México es el único Estado ex colonial que, en el siglo XIX y en la
primera mitad del siglo XX, logró por sus propios medios infligir
humillantes derrotas a sus acreedores. México repudió en 1861 una parte
de las deudas externa e interna que le reclamaban y obtuvo una victoria
en 1867, después de haber rechazado un importante cuerpo expedicionario
francés. Desde 1914 y durante más de treinta años, bajo la presión de
una auténtica revolución popular, México suspendió el pago de su deuda.
Durante este período, con los altibajos de las movilizaciones y los
progresos sociales, se pusieron en marcha profundas reformas económicas y
sociales y, después de la Segunda Guerra Mundial, se reforzó la
economía del país.
Esta historia es poco conocida y merece ser destacada, pues debería
inspirar a los pueblos del presente. Demuestra que la lucha determinada
de un país dominado frente a las grandes potencias y a las finanzas
internacionales puede conducir a importantes progresos sociales. Y
demuestra igualmente que ninguna victoria es definitiva, sobre todo
cuando son los que gobiernan quienes la cuestionan.
Este estudio dedicado a México, que abarca el período que va desde
principios del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial, demuestra cómo
un Estado periférico puede repudiar victoriosamente una deuda, aunque
esta sea reclamada bajo la amenaza de los cañones de las potencias
imperiales.
Este artículo es el sexto de una serie que versa sobre el tema «La
deuda como instrumento de subordinación de Latinoamérica» Los dos
primeros son «Cómo el Sur ha pagado por las crisis del Norte y por su
propia sumisión»,
http://www.cadtm.org/Como-el-Sur-ha..., y «La deuda y el librecambio como instrumentos de subordinación de Latinoamérica desde su independencia»,
http://www.cadtm.org/La-deuda-y-el-...
Siguiendo con: «El repudio de las deudas por parte de Costa Rica debería inspirar a otros países»,
http://www.cadtm.org/El-repudio-de-...; «El repudio por Estados Unidos de la deuda reclamada à Cuba por España en 1898»,
http://www.cadtm.org/El-repudio-por...;
«EEUU, el sheriff de las Américas. Pequeño recordatorio sobre la
política de Estados Unidos en relación a sus vecinos de América»,
http://www.cadtm.org/EEUU-el-sherif...; y hay que añadir un artículo dedicado a «Las tres olas de repudio de las deudas públicas en Estados Unidos en el siglo XIX»,
http://www.cadtm.org/Tres-olas-de-r...
La serie dedicada a América completa cinco artículos ya publicados
que versan sobre el Mediterráneo: «La Grecia independiente nació con una
deuda odiosa bajo el brazo»,
http://www.cadtm.org/La-Grece-indep...; «Grecia: La continuidad de la servidumbre mediante la deuda desde finales del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial»,
http://www.cadtm.org/Grecia-La-cont...; «La deuda como instrumento para la conquista colonial de Egipto»,
http://www.cadtm.org/La-deuda-como-...; «Francia se apoderó de Túnez usando la deuda como arma»,
http://www.cadtm.org/Francia-se-apo...
Las clases dominantes locales prestaban al Estado colonial español
España conquistó México a sangre y fuego a partir de 1519. |
1|
Madrid denominó Nueva España a esta colonia. La guerra de independencia
comenzó en 1810 y terminó con la victoria de los independentistas en
1821. A finales del siglo XVIII, las clases dominantes locales, incluido
el clero, prestaban al Estado colonial y también a la metrópolis con un
tipo de interés del 5 %. En efecto, propietarios de minas, grandes
terratenientes y ricos comerciantes españoles, establecidos en México, y
el clero mexicano prestaban a la metrópoli sumas importantes con un
tipo de interés que oscilaba entre el 5 y el 6 %. Este dinero servía
para financiar las guerras emprendidas por España en el continente
europeo. Fue así como unos títulos españoles era comprados por las
clases dominantes de México para contribuir a la guerra emprendida por
España contra Inglaterra en 1782 y contra la Francia revolucionaria en
1793-1794. Cuando comenzó la guerra por la independencia de México en
1810-1811, las clases dominantes cerraron el grifo del crédito al
gobierno español de México y a Madrid puesto que era demasiado
arriesgado en la nueva situación. |
2|
Solamente los comerciantes españoles residentes en México aún prestaban
dinero al gobierno colonial de México en 1813, a un tipo de interés del
5 %, |
3|
ya que tenían mucho interés en la derrota de los independentistas, y
estaban convencidos de que en caso de que fuera derrotado el bando
español serían indemnizados por Madrid.
La lucha por la independencia era promovida, con algunas excepciones,
por sectores acomodados de la población de origen europeo, que, como en
el resto de Latinoamérica, querían liberarse del yugo colonial. |
4| Al igual que en el conjunto del continente en esa época, el movimiento
era dirigido por los criollos, descendientes de padres de origen europeo
nacidos en las colonias españolas. Los caudillos de la independencia
dejaban muy poco espacio a las poblaciones indígenas, que representaban
alrededor del 80 por ciento de los seis millones de habitantes de
México. |
5|
Tras la independencia, en 1821, Iturbide, el nuevo jefe de Estado, se
planteó la cuestión de pagar o no pagar la deuda del anterior régimen
colonial. Consideró tres opciones:
primera, repudiar la deuda, pues se trataba de una deuda acumulada en beneficio de la potencia colonial que había explotado al país;
segunda, confiscar los bienes de la iglesia, ponerlos en venta y utilizar la recaudación para saldar la deuda; y
tercera, obtener un préstamo de Londres con el fin de reembolsar las deudas anteriores. |
6|
Para no entrar en conflicto con las clases dominantes locales, que eran
tenedoras de una gran parte de la deuda colonial, Iturbide decidió no
repudiar la deuda. Así mismo, para tranquilizar al poderoso alto clero,
decidió no nacionalizar los bienes de la Iglesia. Y, contra el interés
del pueblo, optó por pedir un préstamo a Londres y dedicar una parte
significativa del mismo al reembolso de la deuda colonial. Las clases
dominantes mexicanas, en todo caso un sector mayoritaria de ellas,
tenían interés en que el Tesoro público de su país se endeudara en el
exterior…
En el artículo
«La deuda y el librecambio como instrumentos de subordinación de Latinoamérica desde su independencia»,
http://www.cadtm.org/La-deuda-y-el-...,
los empréstitos realizados por México ante Londres en los años
1824-1825 fueron analizados rápidamente. Estos están en el origen de un
encadenamiento de sucesos que se escalonaron a lo largo del siglo XIX y
condicionaron fuertemente la historia del país en sus relaciones con las
potencias extranjeras. Hay que señalar que las condiciones de los
préstamos, así como su gestión, eran absolutamente abusivas.
En febrero de 1824, México emitió un empréstito en Londres por
intermedio del banco Goldsmith and Company. Las condiciones eran
leoninas pues favorecían abusivamente a la firma Goldsmith. Mientras
México se endeudaba por el equivalente de 16 millones de pesos mexicanos
(o sea, 3,2 millones de libras esterlinas), no recibió nada más que 5,7
millones de pesos, o sea, 1.140.000 de libras esterlinas, es decir el
35 % de la suma prestada. Si se tiene en cuenta el interés a pagar,
mientras que México recibía por un lado 5,7 millones de pesos, por el
otro se comprometía a reembolsar, en un período de 30 años, 40 millones
de pesos, (16 millones en capital, a los que se sumaban 24 millones de
pesos en forma de intereses, pues el tipo fijado era de 5 %). Dicho de
manera más simple, México recibía 1 y se comprometía a reembolsar 7. Ya
en el momento del préstamo, Goldsmith obtuvo una enorme ganancia.
En 1825, México tomaba un préstamo por la misma suma (16 millones de
pesos o 3.200.000 libras esterlinas) de otra sociedad financiera,
Barclay & Company,7 y recibía 6,5 millones de pesos, 1.300.000
libras esterlinas). A 30 años, se comprometía a reembolsar 44.800.000
(16 millones de pesos de capital a los que se sumaban 28,8 millones de
pesos como intereses, pues se había fijado el tipo de interés en el 6 %)
Al contrario de la narración oficial, la suspensión de pagos de la
deuda mexicana y de otros países de Latinoamérica (así como la de
Grecia) que se produjo a partir de 1827 no constituyó la causa de la
crisis que afectó a las finanzas londinenses, sino su consecuencia.
Tampoco era la consecuencia de las turbulencias que continuaron
sacudiendo a los países de Latinoamérica y a otros, como Grecia.
La crisis se presentó súbitamente en Londres a partir de diciembre de
1825, como consecuencia del estallido de la burbuja especulativa
financiera que se había desarrollado en el curso de los años precedentes
y que afectaba principalmente a las actividades internas británicas.
Además, en el marco de la fiebre especulativa, los banqueros de Londres
acordaron masivamente créditos a unos países que estaban en lucha por su
independencia (las batallas decisivas libradas por Simón Bolívar
tuvieron lugar en Latinoamérica en 1824, y los independentistas griegos
estaban en una posición frágil en su conflicto con el imperio otomano…).
