John Freddy Gómez y Camila Andrea Galindo
CADTM
Este 1 de junio se cumplen los primeros 6 meses del mandato de Andrés
Manuel López Obrador – de aquí en adelante AMLO- como presidente de
México, en los cuales ha trasegado un sin numero de controversias desde
las distintas fracciones económicas, sociales y políticas adversas a sus
ideales y políticas públicas con diferentes reveses en proyectos de
envergadura nacional y con un gran despliegue desde los grandes medios
masivos de comunicación a favor de la deslegitimación del actual
gobierno
En este contexto observaremos en primer lugar, sus promesas de gobierno y haremos un balance sobre estas; y, en segundo lugar, abordaremos el proyecto económico del actual gobierno y nos enfocaremos en el problema de la deuda pública mexicana.
1. Políticas gubernamentales: flujos y reflujos del poder en México
Según los lineamientos básicos del proyecto alternativo de nación
2018-2024 de MORENA -plataforma política del actual presidente-, se
plantearon alrededor de 50 proyectos estructurales con el fin de
transformar al país de un feudo de políticos y empresarios que manejan
el destino del pueblo mexicano a su interés individual y de clase, hacia la construcción democrática y horizontal por parte del pueblo mexicano. (MORENA, 2016)
El
proyecto de AMLO, aunque ambicioso para un país secuestrado por las
mafias más esbirras en los últimos decenios, muestra limites en la
construcción de una alternativa viable en tanto que las políticas
expuestas señalan la recuperación de la institucionalidad por parte del
pueblo, pero no evidencia y ataca el poder fundamental de este secuestro
del Estado mexicano, que son las relaciones socioeconómicas que se
tejen tanto en lo micro como en lo macro y que diseñan una sociedad
basada en el austeritarismo -austeridad fiscal y autoritarismo-
acompañada por la transferencia de valor y la configuración de una
economía que se fundamenta en la subordinación al mercado internacional
claramente subsumido por los intereses metropolitanos.
Y aunque
esto suene pesimista, las alamedas democráticas se abren paso a paso y
las construcciones alternativas deben recorrer los distintos procesos
sin saltar ningún escollo ni tramo. Las construcciones alternativas
deben pensar en la unificación de las necesidades básicas como son las
expuestas por la plataforma MORENA encabezada por AMLO; sin embargo, se
debe tener la claridad de los limites mismos de estas propuestas y como
la contra ofensiva desde el capital a tales pequeñas reformas deben ser
reforzadas y protegidas por el despliegue de propuestas cada vez mas
estructurales, las que ataquen directamente el problema fundamental de
nuestros países de carácter periférico, austeritario, reprimarizado y
excluyente.
Es así como, nos encontramos con propuestas que,
aunque bien intencionadas y de una necesidad imperante, no logran
subvertir los poderes enquistados en la sociedad mexicana y que a la
larga puede beneficiar a esta clase. Un ejemplo de ello es el hecho de
mantener una política de cero endeudamiento acompañada por una baja inflación ,
donde la manutención de la baja inflación como ortodoxia es meramente
la necesidad del capital financiero internacional a mantener una tasa de
rentabilidad alta donde a menor tasa de inflación mayor rentabilidad
dada la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de inflación.
(López Bolaños, 2019)
En este mismo sentido, otro punto
discutible es la manutención de la autonomía del Banco Central mexicano,
donde este no tiene el papel de agente dinamizador de la economía con
las distintas políticas de apalancamiento
y fomento, sino que responde a una tecnocracia pretendidamente
apolítica y que en suma, no es más que la representación de la ideología
neoliberal y de sus interés, que representa fielmente las políticas
austeritarias donde se pretende la austeridad como fin y el
autoritarismo de una cierta tecnocracia alba y neutral que configura el
devenir económico del país a espaldas del mismo.
Por lo tanto,
la democratización de la política debe pasar por la democratización del
diseño económico y la subordinación del Banco Central mexicano al
interés del desarrollo de la economía como fuente de justicia y dignidad
del pueblo. Pero esto no es fácil y el transito debe partir de la
concientización de las y los mexicanos de decidir el rumbo de su destino
como individuo y como nación y develar los complejos e invisibles
encadenamientos del neoliberalismo en nuestros países.
La madeja
se desenreda por las partes más visibles, como la democratización
política, pero se debe llegar al centro de la misma, la democratización
de la economía, para poder trasgredir las instituciones estructuradas
por el sistema neoliberal y responder a los verdaderos intereses de una
sociedad sumida en procesos totalmente denigrantes y violentada de
distintas formas.
Como manifiesta Ruy Mauro Marini: “en América
Latina, hablar de democracia implica, como supuesto necesario, plantear
el tema de su capacidad para autodeterminarse, es decir, de fijarse sus
metas en libertad, atendiendo primariamente a las exigencias de sus
pueblos. Es, pues, evocar el tema de la dependencia en que se encuentra
la región en el plano del capitalismo internacional, y conduce, por ello
mismo, a entender la lucha por la democracia en tanto que lucha de
liberación nacional” (Ruy Mauro , 2007, pág. 2)
2. La deuda pública en el gobierno de AMLO
El gobierno de AMLO recibe un país destrozado por la violencia física
en tanto que las mafias y narcotraficantes controlan gran parte del
territorio nacional de echo o de facto y sumerge a la sociedad a sus más
viles intensiones; y, también recibe un país en una alta convulsión
económica, bajo la fase de realización, concentración y acumulación del
capital financiero internacional liderado por la Reserva Federal de Estados Unidos a partir del año 2014. (Gómez & Galindo, 2018)
AMLO
se encuentra con un endeudamiento público neto de 10,73 billones de
pesos mexicanos al día de su posesión. Endeudamiento que en los últimos
11 años ha pasado de 2,67 a 10,73 billones con un crecimiento alrededor
del 300%. Una tasa de deuda externa que pasó en el mismo periodo de
61.600 a 199.759 millones de dólares con un crecimiento del 224%; y con
una tasa de cambio que pasó de 13,773 a 20,168 pesos por dólar con una
tasa de devaluación
aproximada del 46%. Evidenciando el deteriorado panorama de la economía
mexicana. (Galindo & Gómez John, 2018; Secretaria de Hacienda y
Crédito público, 2018)
Anudado esto a los pronósticos de desaceleración del Producto Interno Bruto
para el año 2019 que se encontraban en 2% y fue reducido en los últimos
días a 1,6% derivado de: 1) la migración del triangulo norte de Centro
América; 2) las políticas unilaterales de Donald Trump afectando la
estabilidad de la economía; y, 3) la inestabilidad de los precios de los
commodities , entre otros factores del contexto de desaceleración global y de concentración de capital desde Estados Unidos.
Si bien uno de los estandartes de la política de AMLO es la cero
emisión de deuda pública o el control de este, se observa un aumento de
10,731 a 10,846 billones de pesos, de noviembre de 2018 a marzo de 2019,
un crecimiento de aproximadamente 115 mil millones de pesos mexicanos,
aproximadamente 20 mil millones por mes.
“Durante los dos
primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la deuda del
sector público creció a un ritmo de 1.147,2 millones de pesos diarios,
de acuerdo con los reportes de la Secretaría de Hacienda” (infobae,
2019)
Sin embargo, este incremento de la deuda bruta
no demuestra una política dirigida al endeudamiento cíclico por parte
del gobierno de AMLO, es resultado de las dinámicas inerciales de la
deuda pública, donde esta se mantiene en la franja del 45% con relación
al PIB.
Este bajo o nulo incremento de la deuda pública en los
primeros 6 meses del gobierno se acompasa por la puesta en marcha de la
presión de las calificadoras de riesgo que han sancionado al gobierno
con la reducción de la calificación crediticia, ocasionando el
encarecimiento de la deuda en el mercado y la eventual fuga de
capitales, escenario donde las calificadoras hacen de juez y parte en el
mercado de la deuda pública denotando la siniestra dinámica de la
mundialización financiera.
“(…) la calificadora Standard and
Poor’s (S&P) cambió de «estable» a «negativa» la calificación de la
deuda emitida por el gobierno mexicano, como lo hizo también con Pemex y
la CFE” (infobae, 2019)
Los agentes de la dictadura de la
mundialización financiera, como son las calificadoras de riesgo, ya han
dado pasos al estrangulamiento del gobierno de AMLO, o al menos, han
puesto en marcha la amenaza de asfixia económica al actual proyecto
político, como lo han hecho con innumerables países en particular en la
República Bolivariana de Venezuela.
3. Conclusión
Es menester prepararse ante el recrudecimiento de estos agentes, con
políticas que den cara a las eventuales practicas sombrías, como es la
puesta en marcha, de inmediato con la participación activa y decisoria
del pueblo mexicano, y con la visión puesta a la soberanía nacional y
justicia social y ambiental de una auditoría integral de la deuda
pública para saber dónde, por qué, para qué y quién se benefició de ese
aumento indiscriminado e insostenible de la deuda pública en por lo
menos los últimos 11 años en México., con el fin de evidenciar y
socializar las practicas onerosas de este imperialismo financiero y
contraponer a la dictadura de la mundialización financiera con la
democracia del pueblo, en donde se practique tanto la participación en
política como en la economía y se diseñe un rumbo que beneficie a todas y
todos los mexicanos.
Bibliografía
Galindo ,
C., & Gómez John. (15 de Abril de 2018). La Deuda Pública en México y
su papel en la construccion de un Estado autoritario al servicio del
capital. Obtenido de CADTM: http://www.cadtm.org/La-Deuda-Publica-en-Mexico-y-su
Gómez, J., & Galindo, C. (11 de Noviembre de 2018). América Latina en el laberinto de la deuda. Obtenido de Alainet: https://www.alainet.org/es/articulo/196484
infobae. (5 de Marzo de 2019). Aumentó deuda pública y gasto en
inversión en los dos primeros meses de gobierno de López Obrador.
Obtenido de infobae:
https://www.infobae.com/america/mexico/2019/03/05/aumento-deuda-publica-y-gasto-en-inversion-en-los-dos-primeros-meses-de-gobierno-de-lopez-obrador/
López Bolaños, A. (2019). Banco cental autónomo y metas
de inflacion atadura de manos al nuevo gobierno de México. Grupo de
Trabajo CLACSO: Crisis y ecoonomía mundial #27, 10-11.
MORENA. (20 de Noviembre de 2016). LINEAMIENTOS BÁSICOS DEL PROYECTO ALTERNATIVO DE NACIÓN 2018-2024. Obtenido de MORENA: https://morena.si/lineamientos
Ruy Mauro , M. (25 de Octubre de 2007). La lucha por la democracia en América Latina. Obtenido de CLACSO: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/secret/cuadernos/marini/marini.pdf
Secretaria de Hacienda y Crédito público. (28 de Diciembre de 2018).
Información de finanzas públicas y deuda pública enero-noviembre de
2018. Obtenido de Secretaria de Hacienda y Crédito público: https://www.finanzaspublicas.hacienda.gob.mx/work/models/Finanzas_Publicas/docs/congreso
31.5.19
17.5.19
La dominación imperialista en Latinoamérica y Europa: notas para una discusión
Atilio A. Boron
La desorbitada beligerancia del imperio
Una pregunta que no dejan de hacerse víctimas y testigos de la creciente agresividad del imperialismo refiere a la inexistencia, o en todo caso debilidad, de las fuerzas y actores internacionales que deberían impedir o por lo menos tratar de limitar los alcances de la intensificación de la ofensiva lanzada contra Venezuela, Cuba y Nicaragua por parte de la Administración Trump.1
La historia de los imperios demuestra sobradamente que en su fase de declinación éstos se tornan más violentos y sanguinarios, y que sus líderes tienden a ser más toscos y brutales. No sólo sus líderes, como lo demuestra con claridad Donald Trump. También su entorno de asesores y consejeros refleja similar involución, llegando a constituir algo semejante a lo que Harold Laski, refiriéndose a los dirigentes del fascismo europeo, denominaba “elites de forajidos”. 2 No hace falta remitirse al profeta Moisés y las Tablas de la Leypara concluir que torvos personajes como John Bolton, Elliot Abrams, Mike Pompeo, Juan Cruz, Marco Rubio y la directora de la CIA, Gina Haspel, son una pandilla de hampones que sólo como producto de la acelerada descomposición moral y política del imperio trasiegan por las oficinas de la Casa Blanca cuando el sitio apropiado para sus afanes debería ser una cárcel de máxima seguridad en el desierto de Nevada. No hay entre ellos un solo estadista o un intelectual capaz de ofrecer una visión realista y sofisticada de la realidad contemporánea. Ninguno resistiría diez minutos de debate con Vladimir Putin o Serguéi Lavrov, eventualmente con Xi Jiping, porque serían intelectualmente destrozados de manera fulminante.
¿Hampones? Sí, pero también algo más. En una entrevista relativamente reciente Madelein Albright sentenció que “un fascista es un matón con ejército”, definición que calza como anillo al dedo para definir a la actual dirigencia estadounidense.3 Son fascistas que dirigen un ejército de alcance planetario. No sorprende que el diagnóstico sobre la situación internacional de estos personajes sea de un espeluznante simplismo, a la Hollywood. Están los buenos y los malos, los primeros son ellos, los estadounidenses, y los demás, los malos que se subdividen en dos tipos. Una tropa de cobardes poco dispuestos a pagar por su defensa (como los europeos, según el círculo áulico de Trump) y un enorme conglomerado de holgazanes, ladrones, narcotraficantes, asesinos y violadores que seríamos todos los restantes habitantes del planeta. Este desaforado maniqueísmo lo expresó de manera rotunda otra eminente mediocridad que ocupó la Oficina Oval de la Casa Blanca: George W. Bush quien, al lanzar su campaña “antiterrorista” después del 11-S advirtió a los pueblos del mundo que “quien no esté con nosotros estará contra nosotros”. Con nosotros, los buenos, o los malos redimidos; contra nosotros, y ateniéndose a las consecuencias, todos los demás.
Por consiguiente, la actual escalada belicista instrumentada mediante la aplicación de todos los capítulos de la Ley Helms-Burton en contra de Cuba y un torrente de sanciones económicas en contra de Venezuela, Nicaragua y, allende del Atlántico, Rusia y Corea del Norte, es expresión de la tambaleante situación que atraviesa el imperio americano, cuyos más lúcidos analistas y estrategas coinciden en señalar que los días del apogeo imperial ya quedaron definitivamente atrás. De ahí que Trump y sus secuaces hayan arrojado por la borda las sutilezas y los delicados pasos de minué propios del juego diplomático (ejemplificado al reducir el presupuesto y funciones del Departamento de Estado y designar a un “hombre de acción” como Mike Pompeo como su Secretario) y exaltado el papel de la coerción y la violencia como instrumentos para reconstruir aquel orden mundial con que muchos se ilusionaron: el “nuevo siglo americano”, infantil espejismo con que se entretuvieron muchos académicos y analistas tras el derrumbe de la Unión Soviética pensando que este siglo veintiuno sería el del predominio absoluto e incontestable de Estados Unidos. Se equivocaron de medio a medio, y a la inicial frustración derivada del incumplimiento de tan rosados designios siguió una apuesta tan tenebrosa como temeraria por la violencia.
