Enrique Dussel
En 1992 se debatió
la problemática de la "invasión del Amerindia"
(denominada eurocéntricamente el "descubrimiento de América")
a 500 años de 1492. Sería bueno que en estos dos años (2019-2021)
rememoremos la problemática todavía actual por sus efectos de la
sangrienta conquista de las grandes culturas de Mesoamérica (la
azteca, maya, zapoteca, otomí, etcétera) que fue un genocidio de
significación mundial, porque aquí se produjo el choque y la
dominación violenta del extremo occidente de Eurasia (España) sobre
las culturas del extremo oriente del Asia (ya que nuestros pueblo
originarios posiblemente llegaron procedentes del Asia oriental por
el estrecho de Bering).
Ciertamente España
(por su ocupación militar) y Roma (por la organización de la
Cristiandad de las Indias occidentales) son autoras y cómplices de
un genocidio.
En efecto, no bien
conocidas las "Islas del Mar Océano" al occidente del
recién descubierto Océano Atlántico, el Papa concede a los reyes
de España por la bula Inter caetera del 3 de mayo de 1493 las
tierras recién descubiertas con la obligación de evangelizar a sus
habitantes. Aquí se encuentra ya el primer motivo que justifica
"pedir perdón a los pueblos originarios" por parte del
Papa. El mismo Bartolomé de las Casas se preguntaba qué: ¿con qué
derecho el Papado otorgaba o donaba al rey de España tierras y
pueblos sobre los que no tenía ningún conocimiento, posesión o
dominio? Bartolomé le negaba al Papa este derecho, que además lo
hacía cómplice del crimen injusto y genocida de la conquista, con
sus matanzas y por la horrible servidumbre a la que habían reducido
a los pueblos originarios del continente.
Y, con respecto a
España y Portugal, y muy especialmente sus reyes y al Consejo de
Indias, fueron responsables de la ferocidad, violencia, sangrientos
enfrentamientos con armas desconocidas para los indígenas (tales
como los cañones, ballestas, caballos, etcétera), y todo tipo de
vejámenes que se cumplieron.
Valgan unas citas de
cartas que tuve en mis manos en el Archivo de Indias de Sevilla,
enviadas al rey mostrando la situación: "Mucha de la plata que
de acá se saca y va a esos Reynos, se beneficia con la sangre de os
indios y va envuelta en sus cueros"(Carta del obispo mechoacano
Don Juan de Medina y Rincón del 13 de octubre de 1583; AGI, México
374).
Y otro: "Avra
quatro años que, para acabarse de perder esta tierra, se descubrió
un aboca del infierno por la qual entra cada año gran cantidad de
gente, que la cobdicia de los españoles sacrifica a su dios, y es
una mina de plata que se llama Potosí" (Carta del obispo
Domingo de Santo Tomás, del 1 de julio de 1550; AGI, Charcas 313) .
Quien ignore la
violencia e injusticia de la conquista de Latinoamérica, y muy
especialmente de México, lo mínimo que puede decirse que es un
ignorante, y que al no tener mala conciencia de un verdadero crimen
se hace hoy culpable de ese mismo crimen, aunque sea, y en mayor
medida, el rey de España. He leído miles de Reales Cédulas en las
que los reyes españoles estampaban un gran firma y que decía: YO EL
REY, sin mayor indicación (había que averiguar por la fecha del
documento el nombre del personaje).
Los conocidos
historiadores demógrafos, Cook-Borah y Simpson dan para México una
población de 11 millones de habitantes en 1519, que decreció en
1607 a los 2 millones de indígenas. Claro es que hubo enfermedades
contra las cuales la población indígenas no estaba protegida, pero
las matanzas en las guerras narradas por el Chalan Balam, el mal
trato en la mita, la encomienda y las haciendas e ingenios, y el
trabajo doméstico de las mujeres indígenas en las casas de los
blancos (que se quedan amancebadas obligándolas a dejar a sus
maridos para ser vejadas por los españoles y criollos), el cambio de
territorio agrícola de los más fecundos a los desiertos estériles
(lo que produjo hambrunas mortales como entre los tarahumaras)
significará una crisis demográfica gigantesca.
Todo esto nos
sugiere que es muy conveniente en México comenzar a tener presente,
día a día, el 500 aniversario de la horrenda Conquista de México.
Hay fechas emblemáticas: el 18 de febrero hace 500 años Hernán
Cortés salía de La Habana con 600 hombres, 16 caballos, 10 cañones,
32 ballestas. El próximo 22 de abril hace 500 años que desembarcó
en Veracruz; estando ya asentado en México Tenochtitlán vence el 30
de junio a Pánfilo Narváez. El próximo año, el 30 de junio se
cumplirán los 500 años de los comienzos del asedio de México con
el auxilio de los tlaxcaltecas y otros pueblos dominados por los
aztecas. El 13 de agosto de 1521 tomarán y destruirán Tenochtitlán
hace 500 años. Deben ser fechas recordadas y estudiadas día a día
para tomar conciencia de que fuimos colonia, y después no hemos
dejado de ser neocolonias del que no se tiene autoconciencia por el
eurocentrismo cultural de nuestros criollos (los mexicanos blanco
americanos hijos de españoles que quedan después en el poder hasta
el presente).
La plena
descolonización política, económica y cultural es necesaria en el
futuro después de 500 años de la Conquista. Debe ser un propósito
de la Cuarta Transformación.
¡Es tiempo ya que
el rey de España y el Papa romano pidan perdón, no sólo por medio
de palabras sino por actos objetivos, a los pueblos originarios por
el crimen de la Conquista! ¡Pero también que pidamos perdón los
criollos mexicanos, los blancos y principalmente los racistas a los
pueblos originarios cumpliendo con los acuerdos de San Andrés y
dando plena autonomía a los nobles y cultos herederos de las altas
culturas milenarias mesoamericanas!
Enrique
Dussel
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