Gerardo Peláez Ramos
Los lectores de diarios
y revistas saben bien, desde hace rato, que el Grupo México que
encabeza el conocido saqueador de los recursos de la nación, Germán
Larrea, es una asociación que desde 2006 ha seguido y sigue una política
laboral que ha buscado y busca, por todos los medios, liquidar al
Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y
Similares de la República Mexicana, para imponer en las ramas de la
minería y la siderurgia contratos colectivos de protección patronal con
el apoyo de sindicatos charros, afiliados a la Confederación de
Trabajadores de México y a la Confederación Revolucionaria de Obreros y
Campesinos, o, de plano, a organismos integrantes de la Federación
Nacional de Sindicatos Independientes, centro y cabeza del sindicalismo
blanco en el país. La implantación de dicha política ha traído como
consecuencia asesinatos de trabajadores, golpizas de decenas de
compañeros y miles de despedidos y boletinados.
Sin embargo, no es
todo. En fechas recientes, la ambición sin límites y la
irresponsabilidad de Grupo México, han producido y producen graves
accidentes que destruyen y perjudican la vida humana, animal y vegetal,
contaminan ríos, arroyos, lagunas, lagos y mantos freáticos, deterioran
el ambiente y, para completar el cuadro, son incapaces de reconocer sus
atentados contra las riquezas naturales de la nación y el pueblo.
El derrame, responsabilidad de Grupo México
La última agresión contra la naturaleza y el bienestar de la población,
se dio en el estado de Sonora con el famoso derrame que es objeto de
comentarios en México, Perú, Estados Unidos y el mundo. El 6 de agosto
del año en curso, en la mina Buenavista del Cobre, de Cananea, Sonora,
el Grupo México derramó 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre
acidulado en los ríos Bacanuchi y Sonora, que afecta a los municipios de
Cananea, Arizpe, Ures, San Felipe, Banámichi y Baviócara. Pese a la
magnitud del accidente, el monopolio minero no avisó a la población
sonorense y dio la callada por respuesta a la gravedad de la coyuntura.
En consecuencia, los resultados comenzaron a manifestarse en la muerte
de reses, la contaminación de tierras de cultivo y la afectación de la
pesca, el ambiente y los bienes de los campesinos y pobladores en
general, así como de la salud de los habitantes de la región.
A
las sustancias tóxicas derramadas, hay que sumar el arsénico, cadmio,
aluminio, hierro, manganeso, cromo, plomo, níquel y cobre que contaminan
los ríos Bacanuchi y Sonora. Es una verdadera catástrofe.
El
monopolio que encabeza Germán Larrea, segundo hombre más rico de la
República Mexicana, es responsable de que los cuerpos de 63 mineros
muertos en Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila, permanezcan en el
fondo de la mina sin que sean rescatados para tener una sepultura
digna. Para impedir el rescate, este consorcio arguye una serie de ideas
propias de capitalistas trogloditas, sin responsabilidad social, al
mismo tiempo que utiliza supuestos principios jurídicos… ¡para mantener
en el socavón los restos de los mineros fallecidos! Es una política
claramente criminal.
Propuestas adecuadas
En
forma correcta, aunque tardía, el día 18, ante el Ministerio Público
Federal, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente presentó una
denuncia penal por delito ambiental en contra del consorcio Grupo México
y la empresa Buenavista del Cobre, filial de aquél, por su presunta
responsabilidad en el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de
cobre acidulado en el río Bacanuchi en Cananea, Sonora.
Conforme a la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, podría y debería
sancionarse al monopolio minero con 40 millones de pesos.
Mientras tanto, los municipios sonorenses de Arizpe, San Felipe,
Banamichi, Aconchi, Baviácora y Ures preparan una demanda civil por
daños causados por la mina Buenavista del Cobre, filial del Grupo
México, que han detenido las actividades agrícolas, pecuarias y
pesqueras, debido a la contaminación de las agua fluviales.
El
miércoles 20 de agosto, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión
aprobó un exhorto al gobierno de la Federación para que mande cancelar
la concesión otorgada sobre la mina Buenavista del Cobre al Grupo
México, por el derrame de 40 mil metros cúbicos de sustancias tóxicas en
los cauces de los ríos Sonora y Bacanuchi. Se acordó, asimismo, pedir
al gobierno estatal, a la Comisión Nacional del Agua y a la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales que ordenen la cancelación de
labores de la mina Buenavista del Cobre mientras se estiman los
estropicios causados. También se solicitó a estas instancias que eleven
denuncias ante la Procuraduría General de la República con el objeto de
que se ejerzan las sanciones pertinentes.
Contra la lógica y el sentido común, Buenavista del Cobre publicó una inserción pagada el 21 de agosto en Milenio, Excélsior
y otros diarios, en la que “precisó”: “La información al día de hoy,
después de los estudios técnicos realizados, nos indica que el 6 de
agosto pasado como consecuencia de las lluvias por arriba de la media,
durante el mes de julio y los primeros días de agosto, en la región de
Cananea, Sonora se provocó un incremento notable en el volumen de agua y
solución ácida de sulfato de cobre contenida en un represo del nuevo
Sistema Tinajas 1 en proceso de construcción por el contratista
TECOVIFESA que unos días antes estaba prácticamente vacío. La solución
de sulfato de cobre es materia prima para la producción de cobre mas no
se trata de un desecho o residuo peligroso”.
