyecto
insurreccional revolucionario, que incluyó la depuración y
restructuración de los clubes liberales en una organización política
clandestina (conspirativa) con un mando centralizado en la junta,
preparando las condiciones técnicas para el levantamiento
(entrenamiento, acopio de armas) y la publicación de Regeneración
como correa de transmisión política-ideológica y propagandística
para la lucha contra el "déspota, ladrón y sanguinario" Porfirio
Díaz.
Participó en la intentona por tomar Ciudad Juárez, Chihuahua, se
incorporó a la insurrección liberal que comenzó con la toma de
Jiménez, Coahuila, y anduvo a salto de mata entre Los Ángeles, San
Francisco y Sacramento. Clausurado Regeneración , Flores Magón y sus
compañeros crearon el periódico Revolución. Ya entonces Porfirio
Díaz ofrecía 25 mil dólares por su captura. En agosto de 1907 Flores
Magón fue detenido en Los Ángeles y se le inició juicio por
violaciones a las Leyes de Neutralidad y conspiración. Permaneció
preso 18 meses en la penitenciaría de Florence, Arizona. En mayo de
1908, el presidente T. Roosevelt declaró ante el Congreso de EU que
“el ácrata es el enemigo de la humanidad […] el más profundo grado
de criminalidad”, y pidió prohibir el uso del correo por
publicaciones anarquistas y aumentar el poder del Servicio Secreto.
Liberado en agosto de 1910, en un mitin en Los Ángeles, Flores Magón
gritó: "¡Viva la revolución social!"
En 1910 existía en México una explosiva confrontación de clase:
grandes terratenientes y capitalistas vs el proletariado y el
campesinado (96.6 por ciento de las familias rurales carecía
totalmente de tierras). Al frente de una fracción "moderna" de
industriales, hacendados, empresarios y caciques regionales
norteños, Francisco I. Madero lanzó en octubre el Plan de San Luis,
y el 5 de noviembre el Partido Liberal señaló sus diferencias
políticas con el Partido Antirreleccionista. Considerando
"personalista" el levantamiento insurreccional armado maderista,
decidió privilegiar las tareas clandestinas y la reorganización del
partido. El 19 de noviembre de 1910, en Regeneración, Flores Magón
reiteró que los dos conceptos de su consigna "¡tierra y libertad!"
eran la esencia de las reivindicaciones populares en la Revolución
que se avecinaba.
El 20 de noviembre se inició el levantamiento. Con apoyo de la
Standard Oil y algunas traiciones, triunfó Madero, quien pidió a
Zapata y Francisco Villa desarmar sus tropas. Díaz marchó al exilio.
Los magonistas fueron perseguidos en México y EU. El 23 de
septiembre de 1911, en un manifiesto, RFM levantó la bandera
anarcocomunista, apoyó las huelgas revolucionarias de peones en
Yucatán y las tomas de tierras de Zapata en Morelos, de los yaquis
en Sonora y Chihuahua contra las fuerzas de Madero, de los pueblos
de Sotavento de Veracruz y las comunidades indígenas en Jalisco, y
llamó a tomar posesión de fábricas, talleres, minas y fundiciones.
Para el PLM, "la autoridad y el clero" eran "el sostén de la
inequidad del capital". Por eso les declaró la guerra. Y mientras
Zapata establecía la "comuna de Morelos" con base en tradiciones
campesinas de autogobierno, los magonistas establecieron su comuna
en Baja California según los principios anarquistas del
igualitarismo y la democracia directa.
A comienzos de 1912 Flores Magón criticó la política agraria de
Madero. Y en un artículo titulado "A tomar la tierra", utilizó la
autoridad de Kropotkin −quien apoyó la revolución mexicana− para
insistir en que "la tierra es la base de toda revolución, del
advenimiento del socialismo" y que “el problema agrario en México
[…] constituye la espina dorsal del movimiento revolucionario”. RFM
y el PLM apoyaron a Emiliano Zapata. Existen documentos públicos del
Ejército Libertador del Sur y comunicaciones personales de Zapata a
Flores Magón.
Entre 1913 y 1917 RFM fue encarcelado varias veces en California. En
1917 Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial; el
carrancismo se consolidó en México con la Constitución de Querétaro
y en Rusia triunfó la revolución bolchevique saludada
entusiastamente por RFM, quien denunció la práctica del
terrateniente Carranza de reintegrar a los latifundistas tierras
tomadas por los campesinos. Zapata fue asesinado en 1919, Carranza
en 1920 y seguiría Villa. En Los Ángeles, la euforia antirroja fue
combinada con la xenofobia antimexicana y antiasiática y la paranoia
antialemana, y los magonistas no escapaparon al acoso antianarquista
y racista.
En el número 262 de Regeneración, que fue el último, RFM y Librado
Rivera publicaron un Manifiesto que les costaría la vida. Ambos
fueron acusados de sedición. Considerado un "anarquista peligroso"
por el Departamento de Justicia de EU, Ricardo Flores Magón es
sentenciado a 22 años de cárcel. El 21 de noviembre de 1922, el
prisionero número 14,596 de la penitenciaría de Leavenworth, en
Kansas, muere en circunstancias extrañas en su celda. Tenía 49 años.
En México, la derrotada revolución se convertiría en la bandera
ideológica que legitimaría el gobierno de la burguesía en el siglo
XX. Hoy, la tierra sigue concentrada en pocas manos y la guerra de
clase continúa.
Con sus singularidades y en la era del ciberespacio, el caso de
Julian Assange se entrelaza con el de Flores Magón 100 años después,
al ser acusados ambos por Estados Unidos de espionaje y sedición. En
2010, Assange y sus compañeros de WikiLeaks humillaron al Comando
Ciberespacial de EU al filtrar más de 250 mil documentos oficiales
secretos del Departamento de Estado y el Pentágono, que exhibieron
la delgada línea que separa la diplomacia del espionaje −es decir,
el uso de las embajadas de EU para recopilar información útil para
la CIA−, y videos de 2007 de pilotos de helicópteros estadunidenses
que dispararon a civiles iraquíes, incluidos niños, y dos
periodistas de la agencia británica Reuters. También 2 mil 80 cables
enviados desde la Oficina de Intereses de EU en La Habana sobre la
práctica de la tortura a prisioneros en el Campamento Rayos X de la
base naval de Guantánamo.
Asociado con cinco grandes periódicos: The New York Times (NYT) ,
The Guardian, El País, Le Monde y Der Spigel −y utilizar leaks
(fugas, rendijas) como estrategia−, el golpe de Assange y WikiLeaks
a la política imperial de EU fue demoledor, erosionando su capacidad
de domesticar y silenciar a los medios hegemónicos en que se ha
fundado siempre su hegemonía y dominación. WikiLeaks ganó entonces
la primera gran batalla de la "era de la información" contra los
mecanismos propagandísticos que desde la época de la guerra fría
habían usado EU y sus aliados para influir, controlar y coaccionar a
todo el planeta.
Ante el tsunami global de comentarios alrededor del cablegate (el
Watergate de los cables), EU atacó al mensajero para que todos se
olvidaran del mensaje y convirtió a Assange en "villano". Desde
entonces EU ha tratado de silenciar, extraditar y eliminar a
Assange, acusándolo de conspiración para cometer intrusión de
computadora, en complicidad con Chelsea Manning, porque aceptó
conseguir la contraseña de un ordenador del gobierno de EU para
obtener documentos clasificados, acusación por la que Assange podría
ser condenado a 175 años de prisión.