Cuando la crisis despegó en Londres, los países de Latinoamérica y
Grecia pagaban normalmente su deuda externa.
En el caso de México, las dos firmas financieras, Goldsmith por un
parte y Barclay por la otra, que habían emitido los títulos mexicanos en
1824-1825, habían obtenido unos beneficios considerables a costa del
país. Hay que destacar igualmente que Goldsmith había deducido del
préstamo de 1824 los intereses y el reembolso del capital
correspondiente a los años 1824-1825. Además, del préstamo de 1825
efectuado mediante la intermediación de Barclay, una cuarta parte sirvió
para reembolsar a Goldsmith por el año 1826. Goldsmith especuló con los
títulos mexicanos: mientras que el banco los había comprado al 50 % de
su valor, vendió una gran parte de ellos a terceros al 58 % de su valor.
A continuación, a principios de 1825, cuando la euforia bursátil estaba
en su apogeo, los vendió al 83 % de su valor. |
7|
Sin embargo, la firma Goldsmith quebró en Londres en febrero de 1826 |
8|
y Barclay lo hizo en agosto de ese mismo año. México, evidentemente, no
era responsable de ello, sino, seguramente, una de sus víctimas.
A causa de la bancarrota de Barclay, México perdió 304.000 £, que
habían sido retenidas por esa firma a fin de asegurar el pago de los
intereses y el inicio del reembolso del capital para todo el año 1826 y
parte del año siguiente.
Si México y muchos otros países entraron en cesación de pagos a
partir del 1 de octubre de 1827 fue porque el grifo del crédito, que se
había abierto «generosamente» en Londres en 1824-1825, se cerró de
repente en diciembre de 1825. México, como los otros países deudores,
contaba por supuesto con nuevos préstamos de Londres para reembolsar los
precedentes. Las condiciones con las que los países habían aceptado
endeudarse hacían imposible la continuación de los reembolsos si no
había nuevos préstamos. En otras palabras, las condiciones de los
préstamos de 1824-1825 eran tan desfavorables para los deudores de los
nuevos países independientes que hacían imposible el reembolso sin
nuevos préstamos.
A principios de los años 1830, Lorenzo de Zavala, ministro de Finanzas mexicano, |
9|
afirmaba que México tendría que haber renunciado a endeudarse con
Londres, ya que los recursos económicos mexicanos eran suficientes. |
10|
Hay que precisar que era presidente del Congreso constituyente cuando
se realizaron los empréstitos de 1824-1825. Lucas Alamán, ministro en
1824, igualmente reconoció a posteriori, en 1852, que el empréstito de
Londres había sido funesto. |
11|
José Mariano Michelena, que reemplazó en Londres, en 1825, a Borja
Migoni, quien había negociado los empréstitos de 1824 y 1825, denunció
las tasas usurarias. |
12|
Sin embargo, un autor como J. Bazant, en una obra publicada en 1968 y
que es una autoridad en los medios académicos, afirmaba erróneamente que
México había hecho bien en endeudarse con Londres y que, en resumidas
cuentas, las condiciones del empréstito no eran tan malas. |
13|
El principal argumento de Bazant consiste en decir que también otros
países aceptaron unas condiciones muy poco favorables. No es un
argumento convincente. Hay que tener en cuenta criterios objetivos,
tales como el precio de emisión, el tipo real de interés, incluso las
comisiones que se debían pagar. México tuvo que aceptar unas condiciones
que tendría que haber rechazado. De todos modos, el empréstito de
Goldsmith de 1824 es de lejos el peor de todos los que se acordaron a
los países de Latinoamérica en el curso de la década de 1820. |
14|
De todos modos, no sería porque otros gobiernos también hubieran
aceptado endeudarse contra los intereses reales del país por lo que los
préstamos tomados por México serían legítimos. Además, unos países que,
como Paraguay y Egipto en esa misma época, se negaron a recurrir al
empréstito exterior lograron resultados exitosos muy importantes. Cuando
Egipto aceptó, a partir de la década de 1850, recurrir masivamente al
empréstito externo, fue cuando las cosas comenzaron a ir mal. |
15|
Estrecho lazo entre deuda interna y deuda exterior
En contraste con los préstamos acordados al Estado colonial español
con unos tipos de interés del 5 al 6 %, las clases dominantes locales
prestaban a unos intereses usurarios (entre 12 y 30 %, incluso
mayores) |
16|
al nuevo Estado mexicano. Por consiguiente, el empréstito exterior
serviría, en parte, para pagar la deuda interna. A los mexicanos ricos
(grandes terratenientes, grandes comerciantes o incluso propietarios de
minas o de ferrocarriles) que prestaban al Estado les interesaba que las
autoridades mexicanas prosiguieran endeudándose en el exterior. Estos
préstamos servían así ampliamente para pagar la deuda interna y
proporcionaban otras ventajas: eran una fuente de beneficios para las
clases mexicanas dominantes que resultaban compradoras de títulos
mexicanos en el exterior. Constituían una fuente de divisas extranjeras
que los capitalistas mexicanos necesitaban para importar productos
(bienes de equipamiento, bienes de consumo, armas, etc.).
El hecho de financiar una amplia serie de actividades del Estado por
el empréstito también permitía a las autoridades mexicanas no aumentar
los impuestos que pagaban los ricos.
La utilización de dos empréstitos, de 1824-1825, ilustra muy bien lo
dicho anteriormente: el 25 % del total sirvió para pagar la deuda
interna, el 15 % para la compra de armas en Londres; el 8 % para la
compra de tabaco a grandes productores mexicanos (un tabaco que luego
era revendido por el Estado); el 52 % para gastos corrientes del Estado
(pago de salarios, de jubilaciones; gastos de funcionamiento). |
17| Por lo tanto, 0 % en inversiones de desarrollo.
El ejemplo de México es muy interesante desde el siguiente punto de
vista: unos capitalistas mexicanos adquieren nacionalidad inglesa o
francesa a fin de obtener protección de los gobiernos de Londres o de
París. Ahora bien, el pretexto que utilizaron Francia, Gran Bretaña y
España para agredir militarmente a fines de 1861 a México, fue
precisamente la necesidad de obtener el reembolso de las deudas de
México con unos ciudadanos franceses, británicos o españoles. La
cuestión es que una parte de dichos ciudadanos eran en realidad
mexicanos ricos residentes en México pero que habían adquirido la
nacionalidad de unas potencias europeas a fin de obtener su apoyo en su
conflicto con el Estado. En sentido literal eran unos «vende-patria».
Las reestructuraciones de la deuda de los años 1830 y 1840
Como se ha indicado antes, México suspendió el pago de la deuda
externa (los préstamos Goldsmith y Barclay) en octubre de 1827 y su
gobierno intentó recurrir a la deuda interna aceptando en 1828 unos
tipos de interés muy elevados dado que las clases dominantes locales se
mostraban muy exigentes: el 1 de junio de 1828, Manuel Lizardi concedió
un préstamo a una tasa anual del 536 %; el 23 de julio de 1828, Ángel
González prestaba al 232 %. |
18|
Nueve años más tarde, en Londres, la sociedad financiera de Manuel
Lizardi tuvo el papel de intermediario entre el gobierno mexicano y los
tenedores de los títulos Goldsmith y Barclay, y por esa función embolsó
unas comisiones considerables (véase más adelante). |
19|
El país entró en negociación con los acreedores de Londres que habían
constituido en 1829 un comité de tenedores de títulos mexicanos. En
1831 las autoridades mexicanas hicieron enormes concesiones a los
acreedores. Cuando los atrasos de intereses del período que iba de
octubre de 1827 a 1831 se elevaban a un 1.100.000 libras esterlinas,
aceptaron que estos atrasos se convirtieran en una nueva deuda de un
monto de 1.600.000 libras esterlinas (es lo que se denomina
capitalización de intereses, o la conversión de intereses impagos en
capital remanente a reembolsar).
¿Cual era la situación tras el acuerdo de 1831 entre México y los
acreedores? México recibió en 1824-1825 unos 2,44 millones de libras,
pagó dos millones en forma de intereses y reembolso de capital entre
1824 y 1827; no recibió ningún nuevo desembolso hasta 1831, y se
encontraba con una deuda que había aumentado: había pasado de 6.400.000
libras a 6.850.000 libras.
En el caso del empréstito Goldsmith de 1824, México reembolsó, entre
febrero de 1824 y julio de 1827, 1.570.000 libras mientras que no había
recibido más que 1.130.000 libras en total y por todo. |
20|
Tendría que haber repudiado el empréstito ante el carácter leonino del
contrato, tanto más cuando la sociedad Goldsmith había quebrado en 1826.
