7.9.19

IMSS-Robledo: ¿"viabilidad financiera" como con el neoliberalismo?


Hace unos días el director general del IMSS, Zoé Robledo, declaró que durante el primer año de la 4T se reducirá la acumulación de reservas y con disciplina administrativa la viabilidad financiera institucional podrá extenderse más allá de 2030: creemos que podemos subirle dos años teniendo finanzas sanas hasta 2032 ( La Jornada, 2/9/19). Esta visión es la de su antecesor peñista José Antonio González Anaya, autor del fantástico salvamento del IMSS al servicio del PRI. ¿Dónde quedó el cambio 2018 de López Obrador?

Ante Peña, en 2015, González Anaya dijo: señor presidente, con orgullo colectivo le informo que la viabilidad financiera del instituto, está garantizada durante su administración, mientras, lo alcanzaban por minuto las denuncias sobre la calidad de los servicios.

Para Robledo: el secreto es evitar gastar más de lo que ingresa. Y para que los servicios IMSS-4T no prosigan la ruta de profundo deterioro –consolidada por el Prian– Robledo sólo puede establecer una meta menor acumulando reservas que suman 215 mil millones de pesos. Él quiere algo menos excesivo: en 2019 se acumularán sólo 29 mil millones de pesos, no 34 mil. La diferencia brindará margen para invertir en infraestructura y erguir hospitales de tiempo completo.

Este absurdo esquema neoliberal de constituir forzosamente reservas fue impuesto, con Fox, por el tecnócrata Santiago Levy (2001) y luego fue calcado, con Calderón (2007), al Issste. Con ellas se ataban ambas instituciones a la estabilidad macroeconómica: de ser un efecto, los neoliberales convirtieron a las instituciones en una causa macro de esa estabilidad. Ciertamente, aunque la seguridad social expresa el marco económico, no lo genera. Contribuye a él.

Pero Robledo –como el director del Issste, Ramírez Pineda– no entran a este debate de fondo, como debería ser el caso de la 4T. Simplemente le dan la vuelta. Y apremiados por la necesidad de recursos disminuyen la meta de constitución de reservas, porque como dice Robledo de nada sirve tener grandes reservas si, al mismo tiempo, no apostamos por mejorar los servicios médicos.

Robledo y Ramírez Pineda preservan la operación neoliberal para garantizar la viabilidad financiera, pero simultáneamente quieren usar las reservas para mejorar servicios. Nunca ordenan el gran tema pendiente: el que toda institución de seguridad social requiere una caja dorada para garantizar las prestaciones de todos los que han contribuido a los institutos. No distinguen entre constituir reservas tecnocráticas sacrificando servicios y poner los cimientos de la seguridad social de la 4T; cimientos que exigen definir y defender esa caja dorada que garantizan las prestaciones amparadas en sus respectivas leyes. No desmontan definitivamente –como corresponde a la 4T– la aberración de seguir constituyendo reservas para que IMSS-Issste sigan pretendidamente contribuyendo a la estabilidad macro-económica.

En la 4T, Robledo debería establecer que en el IMSS no cabe un concepto como viabilidad financiera, propio al lenguaje neoliberal. El IMSS jamás podrá dejar de tenerla. Por la naturaleza de los compromisos que adquiere con cada retención salarial y aportes patronales, cuenta de facto con el respaldo del Estado para que así cumpla la ley: que sus asegurados reciban justo esas prestaciones de ley. Además, ofrecer mejores servicios no excluye ni contradice establecer reglas claras y transparentes para la caja dorada de reservas que los hace posible.

Sobre el programa de mejora, Robledo refiere consultas y operaciones en fines de semana (ya iniciadas por González Anaya) y alude a los hospitales de tiempo completo ¿los hay de tiempo parcial?

En el fondo del asunto se localiza el impacto de la reforma Zedillo-IMSS-1995 sobre finanzas institucionales y en la nunca cumplida oferta del efímero ex director Germán Martínez para levantar una gran auditoría, rápida y oportuna que deberá estar lista en enero de 2019 con el fin de evitar simulación sindical, vía contratos de protección, o en la entrega de las cuotas obrero-patronales ( La Jornada, 7/12/18). Esa indispensable auditoría debería conducir a Robledo, ya como 4T, a un pronunciamiento sobre los verdaderos determinantes de la situación financiera e, incluso, a cambiar el nombre y diseño del neoliberal Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los Riesgos del IMSS impuesto por Santiago Levy.

La operación cosmética fabricada por González Anaya –como la de los panistas– sobre la situación financiera institucional fue una quimera: eludió ajustar el deliberadamente equivocado diagnóstico panista de Fox-Calderón y elaboró otro principio fabulado, tan inverosímil como el previo. Pero ignoró lo principal: el impacto de la reforma Zedillo. El masivo voto de 2018 mandató otro futuro, no priísta, para la seguridad social de la 4T.

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