Una vieja obsesión y la guerra de quinta generación
Sería injusto decir que todo esto sobreviene, como un rayo en un día sereno, de la mano de Trump. Tiene orígenes lejanos. Como lo hemos demostrado en nuestro América Latina en la Geopolítica del Imperialismo 4 la opción guerrerista estaba ya firmemente instalada en los planes de la Administración Clinton y Madelein Albright fue una de sus más elocuentes voceras cuando advertía a propios y ajenos que para Washington la opción por el multilateralismo sería respetada “cuando fuera posible”; en caso contrario “el unilateralismo seguiría siendo necesario”. Traducción: negociación diplomática multilateral en el marco de la ONU en la medida que sea posible -y conveniente- para los intereses de EEUU; si esto no funciona el músculo militar deberá aplicarse cada vez que sea necesario. No podemos olvidar que fue el presidente Barack Obama quien en el 2015 abrió las puertas a la violencia desatada por Trump contra Venezuela cuando emitió una infame orden ejecutiva declarando que la situación del país sudamericano obligaba a la Casa Blanca a declarar una “emergencia nacional” por la “amenaza inusual y extraordinaria” que la patria de Bolívar y Chávez representaba para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.5
El razonamiento anterior permite comprender las razones por las que ante el evidente fracaso diplomático de EEUU para lograr un consenso a favor de su criminal bloqueo a Cuba –repudiado masivamente año tras año en la votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas- o de hacer que la “comunidad internacional” se encuadre tras las directivas golpistas de Washington para designar a un fantoche impresentable como “presidente encargado” de Venezuela la respuesta del gobierno estadounidense haya sido recurrir a las nuevas armas de la guerra, esas que constituyen lo que algunos analistas denominan como “guerra de quinta generación.” Ya de poco o nada sirven los tratados de control de armas de la época de la Guerra Fría porque hoy las guerras se libran cada vez con mayor frecuencia con artefactos distintos de los convencionales: ataques informáticos, pulsos electromagnéticos teledirigidos, propaganda, terrorismo mediático, sanciones económicas, presiones diplomáticas, nanotecnología y robótica aplicadas al campo militar. No es que las armas tradicionales hayan caído en desuso sino que las tareas de “ablande” de la resistencia ante el agresor imperialista, que antaño realizaban los bombardeos y los ataques convencionales con helicópteros artillados o misiles lanzados desde navíos de guerra, hoy esas tareas se llevan a cabo apelando a una propaganda que sataniza al enemigo, promueve el caos y la desintegración social a la vez que lanza formidables agresiones económicas (bloqueos comerciales, confiscaciones de activos, amenazas a proveedores de insumos básicos o compradores de lo producido por una economía, etcétera)y ataques informáticos a centros neurálgicos de un país -una usina hidroeléctrica, por ejemplo- como lo demuestra el caso de Venezuela en estos días. Nuevas armas para un nuevo tipo de guerra que sin disparar un solo tiro pueden ocasionar inmensos daños a la infraestructura de un país al privarlo de energía eléctrica -y, por ende, de iluminación, agua, gasolina, transporte, internet, etcétera -y causar enormes sufrimientos a su población. En el caso del país bolivariano la apuesta del imperio es que ante tamañas penurias y sufrimientos se produzca un incontenible levantamiento popular que ponga fin a la revolución bolivariana y al gobierno de Nicolás Maduro. Fracasaron, y seguirán fracasando porque subestiman la capacidad de resistencia de venezolanas y venezolanos; y porque los ataques de Estados Unidos han consolidado aún más la vocación antiimperialista del pueblo venezolano al paso que la oposición –por su cipayismo, su falta de patriotismo, su desprecio por la historia nacional y por la autodeterminación popular- ha quedado reducida a casi nada. Carente por completo de capacidad de liderazgo. Guaidó se desdibuja como una figura fantasmal en acelerado proceso de evaporación, sostenido a duras penas por la canalla mediática y los gobiernos tributarios de la Casa Blanca que se desviven por satisfacer las órdenes del nuevo Calígula, el más monstruoso de los emperadores romanos según el historiador Suetonio.6
La agresión económica, hoy perfeccionada como un puntal del nuevo tipo de guerra, ya fue ensayada sin éxito con Cuba desde hace más de sesenta años. En un memorando elocuentemente titulado (con una enorme dosis de wishful thinking) “La declinación y caída de Castro”, fechado el 6 de Abril de 1960 y dirigido al Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, Roy R. Rubottom Jr.se reconocía que la mayoría de los cubanos apoyaban al gobierno revolucionario y que, como hoy en Venezuela, no existía oposición efectiva, ante lo cual lo se concluía que el “único medio previsible para alienar el apoyo interno a Castro era el desencanto y la desafección basados en la insatisfacción y las penurias económicas.” Era responsabilidad de Washington, por lo tanto, desatar toda clase de iniciativas tendientes a producir, precisamente, los sufrimientos y privaciones que encenderían la chispa de la rebelión.7
La incentivación de este tipo de conducta es lo que, con las renovadas presiones económicas y financieras, está en los planes actuales de Washington en relación no sólo a Venezuela sino también Cuba y Nicaragua. Al principio de esta nota nos preguntábamos por la ausencia, o a la menos notoria debilidad, de fuerzas compensatorias en el marco internacional que pudieran atenuar, cuando no neutralizar, los letales efectos de la brutal contraofensiva norteamericana encaminada a recuperar el control absoluto de Nuestra América. Es indiscutible que en el emergente mundo policéntrico o multipolar estas fuerzas compensatorias existen y, hasta ahora, han tenido una cierta eficacia en impedir que Estados Unidos apelara, como lo hiciera rutinariamente a lo largo de todo el siglo veinte, a la “opción militar”, que al decir de los personeros de Washington “está siempre sobre la mesa.” Basta con recordar lo ocurrido en Santo Domingo en 1965, Granada en 1983 y Panamá en 1989 para constatar lo mucho que ha cambiado el mundo y la declinante capacidad de Estados Unidos para apelar unilateralmente a la intervención militar para deshacerse de gobiernos desobedientes. Hoy es muy poco probable que lo vuelva a intentar, y esto es de por sí una gran noticia. Claro que si esa alternativa parece descartada se debe menos a los escrúpulos morales de la dirigencia norteamericana que a los límites que impone una correlación internacional de fuerzas en donde países como Rusia y China se han manifestado, de modo rotundo, en contra de la misma con declaraciones de una inusual dureza. Pero la neutralización de una guerra económica, o de una pertinaz propaganda satanizadora de gobiernos revolucionarios, o del terrorismo mediático para ni hablar de los ataques informáticos es algo mucho más difícil de concretar.
Europa y el imperialismo norteamericano
Lo anterior obedece, en buena medida, a la lamentable deserción de los gobiernos europeos de sus responsabilidades en el mantenimiento del orden y la legalidad internacionales. Un efectivo contrapeso a las sanciones económicas arbitrariamente impuestas por Washington a los países que, en su parecer, representan una amenaza a la paz mundial o a la seguridad nacional de Estados Unidos sólo puede ser interpuesto por gobiernos que cuenten con una cierta gravitación internacional. No es algo que esté al alcance de la enorme mayoría de los países de la periferia mundial del capitalismo, carentes de los recursos económicos, intelectuales y tecnológicos para neutralizar los dispositivos de la guerra de quinta generación que ha lanzado Estados Unidos. Pero sí es algo que las viejas potencias coloniales pueden hacer y desgraciadamente no hacen. Países como Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, España, Portugal, Holanda y Bélgica, amén de algunos otros, podrían rechazar de plano la antidemocrática e ilegal “extraterritorialidad” de las leyes dictadas por el Congreso de Estados Unidos, y sin embargo no lo hacen. Al contrario, aceptan sin chistar este humillante avasallamiento de la soberanía nacional. Las leyes de los países europeos carecen de aplicación en Estados Unidos, pero las de éste se imponen, como corresponde a un imperio, en casi todo el mundo. Un ejemplo extremo, pero no por ello único, es lo ocurrido con el principal banco de Francia, el BNP Paribas que en Junio de 2014 fue condenado a pagar una multa de 8.834 millones de dólares (unos 6.450 millones de euros) por desobedecer las sanciones económicas impuestas contra Sudán, Irán y Cuba. No sólo eso: por órdenes del Departamento del Tesoro de EEUU el BNP Paribas tuvo también que despedir a 13 funcionarios involucrados en esas operaciones y al jefe de operaciones internacionales del banco. Y ante tamaño atropello las autoridades francesas no tuvieron las agallas para rechazar de plano la insolente injerencia estadounidense en su propio país limitándose a refunfuñar que aquella decisión “no era razonable” (el canciller Laurent Fabius dixit); o que le parecía “desproporcionada” (el presidente François Hollande) mientras el General Charles de Gaulle se revolvía asqueado en su tumba. 8
Lo antes dicho confirma que la apuesta de la Casa Blanca para construir un imperio mundial encuentra en la casi totalidad de los gobiernos europeos vasallos dispuestos a convalidar dicha pretensión, convencidos, en su estúpida ingenuidad, que en algún momento podrán recoger las migajas de esa aventura y ser copartícipes en un ilusorio “condominio imperial”. La realidad es muy diferente y lo que queda en evidencia es que esos países se encuentran sometidos a una relación de subordinación tan asfixiante como la que caracteriza a las naciones de América Latina y el Caribe.
Tres dimensiones de la autonomía nacional-estatal
¿Europa sometida, al igual que Latinoamérica, a la dominación imperialista? Algunos podrán fruncir el ceño ante semejante afirmación. Pero si examinamos detalladamente el asunto veremos que no hay exageración alguna. Un examen sobrio de la relación entre el imperialismo norteamericano y los países europeos revela que éstos se encuentran sometidos a aquél con lazos tan asfixiantes como los que encontramos en Latinoamérica. En las tres dimensiones críticas de la actividad gubernamental: la gestión de la economía, la defensa y la política exterior la sumisión de los países de la Unión Europea a las directivas emanadas de la Casa Blanca es inocultable. En efecto, basta con recordar que ningún presupuesto de los países que pertenecen a la UE puede ser sometido al parlamento sin contar primero con el visto bueno del Banco Central Europeo. La firma de su presidente -Mario Draghi, italiano, ex director ejecutivo nada menos que de Goldman Sachs en Europa y del Banco Mundial- es la que establece cuánto se puede gastar, cómo y de qué modos financiar el gasto público. A los devaluados “representantes del pueblo”, democráticamente electos, les resta la ingrata tarea de adecuar sus promesas electorales a las duras realidades impuestas por el capital financiero global a través del BCE. Va de suyo que éste funciona en línea con el FMI y desempeña, en el ámbito europeo, las mismas funciones que la institución basada en Washington realiza en Latinoamérica. A lo anterior hay que agregar otro dato muy significativo: la mayoría de los países de la Unión Europea pertenecen también a la Zona Euro lo cual, en la práctica significa que sus gobiernos no disponen de un instrumento fundamental de gobernanza macroeconómica: la política monetaria, que permite a un país establecer un tipo de cambio, administrar la tasa de interés y devaluar o sobrevaluar su moneda en función de las cambiantes realidades de los mercados mundiales y del comercio internacional. La dictadura del Euro responde en realidad a las necesidades de la economía alemana (y en muchísimo menor medida a las economías más débiles de Europa), estando aquella íntimamente articulada con el capital financiero internacional que encuentra su expresión institucional en el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y su expresión informal, pero de enorme gravitación, en Wall Street y en menor medida en la City londinense. Por consiguiente, la autonomía nacional en una materia tan sensitiva como la política monetaria es igual a cero en los países integrados a la Zona Euro, lo que refuerza su subordinación y su dependencia de los Estados Unidos. 9 Tomando en cuenta todas estas consideraciones la soberanía popular definitoria de la democracia en temas como el presupuesto -la “ley de leyes”, como suele decirse- queda al igual que en los países del Sur global reducida a un mero simulacro. La infortunada experiencia de Grecia en donde la voluntad popular expresada en las urnas fue desestimada por la troika que maneja la economía de la UE -el BCE, la Comisión Europea y Alemania a través de la Canciller Ángela Merkel- es un triste recordatorio de la subordinación de la democracia a los imperativos del capital financiero y los mercados.
¿Qué decir de las políticas de defensa? Si en materia económica la dictadura del BCE es humillante no lo es menos a la hora de hablar de la defensa “nacional”. Esta sólo existe en los papeles y en las encendidas declaraciones oficiales porque esta política -la que establece una hipótesis de conflicto, define quién es el enemigo y como defenderse de él o la forma de atacarlo- la decide la OTAN y no los gobiernos europeos. Sus ministerios de defensa son museos en donde se exhiben uniformes militares y armas del pasado pero sin que allí se tome decisión alguna acerca de cómo defender la soberanía nacional y la integridad territorial. No sorprende, porque hace ya bastante tiempo que los gobernantes europeos han arrojado por la borda cualquier pretensión de sostener la una y la otra, consideradas como molestas antiguallas en la era de la globalización en donde, según se dice, los estados nacionales son reliquias reducidas a una vida apenas espectral.
Y el nervio y el corazón de la OTAN, tal como lo reafirman continuamente los expertos, no es otro que el Pentágono. 10 De ahí se deduce que los enemigos de los europeos no pueden ser otros que los rivales de Estados Unidos. Esto no es una novedad de los últimos años sino una realidad con una historia de casi tres cuartos de siglo que se desprende de la Segunda Guerra Mundial, el orden bipolar instaurado a partir de su finalización y el desarrollo de la alianza atlántica anti-soviética cristalizada en el Plan Marshall y la creación de la OTAN. Y las guerras que se libren tendrán lugar, apropiadamente, en territorio europeo (recordar la ex Yugoslavia) o en sus cercanías (Cercano Oriente), y serán los europeos quienes tendrán que recibir a los millones de refugiados, como ha venido ocurriendo luego de los ataques a Siria, a Afganistán, a Libia, a Irak, mientras que ninguno de ellos se arriesgaría a atravesar en una patera o un bote de goma el Atlántico Norte para llegar a la Ellis Island y ser recibidos por la Estatua de la Libertad. Influjo descontrolado de refugiados que, sabemos, suele alimentar las reacciones más racistas y xenofóbicas en amplios sectores de la población y proyectar a primer plano a fuerzas de la derecha radical antaño reducidas a expresiones marginales en la vida política europea. En suma: en este terreno la subordinación de los países europeos a las prioridades militares y de defensa de Washington no sólo no es menor que la que tienen los países latinoamericanos (con algunas conocidas excepciones) sino mucho mayor, dado que Europa y la cuenca del Mediterráneo son el escenario principal de la confrontación geopolítica global. Los enemigos de Estados Unidos se convierten, automáticamente y en contra del interés nacional y de seguridad de los europeos, en los enemigos de Europa.
Tercero, la política exterior. Un país independiente debe definirla en función de sus intereses nacionales. El imperio es muy claro en este tema: John Quincy Adams, el sexto presidente de Estados Unidos sentenció que “Estados Unidos no tiene amistades permanentes sino intereses permanentes.” Y éstos no pueden ser otros que consolidar y expandir hasta donde sea posible los confines del imperio, batallar en contra de sus adversarios y enemigos y unificar la tropa de sus amigos y aliados. Pero como los gobiernos europeos han abdicado de toda pretensión de afianzar su autodeterminación y dado que desde la época de la Guerra Fría y el Plan Marshall optaron por asumir como propios los dictados de la política exterior de Estados Unidos en su competencia con la Unión Soviética y como, luego de desintegrada ésta, se entregaron a la estrategia de Washington que definió a Rusia como el rival a vencer (¡y posteriormente a China!) las capitales europeas se plegaron a las posturas más reaccionarias de la Casa Blanca en América Latina y el Caribe. Acompañaron durante más de medio siglo el criminal bloqueo contra Cuba. Más recientemente, fueron cómplices de la bufonesca maniobra de Juan Guaidó en Venezuela, estruendosamente fracasada. Esto demuestra como gobiernos de países que en su época de esplendor (que ciertamente no es la actual) dieron origen a algunas de las doctrinas y teorías que ensalzaban el estado de derecho, la legalidad internacional y el respeto a la autodeterminación de las naciones cayeron en la más abyecta sumisión al reconocer al autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela ungido como tal por el mandamás de la Casa Blanca. Pocas veces la historia vio un espectáculo tan bochornoso como ese, cuyas consecuencias no serán fácilmente olvidadas. Por consiguiente, los gobiernos europeos renunciaron a elaborar una política exterior propia para una región que es un imperio formidable de bienes comunes y recursos naturales de todo tipo, desde agua a biodiversidad; desde petróleo a gas y energía hidroeléctrica; desde alimentos a minerales estratégicos, y asumen como propia la política exterior de saqueo y pillaje que los gobernantes estadounidenses tienen reservada desde los tiempos de la Doctrina Monroe (1823) para Nuestra América.
