Dolia Estévez
Con el problema migratorio en la frontera sur medianamente bajo
control, y con el TMEC ratificado, la cooperación antinarcóticos
cobra mayor relevancia.
Washington, D.C.—En medio del drama del impeachment contra su jefe,
en el que está implicado, el procurador William Barr viajó a México
la semana pasada para volver a leerle la cartilla al Gobierno de
AMLO. Los frecuentes episodios de violencia extrema y el insólito
poder de fuego y control territorial de los carteles, tienen
“alarmadas” a las agencias del Gobierno estadounidense. Les disgusta
el papel de simples observadoras al que han sido relegadas por el
Gobierno mexicano.
Con el problema migratorio en la frontera sur medianamente bajo
control, y con el TMEC ratificado, la cooperación antinarcóticos
cobra mayor relevancia. La DEA, el FBI, ICE, CBP, la ATF y la CIA,
están disgustadas con el Gobierno de AMLO. El Embajador Anthony
Wayne, quien como representante diplomático en México de 2011 a 2015
ayudó a instrumentar la polémica Iniciativa Mérida, narró que el
“descontento” entre las agencias es tan grande que un funcionario
estadounidense, al que no identificó, le dijo que, si hoy se tomara
un sondeo sobre cooperación con México entre las agencias, “el
veredicto probablemente no sería positivo”. O sea, México está
reprobado.
“Ha sido un año muy difícil para la cooperación antinarcóticos
México-Estados Unidos”, dijo Wayne, en el marco de un foro académico
sobre seguridad, patrocinado por Instituto México del Centro Wilson.
Lamentó lo que llamó “falta de apetito” de México para trazar un
plan global con Estados Unidos contra el crimen organizado. López
Obrador llegó a la presidencia, dijo, con deseos de distinguir su
enfoque sobre seguridad del de sus antecesores, por lo que fue muy
crítico de la estrategia pactada por Calderón y Bush en 2006. “Llegó
con una visión muy negativa. No creo que haya cambiado”.
El Gobierno de Trump culpa a México por la explosión del fentanilo
en el mercado estadounidense. Aduanas y Protección Fronteriza (CBP)
reportó un aumento del 80 por ciento en las confiscaciones de
fentanilo en la frontera con México en 2019. Como preámbulo a su
visita, Barr advirtió que, si el Congreso de su país no renueva la
ley de prohibición del fentanilo, los “laboratorios ilegales” en
México y China “están listos a inundar a los Estados Unidos” con ese
opioide sintético, 80 veces más potente que la heroína (The
Washington Post, 10/01/2020).
Tras la reunión con el emisario de Trump, la SRE dijo que pidió
“tratar al fentanilo como un problema común”. También abordaron el
tráfico de armas (Comunicado, 16/01/2020).
El Departamento de Justicia no emitió declaración. Sin embargo, lo
hechos muestran que el presunto compromiso a combatir el trasiego
ilegal de armas del que habla Marcelo Ebrard es pura paja. Al día
siguiente del viaje de Barr, el Gobierno de Trump autorizó un
aumento del 20% en las exportaciones de rifles de asalto y
municiones, entre otro tipo de armas. Para facilitar el tramite,
transfirió la emisión de licencias de exportación del departamento
de Estado al de Comercio (Washington Post, 18/01/2020). La medida
inundará el mercado negro que suple a los narcos. Bofetada a México.
Las agencias policiacas estadounidenses que antes se les permitía
conducir operativos en territorio mexicano observaron alarmadas como
el ejército soltó al Chapito en Culiacán, los sicarios masacraron a
tres mujeres y seis niños en la sierra ingobernada e ingobernable de
Sonora, y los narcos se apoderaron de Nuevo Laredo con tácticas de
terror en año nuevo. Imágenes dramáticas que reforzaron su lectura
de que el Gobierno de AMLO está siendo rebasado por la delincuencia.
Si algo quedó claro en este primer año de Gobierno es que, bajo
presión y con ultimátums, el Gobierno de AMLO baila al son que toca
Trump. La amenaza de imponer aranceles resultó en el controvertido
programa “Quédate en México” y el amago de clasificar a los carteles
como terroristas, en la extradición de 20 criminales.
Tras el primer viaje de Barr a la Ciudad de México a principios de
diciembre, Trump suspendió temporalmente la clasificación de los
carteles, en parte porque México aceptó mayor cooperación en temas
de seguridad específicos. Hay informes que indican, por ejemplo, que
Semar y Sedena han vuelto a colaborar en operaciones conjuntas para
desmantelar laboratorios. Sin embargo, como una pistola cargada, la
reclasificación de carteles, a la que México se opone tajantemente,
está lista a ser disparada en el momento que Trump disponga.
Trump tiene otro as bajo la manga para ejercer presión. En agosto
pasado, advirtió que de no haber avances en 2020, va a considerar
“definir” a México como país que no cumple con sus compromisos
internacionales contra el narcotráfico. Pidió a México más
erradicación de la amapola, interdicciones, acusaciones y
confiscaciones de activos, así como una estrategia de control de
drogas integral (Memorando Presidencial sobre países de tránsito y
producción de drogas, 08/08/2019).
A los diplomáticos gringos les gusta decir que el crimen organizado
es una “responsabilidad compartida”. Lo que no dicen es que no está
compartida en partes iguales. Para Estados Unidos, la cooperación es
camino de un carril. Presionan para que México reduzca el tráfico de
fentanilo y confronte a los carteles, pero no hacen nada para bajar
el consumo y cortar el suministro de armas a los criminales. Sin
reciprocidad no puede haber cooperación. En tanto el camino no sea
de dos vías, no habrá avances.
21.1.20
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