Tras publicar los documentos, el NYT , The Guardian y los otros tres
medios se sumaron a una campaña de propaganda negra contra Assange y
WikiLeaks, según los lineamientos asentados en un documento filtrado
del Pentágono preparado por el área de Evaluación de
Contrainteligencia Cibernética. El documento instruyó al gobierno de
EU destruir el "sentimiento de confianza" que era –y es− el "centro
de gravedad" de WikiLeaks, con el objetivo de silenciar y
criminalizar al medio y a Assange. El Departamento de Justicia
elaboró acusaciones de "espionaje", "conspiración para cometer
espionaje", "robo de propiedad del Estado" y "fraude y abuso
informativo" (pirateo de archivos)”, y en 2015, un tribunal federal
de Washington bloqueó la difusión de cualquier información sobre la
investigación de WikiLeaks por razones de "seguridad nacional".
Además de exponer los crímenes de guerra y las mentiras y
manipulaciones criminales de la administración de George W. Bush,
Assange se ganó la ira del Partido Demócrata al publicar 70 mil
correos electrónicos pirateados pertenecientes al Comité Nacional
Demócrata y funcionarios de la administración de Barack Obama, como
de John Podesta, presidente de la campaña de Hillary Clinton. Los
correos develaron la donación de millones de dólares de Saudiarabia
y Qatar −dos de los principales financiadores del Estado Islámico− a
la Fundación Clinton; los 657 mil dólares que Goldman Sachs pagó a
Clinton para dar conferencias (una suma que sólo puede considerarse
soborno), y correos que la exhibieron como la principal arquitecta
de la guerra en Libia. Con la intención de culpar a Rusia por su
pérdida electoral ante Donald Trump en 2016, el liderazgo demócrata
acusó que los correos de Podesta fueron obtenidos por piratas
informáticos de Moscú, aunque James Comey, ex director de la FBI,
admitió que probablemente fueron entregados a WikiLeaks por un
intermediario.
WikiLeaks también divulgó las herramientas de piratería usadas por
la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional y su interferencia en
elecciones extranjeras como la francesa. Otro colaborador de
WikiLeaks, Edward Snowden, exhibió la vigilancia general del público
estadunidense por las agencias de inteligencia de EU. Sus
filtraciones también revelaron que Assange estaba en una "lista de
objetivos de caza" de EU. Es decir, era un objetivo militar a
exterminar del Pentágono y la CIA. En 2021, Yahoo News reveló un
complot de la CIA y la Casa Blanca (en 2017), para "secuestrar o
matar a Assange", que fue ratificado por el director de WikiLeaks,
Kristinn Hrafnsson. En agosto de 2022, periodistas y abogados de
Assange demandaron a la CIA y a su ex director Mike Pompeo por
haberlos espiado durante sus conversaciones con él en la embajada de
Ecuador en Londres. Alegaron que sus conversaciones fueron grabadas
y los contenidos de sus teléfonos y computadoras portátiles copiados
en secreto.
En el caso Assange la verdad juega un papel importante. Cuando el ex
analista de Defensa Daniel Ellsberg entregó a 17 periódicos de EU
los llamados Documentos del Pentágono −un informe de la
administración Johnson relacionado con la guerra de Vietnam
clasificado top secret−, el NYT, afirmó que "demostraban", entre
otras cosas, que ésta "había mentido sistemáticamente al público y
al Congreso" sobre "un tema de interés nacional trascendente e
importante". La Corte Suprema permitió que el periódico publicara
los Pentagon Papers, fallo que ha sido llamado "pilar moderno de los
derechos de la Primera Enmienda" a la Constitución de EU, que
prohíbe la creación de cualquier ley que reduzca la libertad de
expresión o vulnere la libertad de prensa. El caso Assange es casi
idéntico.
Tras permanecer siete años asilado en la embajada de Ecuador en
Londres, Assange fue detenido en 2019 por la policía británica y
trasladado a la prisión de Belmarsh (el Guantánamo inglés), donde ha
sido sometido a tortura sicológica. En 2022 la Corte británica
aceptó los alegatos de EU para su extradición, y de consumarse
deberá enfrentar cargos de espionaje. Como el de Flores Magón, el
caso Assange exhibe el uso del Poder Judicial de EU y Gran Bretaña
para perseguir, encarcelar y condenar a los rebeldes y los críticos
del sistema de dominación capitalista. En sendos casos la libertad
de expresión fue criminalizada.
27.10.22
El imperio del capital global
William I. Robinson*
El líder bolchevique Vladimir Lenin publicó en 1916 su famoso estudio El
imperialismo: fase superior del capitalismo, en medio de la Primera
Guerra Mundial y un año antes del triunfo de la revolución soviética.
Lenin argumentó que la sangrienta conflagración debía entenderse como
una batalla entre los estados europeos para establecer zonas de
influencia coloniales en competencia entre sí. Según Lenin, este
conflicto expresaba un conflicto subyacente entre clases capitalistas
nacionalmente organizadas y, por tanto, la esencia del imperialismo era
la rivalidad entre estas clases nacionales para controlar al mundo.
Avancemos un siglo y el capitalismo ha sufrido mayores transformaciones
mediante la globalización, proceso caracterizado sobre todo por la
interpenetración e integración transfronteriza de capitales nacionales.
En 2018, apenas 17 conglomerados financieros globales administraron
colectivamente 41.1 billones de dólares, más de la mitad del PIB del
planeta, en lo que el sociólogo estadunidense Peter Phillips considera
en La élite global de poder como "una red entrelazada de capital que se
extiende por el mundo", de manera que es imposible desenredar esta masa
de capital trasnacional y colocarla en casillas nacionales.
Esta masa de capital concentrado y centralizado a escala mundial no
tiene identidad nacional. Más bien corresponde a una nueva clase
capitalista trasnacional (CCT) que ha promovido desde los estados –a
través de las políticas neoliberales, los tratados de libre comercio,
etcétera– el surgimiento un nuevo sistema globalizado de producción,
finanzas y servicios que incorpora a todo el mundo. La CCT está por
encima de cualquier Estado-nación. Sus integrantes comparten el mismo
interés de clase en defender una economía global abierta e integrada y
en suprimir cualquier desafío a la misma, ya sean las luchas de clase
desde abajo contra el capital trasnacional o las tendencias políticas
estatales de corte populista, nacionalista, y proteccionista.
Dadas estas realidades, ¿tiene vigencia hablar de imperialismo? La
respuesta depende de lo que entendemos por imperialismo. Si lo definimos
como la competencia entre clases capitalistas nacionales expresada en
rivalidades económicas nacionales ya superamos la fase imperialista del
capitalismo mundial.
Pero si por imperialismo entendemos las presiones incesantes para la
expansión hacia afuera del capitalismo y los mecanismos políticos,
militares y culturales que facilitan esa expansión y la apropiación por
la CCT de la riqueza que ésta genera, entonces es un imperativo
estructural inherente al capitalismo y un proceso que antecede la
situación que describió Lenin. Durante los 500 años transcurridos desde
la génesis del sistema capitalista mundial, el colonialismo y el
imperialismo incorporaron de manera coercitiva zonas y pueblos a su
redil. Esta "acumulación originaria" llega a su fin, sobre todo a raíz
de la incorporación en las últimas décadas de la ex Unión Soviética y
China al sistema.
El capitalismo mundial aún conquista espacios, naturaleza y seres
humanos. Es deshumanizante, genocida, suicida y maniaco. Pero se ha
trasmutado. La cara fea del capitalismo global no es imperialismo en el
viejo sentido ni de capitales nacionales rivales ni de conquista de las
regiones precapitalistas por los estados centrales. En esta época de
capitalismo globalizado, el imperialismo se refiere a los incesantes
esfuerzos por la CCT y sus representantes políticos en los estados de
promover y defender los intereses del capital trasnacional, es decir,
seguir abriendo el mundo al pillaje del capital trasnacional y socavando
cualquier resistencia.