Resumiendo: al abstenerse de elaborar una política exterior independiente de Washington –no sólo en relación a América Latina y el Caribe sino en general, en referencia al conjunto de países que conforman la comunidad internacional- los gobiernos europeos actúan en desmedro de sus propios intereses. Si durante el apogeo del poderío soviético y con una Europa absorbida por las tareas de su reconstrucción de posguerra aquella era una opción inescapable, en la situación actual signada por el debilitamiento de la hegemonía estadounidense y la reconfiguración del tablero geopolítico mundial este curso de acción conduce a los pueblos de Europa hacia un peligroso atolladero. Entre otras cosas, aparte del riesgo de un enfrentamiento bélico en las puertas –cuando no al interior mismo- de Europa porque la aplicación integral de la Ley Helms-Burton perjudicará a Cuba y otro tanto a Venezuela y Nicaragua pero también afectará a numerosas empresas europeas –sólo en Cuba más de 200- que verán menoscabados, cuando no arruinados, sus negocios en estos países. Sordas protestas se dejan oír en varias capitales europeas y mismo la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini alertó -en un comunicado conjunto también firmado por la comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström- a la Casa Blanca que su organización acudiría a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para impugnar la decisión de aplicar con todo rigor la ley Helms-Burton y en especial su título III. Para Trump y sus hampones la intensificación de los padecimientos económicos de la población cubana, recomendada en el memorándum de 1960 que citáramos más arriba, es un arma de la guerra de quinta generación que no sólo afectará a la Isla rebelde sino también a los países europeos, que Washington los prefiere debilitados para que corran en busca de la protección que pudiera ofrecerle con sus armas convencionales. Claro que una política de este tipo podría, bajo ciertas condiciones, provocar un cambio en la conciencia de las dirigencias europeas y convencerlas que tienen poco o nada que ganar siendo furgón de cola de un imperio en decadencia y mucho que ganar estableciendo relaciones de respeto mutuo y cooperación con los dos grandes rivales de Estados Unidos, que no son sus rivales sino posibles socios de un proyecto que beneficie a todos por igual. Difícil, porque significa nada menos que revertir los férreos lazos forjados con Estados Unidos en la segunda posguerra. Pero no sería la primera vez en la historia europea en donde alianzas aparentemente inconmovibles son puestas en cuestión o viejos antagonismos dan nacimiento a nuevos acuerdos y coaliciones.
El antiimperialismo y las tareas del momento actual
De lo anterior se desprenden tres tareas urgentes. Primero, lograr un pronunciamiento a escala europea de los movimientos sociales, fuerzas políticos y de ser posible de los gobiernos y organismos regionales europeos en contra de la pretensión de Washington de profundizar la agresión económica en contra de Cuba, Venezuela y Nicaragua. En este sentido la reciente creación del Frente Antiimperialista Internacionalista en el Estado Español es un alentador paso hacia adelante. Deberá también denunciarse el descarado intervencionismo de Estados Unidos en los asuntos internos de terceros países, ninguno de los cuales es una provincia de Estados Unidos, como lo manifestara en un duro comunicado la cancillería rusa. Y subrayar, además, que la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton no sólo afectaría a los países latinoamericanos sino que haría lo propio con los europeos.
Segundo, concientizar a las poblaciones europeas de que ellas también están sometidas a los rigores de la dominación imperialista, que ésta no sólo se ejerce sobre los países de la periferia, y que, por esa causa, si en su locura Washington decidiera escalar su confrontación con Rusia y China y lanzar un ataque militar contra esas potencias las réplicas que éstas dispongan afectarían gravemente a los países europeos, sedes de innumerables bases militares estadounidenses que se convertirían en blancos inmediatos de la represalia afectando no sólo las instalaciones del Pentágono sino también a las poblaciones aledañas. No existe conciencia de este peligro en Europa, y es urgente e impostergable que este tema sea objeto de un muy informado debate.
Será preciso, además, acometer una tercera tarea porque no basta con la concientización: habrá que movilizar y organizar a las masas populares europeas para poner fin de su sumisión al dominio imperialista. El antiimperialismo es una lucha tan decisiva en Latinoamérica como lo es en Europa y la coordinación internacional de estas luchas es un imperativo categórico de la hora actual. Esto requiere exigir la disolución de OTAN –creada para “contener” a un enemigo, la Unión Soviética, que desapareció hace casi treinta años- y, tras cartón, clausurar las bases militares que Estados Unidos tiene en Europa que solo servirán para atraer la represalia de los países agredidos por el imperio. No es un dato menor para demostrar el sometimiento el imperialismo de los gobiernos europeos recordar el elevado número de bases militares estadounidenses asentadas en Europa, superior en cantidad y calidad a las estacionadas en Latinoamérica y el Caribe. En todos los casos poniendo en gravísimo riesgo a las poblaciones civiles que rodean a las bases, algo que, va de suyo, no despierta la menor preocupación a los estrategas del Pentágono curtidos en centenares de operaciones en donde los “daños colaterales” son cosas de todos los días.
A modo de conclusión: es imprescindible librar una batalla para que los pueblos de Europa tomen conciencia de que están tan sometidos a la dominación imperialista como sus contrapartes allende el Atlántico. Si por los latinoamericanos el imperio manifiesta sin tapujos su desprecio, en su relacionamiento con Europa prevalece un simulado respeto en lo formal que no alcanza para ocultar el vasallaje real que imponen sobre todos sus gobiernos sin excepción. Será necesario crear las condiciones para que los pueblos de Europa puedan romper el pesado velo de la ignorancia, producto de su errónea creencia en la amistad y la admiración que supuestamente les prodiga la clase dominante de Estados Unidos. Falsa conciencia cultivada con esmero por la ideología dominante y sus vehículos de divulgación y que impide que caigan en la cuenta que los principales problemas que hoy afectan a Europa: el crecimiento de la derecha radical; la xenofobia; la ruptura de la integración social; la hegemonía del capital financiero y sus efectos recesivos: el paro, la precarización laboral y la concentración de la riqueza; el incontenible flujo de refugiados por las guerras en Cercano Oriente o emigrados por la crisis económica en África así como el vaciamiento de los procesos democráticos tienen su origen en el imperialismo y las políticas que impone gracias al colaboracionismo de las decadentes burguesías europeas y sus representantes políticos. Concientizarlos también que los pueblos de Europa están en peligro porque si llegara a producirse una escalada en la rivalidad entre Washington con Moscú y Beijing Europa se convertiría ipso facto en el principal teatro de operaciones bélicas y los europeos en rehenes de ambas partes en conflicto, con las catastróficas consecuencias que es fácil de imaginar. A lo anterior hay que añadir la reaparición del terrorismo yihadista como respuesta a la abominable islamofobia del imperio y sus criminales políticas en Cercano Oriente. Batalla de ideas, por supuesto, pero combate organizacional también, porque la correlación de fuerzas existente no se podrá cambiar apelando tan sólo a discursos y argumentos teóricos. Si los pueblos no se organizan y ganan la calle el imperio seguirá perpetrando sus tropelías. Como lo está haciendo ahora en Venezuela, Cuba y Nicaragua y más pronto que tarde también, de nueva cuenta, volverá a hacerlo en Europa. Sólo una eficaz resistencia popular antiimperialista, articulada internacionalmente, podrá erigir límites infranqueables a su criminal accionar.
Notas
1 Quiero agradecer los comentarios y sugerencias formulados a una versión preliminar de este trabajo por Ángeles Diez Rodríguez y Txema Sánchez. Quedan eximidos de toda responsabilidad por los yerros o deficiencias que puedan subsistir en el presente escrito, producto exclusivo del empecinamiento de su autor.
2 Harold Laski, Reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo (Buenos Aires: Editorial Abril, 1945), pp. 117 y ss.
3 En https://elpais.com/elpais/2018/09/20/eps/1537435497_152676.html
4. Ediciones en varios países. Original en Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2012.
5 https://www.bbc.com/mundo/ultimas_noticias/2015/03/150309_ultnot_eeuu_venezuela_sanciones
6 Cf. sus Vidas de los Doce Césares, ediciones varias.
7. Ver: https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499)
8. Sobre este tema: https://plazafinanciera.com/mercados/empresa/mayor-sancion-banco-historia-eeuu-bnp-paribas/ y también https://elpais.com/economia/2014/06/30/actualidad/1404118266_164607.html
9 Pertenecen a la zona Euro: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal. Por fuera de dicha zona se encuentran Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Hungría, Polonia, Reino Unido, República Checa, Rumania y Suecia.
10 Sobre esto ver Mahdi Darius Nazemroaya, OTAN. La globalización del terror (Prefacio de Miguel d’Escoto y Prólogo de Atilio A. Boron) Managua: PAVSA, 2015.
Atilio A. Boron Programa Latinoamericano de Educación a Distancia, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Director del Ciclo de Complementación Curricular de la Licenciatura en Historia del Departamento de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Investigador del IEALC, Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
La desorbitada beligerancia del imperio
Una pregunta que no dejan de hacerse víctimas y testigos de la creciente agresividad del imperialismo refiere a la inexistencia, o en todo caso debilidad, de las fuerzas y actores internacionales que deberían impedir o por lo menos tratar de limitar los alcances de la intensificación de la ofensiva lanzada contra Venezuela, Cuba y Nicaragua por parte de la Administración Trump.1
La historia de los imperios demuestra sobradamente que en su fase de declinación éstos se tornan más violentos y sanguinarios, y que sus líderes tienden a ser más toscos y brutales. No sólo sus líderes, como lo demuestra con claridad Donald Trump. También su entorno de asesores y consejeros refleja similar involución, llegando a constituir algo semejante a lo que Harold Laski, refiriéndose a los dirigentes del fascismo europeo, denominaba “elites de forajidos”. 2 No hace falta remitirse al profeta Moisés y las Tablas de la Leypara concluir que torvos personajes como John Bolton, Elliot Abrams, Mike Pompeo, Juan Cruz, Marco Rubio y la directora de la CIA, Gina Haspel, son una pandilla de hampones que sólo como producto de la acelerada descomposición moral y política del imperio trasiegan por las oficinas de la Casa Blanca cuando el sitio apropiado para sus afanes debería ser una cárcel de máxima seguridad en el desierto de Nevada. No hay entre ellos un solo estadista o un intelectual capaz de ofrecer una visión realista y sofisticada de la realidad contemporánea. Ninguno resistiría diez minutos de debate con Vladimir Putin o Serguéi Lavrov, eventualmente con Xi Jiping, porque serían intelectualmente destrozados de manera fulminante.
¿Hampones? Sí, pero también algo más. En una entrevista relativamente reciente Madelein Albright sentenció que “un fascista es un matón con ejército”, definición que calza como anillo al dedo para definir a la actual dirigencia estadounidense.3 Son fascistas que dirigen un ejército de alcance planetario. No sorprende que el diagnóstico sobre la situación internacional de estos personajes sea de un espeluznante simplismo, a la Hollywood. Están los buenos y los malos, los primeros son ellos, los estadounidenses, y los demás, los malos que se subdividen en dos tipos. Una tropa de cobardes poco dispuestos a pagar por su defensa (como los europeos, según el círculo áulico de Trump) y un enorme conglomerado de holgazanes, ladrones, narcotraficantes, asesinos y violadores que seríamos todos los restantes habitantes del planeta. Este desaforado maniqueísmo lo expresó de manera rotunda otra eminente mediocridad que ocupó la Oficina Oval de la Casa Blanca: George W. Bush quien, al lanzar su campaña “antiterrorista” después del 11-S advirtió a los pueblos del mundo que “quien no esté con nosotros estará contra nosotros”. Con nosotros, los buenos, o los malos redimidos; contra nosotros, y ateniéndose a las consecuencias, todos los demás.
Por consiguiente, la actual escalada belicista instrumentada mediante la aplicación de todos los capítulos de la Ley Helms-Burton en contra de Cuba y un torrente de sanciones económicas en contra de Venezuela, Nicaragua y, allende del Atlántico, Rusia y Corea del Norte, es expresión de la tambaleante situación que atraviesa el imperio americano, cuyos más lúcidos analistas y estrategas coinciden en señalar que los días del apogeo imperial ya quedaron definitivamente atrás. De ahí que Trump y sus secuaces hayan arrojado por la borda las sutilezas y los delicados pasos de minué propios del juego diplomático (ejemplificado al reducir el presupuesto y funciones del Departamento de Estado y designar a un “hombre de acción” como Mike Pompeo como su Secretario) y exaltado el papel de la coerción y la violencia como instrumentos para reconstruir aquel orden mundial con que muchos se ilusionaron: el “nuevo siglo americano”, infantil espejismo con que se entretuvieron muchos académicos y analistas tras el derrumbe de la Unión Soviética pensando que este siglo veintiuno sería el del predominio absoluto e incontestable de Estados Unidos. Se equivocaron de medio a medio, y a la inicial frustración derivada del incumplimiento de tan rosados designios siguió una apuesta tan tenebrosa como temeraria por la violencia.
Una vieja obsesión y la guerra de quinta generación
Sería injusto decir que todo esto sobreviene, como un rayo en un día sereno, de la mano de Trump. Tiene orígenes lejanos. Como lo hemos demostrado en nuestro América Latina en la Geopolítica del Imperialismo 4 la opción guerrerista estaba ya firmemente instalada en los planes de la Administración Clinton y Madelein Albright fue una de sus más elocuentes voceras cuando advertía a propios y ajenos que para Washington la opción por el multilateralismo sería respetada “cuando fuera posible”; en caso contrario “el unilateralismo seguiría siendo necesario”. Traducción: negociación diplomática multilateral en el marco de la ONU en la medida que sea posible -y conveniente- para los intereses de EEUU; si esto no funciona el músculo militar deberá aplicarse cada vez que sea necesario. No podemos olvidar que fue el presidente Barack Obama quien en el 2015 abrió las puertas a la violencia desatada por Trump contra Venezuela cuando emitió una infame orden ejecutiva declarando que la situación del país sudamericano obligaba a la Casa Blanca a declarar una “emergencia nacional” por la “amenaza inusual y extraordinaria” que la patria de Bolívar y Chávez representaba para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.5
El razonamiento anterior permite comprender las razones por las que ante el evidente fracaso diplomático de EEUU para lograr un consenso a favor de su criminal bloqueo a Cuba –repudiado masivamente año tras año en la votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas- o de hacer que la “comunidad internacional” se encuadre tras las directivas golpistas de Washington para designar a un fantoche impresentable como “presidente encargado” de Venezuela la respuesta del gobierno estadounidense haya sido recurrir a las nuevas armas de la guerra, esas que constituyen lo que algunos analistas denominan como “guerra de quinta generación.” Ya de poco o nada sirven los tratados de control de armas de la época de la Guerra Fría porque hoy las guerras se libran cada vez con mayor frecuencia con artefactos distintos de los convencionales: ataques informáticos, pulsos electromagnéticos teledirigidos, propaganda, terrorismo mediático, sanciones económicas, presiones diplomáticas, nanotecnología y robótica aplicadas al campo militar. No es que las armas tradicionales hayan caído en desuso sino que las tareas de “ablande” de la resistencia ante el agresor imperialista, que antaño realizaban los bombardeos y los ataques convencionales con helicópteros artillados o misiles lanzados desde navíos de guerra, hoy esas tareas se llevan a cabo apelando a una propaganda que sataniza al enemigo, promueve el caos y la desintegración social a la vez que lanza formidables agresiones económicas (bloqueos comerciales, confiscaciones de activos, amenazas a proveedores de insumos básicos o compradores de lo producido por una economía, etcétera)y ataques informáticos a centros neurálgicos de un país -una usina hidroeléctrica, por ejemplo- como lo demuestra el caso de Venezuela en estos días. Nuevas armas para un nuevo tipo de guerra que sin disparar un solo tiro pueden ocasionar inmensos daños a la infraestructura de un país al privarlo de energía eléctrica -y, por ende, de iluminación, agua, gasolina, transporte, internet, etcétera -y causar enormes sufrimientos a su población. En el caso del país bolivariano la apuesta del imperio es que ante tamañas penurias y sufrimientos se produzca un incontenible levantamiento popular que ponga fin a la revolución bolivariana y al gobierno de Nicolás Maduro. Fracasaron, y seguirán fracasando porque subestiman la capacidad de resistencia de venezolanas y venezolanos; y porque los ataques de Estados Unidos han consolidado aún más la vocación antiimperialista del pueblo venezolano al paso que la oposición –por su cipayismo, su falta de patriotismo, su desprecio por la historia nacional y por la autodeterminación popular- ha quedado reducida a casi nada. Carente por completo de capacidad de liderazgo. Guaidó se desdibuja como una figura fantasmal en acelerado proceso de evaporación, sostenido a duras penas por la canalla mediática y los gobiernos tributarios de la Casa Blanca que se desviven por satisfacer las órdenes del nuevo Calígula, el más monstruoso de los emperadores romanos según el historiador Suetonio.6
La agresión económica, hoy perfeccionada como un puntal del nuevo tipo de guerra, ya fue ensayada sin éxito con Cuba desde hace más de sesenta años. En un memorando elocuentemente titulado (con una enorme dosis de wishful thinking) “La declinación y caída de Castro”, fechado el 6 de Abril de 1960 y dirigido al Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, Roy R. Rubottom Jr.se reconocía que la mayoría de los cubanos apoyaban al gobierno revolucionario y que, como hoy en Venezuela, no existía oposición efectiva, ante lo cual lo se concluía que el “único medio previsible para alienar el apoyo interno a Castro era el desencanto y la desafección basados en la insatisfacción y las penurias económicas.” Era responsabilidad de Washington, por lo tanto, desatar toda clase de iniciativas tendientes a producir, precisamente, los sufrimientos y privaciones que encenderían la chispa de la rebelión.7
La incentivación de este tipo de conducta es lo que, con las renovadas presiones económicas y financieras, está en los planes actuales de Washington en relación no sólo a Venezuela sino también Cuba y Nicaragua. Al principio de esta nota nos preguntábamos por la ausencia, o a la menos notoria debilidad, de fuerzas compensatorias en el marco internacional que pudieran atenuar, cuando no neutralizar, los letales efectos de la brutal contraofensiva norteamericana encaminada a recuperar el control absoluto de Nuestra América. Es indiscutible que en el emergente mundo policéntrico o multipolar estas fuerzas compensatorias existen y, hasta ahora, han tenido una cierta eficacia en impedir que Estados Unidos apelara, como lo hiciera rutinariamente a lo largo de todo el siglo veinte, a la “opción militar”, que al decir de los personeros de Washington “está siempre sobre la mesa.” Basta con recordar lo ocurrido en Santo Domingo en 1965, Granada en 1983 y Panamá en 1989 para constatar lo mucho que ha cambiado el mundo y la declinante capacidad de Estados Unidos para apelar unilateralmente a la intervención militar para deshacerse de gobiernos desobedientes. Hoy es muy poco probable que lo vuelva a intentar, y esto es de por sí una gran noticia. Claro que si esa alternativa parece descartada se debe menos a los escrúpulos morales de la dirigencia norteamericana que a los límites que impone una correlación internacional de fuerzas en donde países como Rusia y China se han manifestado, de modo rotundo, en contra de la misma con declaraciones de una inusual dureza. Pero la neutralización de una guerra económica, o de una pertinaz propaganda satanizadora de gobiernos revolucionarios, o del terrorismo mediático para ni hablar de los ataques informáticos es algo mucho más difícil de concretar.
