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David Márquez Ayala
Cuando en 1938 el Presidente Cárdenas recuperó para la Nación los hidrocarburos concesionados a corporaciones extranjeras, nacionalizó la industria petrolera, creó Pemex, arraigó la renta petrolera para beneficio del país, cimentó un pilar básico para el desarrollo y nos dio seguridad energética - acción no única pero si principal que lo llevó a la historia por la puerta grande - la producción de petróleo crudo era de 105 mil barriles diarios y hoy es de 2.5 millones de bd, y la producción de gas natural era de 1.9 millones de m3 y hoy es de 181 millones de m3 diarios.
Petróleo y petrolíferos
México nunca ha sido, en estricto sentido, una potencia petrolera.
De hecho el Pemex inicial y sus entonces casi heroicos trabajadores lograron lo
que muchos creían imposible: mantener la industria funcionando, sostener una
extracción creciente de crudo, y transformar ésta en los petrolíferos que el
país demandaba... pero se pudo, y por cuatro décadas (1938-78) Petróleos
Mexicanos hizo autosuficiente al país en energía primaria de origen fósil y en
productos petroquímicos (incluyendo fertilizantes) (Gráfico 1).
El descubrimiento a mediados de los 70s de grandes yacimientos petroleros dio inició a una nueva etapa de Pemex: la exploración, perforación y explotación de pozos mar adentro, la construcción de grandes oleoductos, gasoductos y obras de infraestructura, y la duplicación (2.2 veces) en ocho años de su capacidad de refinación, que pasó de producir 565 mil barriles diarios de petrolíferos en 1973 a 1 millón 260 mil bd en 1981.
Fue a partir de ahí que - con la entronización del cártel neoliberal en los 80s - empezó la debacle de Pemex al:
1) Optar por convertir a México en exportador de crudo (y proveedor de Estados Unidos por supuesto), para lo cual literalmente sobreexplotaron al máximo los yacimientos del país,
2) Buscaron obtener la máxima renta para complementar el presupuesto y mantener un sistema fiscal ineficiente y desigual,
3) Dejaron de invertir en exploración, lo que derrumbó las reservas probadas a sólo 10 años de abasto,
4) Privatizaron casi toda la petroquímica (un fiasco) y estancaron la producción (Gráfico 2).
5) Dejaron de invertir en refinación y convirtieron al país en importador neto de petrolíferos, en lo que fue en la práctica una privatización triangulada de la refinación a favor de empresas petroleras estadounidenses a las que se les vende crudo y se les compra refinados,
6) Impulsaron el uso masivo de gas natural (del que México carece y debe importarlo) para la generación de energía eléctrica en vez de optar por el combustóleo, que podemos producir con alta refinación.
7) Así, la ventaja exportadora inicial de Pemex fue dilapidada con insuficiencias y dislocaciones cada vez mayores. En 2012 México obtuvo por exportaciones petroleras 52 mil 892 millones de dólares, pero importó petrolíferos (aquí producibles) por 41 mil 139, con lo que el aporte neto de divisas fue sólo de 11 mil 753 millones (Gráfico 2);
8) Fraccionaron a Pemex en forma absurda para la empresa (cuatro grandes y 40 subsidarias), aunque funcional para la opacidad y los intereses del contratismo y la desincorporación por segmentos que uno tras otro han buscado los últimos cinco gobiernos del cártel,
9) Han sobreendeudado a la paraestatal siendo la mayor generadora de recursos del país, y
10) Han inventado mil argucias para, en contra de la Constitución, ir erosionando a Pemex, desplazándola, y privatizando sus funciones y su renta.
En síntesis, Pemex y sus dueños hemos vivido la tragedia de verla en manos de sus enemigos: gobiernos voraces dispuestos literalmente a exprimirla; administradores ineptos y/o corruptos que más se interesan en destruirla que en potenciarla; un sindicato inefable, que... (sobra decirlo; con su silencio lo dicen todo); y un Congreso cuya mayoría dominante ha sido cómplice por años de la ofensiva y ahora está apunto de irse al muy socorrido (y seguramente sobresaturado) basurero de la historia.
Y aun así, en 2012 Pemex fue el quinto productor de crudo en el mundo, sus ventas totales ascendieron a 1.647 billones de pesos, es el sostén de un tercio de las finanzas públicas; tiene un costo de producción de crudo de 6.84 dólares por barril y lo vende a 102 dólares; su rendimiento de operación fue de 905 mil millones de pesos, de donde pagó impuestos y derechos por 903 mil millones, para quedar en un rendimiento neto (utilidad) de 2 mil 600 millones.
Pemex es la joya de la corona, o para ser más precisos, es la corona a la que quieren quitar las joyas... nuestras joyas.
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