Si la teoría clásica del imperialismo está ahora desfasada, ¿cómo
entendemos el intervencionismo estadunidense en el mundo y su papel
hegemónico en el sistema internacional? En resumen, EU ha intentado
desempeñar un papel de liderazgo en nombre de los intereses capitalistas
trasnacionales, es decir, Washington no escatima esfuerzos en poner al
mundo disponible para la CCT y en procurar que el mundo sea seguro para
la explotación de esta CCT ante cualquier obstáculo.
Sucedió algo ilustrativo con la invasión a Irak en 2003. Establecida la
ocupación, el procónsul estadunidense en Bagdad invitó a los ricos de
todo el mundo a invertir en el país bajo la garantía de las fuerzas de
ocupación. Las primeras compañías que invirtieron en los campos
petroleros iraquíes fueron la petrolera francesa Total y las petroleras
estatales de China que pudieron entrar al mercado iraquí gracias a la
ocupación estadunidense.
La CCT no enfrentó barreras para invertir en Rusia antes de la invasión a
Ucrania, no obstante las tensiones políticas entre Washington y Moscú,
en tanto los principales conglomerados capitalistas basados en EU y
China han experimentado una mayor integración y entrelazamiento en las
últimas décadas. Las tensiones geopolíticas se agudizan con la nueva
guerra fría y a raíz de la invasión a Ucrania, pero estas tensiones
tienen una explicación más allá de la competencia entre capitales.
La expansión capitalista es un proceso que genera constantes crisis y
contradicciones desconcertantes. Mientras la CCT persigue la acumulación
sin fin de capitales, los estados compiten por atraer a sus respectivos
territorios el capital trasnacionalmente móvil y se esfuerzan por
externalizar hacia otros pueblos y estados las tensiones políticas
internas de cara a la crisis del capitalismo global y de la legitimidad
de los estados, la crónica inestabiliadad política, y la desintegración
social.
El centro de gravedad del sistema global se desplaza hacia China. La
crisis de hegemonía en el sistema internacional se produce en el marco
de una sola economía global, integrada e interdependiente, al lado de
una multipolariadad política. El desfase entre una economía globalizada y
un sistema de autoridad política basado en el Estado-nación genera
enormes tensiones geopolíticas. Entre más comprendemos la naturaleza
cambiante de esta bestia que es el imperio del capital global, más
podemos diseñar estrategias de resistencia y transformación. La tarea se
hace cada vez más urgente frente a la amenaza de una guerra nuclear,
del colapso de la biosfera, y la cada vez más aguda desigualdad y
desintegración social alrededor del mundo.
* Profesor de sociología, Universidad de California en Santa Bárbara
17.10.22
Amenazas a defensores y el movimiento social
Abel Barrera
En la década de 1990, por defender los derechos humanos de algunos maestros democráticos que fueron torturados, acusados de pertenecer a organizaciones político-militares, nos asociaron con grupos armados y dijeron que éramos defensores de guerrilleros. Tuvimos acceso a un documento que llegó a la Secretaría de Desarrollo Social, donde ubicaban a sacerdotes católicos como promotores de movimientos subversivos. Como director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, me señalaron como parte de la línea dura de la teología de la liberación, que pregonaba que sólo las armas cambiarían la realidad de la Montaña. Fue un documento auspiciado por los militares y elaborado por el Cisen. En esos años se trataba de ubicar a las organizaciones sociales y movimientos religiosos que supuestamente apoyaban al EZLN.
Cuando defendimos a Valentina Rosendo e Inés Fernández, víctimas de violación y tortura sexual por militares, enfrentamos junto con ellas amenazas graves, al grado de que debimos cerrar nuestras oficinas en Ayutla. Valentina con su pequeña hija tuvo que huir del estado. Pese a las denuncias, los ministerios públicos se negaron a investigar. En febrero de 2009, criminales, coludidos con el presidente municipal de Ayutla, desaparecieron y asesinaron a dos defensores del pueblo Tu un savi, Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas. En lugar de indagar a las autoridades, filtraron la información de que Raúl pertenecía a la guerrilla, justificando su homicidio. Sus ejecuciones se enmarcan dentro de la guerra de contrainsurgencia aplicada en Guerrero contra los luchadores sociales.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió medidas provisionales para proteger a Inés Fernández, Valentina Rosendo, así como al equipo de Tlachinollan. En 2010 la Corte Interamericana declaró por unanimidad que el Estado mexicano resultó internacionalmente responsable por la violación de los derechos a la integridad personal, a la dignidad, a la vida privada y a las garantías judiciales de Inés Fernández y Valentina Rosendo. Varios soldados fueron responsables de violaciones y torturas sexuales contra Inés y Valentina. El cumplimiento de las dos sentencias y el castigo a los responsables ha implicado riesgos y amenazas para las familias de las dos compañeras y para los miembros de Tlachinollan.
Ante la decisión unilateral de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de construir una presa hidroeléctrica en el afluente del río Papagayo, los campesinos opositores del núcleo comunal de Cacahuatepec se organizaron para defender su río y sus tierras. Crearon el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa la Parota (Cecop), que bajo el liderazgo de Marco Antonio Suástegui ejercieron su derecho a la protesta y públicamente se opusieron a ser despojados y desplazados de su territorio. Los tres niveles de gobierno criminalizaron su movimiento. Causaron divisiones, provocaron enfrentamientos y consumaron varios asesinatos. Encarcelaron a Marco Antonio y lo trasladaron al penal de alta seguridad en Tepic, Nayarit. Como Tlachinollan asumimos su defensa y demostramos su inocencia. En los tribunales agrarios ganamos cinco juicios y echamos abajo los planes aviesos de construir la presa, que con el apoyo de la Procuraduría Agraria, la presidencia municipal de Acapulco y los gobernadores en turno, trataron de imponerla utilizando la fuerza pública.
Para contrarrestar la presencia del Cecop en las comunidades pobres del Acapulco rural, las autoridades municipales se coludieron con empresarios corruptos y grupos criminales. La extracción ilegal de los recursos pétreos y el trasiego de la droga en la región son los problemas que más afectan a los campesinos que en todo momento han pedido la intervención de las autoridades. En lugar de proteger sus tierras comunales se ha incrementado el despojo y la violencia, al grado que en la región la disputa territorial es sangrienta por la presencia del grupo delincuencial Los Rusos y la UPOEG. Las dos organizaciones junto con elementos de la policía ministerial de Acapulco tienen que ver con la desaparición de Vicente Suástegui, defensor del territorio y hermano de Marco Antonio.
La documentación divulgada en las últimas semanas como resultado del hackeo contra la Sedena, evidencia que se ha espiando a los defensores y líderes sociales del Cecop y de Tlachinollan. Sus informes están plagados de mentiras. Falsamente y sin fundamento, se nos acusa de una amenaza para el gobierno. Nos tratan como delincuentes. Por el contrario, no se investiga con seriedad a los grupos criminales que han devastado el río Papagayo, los que están vinculados con el negocio de la droga y la venta de armas y han causado terror en la población del Acapulco rural.
Los aparatos de inteligencia se han convertido en fábrica de mentiras, en enemigos de las organizaciones sociales y los defensores de derechos humanos. Las falsas acusaciones en nuestra contra señalándonos como promotores de la ingobernabilidad en la región, desacreditan nuestra labor y nos colocan en alto riesgo. La criminalización contra los defensores y luchadores sociales debe cesar.