Europa y el imperialismo norteamericano
Lo anterior obedece, en buena medida, a la lamentable deserción de los gobiernos europeos de sus responsabilidades en el mantenimiento del orden y la legalidad internacionales. Un efectivo contrapeso a las sanciones económicas arbitrariamente impuestas por Washington a los países que, en su parecer, representan una amenaza a la paz mundial o a la seguridad nacional de Estados Unidos sólo puede ser interpuesto por gobiernos que cuenten con una cierta gravitación internacional. No es algo que esté al alcance de la enorme mayoría de los países de la periferia mundial del capitalismo, carentes de los recursos económicos, intelectuales y tecnológicos para neutralizar los dispositivos de la guerra de quinta generación que ha lanzado Estados Unidos. Pero sí es algo que las viejas potencias coloniales pueden hacer y desgraciadamente no hacen. Países como Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, España, Portugal, Holanda y Bélgica, amén de algunos otros, podrían rechazar de plano la antidemocrática e ilegal “extraterritorialidad” de las leyes dictadas por el Congreso de Estados Unidos, y sin embargo no lo hacen. Al contrario, aceptan sin chistar este humillante avasallamiento de la soberanía nacional. Las leyes de los países europeos carecen de aplicación en Estados Unidos, pero las de éste se imponen, como corresponde a un imperio, en casi todo el mundo. Un ejemplo extremo, pero no por ello único, es lo ocurrido con el principal banco de Francia, el BNP Paribas que en Junio de 2014 fue condenado a pagar una multa de 8.834 millones de dólares (unos 6.450 millones de euros) por desobedecer las sanciones económicas impuestas contra Sudán, Irán y Cuba. No sólo eso: por órdenes del Departamento del Tesoro de EEUU el BNP Paribas tuvo también que despedir a 13 funcionarios involucrados en esas operaciones y al jefe de operaciones internacionales del banco. Y ante tamaño atropello las autoridades francesas no tuvieron las agallas para rechazar de plano la insolente injerencia estadounidense en su propio país limitándose a refunfuñar que aquella decisión “no era razonable” (el canciller Laurent Fabius dixit); o que le parecía “desproporcionada” (el presidente François Hollande) mientras el General Charles de Gaulle se revolvía asqueado en su tumba. 8
Lo antes dicho confirma que la apuesta de la Casa Blanca para construir un imperio mundial encuentra en la casi totalidad de los gobiernos europeos vasallos dispuestos a convalidar dicha pretensión, convencidos, en su estúpida ingenuidad, que en algún momento podrán recoger las migajas de esa aventura y ser copartícipes en un ilusorio “condominio imperial”. La realidad es muy diferente y lo que queda en evidencia es que esos países se encuentran sometidos a una relación de subordinación tan asfixiante como la que caracteriza a las naciones de América Latina y el Caribe.
Tres dimensiones de la autonomía nacional-estatal
¿Europa sometida, al igual que Latinoamérica, a la dominación imperialista? Algunos podrán fruncir el ceño ante semejante afirmación. Pero si examinamos detalladamente el asunto veremos que no hay exageración alguna. Un examen sobrio de la relación entre el imperialismo norteamericano y los países europeos revela que éstos se encuentran sometidos a aquél con lazos tan asfixiantes como los que encontramos en Latinoamérica. En las tres dimensiones críticas de la actividad gubernamental: la gestión de la economía, la defensa y la política exterior la sumisión de los países de la Unión Europea a las directivas emanadas de la Casa Blanca es inocultable. En efecto, basta con recordar que ningún presupuesto de los países que pertenecen a la UE puede ser sometido al parlamento sin contar primero con el visto bueno del Banco Central Europeo. La firma de su presidente -Mario Draghi, italiano, ex director ejecutivo nada menos que de Goldman Sachs en Europa y del Banco Mundial- es la que establece cuánto se puede gastar, cómo y de qué modos financiar el gasto público. A los devaluados “representantes del pueblo”, democráticamente electos, les resta la ingrata tarea de adecuar sus promesas electorales a las duras realidades impuestas por el capital financiero global a través del BCE. Va de suyo que éste funciona en línea con el FMI y desempeña, en el ámbito europeo, las mismas funciones que la institución basada en Washington realiza en Latinoamérica. A lo anterior hay que agregar otro dato muy significativo: la mayoría de los países de la Unión Europea pertenecen también a la Zona Euro lo cual, en la práctica significa que sus gobiernos no disponen de un instrumento fundamental de gobernanza macroeconómica: la política monetaria, que permite a un país establecer un tipo de cambio, administrar la tasa de interés y devaluar o sobrevaluar su moneda en función de las cambiantes realidades de los mercados mundiales y del comercio internacional. La dictadura del Euro responde en realidad a las necesidades de la economía alemana (y en muchísimo menor medida a las economías más débiles de Europa), estando aquella íntimamente articulada con el capital financiero internacional que encuentra su expresión institucional en el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y su expresión informal, pero de enorme gravitación, en Wall Street y en menor medida en la City londinense. Por consiguiente, la autonomía nacional en una materia tan sensitiva como la política monetaria es igual a cero en los países integrados a la Zona Euro, lo que refuerza su subordinación y su dependencia de los Estados Unidos. 9 Tomando en cuenta todas estas consideraciones la soberanía popular definitoria de la democracia en temas como el presupuesto -la “ley de leyes”, como suele decirse- queda al igual que en los países del Sur global reducida a un mero simulacro. La infortunada experiencia de Grecia en donde la voluntad popular expresada en las urnas fue desestimada por la troika que maneja la economía de la UE -el BCE, la Comisión Europea y Alemania a través de la Canciller Ángela Merkel- es un triste recordatorio de la subordinación de la democracia a los imperativos del capital financiero y los mercados.
¿Qué decir de las políticas de defensa? Si en materia económica la dictadura del BCE es humillante no lo es menos a la hora de hablar de la defensa “nacional”. Esta sólo existe en los papeles y en las encendidas declaraciones oficiales porque esta política -la que establece una hipótesis de conflicto, define quién es el enemigo y como defenderse de él o la forma de atacarlo- la decide la OTAN y no los gobiernos europeos. Sus ministerios de defensa son museos en donde se exhiben uniformes militares y armas del pasado pero sin que allí se tome decisión alguna acerca de cómo defender la soberanía nacional y la integridad territorial. No sorprende, porque hace ya bastante tiempo que los gobernantes europeos han arrojado por la borda cualquier pretensión de sostener la una y la otra, consideradas como molestas antiguallas en la era de la globalización en donde, según se dice, los estados nacionales son reliquias reducidas a una vida apenas espectral.
Y el nervio y el corazón de la OTAN, tal como lo reafirman continuamente los expertos, no es otro que el Pentágono. 10 De ahí se deduce que los enemigos de los europeos no pueden ser otros que los rivales de Estados Unidos. Esto no es una novedad de los últimos años sino una realidad con una historia de casi tres cuartos de siglo que se desprende de la Segunda Guerra Mundial, el orden bipolar instaurado a partir de su finalización y el desarrollo de la alianza atlántica anti-soviética cristalizada en el Plan Marshall y la creación de la OTAN. Y las guerras que se libren tendrán lugar, apropiadamente, en territorio europeo (recordar la ex Yugoslavia) o en sus cercanías (Cercano Oriente), y serán los europeos quienes tendrán que recibir a los millones de refugiados, como ha venido ocurriendo luego de los ataques a Siria, a Afganistán, a Libia, a Irak, mientras que ninguno de ellos se arriesgaría a atravesar en una patera o un bote de goma el Atlántico Norte para llegar a la Ellis Island y ser recibidos por la Estatua de la Libertad. Influjo descontrolado de refugiados que, sabemos, suele alimentar las reacciones más racistas y xenofóbicas en amplios sectores de la población y proyectar a primer plano a fuerzas de la derecha radical antaño reducidas a expresiones marginales en la vida política europea. En suma: en este terreno la subordinación de los países europeos a las prioridades militares y de defensa de Washington no sólo no es menor que la que tienen los países latinoamericanos (con algunas conocidas excepciones) sino mucho mayor, dado que Europa y la cuenca del Mediterráneo son el escenario principal de la confrontación geopolítica global. Los enemigos de Estados Unidos se convierten, automáticamente y en contra del interés nacional y de seguridad de los europeos, en los enemigos de Europa.
Tercero, la política exterior. Un país independiente debe definirla en función de sus intereses nacionales. El imperio es muy claro en este tema: John Quincy Adams, el sexto presidente de Estados Unidos sentenció que “Estados Unidos no tiene amistades permanentes sino intereses permanentes.” Y éstos no pueden ser otros que consolidar y expandir hasta donde sea posible los confines del imperio, batallar en contra de sus adversarios y enemigos y unificar la tropa de sus amigos y aliados. Pero como los gobiernos europeos han abdicado de toda pretensión de afianzar su autodeterminación y dado que desde la época de la Guerra Fría y el Plan Marshall optaron por asumir como propios los dictados de la política exterior de Estados Unidos en su competencia con la Unión Soviética y como, luego de desintegrada ésta, se entregaron a la estrategia de Washington que definió a Rusia como el rival a vencer (¡y posteriormente a China!) las capitales europeas se plegaron a las posturas más reaccionarias de la Casa Blanca en América Latina y el Caribe. Acompañaron durante más de medio siglo el criminal bloqueo contra Cuba. Más recientemente, fueron cómplices de la bufonesca maniobra de Juan Guaidó en Venezuela, estruendosamente fracasada. Esto demuestra como gobiernos de países que en su época de esplendor (que ciertamente no es la actual) dieron origen a algunas de las doctrinas y teorías que ensalzaban el estado de derecho, la legalidad internacional y el respeto a la autodeterminación de las naciones cayeron en la más abyecta sumisión al reconocer al autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela ungido como tal por el mandamás de la Casa Blanca. Pocas veces la historia vio un espectáculo tan bochornoso como ese, cuyas consecuencias no serán fácilmente olvidadas. Por consiguiente, los gobiernos europeos renunciaron a elaborar una política exterior propia para una región que es un imperio formidable de bienes comunes y recursos naturales de todo tipo, desde agua a biodiversidad; desde petróleo a gas y energía hidroeléctrica; desde alimentos a minerales estratégicos, y asumen como propia la política exterior de saqueo y pillaje que los gobernantes estadounidenses tienen reservada desde los tiempos de la Doctrina Monroe (1823) para Nuestra América.
Resumiendo: al abstenerse de elaborar una política exterior independiente de Washington –no sólo en relación a América Latina y el Caribe sino en general, en referencia al conjunto de países que conforman la comunidad internacional- los gobiernos europeos actúan en desmedro de sus propios intereses. Si durante el apogeo del poderío soviético y con una Europa absorbida por las tareas de su reconstrucción de posguerra aquella era una opción inescapable, en la situación actual signada por el debilitamiento de la hegemonía estadounidense y la reconfiguración del tablero geopolítico mundial este curso de acción conduce a los pueblos de Europa hacia un peligroso atolladero. Entre otras cosas, aparte del riesgo de un enfrentamiento bélico en las puertas –cuando no al interior mismo- de Europa porque la aplicación integral de la Ley Helms-Burton perjudicará a Cuba y otro tanto a Venezuela y Nicaragua pero también afectará a numerosas empresas europeas –sólo en Cuba más de 200- que verán menoscabados, cuando no arruinados, sus negocios en estos países. Sordas protestas se dejan oír en varias capitales europeas y mismo la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini alertó -en un comunicado conjunto también firmado por la comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström- a la Casa Blanca que su organización acudiría a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para impugnar la decisión de aplicar con todo rigor la ley Helms-Burton y en especial su título III. Para Trump y sus hampones la intensificación de los padecimientos económicos de la población cubana, recomendada en el memorándum de 1960 que citáramos más arriba, es un arma de la guerra de quinta generación que no sólo afectará a la Isla rebelde sino también a los países europeos, que Washington los prefiere debilitados para que corran en busca de la protección que pudiera ofrecerle con sus armas convencionales. Claro que una política de este tipo podría, bajo ciertas condiciones, provocar un cambio en la conciencia de las dirigencias europeas y convencerlas que tienen poco o nada que ganar siendo furgón de cola de un imperio en decadencia y mucho que ganar estableciendo relaciones de respeto mutuo y cooperación con los dos grandes rivales de Estados Unidos, que no son sus rivales sino posibles socios de un proyecto que beneficie a todos por igual. Difícil, porque significa nada menos que revertir los férreos lazos forjados con Estados Unidos en la segunda posguerra. Pero no sería la primera vez en la historia europea en donde alianzas aparentemente inconmovibles son puestas en cuestión o viejos antagonismos dan nacimiento a nuevos acuerdos y coaliciones.
El antiimperialismo y las tareas del momento actual
De lo anterior se desprenden tres tareas urgentes. Primero, lograr un pronunciamiento a escala europea de los movimientos sociales, fuerzas políticos y de ser posible de los gobiernos y organismos regionales europeos en contra de la pretensión de Washington de profundizar la agresión económica en contra de Cuba, Venezuela y Nicaragua. En este sentido la reciente creación del Frente Antiimperialista Internacionalista en el Estado Español es un alentador paso hacia adelante. Deberá también denunciarse el descarado intervencionismo de Estados Unidos en los asuntos internos de terceros países, ninguno de los cuales es una provincia de Estados Unidos, como lo manifestara en un duro comunicado la cancillería rusa. Y subrayar, además, que la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton no sólo afectaría a los países latinoamericanos sino que haría lo propio con los europeos.
Segundo, concientizar a las poblaciones europeas de que ellas también están sometidas a los rigores de la dominación imperialista, que ésta no sólo se ejerce sobre los países de la periferia, y que, por esa causa, si en su locura Washington decidiera escalar su confrontación con Rusia y China y lanzar un ataque militar contra esas potencias las réplicas que éstas dispongan afectarían gravemente a los países europeos, sedes de innumerables bases militares estadounidenses que se convertirían en blancos inmediatos de la represalia afectando no sólo las instalaciones del Pentágono sino también a las poblaciones aledañas. No existe conciencia de este peligro en Europa, y es urgente e impostergable que este tema sea objeto de un muy informado debate.
Será preciso, además, acometer una tercera tarea porque no basta con la concientización: habrá que movilizar y organizar a las masas populares europeas para poner fin de su sumisión al dominio imperialista. El antiimperialismo es una lucha tan decisiva en Latinoamérica como lo es en Europa y la coordinación internacional de estas luchas es un imperativo categórico de la hora actual. Esto requiere exigir la disolución de OTAN –creada para “contener” a un enemigo, la Unión Soviética, que desapareció hace casi treinta años- y, tras cartón, clausurar las bases militares que Estados Unidos tiene en Europa que solo servirán para atraer la represalia de los países agredidos por el imperio. No es un dato menor para demostrar el sometimiento el imperialismo de los gobiernos europeos recordar el elevado número de bases militares estadounidenses asentadas en Europa, superior en cantidad y calidad a las estacionadas en Latinoamérica y el Caribe. En todos los casos poniendo en gravísimo riesgo a las poblaciones civiles que rodean a las bases, algo que, va de suyo, no despierta la menor preocupación a los estrategas del Pentágono curtidos en centenares de operaciones en donde los “daños colaterales” son cosas de todos los días.