Y agregó muy
oronda: “Buenavista del Cobre hace patente que estas acciones y las que
seguirá instrumentando en los próximos días obedecen a su compromiso
con el cuidado del medio ambiente y con las comunidades aledañas a las
instalaciones mineras En este contexto rechazamos las acciones legales
punitivas anunciadas por la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente dada la naturaleza fortuita del incidente y la pronta y
completa respuesta de la empresa”.
Los estropicios contra el
agua de Sonora, la población y los recursos naturales de la nación
cometidos por Buenavista del Cobre, subsidiaria del Grupo México, han
concitado, concitan y seguramente seguirán concitando un enorme
descontento social, que, en parte, reflejan el sindicato minero, los
medios de comunicación críticos y diversas organizaciones naturistas,
considerando que es una entidad con un gran desierto. Las propuestas del
Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, para enfrentar la grave
situación generada por el egoísmo empresarial, son las siguientes:
“1. Que se realice una investigación a fondo de los daños ecológicos en
Sonora, por especialistas independientes e imparciales que sólo
obedezcan las leyes, para que se castigue a los responsables, de modo ejemplar y rápido para satisfacción de la ciudadanía hoy en peligro.
“2. Que se aplique todo el peso de las leyes, incluso las penales, a los que cometieron este derrame
, producto del afán desmedido de ganancias del Grupo México, lo cual
los lleva a descuidar e ignorar totalmente las condiciones de trabajo,
la ecología, la salud de los trabajadores y de las poblaciones del
entorno. Lo más conveniente es que a Grupo México se le quite la
concesión que tiene otorgada en Cananea o que suspendan la operación de
la empresa hasta que se realicen las investigaciones a fondo”.
Por su parte, el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en
Defensa de los Ríos y la Red Mexicana de Afectados por la Minería, el 18
de agosto levantaron como demandas:
“Saneamiento de la Cuenca
para que el agua pueda volver a utilizarse en todas las actividades
tanto humanas como ecosistémicas.
“Remediación y reparación de los daños ambientales, de salud y socio-económicos ocasionados por esta fuga de contaminantes.
“Monitoreo mensual hecho por centros de investigación serios, basados
en la mejor ciencia por al menos cinco años para la detección de metales
pesados y otros contaminantes
“Un plan de contingencia ambiental y de salud para posibles afectaciones a mediano y largo plazo.
“Total transparencia y acceso público a las acciones que se lleven a cabo por parte de las autoridades y de la empresa.
“El cierre inmediato de la planta minera Buenavista por falta de responsabilidad”.
Unidad clasista de las organizaciones del capital
En solidaridad con el Grupo México, los principales líderes
empresariales expresaron, el 22 de agosto, sus discrepancias con las
propuestas de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, afirmando
que el monopolio minero “se ha comprometido con México”. Con gran
descaro, Juan Pablo Castañón, presidente de la Confederación Patronal de
la República Mexicana, sostuvo que dicho consorcio ha invertido mucho
en seguridad para impedir derrames, por lo que no está de acuerdo en
quitarle la concesión de la mina Buenavista del Cobre. Gerardo Gutiérrez
Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, señaló a su
vez que “Grupo México es una empresa muy seria, que invierte mucho en
México, es muy comprometida y se necesita porque genera miles y miles de
empleos”. Los capitalistas, pues, exigen que las cosas continúen como
hasta ahora. Mayor descaro es difícil de encontrar.
Bajo la
administración de Enrique Peña Nieto se han reformado el Artículo 27
constitucional y sus leyes r eglamentarias, que permiten la “ocupación
temporal” --léase expropiación-- de tierras ejidales y comunales para
ser entregadas a las compañías de Estados Unidos y otros países
imperialistas, para explotar el petróleo y la electricidad. De
conformidad con esta legislación, se avecinan graves y violentos
atentados contra los campesinos, pueblos y comunidades. De lo que puede
ocurrir, en tales condiciones, es un adelanto lo ocurrido en el estado
de Sonora, donde el gran capital, para ahorrarse unos millones de pesos,
ocultó información, buscó y busca desinformar a la opinión pública, se
niega a resarcir los daños provocados y continúa agrediendo a los
trabajadores mediante la imposición de representaciones sindicales a su
servicio y bajo su control.
El sindicato minero, los pobladores
de los municipios afectados por la irresponsabilidad de los capitalistas
de Grupo México, las organizaciones ecologistas y el pueblo mexicano
deben imponer las demandas ya antes citadas ante este atentado criminal
de la gran burguesía minera. No sería correcto dejar hacer y pasar a
vivales que sobreexplotan a los obreros del subsuelo, deterioran el
ambiente y despojan a la nación de sus recursos naturales. La
movilización es indispensable para resarcir los estropicios esparcidos
por el gran capital.
Para concluir, unas palabras acerca de los
saqueadores de las riquezas nacionales. No obstante formar parte por el
monto de su enorme fortuna, de la gran burguesía mexicana,
latinoamericana e internacional, Germán Larrea debe ser considerado como
un jefe patronal que forma filas en el círculo de lumpen-burgueses que,
pese a sus riquezas mal habidas, son, sin duda, miembros de la
burguesía rascuache del país, por su política laboral, por su actitud
ante sus connacionales, y, claro está, por su posición genuflexa ante
los vecinos septentrionales. Todo su proceder así lo indica. Pensar algo
diferente no sería conveniente y justificado.
Nota:
Este
texto está apoyado en documentos del Sindicato Nacional de Trabajadores
Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República
Mexicana, la empresa Buenavista del Cobre Grupo México, el Movimiento
Mexicano de Afectados por las Presas, la Red Mexicana de Afectados por
la Minería, y artículos, editoriales y reportajes de La Jornada, Milenio, Excélsior y El Universal.
3.9.14
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