28.9.22
Ya nada es igual
Abel Barrera Hernández*
Toparnos con la cerrazón del Ejército y con las pésimas actuaciones de
la Fiscalía General de la República han sido las pruebas más duras que
como padres de los 43 normalistas desaparecidos enfrentamos con el
gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En los cuatro años de intensas
batallas, Enrique Peña Nieto se empeñó en destruir nuestras vidas con su
falsa versión de la verdad histórica. Torturaron a los detenidos para
que se autoinculparan y se encargaran de describir las atrocidades que
cometieron contra nuestros hijos. Nos taladraron el alma, nos
desangraron y nos colocaron al borde de la exasperación. No pudieron
vencernos. Nuestro amor inquebrantable y nuestro afán de justicia nos
mantienen con gran firmeza y en pie de lucha. La solidaridad de
innumerables organizaciones nos reanimó y nos ayudaron a cruzar el
pantano de la muerte.
El informe que presentó Alejandro Encinas desenmascaró la urdimbre
delincuencial que se teje en los gobiernos federal y estatal. Las
autoridades civiles y militares de Guerrero trabajan coordinadamente
desde hace décadas, no para proteger la vida de los ciudadanos, sino
para destruir a quienes consideran sus enemigos, para afianzar los
intereses económicos de caciques y capos delictivos. Los actores armados
del estado se han especializado en la guerra sucia. Son expertos en
desaparecer a luchadores sociales y a quienes consideran que amenazan al
gobierno. Para nosotros no fue una novedad que el informe señalara a
militares como responsables de la desaparición de nuestros 43 hijos.
Desde un inicio dijimos que era un crimen de Estado; sin embargo, los
políticos guardaron silencio y hasta se unieron para encubrir a los
criminales. Enterraron en nuestro corazón la daga de los horrores que
cometieron contra nuestros hijos. Nos desquiciaron los actos perversos
de los políticos mal nacidos y de los policías asesinos. Quedaron
evidenciados los guachos que siempre han estado coludidos con los jefes
de las bandas criminales para desaparecer y enterrar a inocentes en
fosas clandestinas.
El oro y la droga que se vende en Iguala y se llevan a Chicago, Atlanta y
Nueva York es un negocio bien armado entre políticos y delincuentes,
que son de la misma calaña. Por décadas, los caciques abrieron rutas
nacionales e internacionales, con sus autobuses y camiones de carga para
asegurar la droga que se procesa en la sierra. Es una calamidad padecer
el flagelo de la delincuencia que controla las policías y las
presidencias municipales. José Luis Abarca es el clásico político
guerrerense que se encumbra en el poder con la protección y apoyo de
caciques, militares y jefes de la delincuencia. En Iguala Guerreros
Unidos desplazaron a Los Rojos, para controlar la zona norte hasta
Cuernavaca, Morelos. Eso lo lograron con apoyo de los caciques, el
Ejército, los policías de varios municipios, los ministeriales y la
entonces procuraduría del estado. Hasta hoy las autoridades federales no
se atreven a desmantelar estas redes criminales. Continúan las
desapariciones, los asesinatos, los periodistas desplazados y privados
de la vida. Las mismas empresas mineras se han beneficiado del crimen
organizado para pactar con los criminales y asegurar sus meganegocios en
los municipios de Cocula, Teloloapan y Eduardo Neri.
No entendemos por qué se sigue protegiendo tanto a los delincuentes como
a los que armaron la verdad histórica y están dentro de la fiscalía
general. También quisiéramos saber por qué se protege tanto al Ejército.
En Guerrero sabemos todo lo que han hecho y ningún gobierno los
castigó. Ahora con López Obrador les dieron más poder y más dinero. El
mismo general Cresencio se engalló más. Apenas dijo que el Ejército vela
por la seguridad nacional y la unión de los mexicanos y que los que
defendemos nuestros derechos tenemos intereses y ambiciones personales.
Que queremos desprestigiarlos para que la gente ya no confíe en ellos.
Dice que el Ejército y la Guardia Nacional tienen como misión respetar
los derechos humanos. Entonces, ¿por qué no quieren que se investigue al
ejército? ¿Por qué se niegan a proporcionar toda la información que
tienen? y ¿por qué no cumplen con el compromiso que asumieron de
colaborar con la comisión de Ayotzinapa brindado toda la información que
hay en sus archivos?
Como padres de los 43 vemos que hay enojo del Ejército. Nosotros somos
los que estamos ofendidos por todo lo que hicieron con nuestros hijos.
No nos pueden impedir que protestemos y que manifestemos nuestro dolor y
nuestro coraje. No vamos a permitir que la fiscalía general pisotee
nuestros derechos, que ellos mismos se pongan del lado de quienes tienen
órdenes de aprehensión. ¿Por qué, ante el reclamo del general Cresencio
de que hay personajes interesados en afectar la imagen de las fuerzas
armadas, a los tres días se da el desistimiento de las órdenes de
aprehensión contra los militares?
¿Queremos saber qué intereses defienden los funcionarios de la fiscalía
que pidieron que se cancelaran las órdenes de aprehensión contra 16
militares y contra los ex funcionarios de Guerrero como Iñaki y
Lambertina? Con esto vemos que no se quiere avanzar en las
investigaciones y mucho menos detener a los militares. ¿Dónde está el
compromiso con nuestros derechos humanos?
Ahora el Presidente dice que en nuestro movimiento hay infiltrados, que
hay intereses ajenos que pretenden desestabilizar su gobierno. Estamos
realmente preocupados, porque más bien vemos que muchos quieren
descalificar nuestras protestas, para que no se haga visible nuestro
enojo. En verdad estamos muy molestos, porque la fiscalía nos ha pegado
con la puerta en la cara al cancelar las órdenes de aprehensión. Ni
siquiera se toman la molestia de explicarnos por qué lo hicieron. El
fiscal siempre nos ha ignorado. Vemos que hay intereses políticos muy
grandes que obligan a los funcionarios de la vieja procuraduría, a
maniobrar de manera sucia para que no metan a la cárcel a los militares
ni a los funcionarios que tienen órdenes de aprehensión.
Ya nada es igual en nuestras vidas desde que desaparecieron a nuestros
43 hijos. Dejamos a nuestras familias y parcelas, perdimos a tres papás y
una mamá. Nos han golpeado los políticos con sus desprecios y
traiciones, y las enfermedades nos quieren tumbar. Aunque se inunden
nuestras casas con las lluvias y se agrieten nuestras paredes por los
temblores no dejaremos de luchar, hasta saber dónde están nuestros
amados hijos.
* Director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña-Tlachinollan
26.9.22
Europe’s Energy Armageddon From Berlin and Brussels, Not Moscow
By F. William Engdahl
September 02, 2022: Information Clearing House -- On August 22 the exchange-traded market price for natural gas in the
German THE (Trading Hub Europe) gas hub was trading more than 1000%
higher than a year ago. Most citizens are told by the Scholz regime
that the reason is Putin and Russia’s war in Ukraine. The truth is
quite otherwise. EU politicians and major financial interests are
using Russia to cover what is a Made in Germany and Brussels energy
crisis. The consequences are not accidental.
It is not because politicians like Scholz or German Green Economy
Minister Robert Habeck, nor EU Commission Green Energy Vice
President Frans Timmermans are stupid or clueless. Corrupt and
dishonest, maybe yes. They know exactly what they are doing. They
are reading a script. It is all part of the EU plan to
deindustrialize one of the most energy-efficient industrial
concentrations on the planet. This is the UN Green Agenda 2030
otherwise known as Klaus Schwab’s Great Reset.