A modo de conclusión: es imprescindible librar una batalla para que los pueblos de Europa tomen conciencia de que están tan sometidos a la dominación imperialista como sus contrapartes allende el Atlántico. Si por los latinoamericanos el imperio manifiesta sin tapujos su desprecio, en su relacionamiento con Europa prevalece un simulado respeto en lo formal que no alcanza para ocultar el vasallaje real que imponen sobre todos sus gobiernos sin excepción. Será necesario crear las condiciones para que los pueblos de Europa puedan romper el pesado velo de la ignorancia, producto de su errónea creencia en la amistad y la admiración que supuestamente les prodiga la clase dominante de Estados Unidos. Falsa conciencia cultivada con esmero por la ideología dominante y sus vehículos de divulgación y que impide que caigan en la cuenta que los principales problemas que hoy afectan a Europa: el crecimiento de la derecha radical; la xenofobia; la ruptura de la integración social; la hegemonía del capital financiero y sus efectos recesivos: el paro, la precarización laboral y la concentración de la riqueza; el incontenible flujo de refugiados por las guerras en Cercano Oriente o emigrados por la crisis económica en África así como el vaciamiento de los procesos democráticos tienen su origen en el imperialismo y las políticas que impone gracias al colaboracionismo de las decadentes burguesías europeas y sus representantes políticos. Concientizarlos también que los pueblos de Europa están en peligro porque si llegara a producirse una escalada en la rivalidad entre Washington con Moscú y Beijing Europa se convertiría ipso facto en el principal teatro de operaciones bélicas y los europeos en rehenes de ambas partes en conflicto, con las catastróficas consecuencias que es fácil de imaginar. A lo anterior hay que añadir la reaparición del terrorismo yihadista como respuesta a la abominable islamofobia del imperio y sus criminales políticas en Cercano Oriente. Batalla de ideas, por supuesto, pero combate organizacional también, porque la correlación de fuerzas existente no se podrá cambiar apelando tan sólo a discursos y argumentos teóricos. Si los pueblos no se organizan y ganan la calle el imperio seguirá perpetrando sus tropelías. Como lo está haciendo ahora en Venezuela, Cuba y Nicaragua y más pronto que tarde también, de nueva cuenta, volverá a hacerlo en Europa. Sólo una eficaz resistencia popular antiimperialista, articulada internacionalmente, podrá erigir límites infranqueables a su criminal accionar.
Notas
1 Quiero agradecer los comentarios y sugerencias formulados a una versión preliminar de este trabajo por Ángeles Diez Rodríguez y Txema Sánchez. Quedan eximidos de toda responsabilidad por los yerros o deficiencias que puedan subsistir en el presente escrito, producto exclusivo del empecinamiento de su autor.
2 Harold Laski, Reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo (Buenos Aires: Editorial Abril, 1945), pp. 117 y ss.
3 En https://elpais.com/elpais/2018/09/20/eps/1537435497_152676.html
4. Ediciones en varios países. Original en Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2012.
5 https://www.bbc.com/mundo/ultimas_noticias/2015/03/150309_ultnot_eeuu_venezuela_sanciones
6 Cf. sus Vidas de los Doce Césares, ediciones varias.
7. Ver: https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499)
8. Sobre este tema: https://plazafinanciera.com/mercados/empresa/mayor-sancion-banco-historia-eeuu-bnp-paribas/ y también https://elpais.com/economia/2014/06/30/actualidad/1404118266_164607.html
9 Pertenecen a la zona Euro: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal. Por fuera de dicha zona se encuentran Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Hungría, Polonia, Reino Unido, República Checa, Rumania y Suecia.
10 Sobre esto ver Mahdi Darius Nazemroaya, OTAN. La globalización del terror (Prefacio de Miguel d’Escoto y Prólogo de Atilio A. Boron) Managua: PAVSA, 2015.
Atilio A. Boron Programa Latinoamericano de Educación a Distancia, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Director del Ciclo de Complementación Curricular de la Licenciatura en Historia del Departamento de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Investigador del IEALC, Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
8.5.19
Sanciones punitivas contra el pueblo de Venezuela
Alejandro Nadal
Los medios televisivos del
mundo transmiten el mensaje de que el gobierno de Nicolás Maduro ha
provocado una crisis humanitaria. La narrativa es que la mala gestión de
la economía que acompaña cualquier proyecto socialista conduce al caos.
En muy pocas ocasiones se habla de la historia del régimen que comenzó
con Hugo Chávez y de la larga lista de intentos para sabotearlo y
derribarlo, comenzando con el frustrado golpe militar de 2002, apoyado
por el gobierno estadunidense, como revelan muchos estudios bien
documentados.
Venezuela tiene hoy las reservas probadas de petróleo más importantes del planeta: más de 300 mil millones de barriles. Es un crudo pesado, caro de extraer y refinar, pero Estados Unidos no le quita la vista de encima a este recurso. Las exportaciones de crudo generan 98 por ciento de las divisas extranjeras utilizadas por esa economía.
Durante años a nadie pareció preocuparle cuál era el destino de la renta petrolera en Venezuela. El monto del gasto social como proporción del PIB promedió 8 por ciento entre 1990-1998. Cuando accedió Chávez al poder, en 1998, el gasto social se incrementó hasta alcanzar 14.7 por ciento del PIB en 2005. Para entonces todas las alarmas en Washington se habían activado. Desde el principio Chávez fue visto como un enemigo peligroso, en especial porque tuvo apoyo popular masivo.
En 2017 el gobierno de Washington impuso una primera serie de sanciones económicas contra Venezuela. El componente más importante consistía en la prohibición de realizar operaciones financieras en el mercado estadunidense. Como resultado, Venezuela no podía emitir bonos en ese mercado y no podía restructurar su deuda externa. La deuda de la empresa estatal petrolera PDVSA estaba siendo renegociada, pero la restructuración se interrumpió. La empresa venezolana Citgo, con más de 5 mil gasolineras en Estados Unidos, fue impedida de remitir sus ganancias a Venezuela. Se cerraron cuentas de instituciones venezolanas en bancos y entidades financieras estadunidenses, y se terminaron las líneas de crédito. La falta de crédito frenó las operaciones de mantenimiento, compra de refacciones e inversiones que se necesitan para mantener la producción. Estas medidas y sus efectos pasaron casi desapercibidas por el gran público, lo que permite transmitir ahora la impresión de que fue la mala gestión económica del gobierno lo que provocó la crisis. En especial, la caída del flujo de divisas impactó la capacidad de comprar medicinas y alimentos, lo que trajo aparejado un fuerte aumento de la inflación.
El castigo más brutal vino en enero de 2019, cuando Washington cerró a Caracas su mercado más importante de petróleo. Estados Unidos compró un promedio de 586 mil barriles de crudo diariamente en 2018, pero para el 15 de marzo de este año esa cifra se redujo a cero. Y Washington presionó a otros países y empresas para que cancelaran sus operaciones con Venezuela o se hicieran acreedores a sanciones adicionales.
En Venezuela la producción de crudo se colapsó, porque no se puede comercializar el producto y porque ese país carece de instalaciones para almacenar este gigantesco inventario. Pero tanto CNN y MSNBC, como el New York Times y el Washington Post, insisten en que la caída de la producción de crudo revela la incompetencia de Maduro y su gobierno.
Debido a las sanciones de enero de 2019 los activos de PDVSA en Estados Unidos fueron incautados. Con el reconocimiento del señor Juan Guaidó como presidente interino, Washington intensificó la presión y tomó el control de los recursos de Citgo en Estados Unidos. Otras ramificaciones incluyen el embargo de recursos venezolanos por el gobierno de Reino Unido y la suspensión de la cuenta de derechos especiales de giro de Caracas por el Fondo Monetario Internacional.
La falta de divisas impide comprar medicinas y muchos artículos de primera necesidad. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), administrada por tres universidades venezolanas, revela que entre 2017 y 2018 hubo un incremento de 31 por ciento en la tasas de mortalidad general. Este es el resultado directo de la guerra económica contra Venezuela.
Una pregunta clave: ¿son legales las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el gobierno de Venezuela? La respuesta es negativa. La Carta de la Organización de Estados Americanos prohíbe en sus artículos 19 y 20 la interferencia en los asuntos internos de otro país y la imposición de medidas coercitivas. Las sanciones son también ilegales desde otro punto de vista: la Ley de Emergencias Nacionales de Estados Unidos establece que para imponer sanciones debe haber una emergencia nacional en ese país. Pero nada de lo que ha sucedido en Venezuela entraña una emergencia para Estados Unidos.
Toda guerra está basada en el engaño, dice Sun Tzu en su Arte de la guerra. El objetivo de las sanciones en contra del gobierno de Caracas no es iniciar una negociación. Lo que busca esta guerra es castigar a la población para doblegar al gobierno.
7.5.19
Sin licitación, Pemex cedió multimillonario negocio de gas a Sempra Energy
Nancy Flores
Con la venta de su participación accionaria en Gasoductos de Chihuahua, Petróleos Mexicanos cedió un negocio multimillonario a la trasnacional Sempra Energy. La compañía –insertada en la red paralela de Pemex– es propietaria de otras seis que controlan el negocio del gas en el país. La operación implicó más de 1.1 mil millones de dólares.
Con la venta de su participación accionaria en Gasoductos de Chihuahua, Petróleos Mexicanos cedió un negocio multimillonario a la trasnacional Sempra Energy. La compañía –insertada en la red paralela de Pemex– es propietaria de otras seis que controlan el negocio del gas en el país. La operación implicó más de 1.1 mil millones de dólares.
La venta del 50 por ciento del capital
accionario que Petróleos Mexicanos (Pemex) poseía en Gasoductos de
Chihuahua, S de RL de CV durante el gobierno de Enrique Peña Nieto,
significó un negocio redondo para la trasnacional Sempra Energy, por el cual pagó 1 mil 143 millones 833 mil dólares.
En esta operación –que se hizo sin
licitación de por medio–, cada dólar desembolsado por IEnova, filial de
Sempra, valía: la trasnacional de origen estadunidense se hizo del control
del transporte y almacenamiento de gas natural, pero también entró de
lleno al mercado del gas licuado de petróleo (LP) y del etano.
Y es que, al momento de la desinversión de Pemex a favor de Sempra, la sociedad era dueña de cuatro
ductos de gas natural con un total de 270 kilómetros, un ducto de gas
licuado de petróleo de 200 kilómetros, una planta de almacenamiento de
gas LP en Guadalajara, Jalisco, y una estación de compresión en Gloria a
Dios, Chihuahua, revela el libro blanco que el gobierno de Enrique Peña Nieto entregó a la nueva administración de Andrés Manuel López Obrador.
La versión sin censura de ese documento –titulado Memoria documental. Desinversión en Gasoductos de Chihuahua. Periodo 2012-2018–
descubre que además se tenían dos proyectos activos: un ducto de etano
de 225 kilómetros, que según Pemex es “el primero de su tipo en México” y
cuya fase 1 inició operaciones en enero de 2015, mientras las fases 2 y
3 continuaban en construcción; y el ducto de gas natural Los Ramones
Fase II, de 447 kilómetros, el cual también vendió, pero con posteridad,
a IEnova.
Datos de la propia empresa refieren su
importancia en el mercado del gas: dan cuenta de que Gasoductos de
Chihuahua es dueña de otras seis empresas de alto perfil. Se trata de Ductos
y Energéticos del Norte, IEnova Pipelines, Gasoductos de Tamaulipas,
TDF, Transportadora del Norte, Gasoductos del Noreste y Gasoductos del
Sureste; todas, sociedades de responsabilidad limitada de capital variable.
Gasoductos de Chihuahua, Gasoductos de Tamaulipas, TDF, Transportadora del Norte y Gasoductos del Noreste son titulares de permisos de transporte de gas natural, gas licuado de petróleo y almacenamiento de gas licuado de petróleo, otorgados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
Además, Gasoductos de Chihuahua es
propietaria del gasoducto Samalayuca y la estación de compresión Gloria a
Dios; Gasoductos de Tamaulipas, del sistema de transporte de gas
natural San Fernando; TDF, del sistema de transporte de gas licuado de
petróleo Burgos-Monterrey; y Gasoductos del Noreste, del sistema de
transporte de gas natural Ramones Fase I; y Transportadora del Norte SH
es propietaria de la planta de suministro de gas licuado de petróleo en
Zapotlanejo, Jalisco.
Otros negocios de este conglomerado que Pemex cedió a mediados de 2016 son: el sistema de transporte de etano que desarrolla en el Sureste del país la empresa Gasoductos del Sureste,
así como los servicios administrativos, comerciales, contables y
financieros para el resto del grupo, a cargo de Gasoductos Servicios
Corporativos y de Administración.
El negocio que Pemex regaló
Insertada en el esquema empresarial
paralelo de Pemex, Gasoductos de Chihuahua fue fundada en 1997 como una
de las 90 compañías de su propiedad y participadas. La sociedad original era con las empresas El Paso Energy International, Co, y El Paso Natural Gas, Co, fundadas en Texas, Estados Unidos, en ese mismo año.
Gasoductos de Chihuahua se constituyó en el sexenio de Ernesto Zedillo, “como respuesta a la necesidad que entonces se tenía de transporte y almacenamiento de hidrocarburos en México”.
Para 2010, la estadunidense Sempra
Energy compró las compañías El Paso, refiere información de Pemex, y
gracias a esta misma transacción obtuvo la propiedad del 50 por ciento
del capital social de Gasoductos de Chihuahua.
Según la explicación que la administración del ingeniero Carlos Alberto Treviño ofreció en el libro blanco
al equipo de transición –encabezado por el ingeniero Octavio Romero,
actual director general de la petrolera–, 18 años después de haberla
constituido, la empresa ya no le resultaba rentable.
“Al inicio de las gestiones para la
desinversión, la mayor parte de los activos objeto de la operación se
encontraban estabilizados, ya que las tarifas estaban limitadas por la
CRE y sujetas a revisiones quinquenales. Dichas tarifas se fijaban con
base en una tasa interna de retorno objetivo establecida por la CRE
(10.14 por ciento fue la última observada). En este sentido, se
consideró que los activos de la compañía presentaban un rendimiento
limitado al tratarse de activos en su mayoría estabilizados.
Por lo anterior, en 2015, como parte de las acciones de Pemex para
incrementar la eficiencia operativa y financiera establecida en su Plan
de Negocios aunado a un entorno de precios bajos del petróleo, se
decidió desinvertir la participación en Gasoductos de Chihuahua
equivalente al 50 por ciento del capital social.”
Pero la realidad era otra: en
ese mismo año Pemex fue obligada a ceder toda su infraestructura de
gasoductos al recién creado Centro Nacional de Control de Gas Natural,
por lo cual debía trasladar su participación accionaria en Gasoductos
de Chihuahua a esa nueva institución en vez de desinvertir a favor de
Sempra.
Venta sin licitación
Tal como ocurrió con el Gasoducto Los Ramones Fase II Norte, en la venta de Gasoductos de Chihuahua no hubo licitación pública ni se abrió a ofertas en la Bolsa Mexicana de Valores: Pemex convocó directamente a la trasnacional de origen estadunidense a comprar sus acciones.
A solicitud de la subsidiaria Pemex Gas y
Petroquímica Básica (PGPB), la petrolera convocó a BBVA Bancomer,
Credit Suisse y Deutsche Bank el 20 de febrero de 2015, para presentar
una propuesta sobre la opción de esta desinversión y así elegir a una de
ellas como agente estructurador. La seleccionada fue la española BBVA y la cesión de acciones a Sempra se concretó año y medio después: el 22 de septiembre de 2016.
Según el libro blanco, durante
la venta de la participación de PGPB (ahora Pemex Transformación
Industrial), se llevaron a cabo diversas negociaciones “buscando
maximizar el monto de la contraprestación, así como procesos de
presentación y revisión por parte de las instancias reguladoras
involucradas, como la CRE y la Comisión Federal de Competencia”.
Fue hasta septiembre de 2016 cuando se concluyeron todas las condiciones de cierre, “por lo que Pemex recibió por parte de IEnova la cantidad 1 mil 143 millones 833 mil 608 dólares como contraprestación de la venta”.