Pues bien, en 1831, México aceptó un reconocimiento de deuda restante
por un monto de 2.760.000 libras del préstamo Goldsmith. |
21|
En
1831, México reanudó los pagos externos, pero solo durante un año. En
1837, aunque no recibió ningún otro préstamo externo, llegó a un nuevo
acuerdo con los acreedores de Londres. La deuda volvió a crecer: pasó de
6.850.000 libras a 9.300.000 libras. México efectuó pagos de intereses y
amortización del capital de 1842 a 1844.
En 1846 tuvo lugar una nueva negociación en el curso de la cual el
capitalista mexicano Manuel Lizardi logró unos beneficios fraudulentos
considerables a costa de su país y en beneficio del comité de
acreedores. A pesar de los pagos efectuados en 1842-1844, la deuda
mexicana pasó de 9.300.000 libras a un poco más de 10.000.000 libras,
sin que hubiera habido el menor ingreso de nuevo crédito. Se trataba de
asientos contables que permitía el crecimiento, en beneficio de los
acreedores, de la deuda restante, y acordaba una apariencia de respiro a
México. La comisión cobrada como suplemento por Manuel Lizardi se
elevaba a 876.000 libras esterlinas. Después de haber embolsado esta
suma, Lizardi disolvió su sociedad financiera con el objetivo de escapar
de futuros procesos.
En 1847, Estado Unidos entró en guerra con México para apropiarse de
una enorme porción de su territorio. Se apoderó de la mitad del
territorio mexicano, anexando los actuales estados de Texas, Nevada,
Utah, Colorado, Nuevo México, Arizona y California. Y transitoriamente
ocuparon la capital, México.
Después de la guerra, Washington aprobó una compensación por los
territorios conquistados (15 millones de pesos mexicanos, unos tres
millones de libras esterlinas). Gran parte de esta suma se destinó al
pago de la deuda interior a las clases dominantes locales y a reanudar
el pago de la deuda externa durante los años 1851 a 1853 (siempre se
trató del pago de los empréstitos de 1824-1825). |
22|
Las oscuras convenciones internacionales firmadas por México entre 1851 y 1853 con Gran Bretaña, Francia y España.
En diciembre de 1851, México aceptó firmar una convención
internacional con Gran Bretaña por la cual reconocía una deuda con ésta y
declaraba que estaba dispuesta a indemnizar a personas y empresas
británicas que hubieran sufrido daños por parte de las autoridades
mexicanas en el pasado: se trataba de deuda interna comprada por unas
firmas británicas y cuyo pago se había suspendido. Esta convención fue
impuesta por Gran Bretaña ejerciendo un chantaje: si México quería tener
la capacidad de emitir nuevos empréstitos en Londres debía firmar este
tipo de tratado internacional. Si no lo firmaba, México corría el riesgo
de enfrentarse a una intervención militar británica tendiente a obtener
justicia para sus súbditos. Aparte de que esta convención favorecía a
empresas y súbditos británicos concediéndoles unos reembolsos
absolutamente exagerados, contenía una disposición aún más perjudicial y
escandalosa que merece una corta explicación. Una parte de la
convención inglesa consistía en créditos de la casa mexicana Martínez
del Río Hermanos, porque, según comenta Bulnes con su característico
sarcasmo:
« era costumbre en aquellos tiempos que los mexicanos
acaudalados se convirtiesen en ingleses o españoles para escapar a
ciertas obligaciones que como mexicanos les correspondía. Se utilizaba
también el cambio de nacionalidad para recurrir al ministro extranjero y
amenazar a la primitiva patria con escuadras y ejércitos si ésta no
saciaba de toda preferencia al agio y el abuso. La casa de los señores
Martínez del Río, poseedora de algunos miles de bonos del tabaco, se
convirtió en entidad inglesa, y con el apoyo del representante británico
se hizo reconocer sus créditos en calidad de deuda convencionada
inglesa. El ministro que cometió este disparate tan funesto como
bochornoso para la Nación fue el Sr. Pina y Cuevas, quien sonriendo
admitió (el 26 de enero de 1849) la intervención del ministro inglés en
un asunto esencialmente nacional. » (Bulnes, La deuda inglesa, p. 74) |
23|.
Los hermanos Martínez del Río no fueron los únicos. El mismo año,
México firmó una convención similar con España. Seguirían otras dos en
el curso de los años 1842-1853. |
24|
“Una
tercera parte de la convención española de 1851, por 7.500.000 pesos,
según datos de 1855, consistía en créditos que se hallaban en manos de
mexicanos, sobre todo del conocido prestamista Antonio Garay. La segunda
convención española (la del padre Moran) tiene una larga y complicada
historia legal que aquí se puede omitir; el hecho es que en 1851, el
poseedor de sus créditos no era ya el padre Moran como apoderado de los
misioneros dominicos, sino el conocido capitalista e industrial
mexicano, Cayetano Rubio. En números redondos, tenemos, pues, el
sorprendente resultado siguiente: créditos de Martínez del Río Hermanos
3.500.000 pesos; créditos de mexicanos en la convención española
2.500.000 pesos; Convención del padre Moran (Cayetano Rubio) 1.000.000
pesos, así que en total 7.000.000 pesos.” |
25|
Así mismo, entre los años 1851 y 1853, México firmó tres convenciones similares con Francia. |
26|
Según J. Bazant, la mitad de la deuda reconocida por México a través de
estas convenciones internacionales estaba en realidad en manos de
capitalistas mexicanos que habían adquirido la nacionalidad británica,
francesa o española.
Gran Bretaña, Francia, y España, imponiendo estas convenciones a
México, querían dotarse de un documento internacional de coerción sobre
el país. A partir del momento en el que México las firmaba, abandonaba
una parte de su soberanía y daba a las potencias extranjeras un
argumento para declararle la guerra en el caso de un impago de la deuda.
Hasta entonces, los tribunales mexicanos rechazaban las demandas de
súbditos británicos, españoles o franceses cuando éstas concernían a
reclamaciones relativas a la deuda interna. Igualmente, los tribunales
extranjeros no podían dar curso a las demandas de sus ciudadanos y de
sus empresas si éstas concernían a la deuda interna de un país soberano,
como México. Al aceptar la firma de estas convenciones, México admitía
la transformación de una deuda interna en deuda externa, y aceptaba que
otros Estados sustituyeran a sujetos privados.
Concretamente, las deudas internas fueron remplazadas por nuevos
títulos soberanos mexicanos que tenían validez internacional y que eran
reembolsados con los ingresos aduaneros. La nueva deuda externa heredada
de esas convenciones se elevaba a 14,2 millones de pesos (o sea, un
poco menos de 3.000.000 de libras esterlinas). Es importante precisar
que ningún ingreso del exterior en México correspondía a esta suma:
simplemente se trataba una vez más de un asiento contable que
transformaba una deuda interna en deuda externa. La deuda externa, que
antes de las convenciones se elevaba a 52.700.000 de pesos (un poco más
de 10.000.000 de libras esterlinas) |
27|
correspondientes al timo de los empréstitos Goldsmith y Barclay de
1824-1825, tuvo un crecimiento de 14,2 millones de pesos y llegaba a los
66,9 millones de pesos. |
28|
Evidentemente, las autoridades mexicanas, compuestas de
representantes de las clases dominantes locales, al firmar estas
convenciones actuaron contra los intereses de su país y de su población.
Se verá qué ventajas buscaban obtener de estas convenciones estas
potencias extranjeras en los años 1860. Diez años más tarde se asistiría
a la concreción dramática de la amenaza: unos capitalistas mexicanos, a
partir de 1861-1862, apoyaron la invasión francesa, británica y
española, así como la imposición por parte de Francia de un príncipe
austriaco como emperador de México. Para descartar definitivamente la
trampa de las convenciones internacionales sobre el reconocimiento de
deudas y el abandono de soberanía que ello implicaba, el Congreso
mexicano adoptó en 1883 un decreto que prohibía esas convenciones (véase
más adelante).
La revolución de Ayutla y la lucha entre Liberales y Conservadores
En 1885, la dictadura del conservador Santa Anna fue derrocada por la revolución de Ayutla y el Partido Liberal asumió el poder.
Con el fin de favorecer el desarrollo de una burguesía
capitalista en México, los liberales querían expropiar sus tierras al
clero y a las comunidades indígenas. |
29|
Las leyes dictadas en tal sentido se conocen como las de la Reforma, y
serían ratificadas con la sanción de la Constitución de 1857 (véase el
anexo 1 Política social y económica de Benito Juárez). Reaccionando, el
partido Conservador, representando los intereses del clero y de los
grandes terratenientes, se lanzó a la guerra de la Reforma, contra el
poder liberal, con el apoyo del papa Pío IX (véase el anexo 2.