EU Gas Market Deregulated
What the EU Commission and government ministers in Germany and
across the EU are carefully hiding is the transformation they have
created in how the natural gas price is determined today. For almost
two decades the EU Commission, backed by the mega banks such as JP
MorganChase or large speculative hedge funds, began to lay the basis
for what is today a complete deregulation of the market for natural
gas. It was promoted as the “liberalization” of the European Union’s
natural gas market. What it now allows is for unregulated real-time
free market trading to fix prices rather than long-term contracts.
Beginning around 2010 the EU began to push a radical change in rules
for pricing natural gas. Prior to that point most gas prices were
set in fixed long-term contracts for pipeline delivery. The largest
supplier, Russia’s Gazprom, provided gas to the EU, most especially
to Germany, in long-term contracts pegged to the price of oil. Until
the last several years almost no gas was imported by LNG ships. With
a change in US laws to allow export of LNG from the huge shale gas
production in 2016 US gas producers began a major expansion of LNG
export terminal construction. The terminals take an average of 3 to
5 years to build. At the same time Poland, Holland and other EU
countries began to build LNG import terminals to receive the LNG
from abroad.
Emerging from World War II as the world leading oil supplier, the
Anglo-American oil giants, then called the Seven Sisters, created a
global oil price monopoly. As Henry Kissinger noted during the oil
shocks of the 1970s, “Control the oil and you control entire
nations.” Since the 1980s Wall Street banks, led by Goldman Sachs,
created a new market in “paper oil,” or futures and derivative
trading of future oil barrels. It created a huge casino of
speculative profits that was controlled by a handful of giant banks
in New York and the City of London.
Those same powerful financial interests have been working for years
to create a similar globalized “paper gas” market in futures they
could control. The EU Commission and their Green Deal agenda to
“decarbonize” the economy by 2050, eliminating oil, gas and coal
fuels, provided the ideal trap that has led to the explosive spike
in EU gas prices since 2021. To create that “single” market control,
the EU was lobbied by the globalist interests to impose draconian
and de facto illegal rule changes on Gazprom to force the Russian
owner of various gas distribution pipeline networks in the EU to
open them to competitor gas.
The big banks and energy interests that control EU policy in
Brussels had created a new independent price system parallel to the
long-term, stable prices of Russian pipeline gas which they did not
control.
By 2019 the series of bureaucratic energy directives of the Brussels
EU Commission allowed fully deregulated gas market trading to de
facto set the prices for natural gas in the EU, despite the fact
that Russia was still by far the largest gas import source. A series
of virtual trading “hubs” had been established to trade gas futures
contracts in several EU countries. By 2020 the Dutch TTF (Title
Transfer Facility) was the dominant trading center for EU gas, the
so-called EU gas benchmark. Notably, TTF is a virtual platform of
trades in futures gas contracts between in trades between banks and
other financial investors, “Over-The-Counter.” That means it is de
facto unregulated, outside any regulated exchange. This is critical
to understand the game being run in the EU today.
In 2021 only 20% of all natural gas imports to the EU were LNG gas,
whose prices were largely determined by futures trades in the TTF
hub, the EU de facto gas benchmark, owned by the Dutch Government,
the same government destroying its farms for a fraudulent nitrogen
pollution claim. The largest import share of European gas came from
Russia’s Gazprom supplying more than 40% of EU imports in 2021. That
gas was via long term pipeline contracts whose price was vastly
lower than today’s TTF speculation price. In 2021 EU states paid an
estimated penalty cost around $30 billion more for natural gas in
2021 than if they had stuck with Gazprom oil-indexation pricing. The
banks loved it. US industry and consumers not. Only by destroying
the Russian gas market in the EU could financial interests and the
Green Deal advocates create their LNG market control.
Closing EU Pipeline Gas
With full EU backing for the new gas wholesale market, Brussels,
Germany and NATO began systematically to close stable, long-term
pipeline gas to the EU.
After she broke diplomatic ties with Morocco in August, 2021 over
disputed territories, Algeria announced the Maghreb-Europe (MGE) gas
pipeline, which was launched in 1996, would cease operation on
October 31, 2021, when the relevant agreement expired.
In September 2021 Gazprom completed its multibillion dollar undersea
Nord Stream 2 gas pipeline from Russia across the Baltic Sea to
northern Germany. It would double the capacity of Nord Stream 1 to
110 billion cubic meters annually, allowing Gazprom to be
independent of interference with gas deliveries via its Soyuz
pipeline going through Ukraine. The EU Commission, backed by the
Biden Administration, blocked opening of the pipeline with
bureaucratic sabotage, and finally German Chancellor Scholz imposed
sanction on the pipeline on February 22 over Russian recognition of
Donetsk People’s Republic and Luhansk People’s Republic. With the
growing gas crisis since, the German government has refused to open
Nord Stream 2 despite the fact it is finished.
Then on May 12, 2022 although Gazprom deliveries to the Soyuz gas
pipeline through Ukraine were uninterrupted for almost three months
of conflict, despite Russia’s military operations in Ukraine, the
NATO-controlled Zelenskyy regime in Kiev closed a major Russian
pipeline through Lugansk, that was binging Russian gas both to his
Ukraine as well as EU states, declaring it would remain closed until
Kiev gets full control of its pipeline system that runs through the
two Donbass republics. That section of the Ukraine Soyuz line cut
one-third of gas via Soyuz to the EU. It certainly did not help the
EU economy at a time Kiev was begging for more weapons from those
same NATO countries. Soyuz opened in 1980 under the Soviet Union
bringing gas from the Orenburg gas field.
Next came the Jamal Russian gas pipeline through Belarus and through
Poland to Germany. In December 2021, two months before the Ukraine
conflict, the Polish government closed the Polish part of the
pipeline cutting Gazprom gas delivery at low prices to Germany as
well as Poland. Instead Polish gas companies bought Russian gas in
the storage of German gas companies, via the Polish-German section
of the Jamal pipeline at a higher price in a reverse flow. The
German gas companies got their Russian gas via long-term contract
for a very low contract price and resold to Poland at a huge profit.
This insanity was deliberately downplayed by the Green Economics
Minister Habeck and Chancellor Scholz and German media, even though
it forced German gas prices even higher and worsened the German gas
crisis. The Polish government refused to renew its gas contract with
Russia, and instead buys gas on the free market for vastly higher
prices. As a result no more Russian gas to Germany via Jamal is
flowing.
Finally gas delivery via Nord Stream 1 undersea pipeline has been
interrupted because of needed repair of a Siemens-made gas turbine.
The turbine was sent to a special facility of Siemens in Canada
where the anti-Russian Trudeau regime held it for months before
finally releasing it on request of German government. Yet they
deliberately refused to grant the delivery to its Russian owner, but
instead to Siemens Germany, where it sits, as the German and
Canadian governments refuse to grant a legally binding sanctions
exemption for the transfer to Russia. By this means Gazprom gas
through Nord Stream 1 is also dramatically reduced to 20% of normal.
In January, 2020 Gazprom began sending gas from its TurkStream
pipeline through Turkey and on to Bulgaria and Hungary. In March
2022 Bulgaria unilaterally, with NATO backing, cut its gas supplies
from TurkStream. Hungary’s Viktor Orban, by contrast, secured
continuation with Russia of TurkStream gas. As a result today
Hungary has no energy crisis and imports Russian pipeline gas at
contract very low fixed prices.