Monto que, según la petrolera del Estado mexicano, “está dentro del
rango alto de las valuaciones de empresas del mismo sector en América
del Norte”.
El proceso fue encabezado por la
Dirección Corporativa de Finanzas de Pemex, y abarcó dos gestiones: la
de Emilio Lozoya Austin y la de José Antonio González Anaya, ambas en el
gobierno de Peña Nieto. De este proceso fue enterado el 29 de julio de 2015 el Consejo de Administración de Pemex, que encabezaba el entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell (acuerdo CA-159/2015).
A pesar de que, según Pemex, la empresa ya no era rentable, a
Sempra parecía urgirle la compra. Así, para el 31 de julio de 2015, su
filial IEnova ya habían firmado con la petrolera mexicana un convenio de
cesión de parte social representativa del capital social de
Gasoductos de Chihuahua (sujeto a que la Comisión Federal de Competencia
Económica –Cofece– emitiera una resolución favorable); así como un
convenio de suscripción y pago de partes sociales representativas de ese
capital social.
Inmediatamente después, IEnova comunicó
esta probable transacción a sus inversionistas, mediante un “evento
relevante” en la Bolsa Mexicana de Valores.
Para el 17 de diciembre de 2015, “la Cofece objetó la concentración, por considerar que no se cumplió con las condiciones impuestas a PGPB anteriormente,
las cuales versaban sobre la venta, mediante licitación, de su
participación en las sociedades tenedoras del Proyecto Burgos-Monterrey
(TDF, S de RL de CV) y Proyecto San Fernando (Gasoductos de Tamaulipas, S
de RL de CV), mismas que se encontraban involucradas en la transacción
de venta a IEnova”.
Pemex y Sempra Energy hicieron todas las modificaciones posibles para la compra venta de Gasoductos de Chihuahua.
El 20 de septiembre de 2016, la Cofece notificó a las partes la
aprobación de concentración. Para ello, Pemex tuvo que licitar
públicamente los dos proyectos señalados por la Comisión.
De hecho, la licitación TDF0542005 (para
la venta de la participación indirecta de Pemex Transformación
Industrial en TDF, S de RL de CV), descubre que esa resolución (con
folio CNT-054-2005) había sido emitida desde el 1 de septiembre de 2005
por la entonces Comisión Federal de Competencia, y desde entonces la
subsidiaria petrolera se mantenía en desacato. No obstante, la petrolera
mexicana no mantiene públicos los resultados de esa convocatoria.
Más aún, el informe que Pemex rinde a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos refiere que “el
15 de septiembre de 2016, la Comisión Federal de Competencia Económica
aprobó la venta directa propuesta a IEnova tal como estaba estructurada,
que incluyó un proceso de licitación competitiva con respecto al
Gasoducto San Fernando y LPG Ducto TDF. La venta inicial no incluía a la
empresa filial Ductos y Energéticos del Norte, S de RL de CV, por lo
que Pemex Transformación Industrial conservó una participación del 50
por ciento”.
Según el libro blanco, “con el cierre de la transacción, Pemex ha logrado desinvertir un activo no estratégico para su nuevo modelo de negocio
como empresa productiva del Estado, permitiéndole obtener recursos
necesarios para continuar con sus principales actividades. Con esta
operación, Pemex reiteró su compromiso de seguir fortaleciendo sus
finanzas, enfocándose conforme al Plan de Negocios en las actividades
que generen mayor valor, en un nuevo contexto de la industria energética
nacional.
“Con la desinversión, Pemex obtuvo los
recursos monetarios que complementaran los recursos presupuestales para
lograr la meta de balance del ejercicio correspondiente y le permitió
concentrarse en prioridades estratégicas del negocio sin tener que
recurrir al mercado de deuda”.
No obstante, para Sempra Energy la compra de Gasoductos de Chihuahua “se hizo para continuar con la expansión de la compañía
[IEnova]”, que “desarrolla, construye y opera infraestructura de
energía en México”, “con más de 1 mil empleados y aproximadamente 8.2
mil millones de dólares invertido”.
De acuerdo con su informe a accionistas
de 2016, “los activos involucrados en la adquisición [del 50 por ciento
del capital social que poseía Pemex] incluyen tres ductos de gas
natural; un ducto de gas etano; un ducto de gas licuado de petróleo y
una terminal de almacenaje” de ese mismo energético.
Otro dato que revela su información
financiera son los proyectos de la sociedad: “el gasoducto Samalayuca,
la Terminal de Gas LP de Guadalajara, el Ducto TDF, la Estación Gloria a
Dios, el gasoducto Los Ramones I, el gasoducto Los Ramones Norte y el
Etanoducto, inversiones que en su conjunto suman más de 2 mil millones
(sobre bases al ciento por ciento)”.
Aunado a lo anterior, destaca que antes
de adquirir Gasoductos de Chihuahua, IEnova inversiones en México por
apenas un valor aproximado de 2.8 mil millones de dólares.
Y, aunque para Pemex este negocio ya no
le representaba rentabilidad, previo a la venta y a que le fuera exigido
transferir su infraestructura al Cenagas, había firmado un memorándum
de entendimiento con IEnova y Sempra, LNG, para el desarrollo de una
planta de licuefacción de gas natural, en su terminal de recibo,
almacenamiento y regasificación Energía Costa Azul, localizada en
Ensenada, Baja California.
Fue el 19 de febrero 2015 cuando se
anunció esa firma, apenas 3 meses antes de que la petrolera mexicana
iniciara los preparativos de desinversión en Gasoductos de Chihuahua,
por considerarla dentro de un área no prioritaria y que no le
significaba grandes ingresos.
6.5.19
Economist Jeffrey Sachs: U.S. Sanctions Have Devastated Venezuela & Killed Over 40,000 Since 2017
- Jeffrey Sachsleading economist and director of the Center for Sustainable Development at Columbia University.
- Miguel Tinker Salasprofessor at Pomona College, author of The Enduring Legacy: Oil, Culture, and Society in Venezuela and Venezuela: What Everyone Needs to Know.
More
than 40,000 people have died in Venezuela since 2017 as a result of
U.S. sanctions, according to a new report by the Center for Economic and
Policy Research co-authored by economists Jeffrey Sachs and Mark
Weisbrot. The report examines how U.S. sanctions have reduced the
availability of food and medicine in Venezuela and increased disease and
mortality. We speak with Jeffrey Sachs in our New York studio. In the
report, he writes, “American sanctions are deliberately aiming to wreck
Venezuela’s economy and thereby lead to regime change. It’s a fruitless,
heartless, illegal, and failed policy, causing grave harm to the
Venezuelan people.”
This is a rush transcript. Copy may not be in its final form.
AMY GOODMAN: This is Democracy Now! I’m Amy Goodman. Our guests are Miguel Tinker Salas, a Venezuelan professor at Pomona College in California; Jeffrey Sachs is with us here in New York, leading economist and director of the Center for Sustainable Development at Columbia University. He’s recently co-authored a report for the Center for Economic and Policy Research headlined “Economic Sanctions as Collective Punishment: The Case of Venezuela.”
So much is being used against the presidency of Maduro, saying he’s brought the country to an economic standstill. You make a different case, Jeffrey Sachs.
JEFFREY SACHS: Well, it’s not an economic standstill. It’s a complete economic collapse, a catastrophe, in Venezuela. There was a crisis, for sure, before Trump came to office, but the idea of the Trump administration, from the start, has been to overthrow Maduro. That’s not a hypothesis. Trump was very explicit in discussions with presidents of Latin America, where he asked them, “Why shouldn’t the U.S. just invade?” He said that already in 2017. So the idea of the Trump administration has been to overthrow Maduro from the start. Well, the Latin leaders said, “No, no, that’s not a good idea. We don’t want military action.” So the U.S. government has been trying to strangle the Venezuelan economy.
It started with sanctions in 2017 that prevented, essentially, the country from accessing international capital markets and the oil company from restructuring its loans. That put Venezuela into a hyperinflation. That was the utter collapse. Oil earnings plummeted. The earnings that are used to buy food and medicine collapsed. That’s when the social, humanitarian crisis went spiraling out of control. And then, in this year, with this idea, very naive, very stupid, in my view, that there would be this self-proclaimed president, which was all choreographed with the United States very, very closely, another round of even tighter sanctions, essentially confiscating the earnings and the assets of the Venezuelan government, took place.
Now Venezuela is in complete, utter catastrophe, a lot of it brought on by the United States deliberately, creating massive, massive suffering. We know there’s hunger. We know there’s a incredible shortage of medical supplies. We can only imagine, because we won’t know really until the dust settles and careful studies are done, how much excess mortality there is, but, surely, in a context like this, this is a catastrophe largely created by the U.S., because, as was said earlier, this is an all-or-nothing strategy. What the U.S.—what Trump just doesn’t understand and what Bolton, of all, of course, never agrees to, is the idea of negotiations. This is an attempt at an overthrow. It’s very crude. It’s not working. And it’s very cruel, because it’s punishing 30 million people.
AMY GOODMAN: How did you come up with the number 40,000 dead as a result of these crippling U.S. sanctions?
JEFFREY SACHS: Let me be clear: Nobody knows. This was a very basic, simple calculation based on estimates of universities in Venezuela that mortality had increased by a certain proportion after the sanctions. I don’t want anyone to think that there is precision in these numbers. What is certain, though, staring us in the face, is that there is a humanitarian catastrophe, deliberately caused by the United States, by what I would say are illegal sanctions, because they are deliberately trying to bring down a government and trying to create chaos for the purpose of an overthrow of a government.
AMY GOODMAN: Why?
JEFFREY SACHS: Why are they doing that? This is normal U.S. right-wing foreign policy, nothing different. This is the same foreign policy that we saw throughout Latin America in the 20th century. It’s the same foreign policy that we saw catastrophically in the Middle East. This is Mr. Bolton. This is Mr. Bolton’s idea of diplomacy. This is Trump’s idea of diplomacy. You punch someone in the face. You crush your opponent. You try whatever way you can to get your way. It’s very simpleminded. It’s very crude. And, Amy, it never works. It just leads to catastrophe.
AMY GOODMAN: I want to bring Miguel Tinker Salas back into this conversation, professor at Pomona College. As these protests were taking place in—or this coup attempt was taking place in Venezuela, in Honduras there were massive protests against privatization, also huge demonstrations in Paris. You certainly don’t get the same kind of coverage.
MIGUEL TINKER SALAS: No, you don’t. And the reality is that what’s happening in Honduras is fundamental. You have an effort at privatization. You have layoffs of doctors and of professors and of teachers. And there’s massive street protests happening in Tegucigalpa and all the major cities. And the attention is all on Venezuela. And the same thing is happening, in other contexts, for Central America, the immigration that’s happening as a result of failed U.S. policies. As a colleague was saying earlier, the reality is this was tried elsewhere. The regime change that’s being tried in Venezuela has been tried elsewhere in Latin America and has led to humanitarian crisis throughout Central America—Honduras, Guatemala, El Salvador, in Mexico until very recently. So, again, we know the formula. We know it doesn’t produce the change that most people want. And what it does is it aggravates conditions for the majority of the population. So, you have, in the case of Venezuela, mistakes made by the Maduro administration that are now exacerbated by the sanctions and that take a toll on humans and on the population of the country.
AMY GOODMAN: We’ve been showing, for our radio audience, video, just to let you know, of the tear-gassing of people in Paris and Honduras right now. Of course, Honduras is a U.S. ally. We’re not getting as much coverage of this. Finally, I wanted to ask Jeffrey Sachs about this issue you raise of collective punishment, and saying that collective punishment of a civilian population, as described by both the Geneva and Hague international conventions, to which the U.S. is a signatory—in that way.
JEFFREY SACHS: And, I would say, of the OAS also, which explicitly prohibits this kind of hostile action against another country. U.S. sanctions are now being imposed to bring down governments everywhere. You have, similarly in Iran yesterday, a big announcement of the collapse of the Iranian economy, and the IMF attributed it to U.S. sanctions. So, this is what the Trump administration is trying to do also vis-à-vis Nicaragua. Trump said yesterday, total blockade on Cuba, if they don’t smart up. This is pure bullying. It is completely against international law. It creates havoc. It’s hard enough to achieve economic progress, but when the U.S. is using its political power to break other countries, the results absolutely can be devastating.
And we see it in Venezuela, that it was the kick that pushed Venezuela into this catastrophic, spiraling decline and hyperinflation. It’s always blamed in our press on Maduro, but people don’t even look and understand how the U.S. has the instruments of sanctions blocking access to financial markets, pushing enterprises into default, blocking trade, confiscating the assets owned by the Venezuelan government, precisely to and with the design of creating this kind of crisis, because the idea is, if the pain is enough—in the thinking of people like Bolton—then there will be a military overthrow. So they’re trying to create absolute disaster.
Well, what’s so stupid about these American policies, these neocon policies, is they do create disaster, but they don’t achieve even the political goals of these nasty people like Bolton. It’s not as if they’re effective and nasty; they’re completely ineffective and totally nasty at the same time. But Congress, in our country, nobody looks. It’s unbelievable that you have this basically one-man show of Trump doing damage, rampaging around the world. There is no oversight at all. And in the international institutions, like the IMF, the Inter-American Development Bank, people are scared to even say the truth, that this bully, of the United States, especially with the kind of president we have right now—no one wants to speak the obvious facts of how much damage is being done, how many lives are being lost, how much suffering is being created, how many refugees are being created—deliberately. And then, of course, you get The New York Times or someone else saying it’s Maduro’s whatever, because they don’t even look at the obvious process.
AMY GOODMAN: And you Democratic leaders, as well, in Congress saying the same thing. And so, we’re going to turn right now to a Democrat in Congress. We want to thank Jeffrey Sachs, who is a leading economist, director of the Center for Sustainable Development, Columbia University. We’ll link to your report that you put out with the Center for Economic and Policy Research headlined “Economic Sanctions as Collective Punishment: The Case of Venezuela.” And, Miguel Tinker Salas, thanks for joining us, professor at Pomona College in California.
Tras el fallido golpe, EEUU incrementa amenazas e intenta dividir al chavismo
Aram Aharonian
Nerviosa calma en Venezuela. El terrorismo mediático trasnacional se hace eco de las palabras de Donald Trump –“las próximas medidas contra Maduro serán devastadoras”- mientras bandas paramilitares ultraderechistas amenazan con volver a las “guarimbas” de 2014 y 2017, creando desestabilización y caos, con el único fin conjunto de derrocar al gobierno constitucional.
El presidente de Estados Unidos dijo el miércoles que su gobierno aún cuenta con un amplio arsenal que puede ser usado contra el gobierno de Nicolás Maduro antes de llegar a la intervención militar, "algunas de ellas, no quiero ni siquiera me gustaría, porque son muy duras", al ser consultado por el periodista Trish Regan.
Tras el fallido intento, el mentiroso consuetudinario Elliot Abrams tomó distancia del fracaso e insistió en que EEUU no intervino en el fallido levantamiento y reiteró que altos mandos chavistas, entre ellos el ministro de Defensa Vladimir Padrino, estuvieron implicados, tratando de crear desconfianza entre los miembros del alto gobierno.
Aseguró que miembros del gobierno negociaban desde hace tiempo con la oposición una salida digna para el presidente Nicolás Maduro y que. los oficialistas involucrados en el complot, “en algún momento apagaron sus celulares y dejaron de responder”, dijo, absteniéndose de dar fuentes o mayor desinformación.
Enseguida la trasnacional del terror mediático puso a circular la versión de la inteligencia estadounidense sobre “Zamuro”, el “alto militar traidor” que diseñó el plan junto a funcionarios del Consejo de Seguridad de los Estados Unidos (NSC) - depende directamente de Trump y conduce John Bolton-, que se desmoronó cuando se apresuraron a liberar a Leopoldo López, un día antes de lo previsto. Y la novela, que repiten medios y redes sociales, obviamente ensuhcia a rusos y cubanos.
El canciller español, Josep Borrell, pareció sorprendido por el intento golpista de Guaidó (a quien habían reconocido como “presidente encargado”) y poco más tarde el gobierno de Pedro Sánchez rechazó claramente cualquier acción militar. Era la evidencia de que el golpe fracasó y nadie quiere asumir su cuota-parte. La puesta en escena generó expectativas, pero tuvo resultados mucho más modestos de lo esperado.
Abrams también aseguró que hubo contactos con el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, y el comandante de la guardia de honor presidencial, Iván Rafael Hernández Dala, con el fin de derrocar a Maduro. El consejero de Seguridad de Trump, secundó sus declaraciones, tratando de dividir a las fuerzas oficialistas, creando dudas y resquemores entre los dirigentes y el pueblo chavista..
