Alejandro Nadal
El derrame de petróleo en el golfo de México pasará a la historia como uno de los peores desastres ambientales a escala mundial. Por más que la empresa British Petroleum (BP) anuncia nuevas maniobras para controlar la situación, la inyección de crudo en las aguas del Golfo seguirá hasta agosto. El petróleo llegará a costas cubanas y saldrá al Atlántico al incorporarse a la corriente del Golfo.
Se habla de un accidente en la plataforma Deepwater Horizon, pero sería más adecuado hablar de negligencia criminal. El desastre se debe a la arrogancia corporativa y la ambición de los operadores de BP. Claro, también están involucrados la empresa Transocean, dueña y operadora de la plataforma (por cuenta de BP) y Halliburton, responsable de la cimentación del pozo. ¿Qué fue lo que pasó el 20 de abril?A las 12:35 de la madrugada los técnicos de Halliburton completan la operación de cimentación del pozo. En las horas siguientes se realizan pruebas de presión para asegurar que el pozo está bien cimentado. A las 11 horas se lleva a cabo un acalorado debate entre ejecutivos de BP y de Transocean sobre cambios en los planes relacionados con la fase siguiente en la cimentación.
Esa tarde, a las 17:05 horas se observa una pérdida de fluido en el tubo que conecta el cabezal del pozo con la plataforma. Este hecho revela que hay pérdida de presión en el cabezal que se supone debe controlar el pozo y estabilizarlo en caso de cambios repentinos en el flujo de crudo o de gas. El cabezal se supone está diseñado para cerrar el pozo en caso de una emergencia.
Entre las 17 y las 19 horas se realizan más pruebas para corroborar que la presión corresponde a las especificaciones de la cimentación. Los instrumentos indican una pérdida total de presión en la tubería de emergencia que va del pozo a la plataforma. Esta tubería sirve para cortar el flujo de crudo. En contraste, la tubería principal utilizada en la perforación acusa un aumento de presión hasta las mil 400 libras por pulgada cuadrada, lo que es señal inequívoca de un incremento extraordinario de gas natural.
A las 20 horas los técnicos de BP dan por concluidas las pruebas y comienza la operación de extracción de lodos de perforación para remplazarlos con agua de mar. Estos lodos son en realidad una combinación de barro y minerales utilizados para sellar. En tanto no se coloque el tapón de cemento para cerrar provisionalmente el pozo, la presencia de estos lodos es la única forma de restringir la expansión de gases y fluidos que están a grandes presiones en el subsuelo.
Hacia las 21 horas hay más fluidos saliendo del cabezal de los que están siendo bombeados hacia dentro y a las 21:10 la presión en la tubería principal de perforación aumenta espectacularmente. A las 21:50 surge una primera burbuja gigante de gas natural y las válvulas del cabezal son incapaces de controlarla. La primera explosión sobreviene unos segundos después. La plataforma Deepwater Horizon, titular de la marca mundial de perforación en aguas ultraprofundas, estaba condenada. A las 21:52 se da la orden de abandonarla. De sus 126 tripulantes hay 11 desaparecidos.
Hay varios problemas con el cabezal. Su diseño no siguió las especificaciones originales. Las baterías que debían hacer funcionar varios de sus aditamentos estaban defectuosas. Finalmente, uno de sus piezas medulares fue destruida semanas antes de la explosión. Es una abrazadera gigante que fue sometida a presiones superiores a las de su nivel de tolerancia. Pedazos de la abrazadera aparecieron en la cubierta de la plataforma, indicando un grave daño en el equipo. Los técnicos de BP no dieron importancia a esta señal de alarma. En adelante las lecturas de presiones en el cabezal del pozo a mil quinientos metros de profundidad serían inexactas.
La falta más grave de BP fue ordenar a los operadores de Transocean retirar los lodos pesados de perforación. Ésos son la línea clave de protección en caso de una surgiente de gas y deben ser retirados sólo después de colocarse el tapón de cemento. Pero BP estaba más interesada en acelerar el ritmo de las operaciones y decidió invertir la secuencia de operaciones.
La ley federal que limita la responsabilidad para reparación de daños de 75 millones de dólares ya no se aplica en caso de negligencia. BP va a tener dificultades en demostrar su inocencia.
El jefe de electrónica en la plataforma Deepwater Horizon, Mike Williams, hizo una declaración extraordinaria:
Hay varios problemas con el cabezal. Su diseño no siguió las especificaciones originales. Las baterías que debían hacer funcionar varios de sus aditamentos estaban defectuosas. Finalmente, uno de sus piezas medulares fue destruida semanas antes de la explosión. Es una abrazadera gigante que fue sometida a presiones superiores a las de su nivel de tolerancia. Pedazos de la abrazadera aparecieron en la cubierta de la plataforma, indicando un grave daño en el equipo. Los técnicos de BP no dieron importancia a esta señal de alarma. En adelante las lecturas de presiones en el cabezal del pozo a mil quinientos metros de profundidad serían inexactas.
La falta más grave de BP fue ordenar a los operadores de Transocean retirar los lodos pesados de perforación. Ésos son la línea clave de protección en caso de una surgiente de gas y deben ser retirados sólo después de colocarse el tapón de cemento. Pero BP estaba más interesada en acelerar el ritmo de las operaciones y decidió invertir la secuencia de operaciones.
La ley federal que limita la responsabilidad para reparación de daños de 75 millones de dólares ya no se aplica en caso de negligencia. BP va a tener dificultades en demostrar su inocencia.
El jefe de electrónica en la plataforma Deepwater Horizon, Mike Williams, hizo una declaración extraordinaria:
Se nos dijo que esta era la tecnología más sofisticada y que nada de lo que ocurrió debía suceder. Es lo mismo que dijeron los ingenieros nucleares después de Isla de Tres Millas y Chernobyl. Eso dirán los técnicos de las empresas transnacionales que producen y comercializan cultivos de organismos genéticamente modificados. Les acompañará el coro de burócratas cómplices que solaparon sus actos en el campo mexicano. Pero al igual que en el Golfo de México, las cicatrices ambientales durarán generaciones.
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