Diferencias y similitudes entre Liberales y Conservadores a mediados del
s. XIX en México). El liberal Benito Juárez, que había accedido a la
presidencia en 1858, fue destituido por los militares conservadores. El
general Zuloaga, que dirigía la plaza militar de la capital usurpó la
presidencia. Benito Juárez tuvo que abandonar México y organizó la
resistencia armada contra los usurpadores partiendo del norte del país,
gozando de apoyos en todo el territorio. Entre 1858 y el 1 de enero de
1861 coexistieron dos gobiernos, el conservador, con sede en México, y
el de los liberales cuya sede se desplazaba según el desarrollo de la
guerra. |
30|
El escándalo de los títulos Jecker emitidos por el general Zuloaga, presidente usurpador
En 1858, el ministro de Finanzas del presidente conservador de
la época intentó realizar una gran operación de
reestructuración/conversión de la deuda interna por un monto de 57
millones de pesos. Los nuevos títulos emitidos comenzaron vendiéndose al
5 % de su valor nominal, luego se hundieron vendiéndose al 0,5 %.
México se endeudó por un monto de 57 millones de pesos y no recibió en
contrapartida más que 443.000 pesos (o sea, menos del 1 % del valor
nominal de la emisión) y títulos antiguos. Un fiasco completo para el
Tesoro pero una ganga para los compradores de títulos. En particular
para el banquero suizo Jean Baptiste Jecker, |
31|
establecido en México desde 1835, importante accionista de minas de
plata (la minas Taxco y de Mineral Catorce), quien había comprado una
gran cantidad de títulos entre el 0,5 y el 5 % de su valor. Un año más
tarde, México realizó un nuevo empréstito interno utilizando los
servicios del banquero Jecker. Éste adquirió títulos por un valor de 15
millones de pesos y, a cambio, entregó al Tesoro público mexicano
618.927 pesos (alrededor del 4 % del valor de los títulos) y los títulos
emitidos el año anterior por un valor de 14.400.000 de pesos y
comprados por una bicoca. El coste total de la operación para Jecker se
elevaba a 1.500.000 pesos (es decir, la compra de una gran parte de los
títulos emitidos en 1858 y la nueva emisión de 15 millones de pesos de
los títulos Jecker).
Benito Juárez, desde el 3 de noviembre de 1858, había dictado un
decreto desde la ciudad de Veracruz, que la prensa clandestina había
revelado a los habitantes de México y que estaba concebido así: «Benito
Juárez, presidente constitucional interino de los Estados Unidos
Mexicanos hacemos saber a todos los habitantes de la República que: En
virtud de los poderes de los que soy revestido, me ha parecido
conveniente decretar lo que sigue: Cualquier persona que, directamente o
indirectamente, preste socorro a individuos que haya eludido la
obediencia al gobierno supremo constitucional suministrándole dinero,
víveres, municiones o caballos, perderá por ese solo hecho el valor
íntegro de las sumas u objetos que habrá librado, y además, será
condenada a pagar, en calidad de multa, al tesoro el doble de dinero que
habrá suministrado, o el doble del valor de los objetos que habrá
librado.
Dado en el palacio del gobierno general en Veracruz, el 3 de noviembre de 1858.» |
32|
Jecker
y los capitalistas locales que financiaban el gobierno usurpador
estaban por lo tanto informados de los riesgos que asumían.
El repudio de la deuda interna y la suspensión de pago de la deuda externa en 1861
El 1 de enero de 1861, Benito Juárez, después de que sus tropas
vencieran al ejército de los conservadores, entró triunfalmente en la
capital. Benito Juárez y su gobierno repudiaron los préstamos internos
realizados entre 1858 y finales de 1860 por los usurpadores. De todos
modos, propuso a Jecker indemnizarlo por la suma que él había realmente
gastado, a saber, 1.500.000 pesos. Éste lo rechazó y buscó el apoyo de
Francia para obtener el máximo beneficio. El emperador Napoleón III
buscaba un pretexto para llevar a cabo nuevas conquistas territoriales:
quería tomar posesión de México (cuyo territorio es tres veces mayor que
Francia) y de sus minas de plata. El gobierno francés exigía a México
que reembolsara los títulos que tenía Jecker (quien, recordemos, era de
nacionalidad suiza) según su valor nominal, así como los títulos
mexicanos que habían adquirido ciudadanos franceses. El carácter falaz
del argumento utilizado es aún más evidente cuando se tiene en cuenta el
hecho siguiente: Francia concedió la nacionalidad francesa al banquero
J. B. Jecker en marzo de 1862, mientras que la invasión comenzó tres
meses antes, a principios de enero de 1862 (véase más adelante).
Ya en 1839, Francia atacaba México
Francia ya había utilizado
los perjuicios causados a sus ciudadanos en México como pretexto para
obtener ventajas comerciales. Después de la independencia, la caótica
situación ocasionó que muchos comerciantes franceses en México sufrieran
pérdidas, e incluso que algunos fueran muertos durante los disturbios.
En septiembre de 1838, la pastelería del francés Remontel en
Tacubaya fue saqueada. La Francia de Luis-Felipe reclamó como
indemnización por esos daños y otros «préstamos forzados» 600.000 pesos
(unos 3 millones de francos). Ante el rechazo de las autoridades
mexicanas, Francia envió una escuadra que tomó San Juan de Ulloa y
destruyó el puerto de Veracruz. Los mexicanos dieron a esta intervención
el nombre de «guerra de los pasteles» para mostrar el desfase entre el
motivo invocado y sus efectos.
Sin embargo, esta guerra tuvo consecuencias para México, que debió
reconstruir el puerto de Veracruz, y perdió durante su reconstrucción
los ingresos de la aduana que allí se generaban. Además, debió firmar el
tratado de Veracruz, en marzo de 1839, por el que se comprometía a
pagar los 600.000 pesos reclamados, pero, sobre todo, conceder ventajas
comerciales a Francia, en particular, para las importaciones de tejidos y
productos de lujo. .
Jecker había hecho quebrar a su banco en mayo de 1860 y los
liquidadores encontraron entre los activos los bonos mexicanos de 1858 y
de 1859 por un monto de 68 millones de pesos, lo que significaba que
Jecker solo había vendido una cantidad ínfima contrariamente a sus
afirmaciones, |
33|
y eso recuerda lo que hizo, en la misma época, el banquero francés
Erlanger con respecto a los títulos tunecinos emitidos en París en 1863,
véase (
http://www.cadtm.org/Francia-se-apo...).
Hay que señalar que el duque de Morny, hermano ilegítimo de Napoleón
III, presidente de la Asamblea Nacional, había comprado el 30 % de los
títulos Jecker. |
34|
Como ya se indicó, Benito Juárez, después de vencer en la lucha por
el poder entre liberales y conservadores, intentó volver a poner en
orden las finanzas del país. Gran Bretaña lo reconoció como presidente
en febrero de 1861, esperando que el gobierno de Juárez retomara los
pagos de la deuda ligada a los préstamos Goldsmith (1824) y Barclay
(1825), respetara la convención de 1851 y asumiera las deudas contraídas
desde entonces por sus sucesores. |
35|
Sin embargo, Benito Juárez decidió en 1861 suspender por un año el pago
de la deuda ligada a los préstamos Goldsmith y Barclay. En julio de
1861, extendió a dos años la suspensión de pagos y en consecuencia
ningún pago se efectuó a Gran Bretaña, Francia y España, países que
habían apoyado a los presidentes conservadores que habían usurpado el
poder entre 1858 y 1860.
La invasión francesa y la ocupación de México (1862-1867)
El 31 de octubre de 1861, Gran Bretaña, Francia y España firmaron una
convención internacional por la que las tres potencias coloniales
estaban de acuerdo en recurrir a la fuerza contra México con el fin de
obligarlo a pagar sus deudas. |
36|
Las convenciones firmadas por México entre 1851 y 1853 fueron invocadas
para justificar esa agresión. La presidencia de Estados Unidos intentó
una mediación: Washington propuso prestar a México el dinero que
necesitaba para continuar con los pagos a Gran Bretaña, Francia y
España. Pero el senado estadounidense finalmente rechazó esa propuesta
de su gobierno |
37|
y por lo tanto, se prosiguieron los preparativos de la invasión. Los
españoles desembarcaron en diciembre de 1861, los británicos el 4 de
enero de 1862 y los franceses cuatro días más tarde. El cuerpo
expedicionario francés era el más importante y fue Francia, el único de
los tres países que continuó la invasión. Efectivamente, Gran Bretaña y
España se opusieron a la pretensión de Francia de conquistar México,
abolir la república e instaurar una monarquía. Los británicos y los
españoles reprocharon oficialmente a los franceses adelantar unas
exigencias totalmente desproporcionadas y que, por consiguiente, la
convención de octubre de 1861 la daban por muerta.
Así que, británicos y españoles se retiraron de México en abril de
1862. Las tropas francesas tardaron un año en llegar a la capital y
ocuparla, para instaurar, con el apoyo de una parte de las clases
dominantes locales, una monarquía católica. El príncipe Maximiliano de
Austria fue proclamado emperador. Buscó durante su reinado, que llegó
hasta 1867, obtener el apoyo popular emprendiendo algunas reformas
sociales pero fue un fracaso. A Maximiliano de Austria se le veía, sin
duda alguna, como un emperador fantoche que servía a los intereses de
Francia.