By systematically sanctioning or closing gas deliveries from
long-term, low cost pipelines to the EU, gas speculators via the
Dutch TTP have been able to use every hiccup or energy shock in the
world, whether a record drought in China or the conflict in Ukraine,
to export restrictions in the USA, to bid the EU wholesale gas
prices through all bounds. As of mid-August the futures price at TTP
was 1,000% higher than a year ago and rising daily.
German Highest Price Madness
The deliberate energy and electricity price sabotage gets even more
absurd. On August 28, German Finance Minister Christian Lindner, the
sole cabinet member from the Liberal Party (FDP), revealed that
under the opaque terms of the complex EU Electricity Market Reform
measures, the producers of electricity from solar or wind
automatically receive the same price for their “renewable”
electricity they sell to the power companies for the grid as the
highest cost, i.e. natural gas!
Lindner called for an “urgent” change to the German energy law to
decouple different markets. The fanatical Green Economics Minister
Robert Habeck immediately replied that, “We are working hard to find
a new market model,” but cautioning that the government must be
mindful not to intervene too much: “We need functioning markets and,
at the same time, we need to set the right rules so that positions
in the market are not abused.”
Habeck in fact is doing all possible to build the Green Agenda and
eliminate gas and oil and nuclear, the only reliable energy sources
at present. He refuses to consider re-opening three nuclear plants
closed a year ago or to reconsider closing the remaining three in
December. While declaring in a Bloomberg interview that, ”I will not
approach this question ideologically,” in the next breath he
declared, “Nuclear power is not the solution, it is the problem.”
Habeck as well as the EU Commission President Ursula von der Leyen
have repeatedly declared more investment in unreliable wind and
solar is the answer to a gas price crisis that their policies have
deliberately created. In every respect the suicidal energy crisis
ongoing in Europe has been “Made in Germany,” not in Russia.
F. William Engdahl is strategic risk consultant and lecturer, he
holds a degree in politics from Princeton University and is a
best-selling author on oil and geopolitics, exclusively for the
online magazine “New Eastern Outlook”.
5.9.22
Iguala: crimen de lesa humanidad imprescriptible
Carlos Fazio
El informe de la Comisión para la Verdad sobre el caso Ayotzinapa,
presidida por el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, vino a
ratificar lo que siempre se supo y se quiso ocultar: "Fue un crimen de
Estado". Con esas cinco palabras iniciamos el texto publicado en esta
sección de La Jornada el 13 de octubre de 2014, a sólo dos semanas de
los hechos. Entonces, a partir de la información periodística y
testimonios de estudiantes sobrevivientes de los sucesos de Iguala la
noche del 26 para el 27 de septiembre hace ocho años, por simple lógica
llegamos a esa conclusión elemental. Seis personas fueron asesinadas
−tres de ellas estudiantes, uno de los cuáles, Julio César Mondragón,
fue torturado y desollado vivo− y 43 jóvenes de la Normal Raúl Isidro
Burgos fueron detenidos de manera tumultuaria y luego desaparecidos en
un acto de barbarie planificado, ordenado y ejecutado de manera
deliberada, lo que podría configurar crímenes de lesa humanidad.
Escribimos: "No se debió a la ausencia del Estado; tampoco fue un hecho
aislado. Forma parte de la sistemática persecución, asedio y
estigmatización clasista (y racista) de los tres niveles de gobierno
(federal, estatal y municipal), hacia los estudiantes normalistas.
Agentes estatales violaron el derecho a la vida de tres de sus víctimas y
una fue torturada; los 43 desaparecidos fueron detenidos por agentes
del Estado, seguido de la negativa a reconocer el acto y del
ocultamiento de su paradero, lo que configura el delito de desaparición
forzada". (C. Fazio, "Ayotzinapa, terror clasista", La Jornada, 13 y
27/10/14).
Como tantas veces antes desde 1968, asistíamos a una acción conjunta,
coludida, de agentes del Estado y escuadrones de la muerte o
paramilitares (luego se confirmó la participación del grupo de élite de
la policía municipal de Iguala conocido como Los Bélicos), apoyados por
sicarios de un cártel de la economía criminal ( Guerreros Unidos), cuya
"misión" fue realizar "limpieza social" y/o desaparecer lo disfuncional
al régimen de dominación mediante operaciones encubiertas coordinadas
por los servicios de inteligencia del Estado.
Como instrumento y modalidad represiva del poder instituido, la
desaparición forzada no es un exceso de grupos fuera de control, sino
una tecnología represiva adoptada de manera racional y centralizada, que
entre otras funciones persigue la diseminación del terror. Los intentos
iniciales del procurador general de la República, Jesús Murillo Karam
(plasmados luego en su mentira "histórica"), de tipificar el caso de los
43 como "secuestro" y "asesinato" a manos de un grupo criminal, buscaba
evitar que se le imputara al Estado la perpetración de un delito grave
del derecho internacional humanitario: la desaparición forzada, noción
que comprende varios crímenes, incluidos la detención ilegal y la
negación del debido proceso, lo que por lo general implica la tortura y a
menudo también el asesinato (ejecución extrajudicial), y que si se
practica de forma "generalizada" o "sistemática" (como en México), es
considerado crimen contra la humanidad continuado e imprescriptible, sin
posibilidad de indulto o amnistía.
Constatamos también que hubo un uso desproporcionado de la fuerza
coercitiva del Estado, e insistimos que había que investigar la cadena
de mando de las autoridades que intervinieron en los hechos: las
policías federal, estatal/ministerial y municipales (de Iguala, Cocula,
Huitzuco, Tepecoacuilco); los agentes del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen); los oficiales y soldados del 27 Batallón de
Infantería de Iguala, al mando del coronel José Rodríguez Pérez,
subordinado del general Alejandro Saavedra Hernández, comandante de la
35 Zona Militar, y del denominado Tercer Batallón, una unidad de fuerzas
especiales a cargo, entre otras, de las tareas de inteligencia. Con
posterioridad, en su tercer informe sobre Ayotzinapa, el Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), confirmaría que
desde 2010 la Secretaría de la Defensa Nacional (al igual que el Cisen,
las policías Federal y la estatal de Guerrero) realizaba acciones de
espionaje, infiltración y seguimiento de normalistas, por militares
encubiertos con fachada de estudiantes que realizaban tareas de
contrainsurgencia como parte del Órgano de Búsqueda de Información
(OBI); se comprobaron al menos tres casos, uno, el del soldado Julio
César López Patolzin, adscrito al 50 batallón de Infantería de
Chilpancingo, que figura entre los 43 estudiantes
detenidos-desaparecidos. Entre sus funciones estaba detectar nexos de
los estudiantes con "grupos subversivos, de la delincuencia organizada y
todo movimiento que pusiera en riesgo la seguridad interior y la
seguridad nacional". A ello se sumaban la ilegal intervención de
conversaciones telefónicas, por mensajería instantánea y/o correos
electrónicos de los estudiantes, a través de la plataforma ( malware)
Pegasus instalada en el Campo Militar 1 y el monitoreo en tiempo real
vía el C-4.
Los hechos de Iguala siguieron los cánones de la guerra no convencional
(o irregular) plasmados en los manuales del Pentágono y la Agencia
Central de Inteligencia −asimilados por la Sedena en cursos de
contrainsurgencia de la Escuela de las Américas remozados en el marco de
la Iniciativa Mérida−, y pudieron incluir a agentes extranjeros de la
CIA y de la DEA que actúan en México de manera clandestina desde la
guerra fría.
