Óscar David Rojas Silva
I
El dominio del imperialismo capitalista tiene en la ideología una de sus
armas más poderosas. Recientemente hemos atestiguado la instalación de
la guerra cognitiva como una de las principales herramientas para
moldear y tergiversar la realidad, de modo que dificulta comprender los
fenómenos, llevando a desestimar la posibilidad de intervenir en ellos,
o, simplemente, a la indiferencia ante su significado. Cualquiera de
estas opciones produce una despolitización que beneficia al status quo.
La infodemia ha logrado en el mundo occidental un anesteciamiento frente
a horrores como las guerras, hambrunas y genocidios. Es una gran droga
mediático-militar que garantiza impunidad frente a la barbarie.
II
La captura ideológica se consigue, principalmente, a través de la
desarticulación de la memoria histórica. De pronto, fenómenos cruciales
de la historia desaparecen del imaginario colectivo, se impone una
narrativa cuyo objetivo es siempre mostrar que una realidad alternativa a
la dominante es simplemente imposible, que no tiene sentido. Esta
racionalización tiene que ver con la imposición del núcleo de la guerra
híbrida: la falsa universalización del proyecto de modernidad
occidental. Los fenómenos sin historia son difíciles de comprender
puesto que se ignoran sus raíces y su dinámica. Cancelar la historia es
una forma de cancelar la capacidad de plantear los mundos alternativos.
Por ello, la historia debe ser revisada a contrapelo, como bien
recomendaba Walter Benjamin –el filósofo místico de la Escuela de
Frankfurt– porque la historia contada por los vencedores siempre anulará
a los vencidos. Por tanto, la primera labor de liberación es recuperar y
amplificar la visión histórica más allá de la narrativa oficial de los
vencedores.
III
Actualmente vemos una lucha cruenta entre el bloque liderado por Estados
Unidos (G7) y el bloque asiático liderado por China (BRICS). Este es el
conflicto principal que detona todos los demás puntos de crisis en el
actual sistema internacional. Pero el contenido de la misma no se ha
enunciado, desde mi punto de vista, lo suficientemente claro: se trata
de una nueva edición de la lucha anticolonial, comenzada justo después
de la segunda guerra mundial. Es decir, si bien los BRICS comenzaron a
sonar ya en el siglo XXI, estos tienen antecedentes históricos, como es
el grupo de los 77 (G-77), que representa la organización de países del
sur global bajo el espíritu de liberación del mundo colonial (todavía
vigente a mediados del siglo XX, cosa que no debe perderse de vista)
proveniente de la Conferencia de Bandung, celebrada en Indonesia en 1955
para promover la cooperación como base para los países desde el sur
global.
Quizá el punto de mayor alcance político se logró con la resolución
3281, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1974, que dio paso a
la Declaración de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, cuyo
objetivo fue la fundación de un Nuevo Orden Económico Internacional
(NOEI). El centro de esta carta está en asegurar a los países el derecho
al desarrollo, la autonomía de sus políticas económicas y la soberanía
frente al poder de las empresas trasnacionales.
Obviamente este acontecimiento quedó borrado de la memoria pues
inmediatamente después de esta declaración comenzó el despliege del
neoliberalismo, ocultando todos esos esfuerzos bajo la narrativa
unilateral de la globalización occidental y la glorificación de los
“derechos” de la inversión extranjera directa (IED) por encima de los
Estados nacionales (EN). Los resultados de estos principios hoy se
pueden observar con claridad: un planeta con crisis climática, con
crisis humanitaria, estancamiento económico, con desigualdad estructural
y violencia esparcida por todos sus poros. Ni siquiera los supuestos
ganadores hoy se benefician de este proyecto: viven también bajo crisis
dentro de sus propias fronteras.
IV
La crisis hegemónica de EU es la crisis hegemónica de todo el modelo de
gobernanza global basado en la Organización de Naciones Unidas (ONU),
cuyo diseño es esencialmente anti-democrático, pues a través de la
votación ponderada y el derecho al veto permite la existencia de un
grupo que toma el control de las decisiones. Por ello, cuando ese grupo
liderado por Estados Unidos decide violar las normas internacionales de
manera abierta y sin pudor (recuérdese el reciente bombardeo a Irán) no
hay ninguna instancia que le pueda sancionar. Y si le sumamos que frente
a esta crisis, EUA ha decidido utilizar la guerra comercial arancelaria
a discreción, lo único que se ratifica es la existencia de una especie
de monarquía financiera global que revela las contradicciones de su
supuesto carácter democrático y se presenta como un sistema que, al
perder fuerza, revela su carácter neocolonial anacrónico.
Es un detalle paradójico para la historia del pensamiento económico que
la otrora potencia industrial busque ahora reindustrializarse a partir
de medidas comerciales al estilo del viejo mundo mercantilista. Cuando
los poderes de la modernidad pierden fuerza, muestran con claridad la
anacronía de su verdadero pelaje: la de la explotación sistemática de
una metrópoli con respecto a sus colonias. Este es el modelo que ya no
puede continuar más. El mundo construído a la sombra del hongo atómico
en 1945 hoy ya ha llegado a su límite histórico. Por ello es necesario
organizar un nuevo frente para retomar el multilateralismo bajo los
principios de la NOEI.
V
No es un detalle menor que los países del modelo occidentel estén
creciendo en un promedo de 1.5 por ciento, mientras que el promedio de
los BRICS se encuentra alrededor del 3.4 por ciento. Y si observamos al
G-77 del sur global, el promedio sube a 4.1 por ciento. Esto significa
que lejos de la narrativa de los países industriales que “jalan” a los
demás países, hoy el modelo económico occidental es una traba para la
potencialidad de los países del sur global. La vía para ordenar esta
nueva fase comienza por la recuperación de los principios de soberanía
sobre los recursos, el derecho al desarrollo y el control de los
capitales extranjeros, principios que fueron defendidos por la NOEI y
que vale la pena recuperar para orientar nuestras acciones.
VI
El retorcimiento ideológico del trumpismo ha sido colocarse como un país
víctima de todos los demás. El NOEI de 1974 fue borrado por el imperio
del dólar generando todo un proceso de succión de la riqueza mundial. La
violencia proveniente del modelo neoliberal todavía causa estragos en
todo el sur global. Por ello es que en el momento en el que EU se coloca
como víctima es, simplemente, una inversión radical de la historia. En
contraste, el multilateralismo aboga por una reestructuración bajo
principios del respeto a la soberanía de los países bajo relaciones de
coordinación y no de subordinación.
Los distintos países agraviados hoy por la presión arancelaria están
distinguiendo nítidamente las diferencias entre modelos. Mientras que EU
exige cambios políticos bajo el símbolo del injerencismo, China
proyecta colaboración en infraestructura sin meter en la ecuación la
esfera política de cada país. La forma de superación monárquica es la
reafirmación del carácter republicano bajo independencia económica
sustantiva, es decir, superando la modernidad colonial. Estos son los
términos de la batalla de cara a la entrada del segundo cuarto del siglo
XXI.
*Economista (UdeG) con estudios de maestría y
doctorado (UNAM) sobre la crítica de la economía política. Académico de
la FES Acatlán. Director del Centro de Estudios del Capitalismo
Contemporáneo y comunicador especializado en pensamiento crítico en
Radio del Azufre y Academia del Azufre.
24.7.25
Reescribir el futuro: el nuevo orden económico global y la lucha ideológica
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