El reconocimiento de las deudas Jecker contraídas por los presidentes
conservadores de 1858-1860 constituyó unas de sus primeras medidas.
Otra consistió en emitir un nuevo empréstito internacional en París y
Londres por 200 millones de francos franceses (o 40 millones de pesos, o
sea, 8 millones de libras esterlinas). |
38|
En realidad, el nuevo empréstito solo tuvo éxito en París y fue
organizado por el Crédit Mobilier y el banco Fould-Oppenheim & Cie.
El Crédit Mobilier había sido fundado en 1852 y se beneficiaba de la
protección de Bonaparte. |
39|
El banco Fould-Oppenheim & Cie estaba directamente ligado al
ministro de finanzas de Napoleón III, Achille Fould, hermano del
propietario de dicho banco. Las condiciones de la emisión fueron
cercanas a las del préstamo Goldsmith de 1824. Mientras que México se
endeudaba en 200 millones de francos, el producto de la venta de los
títulos había conseguido solamente 100 millones de francos, una parte de
los cuales se quedó en París. Maximiliano de Austria emitió un segundo
empréstito, también en París, en abril de 1864 por 110 millones de
francos (22 millones de pesos). Pero todo el dinero se quedó en
Francia. |
40| Maximiliano realizó un último empréstito a comienzos de 1865 por un monto de 250 millones de francos (50 millones de pesos). |
41| En total, mientras México se había endeudado en 560 millones de francos, solamente 34 millones llegaron a México. |
42|
Más de la mitad de la suma prestada fue a parar directamente al
ministerio francés de Finanzas. Por su parte, Jecker recibió 12,6
millones de francos.
La expedición militar internacional ordenada por Napoleón III terminó
en una derrota humillante, y las tropas francesas se retiraron de
México en febrero de 1867. |
43|
Durante su corto reinado, Maximiliano, totalmente instrumentalizado por
Francia, triplicó la deuda externa mexicana. Cuando Benito Juárez
reintegró el Palacio presidencial a México y puso fin definitivamente al
régimen de ocupación, repudió todas las deudas contraídas por
Maximiliano de Austria e hizo ejecutar al ex emperador en junio de 1867.
Reafirmó también el repudio de la deuda interior contraída entre fines
de 1857 y fines de 1860 por los presidentes conservadores Zuloaga y
Miramón.
En el transcurso de la lucha contra la ocupación francesa, el
gobierno de Benito Juárez había contraído una deuda con Estados Unidos
por un monto de 3 millones de pesos. Esa deuda fue saldada. Era
evidente, que el régimen de Benito Juárez tenía necesidad del apoyo de
Washington frente a las otras potencias coloniales. Y también que
Washington, una vez terminada la guerra de Secesión, desarrollara
nuevamente su política imperialista con respecto a México. Como se verá
más adelante, la estrategia utilizada por Estados Unidos consistía en
una política de inversiones en México, especialmente en los
ferrocarriles. Sin embargo, Washington recurrió nuevamente a la
intervención militar después del estallido de la revolución mexicana a
partir de 1910.
Después de su vuelta al poder, Gran Bretaña presionó al régimen de
Benito Juárez con el fin de que retomase el pago de la vieja deuda
externa concerniente a la convención de 1851. México respondió que esa
convención ya no era válida, puesto que desde entonces, Londres había
participado en una expedición militar contra México en 1862 y luego,
había reconocido el régimen de ocupación de Maximiliano de Austria. |
44|
En cuanto al saldo de los préstamos Goldsmith (1824) et Barclay
(1825), México no hizo ningún pago hasta 1886, pero no lo repudió.
Y en relación a la convención de 1852-1853 con Francia, México
consideró que había dejado de tener validez debido a la invasión. Es muy
importante señalar que Francia terminó por aceptar de facto la posición
de México, puesto que se restablecieron plenamente las relaciones
diplomáticas entre los dos países en 1880, sin que Francia pusiera como
condición el reconocimiento de esas antiguas deudas. Fue una victoria
muy importante para México. Francia no quería perder la posibilidad de
invertir en México y comprendió que, si mantenía exigencias inaceptables
para México, no lograría nada.
Luego veremos que el gobierno de Porfirio Díaz adoptó,
posteriormente, una política con Francia, y las otras potencias,
contraria a los intereses mexicanos en materia de deuda externa.
El régimen de Porfirio Díaz (1876-1910) y la vuelta al endeudamiento masivo
Un nuevo período de la historia de México comenzó en 1876 cuando el
general Porfirio Díaz (un liberal que había servido bajo las órdenes de
Benito Juárez) derrocó por las armas al gobierno liberal de Sebastián
Lerdo de Tejada, que había sucedido en 1872 a Benito Juárez. Es el
comienzo del porfiriato, un régimen liberal autoritario que «modernizó»
el país al abrirlo mucho más a los capitales extranjeros, favoreciendo
la acumulación de capital de una burguesía nacional con ayuda de la
expoliación y del desarrollo acelerado de las relaciones de producción
capitalista, sin acabar completamente con las formas de explotación
preexistentes al capitalismo.
Entre 1880 y 1884, Díaz confió el poder en el general Manuel
Gonzáles, uno de sus fieles. Es el período durante el cual se puso en
marcha una importante reestructuración de la deuda que desembocó en un
nuevo ciclo de endeudamiento masivo. El porfiriato duró hasta el
estallido de la revolución mexicana en 1910. Entre 1888 (fecha del
primer empréstito internacional realizado por dicho régimen) y 1910, la
deuda pública externa de México se multiplicó por 8,5, pasando de 52,5
millones de pesos a 441,4 millones de pesos, y también la deuda pública
interna se duplicó.
Un cálculo edificante: En 1883, cuando el Congreso
mexicano aprobó la ley que fijaba el marco de la deuda a renegociar con
los acreedores, su monto se elevaba a 100 millones de pesos. Entre 1888 y
1911, México pagó alrededor de 200 millones de pesos en intereses y en
reembolso del capital y su deuda pública total (externa e interna)
alcanzó los 578 millones de pesos. |
47|
En resumen, México reembolsó dos veces lo que debía y se encontró seis
veces más endeudado. El monto recibido realmente por México fue muy poco
ya que el aumento de la deuda fue producto, esencialmente, de
asentamientos contables durante las sucesivas reestructuraciones.
Además, la escasa suma recibida fue muy mal gastada, generalmente en
subvenciones a los capitalistas propietarios de los ferrocarriles (véase
mas adelante).
A pesar de ese funesto balance, varios autores de referencia en materia de deuda elogiaron el porfiriato. W. Wynne escribió:
«En
1877, la llegada al poder del presidente Díaz marcó el comienzo de una
era de paz y de gobierno fuerte, y en 1885-1886, un reglamente
definitivo y realizable para los antiguos préstamos previsto a través de
un plan completo de reajuste presupuestario. Una vez eso terminado, un
nuevo capítulo de la historia de la deuda externa del país comienza a
escribirse, afectando al conjunto de la vida económica y social de la
nación. Se contrajo una sucesión de nuevos préstamos, que contribuyeron,
en particular, a la construcción de ferrocarriles y a trabajos
públicos, mientras que inversiones extranjeras importantes eran
destinadas a la explotación privada de los recursos naturales.» (pp.3-4). |
48| J. Bazant escribió como conclusión de su obra sobre la deuda de México:
«De
igual manera, durante la fase del porfiriato, el progreso material no
se podía lograr —dadas las circunstancias, esto es, las condiciones
económicas, sociales, culturales y políticas del país, que derivaban, a
su vez, de un largo proceso histórico— por medios diferentes a los
empleados, medios que consistieron esencialmente en un aumento cuantioso
de la deuda externa y de las inversiones extranjeras, como en otros
países.» (p. 240). |
49|
Estas dos citas indican claramente el partido tomado por los autores.
No dudan en embellecer el porfiriato y las políticas de endeudamiento
que, bajo ese régimen, fueron, en realidad, nefastas para el país y para
su población.
Se vuelve al engranaje de la deuda
En relación a la deuda externa, México dejó de pagarla en 1861, con
la llegada de Benito Juárez a la capital y eso duró hasta 1888. |
50|
Se debe señalar que el gobierno de Benito Juárez, a fines del año 1860,
tuvo la buena idea de recomprar al 10 % de su valor una parte
importante de los títulos correspondientes a las convenciones firmadas
con Gran Bretaña a comienzos de los años 1850. |
51|
Por una parte, el coste de esa compra no era alto; por otra parte,
mediante esa operación se retiraban títulos de la circulación. El país
se ahorraba el pago de los intereses y evitaba eventuales reclamaciones.
Después de tomar de poder, el general Porfirio Díaz buscó
reestructurar las antiguas deudas con el fin de enriquecer a los
capitalistas mexicanos que poseían una gran parte de ella, y de mejorar
las relaciones con las grandes potencias extranjeras. Esto pasó en 1888.