Mientras, el autoproclamado presidente interino Juan Guidó, quien había anunciado que su Operación Libertad había entrado en su fase final, sigue las instrucciones de Washington, y llama a paros, huelgas y actos vandálicos. La inteligencia venezolana teme que se intente atentar contra el transporte subterráneo de Caracas, medio por el que se movilizan millones de personas a diario.
Guaidó reconoció la falta de apoyo de los mandos militares a su intento de copamiento de la base aérea de La Carlota, en Caracas, el 30 de abril, cuando logró la deserción de una treintena de oficiales menores de la Guardia Nacional y la liberación (de su arresto domiciliario) de su jefe en la formación ultraderechista Voluntad Popular, Leopoldo López, autor intelectual de la muerte de decenas de venezolanos durante el terror callejero de 2014, quien terminó como “huésped” de la embajada española.
El jueves, la Justicia Penal del Área Metropolitana de Caracas, revocó la medida de detención domiciliaria a López “por violarla flagrantemente, además de violar la medida referida a la condición relativa a pronunciamientos políticos por medios convencionales y no convencionales, nacionales e internacionales, demostrando con ello la no sujeción a las medidas”. El tribunal libró orden de aprehensión en contra del fugitivo, para que termine de cumplir más de diez años, en el Centro Nacional de Procesados Militares.
“Nosotros estamos haciendo todo lo que se puede hacer antes de llegar al último paso". Hay gente que quiere que nosotros tomemos el último paso. Pero tenemos muchas opciones abiertas", dijo Trump, al reconocer que estaba al frente de las acciones de Guiadó y sus cómplices. Preguntado Guaidó por Trish Regan de si la tensa situación pudiese desembocar en una guerra civil, éste respondió que ese riesgo es hoy menor que el de hace unos años porque Maduro ha perdido el respaldo total de la población.
A Washington le van quedando dos opciones: la intervención militar directa o por medio de un ejército mercenario (evitando muertes de estadounidenses, sobre todo en época preelectoral), o el diálogo y la negociación que propone el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, junto a Uruguay y agunos países europeos..
Y nuevamente surge la tesis del asesinato de bandera falsa del autoproclamado líder de la oposición: "Ahora vale más muerto que vivo, no solo para la CIA sino también para su propia gente de la oposición", adviertió Daniel McAdams, director ejecutivo del Instituto Ron Paul. "Si hay una [operación de] bandera falsa o si matan a algún funcionario importante de cualquier lado, no se puede decir qué podría pasar", advirtió el político republicano.
Lo importante son las secuelas. Maduro dijo que no habrá impunidad y lo cierto es que Guaidó fue el instigador y responsable máximo. El intento pudo desembocar en un enfrentamiento entre militares, con derramamiento de sangre, grave si los seguidores de Guaidó hubieran acudido a La Carlota. El cálculo de Voluntad Popular era que algunos muertos pudieran servir como campaña publicitaria contra “la dictadura”, pero sobre todo influido en la tan esperada ruptura en las fuerzas militares.
Es evidente que desde su autoproclamación el 23 de enero, Guaidó ha sido teledirigido por el equipo Venezuela de los halcones de la Casa Blanca Bolton, Pompeo, Abrams, Marco Rubio y el vicepresidnte Mike Pence. Esta opisición venezolana ha sido la que solicitó las sanciones, bloqueo y pirateo de EEUU, que tantas penurias ocasionan al pueblo. Guaidó sigu señalando que la intervención militar de EEUU es una opción. ¿Dónde están los otros dirigentes de la oposición, por qué no se manifiestan?
¿El golpe fue?
Se ha difundido la idea de un golpe militar fracasado o evitado y que fue ejecutado por uno de los sectores más radicales de la burguesía venezolana y algunos efectivos militares, situación que fue prontamente controlada por las fuerzas del gobierno utilizando pocas bombas lacrimógenas que causaron la dispersión de los insurrectos, en distintos caminos, sobre todo los que llevaban a refugiarse en algunas embajadas.
Mientras, miles y miles de personas se movilizaron, de inmediato, en defensa del gobierno constitucional, marchando hacia el Palacio de Miraflores, en espera de los dirigentes y las explicaciones sobre los implicados en el complot..
El Primero de mayo, Maduro, ratificó que se hará justicia frente los que promovieron el intento de golpe de Estado “que trató de imponerse con el engaño, la mentira y la manipulación sobre un grupo reducido de oficiales jóvenes y personal de tropa de la Fuerza Armada para atentar contra el orden constitucional” y afirmó que en los próximos días mostrará las pruebas de los implicados.
“Pregunto ¿se acabó la política? ¿Nos vamos a una guerra civil? Eso es lo que buscan una guerra civil. ¿Así debe ser la política en Venezuela? ¿Con disparos, heridos y muertos? ¿Hay necesidad de golpe de Estado?… Acabamos de derrotar un nuevo complot de la derecha. Pretendieron imponerse a traición. Tengo las pruebas en las manos y la justicia los está buscando y más temprano que tarde irán a la cárcel a pagar su traición y su delito”, aseveró.
En el ambiente político quedaron varias interrogantes sin respuesta. Quizás Guaidó y López se lanzaron a esa aventura, quemando sus cartuchos, sin el respaldo de los partidos de la oposición e inclusive sin la presencia y/o respaldo de los dirigentes históricos de Voluntad Popular y Primero Justicia; sin una masiva base de apoyo opositora movilizada. Incluso, Guaidó apareció "solo" convocando a la población a una movilización “definitiva” para el día siguiente, Día de los Trabajadores. Sabía que su respaldo no era el pueblo, sino Washington.
Otras interrogantes son por qué teniendo poder de fuego en el Distribuidor de Altamira (seis tanquetas artilladas) no fueron utilizadas por los insurrectos, y por qué el gobierno reprimió a los insurrectos apenas con gases lacrimógenos, con métodos no letales. Tampoco aparecen respuestas al hecho de que el presidente Maduro apenas apareció a las nueve de la noche (doce horas después de finalizada la intentona), ante una población expectante, pese a tratarse de una persona que se suele sobreexponerse rutinariamente en la televisión.
Desde el exterior, la inteligencia estadounidense insiste en un gobierno de transición que se estaría negociando y anticipa que el hombre a sacrificar –de oponerse- sería el de Diosdado Cabello, exmilitar que comanda no solo el Partido Socialista Unidos de Venezuela (Psuv) sino también la Asamblea Nacional Constituyente, cuyas labores se darían por finalizadas. Demostró el lunes 30, su gran influencia sobre la FANB, al darle instrucciones de lo que se debe hacer como contragolpe y llamando al pueblo a Miraflores, bajándole el fuego a la olla del golpe, reduciéndole a una mera escaramuza.
Antecedente
Dos meses antes del derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende, hubo un intento de golpe militar, pequeño, fácilmente desarticulado por las FFAA "leales" a Allende. Uno de esos generales "leales" era el comandante del ejército, Augusto Pinochet.
Años después, en un libro de sus memorias, Pinochet declaró que el Tanquetazo fue mentalizado y dirigido por él mismo, con el fin de recabar información de inteligencia, ensayando un escenario simulado..
Crearon el Tanquetazo para medir la capacidad real de reacción de la Unidad Popular, la reacción de Allende, y observar hasta dónde estaba dispuesto a llegar el presidente, además de medir las capacidades de comunicación entre los dirigentes, las bases y la ciudadanía y cómo se movían las lealtades de las estructuras.
¿Improvisación?
Para una operación política y militar de este tipo se requieren un mando político estructurado y afiatado con una estrategia y una táctica a desarrollar; un aparato militar y paramilitar con sus respectivos mandos y canales de inteligencia; un aparato de agitación y propaganda y difusión mediática; una logística militar y financiera, y un complejo plan de comunicaciones tanto civiles como militares, señala la Coordinadora Simón Bilívar..
Más allá de todo esto, la realidad es que no tienen un apoyo militar ni popular, lo que deja en claro que no se trató de un golpe militar sino escaramuzas que le dan un sustento “social” a un accionar terrorista mayor como es el asalto a cuarteles, atentados de todo tipo, homicidios y el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro.
No se trató solo del establecimiento de un perímetro operativo de seguridad para la liberación y posterior libre circulación de Leopoldo López, sino que sirvió para que algunos militares,que como el general Manuel Cristopher Figueroa -director del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)-, venían conspirando y que habían quedado al descubierto luego de la captura de Marrero y de otros conjurados- pudieran buscar refugio en representación diplomáticas extranjeras (España, Chile, Brasil).
No fue una acción de unos “loquitos”, ya que tanto el gobierno estadounidense como el de otros países cómplices de la región apoyaron y se involucraron directamente en esta acción terrorista. Es de suponer, también, que no han desertado ni sublevado todos los que militares comprometidos, ni han aparecido todos los que están conspirando y que hay altos mandos centre ellos.
El problema es creerse sus propias mentiras. Por ejemplo, que las incendiarias proclamas por las redes sociales se materializarían en que la población (o al menos los seguidores del autoproclamado presidente interino) irían a poner el pecho en un posible combate sin final asegurado.
Y que, al ver a sus colegas alzados y respaldados por centenares de miles, los oficiales y soldados de la base aérea les iban a abrir las puertas para atrincherarse allí y generar un efecto dominó en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Nada de esto ocurrió. La mayoría de los militares participantes escaparon pronto de allí y dijeron haber sido engañados por algunos de sus superiores con una supuesta operación en un establecimiento penal.
Nadie quiere hablar de cobardía, pero ni López ni Guaidó entraron a la base de La Carlota. Leopoldo López, en lugar de ponerse a la vanguardia de la «gran Operación Libertad», se introdujo a la misión diplomática chilena como «huésped. Algunos piensan que todo el operativo no tuvo otro fin que el de rescatar a López y hacerlo retomar su liderazgo de la extrema derecha, donde Guaidó había comenzado a tomarse en serio su papel de presidente imaginario.
La Operación Libertad era la libertad de López, dicen con cierta sorna en las redes sociales chavistas
La prensa trasnacional no quiso enterarse de la realidad y prosiguió repitiendo las consignas de Guaidó sobre la fase final de la Operación Libertad, que en todo el país se estaba movilizando el pueblo, que 90% de la Fuerza Armada repudiaba a la «dictadura» y que su victoria era cuestión de horas, que en la mayoría de los estados del país los cuarteles apoyaban a Guiadó, mientras desempolvaban videos de años anteriores para engañar a la opinión pública.
Poco ayudan a entender la situación los militantes mediáticos, dirigiendo sus mensajes y análisis a los convencidos, sobre las similitudes inexistentes entre el golpe de 2002 contra Hugo Chávez y éste del 2019. En 2002 el pueblo, constitución en mano, se subió a las tanquetas y reclamó airadamente en las calles el regreso de su presidente constitucional, derrocado por 47 horas por un golpe militar-empresarial, junto a la derecha vernácula y el apoyo de los gobiernos de EEUU, España y Colombia. Ah, y el sacrosanto Estado del Vaticano.
Quedan varias interrogantes. Una, ante la actitud de los militares colombianos y brasileños de participar en una aventura invasora ¿apelará Trump a intentarla con un ejército mercenario, evitando victimas estadounidenses, en vísperas electorales? Otra, la ofensiva discursiva para deteriorar la cohesión del mando chavista, involucrando nuevos actores internacionales a la ecuación, como Cuba y Rusia, ¿llevará a una confrontación mayor?
Y la última: ¿Tendrá el gobierno de Maduro la capacidad de tomar medidas reales para combatir la hiperinflación y el desabastecimiento, más allá de responsabilizar a las sanciones estadounidenses de la situación crítica del país?
Nerviosa calma en Venezuela. El terrorismo mediático trasnacional se hace eco de las palabras de Donald Trump –“las próximas medidas contra Maduro serán devastadoras”- mientras bandas paramilitares ultraderechistas amenazan con volver a las “guarimbas” de 2014 y 2017, creando desestabilización y caos, con el único fin conjunto de derrocar al gobierno constitucional.
El presidente de Estados Unidos dijo el miércoles que su gobierno aún cuenta con un amplio arsenal que puede ser usado contra el gobierno de Nicolás Maduro antes de llegar a la intervención militar, "algunas de ellas, no quiero ni siquiera me gustaría, porque son muy duras", al ser consultado por el periodista Trish Regan.
Tras el fallido intento, el mentiroso consuetudinario Elliot Abrams tomó distancia del fracaso e insistió en que EEUU no intervino en el fallido levantamiento y reiteró que altos mandos chavistas, entre ellos el ministro de Defensa Vladimir Padrino, estuvieron implicados, tratando de crear desconfianza entre los miembros del alto gobierno.
Aseguró que miembros del gobierno negociaban desde hace tiempo con la oposición una salida digna para el presidente Nicolás Maduro y que. los oficialistas involucrados en el complot, “en algún momento apagaron sus celulares y dejaron de responder”, dijo, absteniéndose de dar fuentes o mayor desinformación.
Enseguida la trasnacional del terror mediático puso a circular la versión de la inteligencia estadounidense sobre “Zamuro”, el “alto militar traidor” que diseñó el plan junto a funcionarios del Consejo de Seguridad de los Estados Unidos (NSC) - depende directamente de Trump y conduce John Bolton-, que se desmoronó cuando se apresuraron a liberar a Leopoldo López, un día antes de lo previsto. Y la novela, que repiten medios y redes sociales, obviamente ensuhcia a rusos y cubanos.
El canciller español, Josep Borrell, pareció sorprendido por el intento golpista de Guaidó (a quien habían reconocido como “presidente encargado”) y poco más tarde el gobierno de Pedro Sánchez rechazó claramente cualquier acción militar. Era la evidencia de que el golpe fracasó y nadie quiere asumir su cuota-parte. La puesta en escena generó expectativas, pero tuvo resultados mucho más modestos de lo esperado.
Abrams también aseguró que hubo contactos con el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, y el comandante de la guardia de honor presidencial, Iván Rafael Hernández Dala, con el fin de derrocar a Maduro. El consejero de Seguridad de Trump, secundó sus declaraciones, tratando de dividir a las fuerzas oficialistas, creando dudas y resquemores entre los dirigentes y el pueblo chavista..
Mientras, el autoproclamado presidente interino Juan Guidó, quien había anunciado que su Operación Libertad había entrado en su fase final, sigue las instrucciones de Washington, y llama a paros, huelgas y actos vandálicos. La inteligencia venezolana teme que se intente atentar contra el transporte subterráneo de Caracas, medio por el que se movilizan millones de personas a diario.
Guaidó reconoció la falta de apoyo de los mandos militares a su intento de copamiento de la base aérea de La Carlota, en Caracas, el 30 de abril, cuando logró la deserción de una treintena de oficiales menores de la Guardia Nacional y la liberación (de su arresto domiciliario) de su jefe en la formación ultraderechista Voluntad Popular, Leopoldo López, autor intelectual de la muerte de decenas de venezolanos durante el terror callejero de 2014, quien terminó como “huésped” de la embajada española.
El jueves, la Justicia Penal del Área Metropolitana de Caracas, revocó la medida de detención domiciliaria a López “por violarla flagrantemente, además de violar la medida referida a la condición relativa a pronunciamientos políticos por medios convencionales y no convencionales, nacionales e internacionales, demostrando con ello la no sujeción a las medidas”. El tribunal libró orden de aprehensión en contra del fugitivo, para que termine de cumplir más de diez años, en el Centro Nacional de Procesados Militares.
“Nosotros estamos haciendo todo lo que se puede hacer antes de llegar al último paso". Hay gente que quiere que nosotros tomemos el último paso. Pero tenemos muchas opciones abiertas", dijo Trump, al reconocer que estaba al frente de las acciones de Guiadó y sus cómplices. Preguntado Guaidó por Trish Regan de si la tensa situación pudiese desembocar en una guerra civil, éste respondió que ese riesgo es hoy menor que el de hace unos años porque Maduro ha perdido el respaldo total de la población.
A Washington le van quedando dos opciones: la intervención militar directa o por medio de un ejército mercenario (evitando muertes de estadounidenses, sobre todo en época preelectoral), o el diálogo y la negociación que propone el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, junto a Uruguay y agunos países europeos..
Y nuevamente surge la tesis del asesinato de bandera falsa del autoproclamado líder de la oposición: "Ahora vale más muerto que vivo, no solo para la CIA sino también para su propia gente de la oposición", adviertió Daniel McAdams, director ejecutivo del Instituto Ron Paul. "Si hay una [operación de] bandera falsa o si matan a algún funcionario importante de cualquier lado, no se puede decir qué podría pasar", advirtió el político republicano.