Encinas señaló la presunta participación del entonces coronel José
Rodríguez Pérez (ascendido a general brigadier un año después) y
elementos del 27 Batallón de Iguala en el asesinato y desaparición de
seis de los 43 estudiantes que todavía permanecían "vivos" el 30 de
septiembre de 2014, e involucró en el crimen al general Alejandro
Saavedra, comandante de la 35 Zona Militar con sede en Chilpancingo
(ascendido luego a general de división y jefe del estado mayor de la
Defensa Nacional) y al teniente Francisco Macías, mando inmediato
superior del soldado López Patolzin, infiltrado entre los normalistas. A
su vez, los almirantes Marco A. Ortega, jefe de la Unidad de
Operaciones Especiales y Eduardo Redondo, titular de Inteligencia Naval
de la Secretaría de Marina, participaron como "enlaces operativos" en la
maquinación urdida por Murillo Karam. Como señala el Centro
Tlachinollan, "los hilos que [aún] hoy cubren la verdad están en los
cuarteles".
25.8.22
Los motivos de Ayotzinapa
Fabrizio Mejía Madrid
El encubrimiento fue ordenado por el Procurador Murillo Karam que
manufacturó una escena de un crimen y una historia de
narcotraficantes en un municipio del sur pobre de este país.
Los normalistas iban asustados pero decididos a conseguir los quince
autobuses para llegar a una conmemoración más de la matanza de
estudiantes el 2 de octubre de 1968. En Chilpancingo, unas horas
antes, la policía los había perseguido y las líneas de transportes
se habían negado esta vez. Pero tenían el compromiso. Lo habían
adquirido el 19 de septiembre, en la reunión de las 17 normales en
la Emiliano Zapata, de Amilcingo, Morelos. Una vez que la normal de
Tenería, en el Estado de México, se declaró incapaz de operar la
logísitica de la movilización, que incluía comida y estancia por
varias noches, Ayotzinapa se obligó a ello. Eran la normal de Genaro
Vázquez Rojas, de Lucio Cabañas, de Othón Salazar. No podían quedar
mal. Después del revés en Chilpancingo, decidieron mandar a los de
primer ingreso a la toma de los camiones en Iguala. La mayoría tenía
16, 17 años y estaban rapados. Sabían que era el territorio de los
Casarrubias Salgado, los “Guerreros Unidos” que se dedicaban desde
hacía décadas al tráfico tanto de heroína como de metanfetaminas.
Los criminales, dueños de autolavados, tenían en un puño a las
policías municipales de Guerrero hasta Morelos, pasando por las del
Estado de México. Eran las 5 y media de la tarde del 26 de
septiembre de 2014 cuando los muchachos salieron de Tixtla.
No había forma de separar a las policías municipales de “Guerreros
Unidos”: a “Los Bélicos”, el grupo de élite encargado de la
seguridad en Iguala y Cocula; el cartel los uniformaba, dotaba de
armas, y salarios. De hecho, los policías eran el brazo armado de
los delincuentes, y no al revés. “Guerreros Unidos” se habían hecho
del control, entre otras, de las indeminizaciones que les
corresponían a los ejidatarios del Carrizalillo y Mezcala, por el
uso de sus tierras para la extracción de oro, plata y cobre por
parte de varias mineras canadienses. Había muchos negocios con las
mineras: desde el pago por derecho de piso, el uso de los
transportes y las rutas, hasta la venta de heroína para los mineros
que se fracturaban los huesos. Ni policías ni sicarios, sino un
cuerpo intermedio entre autoridad legal e ilegal, “los bélicos”
llegaron a ser secretarios de seguridad del estado de Guerrero. Nada
sorprendente en el país de Genaro García Luna y Felipe Calderón. Se
encargaban de cobrar venta de protección, extorsiones, y levantones
para el crimen organizado. El informe de la Comisión sobre
Ayotzinapa nos recuerda tan sólo que Víctor Jorge León Maldonado, el
coordinador general de la SIEDO de Eduardo Medina Mora como
procurador, integró mal la averiguación que permitió la liberación
de Salomón Pineda, acusado de atacar a los normalistas. Después, el
gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, lo invitó a ser el
subprocurador del estado. Esos eran los policías como brazo ejecutor
del crimen. No hay por qué considerarlos por separado.
El Ejército tenía espiados los movimientos y comunicaciones de los
estudiantes de Ayotzinapa desde 2010, mediante el programa Pegasus.
Para ellos, eran subversivos y los trataron con planes de
contrainsurgencia. Por haber inflitrado a tres estudiantes, entre
ellos a Julio López Patolzin, que llevaba dos años dentro del
internado normalista, los militares sabían de las movilizaciones,
los debates, los apodos, los nombres y procedencias de los demás
alumnos y maestros. El teniente de infantería, Francisco Macías
Barbosa era a quien reportaban en el 27 Batallón. Éste recibía
órdenes directas del Coronel José Rodríguez Pérez. El Comandante de
la 35 Zona Militar en Chilpancingo, el General Alejandro Saavedra,
estaba al tanto de todas las comunicaciones en tiempo real. Después
de Ayotzinapa, el secretario de la defensa, Salvador Cienfuegos,
pensó en él como su sucesor, y así se lo pidió al Presidente electo,
Andrés Manuel López Obrador, pero él se negó.
A las 7 y cuarto de la tarde, los normalistas toman un autobus Costa
Line que venía de Acapulco. A las 8 otros negocian con un chofer en
la central camionera de Iguala pero se niega a manejar a la Normal.
Una hora más tarde, llegan los estudiantes que se habían quedado
boteando en la caseta de Iguala y en Rancho de la Cura. Recorren los
andenes en busca de otro camión que les de chance. Se les permiten
dos autobuses de Costa Line y uno de Estrella Roja. Antes de subirse
a los camiones, es la última vez que estarán juntos. A eso de las
nueve 25 de la noche salen en cinco autobuses rumbo a su escuela.
Pero la policía estatal comienza a seguirlos. Le disparan a uno y se
detiene en la carretera Iguala-Chilpancingo. Otro, es detenido
debajo del puente con rumbo al Palacio de Justicia. A los otros
tres, un operativo policiaco de bloqueos les impide dar vuelta a
derecha o izquierda por la Calle Juan N. Álvarez. Cuando los
estudiantes pretenden mover una de las patrullas atravesadas, un
balazo le da en la cabeza al normalista de 19 años, Aldo Gutiérrez
Solano. Es entonces que las policías desatan una balacera
indiscriminada contra los autobuses. Algunos tienen 96 impactos. Los
estudiantes se comunican con sus compañeros en Tixtla y Chilpancingo
para pedir ayuda. Un personaje que el informe identifica como “El
Caminante” sirve de enlace entre los policías que disparan y los
“halcones” de “Guerreros Unidos”. Es en ese momento que el
subdirector de la policía de Cocula, César Nava González, se
desplaza hacia el tiroteo en Iguala sin que nadie se lo ordene.
También lo hace el director de policía de Huizuco, Javier Nuñez
Duarte con sus dos hijos, Celedonio y Ariel, en cinco camionetas con
casi la mitad de los policías del municipio, que son 89. Son los que
hacen las detonaciones contra un camión del equipo de futbol
Avispones y contra unos taxis, y participan en el ataque al autobus
de los estudiantes en las inmediaciones del Palacio de Justicia.
Mueren un jugador, el chofer del autobus del equipo de futbol, y una
pasajera del taxi. También se apersonan hasta ahí los policías
federales. Su jefe, Victor Manuel Colmenares Campos y sus oficiales,
Luis Dorantes y Emmanuel de la Cruz Pérez Arizpe, justo en el
puente, cobijados de las cámaras de videovigilancia. “Guerreros
Unidos” bloquea las carreteras a Chilpancingo y hacia Teloloapan.