Dado que la Constitución mexicana no le permitía ser reelegido
indefinidamente, colocó al general Manuel González en la presidencia del
país entre 1880 y 1884. Fue este último el que hizo avanzar las
negociaciones con los acreedores. En 1883, logró convencer al Congreso
de otorgar un mandato al gobierno para negociar los nuevos empréstitos
reconociendo, a su vez, una parte de la antigua deuda externa,
especialmente la ligada al saldo de los préstamos Goldsmith (1824) y
Barclay (1825). El decreto aprobado por el Congreso el 14 de junio de
1883 |
52|
repudiaba claramente las siguientes deudas: todas las deudas contraídas
por los gobiernos ilegítimos (usurpadores), aquellas contraídas por el
general Zuluoga y su sucesor, Miramón, entre el 17 de diciembre de 1857 y
el 24 de diciembre de 1860, las contraídas o renegociadas por
Maximiliano de Austria. |
53|
Una disposición muy importante del decreto: cualquiera sea el origen
de los créditos y la nacionalidad de los acreedores, cualquier deuda
pública debe conservar su carácter mexicano sin que se pueda darle una
dimensión internacional ni asignar algunos ingresos del Estado a su
reembolso. El Congreso buscaba de ese modo sacarle a las potencias
extranjeras la posibilidad de atacar a México bajo el pretexto de hacer
respetar una convención internacional sobre deudas externas. Declarar
que la deuda debe permanecer mexicana significaba que en caso de litigio
con los acreedores, ya fueran extranjeros o nacionales, la única
jurisdicción competente era la mexicana. Decir que ningún ingreso
particular del Estado podía ser asignado al reembolso de la deuda, era
salvaguardar el derecho de México a reembolsar la deuda si existían
medios para ello.
Las limitaciones fijadas por la ley indicaban muy claramente que para
una parte importante del Congreso y de la opinión pública mexicana, era
inconcebible retomar el reembolso de algunas deudas consideradas como
ilegítimas o impuras, para utilizar las palabras de los debates públicos
de los principales protagonistas de la época.
El decreto del 14 de junio de 1883 tuvo, resumiendo, un doble
significado: por una parte, autorizaba al gobierno de Manuel González a
renegociar la antigua deuda externa; y por otra, el poder legislativo
fijaba un marco obligatorio al limitar las concesiones que el gobierno
podía hacer con respecto a las exigencias de los acreedores.
El 1 de junio de 1884, el gobierno de Manuel González violó el
decreto del 14 de junio de 1883, al llegar a un acuerdo con los
acreedores internacionales con el fin de reembolsar las deudas ligadas a
las convenciones firmadas al comienzo de los años 1850 con Gran
Bretaña. |
54|
Finalmente, el acuerdo con los acreedores fue sometido para su
ratificación por el Congreso, en noviembre de 1884. Esto provocó un
importante revuelo entre los parlamentarios y en las calles. |
55|
Los parlamentarios que se oponían al acuerdo que el gobierno había
efectuado con los acreedores exigían una auditoría previa de las deudas
con el fin de determinar su validez, legitimidad y decidir si era
necesario repudiarlas. Finalmente, cuando el gobierno quiso pasar por
sobre el Congreso se produjeron importantes protestas. Los estudiantes
iban a la cabeza de las manifestaciones y la represión hizo un muerto.
Los debates en el Congreso fueron suspendidos, pero eso no impidió que
el gobierno de Manuel González y luego el de Porfirio Díaz realizaran
acuerdos con los acreedores de la convención de Londres indemnizándoles
con un tipo de interés que les era muy favorable y en un tiempo muy
corto. |
56|
Y claro estaba, como ya lo vimos, que al menos la mitad de la deuda,
llamada de Londres, estaba en manos del capitalismo mexicano. Es muy
probable que entre el 30 y el 50 % de los títulos de Londres los
poseyera el propio Manuel González y su cuñado, Ramón Fernández,
embajador de México en Francia. |
57|
Las dificultades encontradas por Manuel González en el Congreso al
final de su mandato y las manifestaciones en la calle indicaban
claramente que el tema de la deuda constituía un elemento central del
debate nacional y que la orientación adoptada por el gobierno en dicha
materia era rechazada por una parte importante de la población. La
prensa de la época dio testimonio de ello.
Después de esos incidentes tan importantes, Porfirio Díaz comenzó, el
1 de diciembre de 1884, su segundo mandato, fortaleciendo un poco más
la política presupuestaria con el objetivo de reembolsar la deuda y de
realizar nuevos empréstitos.
En 1888, la reestructuración de la deuda heredada de los préstamos Goldsmith y Barclay
Finalmente. México efectuó un nuevo empréstito en el extranjero en
1888, del que dos tercios sirvieron para pagar el saldo de la deuda
Goldsmith y Barclay, ya con más de 60 años de antigüedad.
Como recordatorio, en 1824 y 1825, México recibió gracias a los
préstamos Goldsmith- Barclay 2,7 millones de libras esterlinas (o sea
cerca de 13,5 millones de pesos). Empero, el país reembolsó 5,1 millones
de libras (es decir, casi el doble de la suma recibida), de los que 4
millones de libras correspondieron al pago de intereses y 1,1 millones
de libras al reembolso del capital.
En 1888, México dedicó 5,4 millones de libras esterlinas (27 millones
de pesos) a reembolsar el saldo de la deuda Goldsmith y Barclay. Una
verdadera estafa. Un acto que fue contra el interés de la nación y
sirvió a los estrechos intereses de los capitalistas mexicanos que
poseían una parte de los viejos títulos Goldsmith y Barclay. |
58|
Por supuesto, los extranjeros en posesión de esos títulos también
salían favorecidos. Y todo eso se le cargó al Tesoro público mexicano.
El empréstito de 1888, según autores de referencia como J. Bazant,
puso fin a unas viejas deudas de 1824-1825 mientras que en realidad la
antigua deuda fue reemplazada por una nueva deuda de 34 millones de
pesos, |
59| que México pagó hasta 1910, y cuyo saldo formó parte de la negociación de la deuda que tuvo lugar de 1922 a 1942.
Solo podemos expresar nuestro desacuerdo con el juicio emitido por
J.Bazant quien escribió «Con el préstamo de 1888 terminó la historia de
los empréstitos de 1824 y 1825. Éstos habían sido contratados a una tasa
real de interés de 12 y 8%, respectivamente. Sin embargo, como
consecuencia de los múltiples arreglos y operaciones que culminaron en
el rescate de 1888, México llegó a pagar sólo menos del 3% anual en
promedio de ambos préstamos. Se puede pues, concluir que, pese a las
numerosas complicaciones que estos préstamos le habían traído al país, a
fin de cuentas resultaron económicos.» |
60|
Los empréstitos de 1824-1825 reestructurados en 1888 (recordemos que ya habían sido reestructurados 4 veces entre 1830 y 1850) |
61| constituyeron una terrible carga que debía soportar el pueblo mexicano.
Balance de la política de endeudamiento del porfiriato
Durante el porfiriato, el gobierno impuso un ajuste presupuestario
con el fin de liberar un margen financiero suficiente para garantizar el
reembolso de la deuda. Las medidas de austeridad consistieron en una
rebaja de los salarios en la función pública, un aumento de impuestos y
el rechazo a realizar gastos sociales.
En los años de este régimen, fueron emitidos siete empréstitos. El
primero en 1888 que sirvió esencialmente para reembolsar las viejas
deudas, como ya vimos. Los de 1899 y 1910 sirvieron nuevamente para
pagar deudas. El de 1893 sirvió para los gastos corrientes del gobierno.
Los de 1889, 1890 y 1904 sirvieron para subvencionar a los capitalistas
mexicanos y extranjeros que invertían en el desarrollo de la red de
ferrocarriles.
Al leer los nombres y la nacionalidad de los bancos extranjeros que
intervinieron en los empréstitos del porfiriato y los lugares donde
fueron emitidos, podemos seguir la evolución del gran capital y el
aumento en potencia de los nuevos centros financieros internacionales.
Mientras los préstamos de 1824 -1825 fueron emitidos en Londres por
bancos ingleses, y los de la ocupación francesa lo hicieron en París por
bancos franceses, los empréstitos de los años 1888, 1893 y 1899 fueron
emitidos por intermedio de bancos alemanes (Bleichroeder, Deutsche Bank,
Dresdner Bank) y las negociaciones se hicieron en Berlín. A partir de
1899, entraron en escena los bancos de Estados Unidos y especialmente el
JPMorgan (que en 2017 es el mayor banco de Estados Unidos) y, en 1910,
volvieron con fuerza los bancos franceses, en particular el Banco de
París y de los Países Bajos |
62| (que en 2017 es el mayor banco francés con el nombre de BNP Paribas)
Lo que también es asombroso, es que el retorno de México a las plazas
financieras europeas en calidad de prestatario a partir de 1888
coincide con una vuelta al crédito masivo por parte de los bancos
europeos a países de América Latina. Las plazas financieras europeas
habían sufrido una gran crisis a partir de 1873 que las llevó al cierre
del grifo del crédito. Pero los mismos bancos volvieron a tener ganas de
conceder préstamos a los países de la periferia y en particular a los
países de América Latina durante los años 1880, ya que esto estaba
ligado a la fiebre especulativa de la inversión en los ferrocarriles, ya
fuera en Argentina, Uruguay, Brasil o México.
