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Alfredo Jalife-Rahme
La neoliberal
reforma energéticade la triada Peña/Videgaray/Aspe comporta graves defectos estructurales que atentan contra la seguridad nacional y socavan la independencia de México, al que pretenden
transformar, pero en el peor sentido, al punto de convertirlo en un país irrelevante como vulgar franquicia del irreductible binomio de la controvertida banca anglosajona y sus petroleras depredadoras.
La reforma de marras y amarres financieristas neoliberales es doblemente entreguista y masoquista cuando los mismos Peña y Videgaray fueron a claudicar a las oficinas del rotativo británico The Financial Times: socio del Grupo Pearson que administra conjuntamente a la polémica revista inglesa The Economist, propiedad de los banqueros Rothschild, controladores de la devastadora trasnacional petrolera BP.
El entreguismo neoliberal alcanzó niveles sicalípticos que rebasan lo grotesco cuando dos de los
consejeros profesionales(sic) de Pemex –Fluvio Ruiz, impulsado por el sector antinacional del PRD, y Héctor Moreira Rodríguez, del PAN– regalan lo que no les pertenece e intrigan (literal) para dañar los intereses del México eterno: el primero, en flagrante colusión con el neocolonial Wilson Center, y el segundo fue a humillarse a las oficinas de Bloomberg, una vulgar agencia de noticias financieras de Nueva York.
La
reforma, que no tiene nada de
modernizadoraporque regresa a México a la fase porfirista de finales del siglo 19, constituye más bien una contrarreforma: rema a contracorriente histórica cuando los soberanos países productores de hidrocarburos recuperan sus activos nacionales mediante la restatización y/o la renacionalización.
La contrarreforma de la triada neoliberal Peña/Videgaray/Aspe pretende resolver la gravísima crisis del gas (ver Bajo la Lupa, 6/10/13) que aqueja a México mediante su incrustación a la financierista burbuja estadunidense del shale gas (gas esquisto/lutitas).
Dejo para otra ocasión el análisis de la grave crisis del gas, que se cuece sola y que fue acentuada por la neoliberal kakistocracia (el gobierno de los peores) del PRI y el PAN, en colusión con el sector antinacional del PRD.
Hoy los principales turiferarios de la neoliberal
contrarreforma energéticason los ex directores de Pemex y los ex secretarios de Energía, quienes abogan sin rubor su obscena desmexicanización y propician los siete pecados capitales que padece la entreguista/masoquista
contrarreforma:
1. Ausencia de
transferencia de tecnología: en ninguna parte aparece el aprendizaje tecnológico del que México se da deliberadamente de baja, a diferencia de China, allá la tecnología se comparte y han creado la Universidad del Petróleo, de donde provienen los principales recursos humanos del Partido Comunista y su gobierno. La claudicante
contrarreformano construye, sino que aniquila los pocos cuadros que quedan.
2. Desprecio al
medio ambiente: se gratifica, en particular, a las depredadoras del Golfo de México: BP, Halliburton y Schlumberger, ya no se diga del mundo (v. gr. Chevron y ExxonMobil). No existen resguardos de seguridad contra su consabida devastación ambiental.
3.- Atentado a la
seguridad nacionalde México: para Estados Unidos los energéticos son la quintaesencia de su seguridad nacional, según su centro estratégico CSIS, mientras el
México neoliberal itamitase hace riesgosamente dependiente de EU.
El neoliberalismo financierista local adopta a cambio de nada –en especial, en materia migratoria– la
seguridad energética de Norteamérica (¡supersic!)mediante la cual EU controla(ría) los yacimientos y la producción de hidrocarburos de Canadá y México (pero sin
mexicanos) para enfrentar su cruda energética.
4. Nulidad geopolítica desde los energéticos del Golfo de México (que desean rebautizar como
Golfo de EU) hasta el
mar Mediterráneo (sic) de EU (sic): no toma en cuenta el incipiente nuevo orden multipolar y se aferra al caduco orden unipolar financierista. Las relaciones con EU deben ser óptimas e integrales (no parcelares a la conveniencia trituradora de Washington), pero no al grado de desaparecer a la nación mexicana.
5. Deserción de una banca nacional ex profeso que tome en consideración el inextricable binomio finanzas/hidrocarburos. Dada la coyuntura global y las condiciones regionales/locales, no me disgusta el
modelo Petrochinaque conjuga a su poderosa banca estatal –inexistente en México, al que urge crear su propia banca desmantelada y donde muy bien pudieran participar las empresas privadas mexicanas en colaboración
mixtacon lo que queda del Estado nacional.
6. Castración financiera neoliberal: la
contrarreformase rinde y se obnubila con las migajas de 10 mil millones de dólares al año de inversión por las trasnacionales anglosajonas y no explora siquiera la capacidad de financiamiento doméstico (reservas del Banco de México por más de 170 mil millones de dólares y potencial de inversión de nuestros
fondos de pensiones–ahorros cautivos de los trabajadores mexicanos– que cuentan con más de 125 mil millones de dólares) y/o lanzamiento de
ofertas iniciales públicasal estilo Petrobras y hasta la creación de joint ventures con los megabancos (no sólo con los insolventes 13 bancos de Wall Street, sino también con la banca china y/o los globales
fondos soberanos de riqueza) para abrir un abanico de opciones favorables de inversión.
7. Carencia de refinerías: México importa insólitamente gasolina de EU por 50 mil millones de dólares al año, lo cual, por pereza mental, o por otro tipo de tratativas bajo la mesa, daña las finanzas de Pemex en forma anómala.
Cito textualmente un artículo de Sylvia Pfeifer de The Financial Times (14/10/13), el rotativo de cabecera de Peña y Videgaray, sobre la relevancia
estratégica–término abolido de la financierista teología entreguista-masoquista local– de la refinación:
las refinerías son extensamente invisibles para el público en general, pero son activos estratégicos (¡supersic!) nacionales. Toman el petróleo crudo y lo convierten en gasolina, diésel y combustible de aviación que empodera (sic) el sistema mundial de transporte. Constituyen la materia prima del plástico mundial. ¡Nada más! Por lo visto, esto lo ignora la triada Peña/Videgaray/Aspe secuestrada teológicamente en su financierista Lecho de Procusto.
Cabe recordar el desolador aldeanismo con ínfulas globalizantes del fallido Plan Puebla-Panamá de la dupla Fox-Castañeda Gutman que planteaba construir cinco refinerías en Centroamérica y ninguna en México.
Conclusión: en toda estrategia existe la defensa y el ataque y la
contrarreforma Peña/Videgaray/Aspecoloca innecesariamente a México a la defensiva.
Peor que sus obscenos siete pecados capitales, la
contrarreforma, debido a su deformación teológica financierista carente de visión holística –un genuino
síndrome Estocolmo–, es que no colige los alcances estratégicos de los hidrocarburos y claudica absurdamente antes de empezar a jugar –la humillación al Financial Times al
estilo Canossade Enrique (sic) IV– frente al binomio trasnacional de la banca anglosajona y sus petroleras cuando la verdadera carta triunfal está en manos de México. ¡Increíble!
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