Lo importante son las secuelas. Maduro dijo que no habrá impunidad y lo cierto es que Guaidó fue el instigador y responsable máximo. El intento pudo desembocar en un enfrentamiento entre militares, con derramamiento de sangre, grave si los seguidores de Guaidó hubieran acudido a La Carlota. El cálculo de Voluntad Popular era que algunos muertos pudieran servir como campaña publicitaria contra “la dictadura”, pero sobre todo influido en la tan esperada ruptura en las fuerzas militares.
Es evidente que desde su autoproclamación el 23 de enero, Guaidó ha sido teledirigido por el equipo Venezuela de los halcones de la Casa Blanca Bolton, Pompeo, Abrams, Marco Rubio y el vicepresidnte Mike Pence. Esta opisición venezolana ha sido la que solicitó las sanciones, bloqueo y pirateo de EEUU, que tantas penurias ocasionan al pueblo. Guaidó sigu señalando que la intervención militar de EEUU es una opción. ¿Dónde están los otros dirigentes de la oposición, por qué no se manifiestan?
¿El golpe fue?
Se ha difundido la idea de un golpe militar fracasado o evitado y que fue ejecutado por uno de los sectores más radicales de la burguesía venezolana y algunos efectivos militares, situación que fue prontamente controlada por las fuerzas del gobierno utilizando pocas bombas lacrimógenas que causaron la dispersión de los insurrectos, en distintos caminos, sobre todo los que llevaban a refugiarse en algunas embajadas.
Mientras, miles y miles de personas se movilizaron, de inmediato, en defensa del gobierno constitucional, marchando hacia el Palacio de Miraflores, en espera de los dirigentes y las explicaciones sobre los implicados en el complot..
El Primero de mayo, Maduro, ratificó que se hará justicia frente los que promovieron el intento de golpe de Estado “que trató de imponerse con el engaño, la mentira y la manipulación sobre un grupo reducido de oficiales jóvenes y personal de tropa de la Fuerza Armada para atentar contra el orden constitucional” y afirmó que en los próximos días mostrará las pruebas de los implicados.
“Pregunto ¿se acabó la política? ¿Nos vamos a una guerra civil? Eso es lo que buscan una guerra civil. ¿Así debe ser la política en Venezuela? ¿Con disparos, heridos y muertos? ¿Hay necesidad de golpe de Estado?… Acabamos de derrotar un nuevo complot de la derecha. Pretendieron imponerse a traición. Tengo las pruebas en las manos y la justicia los está buscando y más temprano que tarde irán a la cárcel a pagar su traición y su delito”, aseveró.
En el ambiente político quedaron varias interrogantes sin respuesta. Quizás Guaidó y López se lanzaron a esa aventura, quemando sus cartuchos, sin el respaldo de los partidos de la oposición e inclusive sin la presencia y/o respaldo de los dirigentes históricos de Voluntad Popular y Primero Justicia; sin una masiva base de apoyo opositora movilizada. Incluso, Guaidó apareció "solo" convocando a la población a una movilización “definitiva” para el día siguiente, Día de los Trabajadores. Sabía que su respaldo no era el pueblo, sino Washington.
Otras interrogantes son por qué teniendo poder de fuego en el Distribuidor de Altamira (seis tanquetas artilladas) no fueron utilizadas por los insurrectos, y por qué el gobierno reprimió a los insurrectos apenas con gases lacrimógenos, con métodos no letales. Tampoco aparecen respuestas al hecho de que el presidente Maduro apenas apareció a las nueve de la noche (doce horas después de finalizada la intentona), ante una población expectante, pese a tratarse de una persona que se suele sobreexponerse rutinariamente en la televisión.
Desde el exterior, la inteligencia estadounidense insiste en un gobierno de transición que se estaría negociando y anticipa que el hombre a sacrificar –de oponerse- sería el de Diosdado Cabello, exmilitar que comanda no solo el Partido Socialista Unidos de Venezuela (Psuv) sino también la Asamblea Nacional Constituyente, cuyas labores se darían por finalizadas. Demostró el lunes 30, su gran influencia sobre la FANB, al darle instrucciones de lo que se debe hacer como contragolpe y llamando al pueblo a Miraflores, bajándole el fuego a la olla del golpe, reduciéndole a una mera escaramuza.
Antecedente
Dos meses antes del derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende, hubo un intento de golpe militar, pequeño, fácilmente desarticulado por las FFAA "leales" a Allende. Uno de esos generales "leales" era el comandante del ejército, Augusto Pinochet.
Años después, en un libro de sus memorias, Pinochet declaró que el Tanquetazo fue mentalizado y dirigido por él mismo, con el fin de recabar información de inteligencia, ensayando un escenario simulado..
Crearon el Tanquetazo para medir la capacidad real de reacción de la Unidad Popular, la reacción de Allende, y observar hasta dónde estaba dispuesto a llegar el presidente, además de medir las capacidades de comunicación entre los dirigentes, las bases y la ciudadanía y cómo se movían las lealtades de las estructuras.
¿Improvisación?
Para una operación política y militar de este tipo se requieren un mando político estructurado y afiatado con una estrategia y una táctica a desarrollar; un aparato militar y paramilitar con sus respectivos mandos y canales de inteligencia; un aparato de agitación y propaganda y difusión mediática; una logística militar y financiera, y un complejo plan de comunicaciones tanto civiles como militares, señala la Coordinadora Simón Bilívar..
Más allá de todo esto, la realidad es que no tienen un apoyo militar ni popular, lo que deja en claro que no se trató de un golpe militar sino escaramuzas que le dan un sustento “social” a un accionar terrorista mayor como es el asalto a cuarteles, atentados de todo tipo, homicidios y el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro.
No se trató solo del establecimiento de un perímetro operativo de seguridad para la liberación y posterior libre circulación de Leopoldo López, sino que sirvió para que algunos militares,que como el general Manuel Cristopher Figueroa -director del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)-, venían conspirando y que habían quedado al descubierto luego de la captura de Marrero y de otros conjurados- pudieran buscar refugio en representación diplomáticas extranjeras (España, Chile, Brasil).
No fue una acción de unos “loquitos”, ya que tanto el gobierno estadounidense como el de otros países cómplices de la región apoyaron y se involucraron directamente en esta acción terrorista. Es de suponer, también, que no han desertado ni sublevado todos los que militares comprometidos, ni han aparecido todos los que están conspirando y que hay altos mandos centre ellos.
El problema es creerse sus propias mentiras. Por ejemplo, que las incendiarias proclamas por las redes sociales se materializarían en que la población (o al menos los seguidores del autoproclamado presidente interino) irían a poner el pecho en un posible combate sin final asegurado.
Y que, al ver a sus colegas alzados y respaldados por centenares de miles, los oficiales y soldados de la base aérea les iban a abrir las puertas para atrincherarse allí y generar un efecto dominó en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Nada de esto ocurrió. La mayoría de los militares participantes escaparon pronto de allí y dijeron haber sido engañados por algunos de sus superiores con una supuesta operación en un establecimiento penal.
Nadie quiere hablar de cobardía, pero ni López ni Guaidó entraron a la base de La Carlota. Leopoldo López, en lugar de ponerse a la vanguardia de la «gran Operación Libertad», se introdujo a la misión diplomática chilena como «huésped. Algunos piensan que todo el operativo no tuvo otro fin que el de rescatar a López y hacerlo retomar su liderazgo de la extrema derecha, donde Guaidó había comenzado a tomarse en serio su papel de presidente imaginario.
La Operación Libertad era la libertad de López, dicen con cierta sorna en las redes sociales chavistas
La prensa trasnacional no quiso enterarse de la realidad y prosiguió repitiendo las consignas de Guaidó sobre la fase final de la Operación Libertad, que en todo el país se estaba movilizando el pueblo, que 90% de la Fuerza Armada repudiaba a la «dictadura» y que su victoria era cuestión de horas, que en la mayoría de los estados del país los cuarteles apoyaban a Guiadó, mientras desempolvaban videos de años anteriores para engañar a la opinión pública.
Poco ayudan a entender la situación los militantes mediáticos, dirigiendo sus mensajes y análisis a los convencidos, sobre las similitudes inexistentes entre el golpe de 2002 contra Hugo Chávez y éste del 2019. En 2002 el pueblo, constitución en mano, se subió a las tanquetas y reclamó airadamente en las calles el regreso de su presidente constitucional, derrocado por 47 horas por un golpe militar-empresarial, junto a la derecha vernácula y el apoyo de los gobiernos de EEUU, España y Colombia. Ah, y el sacrosanto Estado del Vaticano.
Quedan varias interrogantes. Una, ante la actitud de los militares colombianos y brasileños de participar en una aventura invasora ¿apelará Trump a intentarla con un ejército mercenario, evitando victimas estadounidenses, en vísperas electorales? Otra, la ofensiva discursiva para deteriorar la cohesión del mando chavista, involucrando nuevos actores internacionales a la ecuación, como Cuba y Rusia, ¿llevará a una confrontación mayor?
Y la última: ¿Tendrá el gobierno de Maduro la capacidad de tomar medidas reales para combatir la hiperinflación y el desabastecimiento, más allá de responsabilizar a las sanciones estadounidenses de la situación crítica del país?
4.5.19
Los consejos y el cinismo del exsecretario Gurría
Miguel Badillo
Al apostarle a
que con el paso del tiempo y los acontecimientos recientes puedan borrar
su historia de complicidad y servicio a gobiernos corruptos y abusivos
del Partido Revolucionario Institucional, el secretario general de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el
expriísta José Ángel Gurría ha venido a México para pretender dar clases
y consejos al gobierno de izquierda de Andrés Manuel López Obrador
sobre la situación económica, política y social del país.
Los pronósticos económicos de la OCDE
para el crecimiento de México son muy bajos (1.6 por ciento para 2019 y 2
por ciento para 2020) y se contraponen al optimismo de desarrollo que
plantea el presidente de la República (2 por ciento 2019 y 2.3 por
ciento 2020).
En conferencia de prensa y entrevistas con medios de comunicación, el apodado Ángel de la Dependencia
(por su servilismo y entreguismo a las políticas económicas dictadas
desde Washington cuando fue secretario de Hacienda en el gobierno
priísta de Ernesto Zedillo), Gurría urge a López Obrador a restablecer
el estado de derecho para lograr las metas económicas del país.
Ante ello, horas después de que Gurría
“aconsejara” al gabinete lópezobradorista de lo que se tiene que hacer
para cumplir la meta de crecer hasta un 4 por ciento, el presidente de
la República de inmediato respondió que las estimaciones de la OCDE para
México en materia económica no son reales.
López Obrador advirtió así sobre un tema
que a Gurría aún le causa nerviosismo: “Se los vamos a demostrar,
porque hay una variable que permitirá al país crecer, y es que ya no hay
corrupción como la que había cuando ellos (PRI) gobernaron”, en una
clara alusión al pasado de abusos e impunidad de quienes gobernaron al
país con Zedillo como presidente y Gurría su secretario de Hacienda.
Y el presidente López Obrador tiene
razón cuando señala que la “variable” de la corrupción hará la
diferencia entre su administración con gobiernos anteriores del PRI y
del PAN, cuando los mandatarios en los últimos 30 años (Carlos Salinas,
Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto) se dedicaron
a saquear las arcas públicas del país, lo que mantiene al país con nuna
enorme desigualdad económica y social, con decenas de millones de
mexicanos en pobreza extrema, una violencia incontenible y la falta de
justicia por la impunidad que ellos cultivaron.
En esta columna se guardan aún los
archivos con documentos oficiales que involucran a José Ángel Gurría en
actos de corrupción cuando fue titular de Hacienda, como aquellos
beneficios fiscales que le otorgó a sus amigos, empresarios, políticos
y, principalmente, a los hermanos de su entonces jefe el presidente de
la República Ernesto Zedillo Ponce de León.
Documentales oficiales de la Secretaría de Hacienda en poder de Oficio de papel,
así como versiones de funcionarios en ese gabinete, confirman que en
1998 Gurría otorgó un trato preferencial a los hermanos del presidente
Zedillo, de nombres Rodolfo, Verónica Crystela y Luis Eduardo Zedillo,
así como a su empresa Grupo Intecon, para que poudieran
liquidar extemporáneamente impuestos sin recargo alguno que no enteraron
al fisco entre 1991 y 1996.
En ediciones anteriores escribí en esta
columna como en los primeros días del gobierno panista de Vicente Fox,
su secretario de la Contraloría Francisco Barrio Terrazas intentó
investigar por corrupción al exsecretario Gurría, pero el propio
gobierno foxista con Francisco Gil Díaz en Hacienda echaron a andar la
maquinaria de corrupción e impunidad y se lo impidieron.
Inmovilizado, el contralor Barrio le
pidió ayuda directamente al secretario Francisco Gil Díaz para
investigar a la familia Zedillo Ponce de León, pero su petición fue
rechazada y le negaron las pruebas de cómo su antecesor había
beneficiado ilegalmente a la empresa de los hermanos de Zedillo.
En información publicada en esta columna
en diciembre de 2000, se dio cuenta de la explicación que el arquitecto
Rodolfo Zedillo, hermano de Ernesto y presidente del Grupo Intecon,
hizo a Oficio de papel sobre los beneficios fiscales que recibieron por parte de Gurría cuando su hermano Ernesto era el presidente de la República.
En aquella ocasión Rodolfo Zedillo
juraba que “no había recibido un trato preferencial de la Secretaría de
Hacienda en la liquidación de sus adeudos fiscales”; sin embargo, sí
reconocía haber incurrido en retrasos de obligaciones tributarias “por
causas externas a las propias empresas”. Y agregaba que los adeudos
fiscales fueron liquidados con “cargos muy sustanciales en apego a la
ley”.
Es decir si les habían condonado
impuestos y una vez echo esto público en la prensa fueron a pagar el
adeudo, aunque con cinismo los hermanos Zedillo aseguraban que “jamás he
recibido un trato especial de autoridad alguna y que, por el contrario,
las autoridades han sido especialmente cuidadosas con mi familia para
que ésta cumpla con el pago de sus impuestos”.
Sin embargo, las pruebas en poder de
este columnista que se guardan aún en viejos archivos se explica cómo
las cuatro empresas de la familia del expresidente Zedillo –Integración
de Sistemas para la Construcción; Conductores Eléctricos de México;
Promociones Electro Iris, e Inmobiliaria y Constructora Gegaza–
acumularon deudas y recargos por impuestos no pagados al gobierno
federal hasta por 15 millones 275 mil 343 pesos entre 1991 y 1996.
Para resolver ese problema antes de que
su pariente dejara la Presidencia de la República, el arquitecto Rodolfo
Zedillo buscó un arreglo con las autoridades hacendarias para asegurar
que no fueran acusados posteriormente, por lo que en mayo de 1998
aseguraron haber pagado créditos fiscales por 8 millones 103 mil 779
pesos, lo que le significó una condonación de más de 7 millones de
pesos.
De acuerdo con la tarjeta informativa
que el exsubsecretario de Ingresos, Tomás Ruiz, le envió al entonces
secretario José Ángel Gurría, el SAT también les autorizó a las empresas
de la familia Zedillo incorporarse a los convenios del Programa de
Apoyo Fiscal, que les permitió pagar en una sola exhibición el saldo de
los adeudos y los relevó de las obligaciones de presentar la garantía
del interés fiscal y, por si eso fuera poco, los créditos que les otorgó
Hacienda no fueron garantizados y al final les condonó las multas.
Cada uno de los créditos fiscales que
las autoridades hacendarias les fincaron por las omisiones en que
incurrieron los Zedillo al no pagar las contribuciones de sus cuatro
empresas, se encontraba sin garantía alguna, lo que es contrario a las
disposiciones fiscales, pues el espíritu de toda norma tributaria es en
el fondo salvaguardar el interés fiscal, mismo que debe ser garantizado a
plenitud en todos los créditos que las autoridades hacendarias
determinen, situación que en el caso de las empresas de los Zedillo no
se cumplió, lo que confirma el trato preferencial del fisco federal a
favor de la familia del expresidente de la República.
Estas irregularidades de la familia
Zedillo, permitidas y solpadas por el entonces secretario de Hacienda,
ejemplifican cómo José Ángel Gurría fue parte de la maquinaria de
corrupción y abusos que mantuvo al PRI en el poder por tantos años y que
ahora el actual secretario general de la OCDE quiere venir a dar
consejos y dictar línea sobre las políticas públicas que debe seguir el
actual gobierno de izquierda de López Obrador.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)