Volvamos a México. El endeudamiento proveyó ingresos regulares y
cuantiosos a los capitalistas extranjeros y mexicanos que compraban
títulos de la deuda mexicana. Las nuevas deudas sirvieron para hacer
regalos a las grandes sociedades privadas de los ferrocarriles como lo
veremos. Esas sociedades, después de haber suministrado beneficios
rápidos a sus propietarios privados fueron luego nacionalizadas a la
demanda de los propios propietarios privados y con gran gasto del
Estado. Para comprarlos, el Estado se endeudó.
Contrariamente a los autores que afirman que era muy positivo
endeudar el país en el extranjero ya que eso permitía abrir su economía y
dotarlo de infraestructuras, estamos convencidos de que habría sido
posible financiar un desarrollo verdaderamente útil para la población
sin recurrir a un endeudamiento que resultó muy oneroso y lleno de
irregularidades, de fraudes y de malversaciones. Se tendrían que haber
anulado las deudas ilegítimas pasadas (lo que habría ahorrado al país
realizar los dos primeros empréstitos y los dos últimos que sirvieron
para proseguir el reembolso de los dos primeros). No era necesario
subvencionar a los capitalistas que habían desarrollado los
ferrocarriles. Era necesario desarrollar la red ferroviaria en el marco
de un servicio público y planificarlo según otras prioridades,
diferentes de la exportación de materias primas hacia el extranjero y de
la importación de productos manufacturados de Europa y de Estados
Unidos. Era necesario recaudar impuestos sobre el patrimonio y los
ingresos de los más ricos, sobre los beneficios de las empresas
extractivas con el fin de no tener que recurrir al endeudamiento
exterior (o a minimizar al máximo su necesidad). Se debía organizar una
reforma agraria, promover la industria local, reforzar el mercado
interior y desarrollar el sistema de educación.
La política del porfiriato en el medio agrario
Bajo el porfiriato, el acaparamiento de las tierras que pertenecían a
pequeños campesinos, a los pueblos y a las comunidades indígenas se
institucionalizó, bajo la forma de «compañías de agrimensura» encargadas
de delimitar las tierras, supuestamente vírgenes, y que el gobierno
ofreció en parte a estas compañías y vendió el resto a la burguesía.
Pero esas tierras en general no eran vírgenes sino que eran de propiedad
colectiva. La burguesía llevó una guerra feroz contra los campesinos
con la ayuda del aparato represor del Estado y de sus milicias privadas.
Feroz porque el bando de los grandes propietarios disponía de medios
mucho más importantes que los campesinos, y estos últimos, que no
poseían otra cosa que sus tierras y su aprovisionamiento de agua,
resistieron hasta el final. Las rebeliones campesinas fueron sofocadas
por el poder y las haciendas de los grandes propietarios, mientras se
extendían por territorios cada vez mayores por sus asaltos continuos a
los pueblos. El proceso permitió no solo eliminar poco a poco la
propiedad colectiva de las tierras sino crear también una clase de
campesinos sin tierra que solo disponían de su fuerza de trabajo, y que
muy pronto deberán venderla a los capitalistas para poder vivir. |
63|
Adolfo Gilly escribió sobre estas expoliaciones violentas:
«ese
proceso acelerado de acumulación a expensas de formas económicas
precapitalistas se desarrolló en una fase de expansión mundial del
capitalismo, diferente en eso del proceso clásico de acumulación
primitiva. Desde ese punto de vista, el fenómeno presenta similitudes
unas veces con la exterminación de indios en Estados Unidos, a veces con
las guerras coloniales de los países imperialistas; aunque se trataría,
en este caso, de una guerra colonial llevada a cabo por un gobierno
burgués en su propio país y contra su propio pueblo.» |
64|
En una sociedad todavía mayoritariamente agraria, el capitalismo
mexicano se desarrollaba, en primer lugar, alrededor de las haciendas,
vastas propiedades agrícolas formadas en torno a un núcleo central
protegido por muros y compuesto por la casa del propietario,
alojamientos para los empleados y otras edificaciones necesarias para el
funcionamiento del establecimiento (administración, graneros, iglesia,
etc.). Si el modelo de hacienda fue introducido por la colonización
española, se desarrolló considerablemente durante el porfiriato. Según
Adolfo Gilly, debido a su capacidad de utilizar y apropiarse de las
tierras vecinas, la hacienda disponía «de una remarcable elasticidad
frente a las variaciones del mercado de productos y de la mano de obra,
pudiendo replegarse sobre el autoconsumo o ampliarse con el fin de
producir más para el mercado, en función de los ciclos de la
economía.» |
65|
La hacienda emplea diferentes tipos de trabajadores, peones cuya fuerza
de trabajo estaba fijada en la hacienda gracias a las relaciones de
dependencia servil por endeudamiento, y trabajadores temporales,
empleados según las necesidades del mercado. A esta combinación de
diferentes relaciones de producción se agregaba el hecho de que las
haciendas eran también lugares de poder político que poseía la clase
dominante, y que completaba, en el ámbito local, el poder central del
porfiriato.
Un indicador evidente del carácter catastrófico de la política
agraria del porfiriato, si nos referimos a los intereses de la población
en su conjunto fue el siguiente: en 1891-1892 México tuvo que importar
masivamente maíz de Estados Unidos para evitar el hambre |
66|
mientras que el maíz era, y es, el cereal de base para los mexicanos y
que los campesinos sabían muy bien como producirlo. Solamente, la
política de desarrollo de los latifundios favorecía otros usos de la
tierra: la ganadería extensiva, plantaciones de caña de azúcar, café,
tabaco, cáñamo…
Un historiador mexicano del siglo xix, Francisco Bulnes, habla de los
«28 favoritos del régimen», a quienes se vendieron por cantidades
irrisorias unas 50 millones de hectáreas maravillosamente fértiles, que
ellos enajenaron a compañías extranjeras. Se hizo entrega, «por un plato
de lentejas», de la mitad de la Baja California a Louis Hüller, alemán
naturalizado norteamericano; se cedieron a Hearst, «casi por nada» tres
millones de hectáreas de excelentes tierras en Chihuahua; al coronel
Greene enormes concesiones de tierras cupríferas en Cananea; a
Rockefeller y a Nelson Aldrich «concesiones escandalosas de tierras
hulleras»; se despojó a varios pueblos del Estado de México de sus
montes arbolados para entregarlos a la papelera extranjera San Rafael y
Anexas; se traspasaron a compañías norteamericanas las antiguas empresas
mineras mexicanas Pachuca y Real del Monte, y Santa Gertrudis; se
otorgó exención a las empresas petroleras de los derechos de exportación
de su producto, único provecho que México podía obtener de esa riqueza;
se modificó el Código Minero para favorecer las propiedades hulleras de
Huntington en Coahuila; se toleró a Guggenheim casi el monopolio de la
industria metalúrgica y hubo otras muchas concesiones más. |
67|
En 1910, la concentración de tierras era extremadamente elevada.
Mientras México contaba con una población de un poco más de 15 millones
de habitantes para un territorio de alrededor de 197 millones de
hectáreas, 834 terratenientes poseían cerca de 168 millones de
hectáreas. |
68|
Los ferrocarriles
Durante un banquete celebrado en Boston, el general Ulysses S. Grant,
ex presidente de Estados Unidos y concesionario de una línea en
construcción de México a Oaxaca, hizo el siguiente comentario:
«No
tengo duda de que con la construcción de ferrocarriles podríamos
adquirir en México esos productos [azúcar, café, tabaco] que, en vez de
tenerlos de países antidemocráticos, esclavistas y de excesivos derechos
aduanales, los tendríamos de un país republicano, cuyos derechos de
exportación son menores. ¿Y a qué precio? Ya no al de nuestro dinero,
sino al de nuestros productos [maquinaria, herramientas, artefactos] que
remitiremos a cambio de sus frutos. » |
69|
Antes de que el liberal Porfirio Díaz lo derrocara en 1876, su
predecesor Sebastián Lerdo de Tejada, también liberal, había sido más
reticente en relación a la voluntad de Washington de extender su red
ferroviaria a México, y por lo tanto, penetrar profundamente en el
territorio mexicano. Haciendo referencia a las regiones semidesérticas
que separan México de Estados Unidos, declaraba:
«Entre la fuerza y la debilidad, conservemos el desierto». |
70| Posteriormente, Porfirio Díaz abrió todas las grandes puertas de México a los intereses de su vecino del norte.