Entonces tenemos que se instala un cerco a los autobuses por parte
de los policías, desde las 9 y media de la noche hasta casi las
once. Dentro de ese sitio se dispara a civiles desarmados. Están
heridos, tumbados boca abajo en las calles, esposados. Esa noche hay
6 asesinados por las fuerzas policiaco-sicario. Hay 40 heridos de
bala. En la clínica Cristina, un capitán del ejército, José Martínez
Crespo, toma nota de los heridos, les pide identificaciones, y se
va. Durante todo el episodio homicida, el ejército patrulló
vigilando el evento y lo comunicó en tiempo real. El CISEN de la
secretaría de Gobernación de Osorio Chong también lo estuaba
monitoreando.
La desaparición de los 43 es una orden. Algunos de los normalistas
que están detenidos a las once y media de la noche en la barandilla
de Iguala, son sacados por los policías de Cocula. Son
desaparecidos. Se les va separando en grupos, de diez, de quince,
para irlos moviendo en camionetas, con los policías vestidos de
civiles. Los normalistas que alcanzan a escapar por un cerro se unen
a los maestros de la Coordinadora en Guerrero, la CETEG, y organizan
una conferencia de prensa pasada la media noche. Quince minutos dura
su aparición porque llegan disparando sicarios de “Guerreros Unidos”
y asesinan a dos normalistas que acababan de llegar de Tixtla en
apoyo a sus compañeros. Uno corre por la calle Juárez, Julio Cesar
Mondragón, a quien después se encontrará sin rostro. Son “Los
Bélicos”, el grupo de élite policiaco, el que se encarga de las
desapariciones. Son las 3 de la mañana cuando se da esa orden. La da
alguien desde la ciudad de México, un “licenciado”, llamado el A1,
que promete que todo se va a enfriar rápido. Son asesinados,
despedazados, y puestos en bolsas que se dispersarán en las
siguientes horas en las inmediaciones de Iguala y, otros, cremados
en las dos sedes de funeraria “El Ángel”. Luego, las bolsas se
disgregan en pozos de minas, cerros, y dentro de las instalaciones
del ejército en Guerrero. A quienes participan en esta
monstruosidad, se les prometen cinco mil pesos extras. Un grupo de
seis jóvenes que están en un lugar oscuro llamado La Bodega Vieja
permanecen con vida todavía hasta el 30 de septiembre. Hay
evidencias telefónicas de que muchos de los cuerpos, llamados
“paquetes”, son llevados al cuartel del 27 Batallón del ejército.
Ahí, el Coronel José Rodríguez Pérez, los resguarda. Los batallones
y zonas militares cuentan con crematorios. A pesar de que uno de sus
inflitrados, Julio López Patolzin es uno de los desaparecidos, el
ejército no hará nada por rescatarlo, como ordena su protocolo y
código militares. El secreto es más potente que la institución.
El día siguiente comienza la otra historia de Ayotzinapa: la del
encubrimiento de lo que había sucedido. A eso se le llamó “la verdad
histórica”. Se trata de hacer pasar a las víctimas como
narcotraficantes. Se inventa una versión en la que el encargado de
la toma de los autobuses por parte de los estudiantes, Bernardo
Flores Alcaraz, a quien apodaban “El Cochiloco” —por la película El
infierno—, era parte del cartel enemigo, “Los Rojos”, así como el
mismísimo director de la normal “Isidro Burgos”, José Luis Hernández
Rivera. Las declaraciones son obtenidas mediante tortura. El 27 de
octubre, la Marina graba con un dron cómo el Procurador Jesús
Murillo Karam y el Tomás Zerón, el encargado de la investigación
criminal en el país, siembra bolsas con restos en un basurero de
Cocula, encienden un fuego para, después, dar paso a los forenses
que acrediten la escena. Lo que vimos en marzo pasado fue el video
de la Marina expuesto por el Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes, el GIEI, donde se comprueba que se fabricó una
escena del crimen que iba a ser ratificada como real por los
miembros de “Guerreros Unidos” bajo tortura física y amenazas. 77 de
esos saldrían libres, sin que el juez de Tamaulipas, Samuel Ventura
Ramos, investigara quién y por qué los había torturado para declarar
contra los normalistas desaparecidos y asegurar que los 43 había
sido incinerados en un basurero. Otra magistrada, ahora de Guerrero,
mandó destruir los videos de vigilancia tomadas por las cámaras
callejeras en el Palacio de Justicia la noche del 26 al 27 de
septiembre de 2014. A esto se le acompañó de una película, libros, y
cientos de columnas y primeras planas en los principales medios de
comunicación. 26 testigos de los hechos murieron en el transcurso de
estos ocho años, incluyendo al jefe de “Guerreros Unidos”, Mario
Casarrubias Salgado. Hasta el jefe de gobierno en la ciudad de
México, Miguel Ángel Mancera participa del encubrimiento: el 20 de
noviembre de ese año, ordena que el cuerpo de granaderos embista a
una multitud de 220 mil personas que nos manifestábamos en el Zócalo
capitalino.
La orden de la desaparición la dio alguien llamado A1. El
encubrimiento fue ordenado por el Procurador Murillo Karam que
manufacturó una escena de un crimen y una historia de
narcotraficantes en un municipio del sur pobre de este país. En esos
días, el gobierno de Peña Nieto celebraba en Guadalajara el Día
Mundial del Turismo, enaltecía los discursos del Presidente en
Naciones Unidas, el secretario de Hacienda, Luis Vidergaray, era
nombrado ministro de finanzas del año por la revista Euromoney. La
idea era darle vuelta a la página. El 5 de diciembre del año de la
desaparición, Peña Nieto declara: “Superemos esta etapa de dolor y
demos un paso adelante”. Un mes después, delante de los rectores de
las universidades, insiste: “Este instante de pena, tragedia y
dolor, no puede dejarnos atrapados. No podemos quedarnos ahí”.
Esta columna contiene la pregunta por los motivos de Ayotzinapa. El
informe presentado por el subsecretario Alejandro Encinas, implica
que, en el llamado “quinto” camión había una “mercancía” que les
importaba a los criminales. Quizás droga, quizás dinero. Se insiste
en que, en un retén de sus adversarios en Puebla, unos meses antes,
se habían perdido paquetes de heroína por un valor de 30 millones de
dólares. El otro motivo que aduce el Informe es que los “Guerreros
Unidos” creyeron los autobuses de los normalistas eran de un grupo
rival que les disputaba el control de la zona minera recién
conquistada. Lo cierto es que, para saber el motivo, hay que
recurrir a la historia.
Una mañana del 28 de junio de 1995, cuando a Guerrero lo gobernaba
un compadre del Presidente Zedillo, Rubén Figueroa Alcocer, unos
campesinos que cultivaban café tomaron unos camiones para ir a
Coyuca de Benítez para participar en un mitin que exigía que los
apoyos al campo se cumplieran. Un grupo de policías judiciales, les
paró el alto, y los bajó de los camiones de carga. Una vez
sometidos, los fusiló. Ahí murieron 17 campesinos desarmados de la
Organización Campesina Sierra del Sur. Tras matarlos y herir a 40
más, la policía judicial les sembró armas a los cadáveres para que
pareciera un enfrentamiento. El motivo fue tan difuso como el de
Ayotzinapa: desprecio por los pobres, incredulidad de que su muerte
tendrá repercusiones, certeza de que, desde las altas esferas de la
autoridad, se puede fabricar y comprar la verdad.