Aunque la primera línea fue inaugurada en 1873, es a partir de 1880
que se desarrolló verdaderamente el ferrocarril, y hasta el final del
porfiriato en 1910. De 1.086 km. que había en 1880, la red pasó a 9.558
km. en 1890 y a cerca de 14.000 en 1900 y 19.205 km. en 1910. |
71|
La construcción y explotación de los ferrocarriles fueron confiadas a
empresas estadounidenses y británicas que se beneficiaban de numerosas
ventajas: abundantes subvenciones del Estado, cesión gratuita de
terrenos, mano de obra requisada y muy mal pagada, exoneración de
impuestos y de derechos de aduana, e incluso la organización de una
policía privada.
La cuarta parte de lo recaudado por el Estado era desviado hacia las subvenciones a las firmas privadas de los ferrocarriles. |
72|
En 1890, la mitad de la deuda interna servía para financiar las
subvenciones a los capitalistas propietarios de los ferrocarriles (37
millones de pesos sobre una deuda total de 74 millones de pesos). |
73|
Karl Marx en 1879 sobre los ferrocarriles
Según Karl Marx, «No hay, por
lo tanto, ninguna duda de que en los Estados [coloniales o
semicoloniales], la creación de los ferrocarriles aceleró la
desintegración social y política, al igual que en los Estados más
avanzados, el desarrollo final, y, por consiguiente, el cambio final de
la producción capitalista fue más rápido. En todos los Estados, salvo en
Inglaterra, los gobiernos enriquecieron y patrocinaron las compañías
ferroviarias a costa del tesoro público. En Estados Unidos, estas
compañías recibieron como regalo, a su beneficio, una gran parte del
terreno público, no solamente la tierra necesaria para la construcción
de las vías sino varios kilómetros cuadrados de tierras a ambos lados de
las vías […]. De esa forma se convirtieron en los más grandes
propietarios de tierras, en un momento en que los pequeños agricultores
inmigrantes preferían evidentemente las tierras situadas de tal manera
que sus productos tuvieran asegurado el transporte al alcance de la
mano. […] En general, los ferrocarriles dieron, evidentemente, un
impulso inmenso al desarrollo del comercio exterior, pero el comercio en
los países que exportan principalmente materias primas aumenta la
miseria de las masas. […] el nuevo endeudamiento, contraído por los
gobiernos en nombre de los ferrocarriles aumenta el peso de los
impuestos que deben soportar,…» (Carta de Karl Marx a Danielson en 1879,
citada por A. Gilly, p. 281)
La parte de las subvenciones en el coste real de la construcción
alcanzaba regularmente la mitad o los dos tercios. Por cada kilómetro a
construir, se acordaba una subvención. Los ferrocarriles en principio
tenían como objetivo favorecer las rutas comerciales y por lo tanto se
los enlazó con la red estadounidense. Integraban a todas las regiones
que atravesaban a la naciente economía capitalista, haciendo subir el
valor de las tierras y favoreciendo de esa manera el proceso de
expoliación de las comunidades campesinas indígenas ya comentado,
desintegrando los modos de vida precapitalistas. Políticamente, los
ferrocarriles permitieron también afirmar la autoridad del poder
central, puesto que podía reprimir más fácilmente cualquier protesta en
su territorio. |
74|
A comienzos de los años 1900, las dos principales redes de ferrocarril pertenecían a sociedades privadas estadounidenses. |
75|
En 1904, México compró al banco Speyer una de las dos redes. Antes de
eso, México se había endeudado para subvencionar a la red controlada por
ese banco. La compra de esa red le costó a México 9 millones de
dólares. A continuación, el país se endeudó con ese mismo banco por un
monto de 40 millones de dólares de los que solo 16 millones llegaron a
las cajas del Tesoro Público. Esa deuda de 40 millones debía ser
reembolsada con un interés real del 5 % y en un período de 50 años, el
último pago debería tener lugar en 1954. |
76|
En 1909, México financió la compra de la otra red controlada por
compañías de Estados Unidos mediante un empréstito en los bancos de ese
país, generalmente ligados directamente a los propietarios de la red.
La compra de la red permitió al Estado mexicano controlar 13.744
km. de vías férreas, o sea, dos tercios de la red. De hecho, los
capitalistas mexicanos y estadounidenses deseaban desligarse de sus
acciones de los ferrocarriles ya que habían dejado de ser rentables. |
77|
Habían dado buenos dividendos mientras el Estado las subvencionaba
masivamente. El Estado compró la red ferroviaria a precio muy alto a las
empresas privadas, generalmente bancos y se endeudó con los mismos
bancos para financiar la compra.
Por otro lado, Adolfo Gilly: «Considerados en su conjunto, los
procesos de formación del mercado interior, de integración de la
economía en el nuevo mercado mundial y de desarrollo de la producción
capitalista bajo el porfiriato representan un único fenómeno cuyo
remarcable dinamismo está confirmado por múltiples indicadores. Con el
ferrocarril, es todo el sistema de comunicaciones el que progresa: le
telégrafo, que acompaña a las vías férreas; las rutas (…), los puertos,
el correo. En las grandes ciudades se inauguran redes de iluminación
eléctrica y de agua potable.» |
78|
Inversiones extranjeras
La industrialización del país pasaba principalmente por el flujo
entrante de capitales extranjeros: «Hacia 1884, las inversiones
extranjeras en el país llegaban a cerca de 110 millones de pesos. En
1911, alcanzaban los 3.400 millones de pesos (…). Esas inversiones se
repartían en 1911 entre los siguientes sectores: ferrocarriles, 33,2 %;
industria extractiva, 27,1 % (minas y metalurgia, 24 %; petróleo, 3,1
%); deuda pública, 14,6 %; comercio y bancos, 8,5 % (bancos, 4,9 %;
comercio, 3,6 %); electricidad y servicios públicos, 7 %; agricultura,
ganadería et bosques, 5,7 %; industria de transformación, 3,9 %. Del
total de las inversiones extranjeras, 62 % eran de origen europeo
(inglés y francés en un 90 %) y 38 % de origen norteamericano. Pero
México solo absorbía el 5,5 % del total de las inversiones europeas en
el extranjero mientras que, en cambio, recibía el 45,5 % de las
inversiones extranjeras de Estados Unidos.» |
79|
Hay que señalar que al final de porfiriato, el petróleo descubierto
en 1901 comenzó explotarse y a recibir inversiones provenientes de
Estados Unidos y de Gran Bretaña.
El fin del porfiriato y el comienzo de la revolución en diciembre de 1910
«Durante una generación, Porfirio Díaz gobernó México con
mano de hierro. En ese período transformó un país turbulento y asolado
por los bandidos en un país pacífico y respetuoso de la ley, en el que
la vida y la propiedad estaban seguras.» |
80|
Para el jurista William Wynne, autor de este comentario, en realidad el
derecho que el Estado debía hacer prevalecer era el derecho de los
capitalistas a controlar sistemáticamente los recursos de un país y de
su pueblo. Una dictadura, como la de Porfirio Díaz puede permitir llegar
a esa situación y, por lo tanto merece su aprobación. A los ojos de
este jurista, es fundamental que el país se endeude y que a los
acreedores se les pague sin que se pueda cuestionar la legitimidad o
legalidad de los contratos. Desde su punto de vista, el balance del
porfiriato fue positivo. En realidad, el proceso de desposesión, de
expoliación y de explotación había alcanzado tales proporciones que una
revolución social se estaba gestando y acabaría estallando. Comenzó por
el rechazo al autoritarismo del presidente Porfirio Díaz, pero, desde su
inicio, contenía una dimensión social e identitaria. Las comunidades
campesinas indígenas expoliadas querían justicia. Querían las tierras
que les habían sido robadas y vivir en ellas dignamente. Los
trabajadores asalariados exigían la mejora de sus derechos sociales y
políticos. Otros sectores sociales víctimas del desarrollo capitalista
bajo el porfiriato adelantaban sus reivindicaciones y formarían parte de
la revolución que marcó a México durante la década de 1910.
Cuando el general Porfirio Díaz, en el poder desde 1876, se hizo
reelegir a los 80 años en diciembre de 1910, su impopularidad era tal
que el llamamiento a resistirle terminó por desencadenar una revolución.
Ese llamamiento había sido lanzado, en especial, por Francisco I.
Madero, hijo de una familia capitalista opulenta. |
81| Madero había fundado el Partido nacional anti-reeleccionista.
Después de unos comienzos difíciles, el sublevamiento que había
tenido sus primeros éxitos en el norte del país se extendió a otras
regiones, especialmente a Morelos (al sur de la capital) donde el
dirigente indígena Emiliano Zapata y sus compañeros luchaban por la
restitución de las tierras comunales expoliadas por los grandes
propietarios. El devenir de los acontecimientos llevó al dictador
Porfirio Díaz a dimitir en mayo de 1911 y partir al exilio en Europa. |
82|
Después de haber sido elegido presidente en las elecciones de
octubre de 1911, Madero intentó canalizar la revolución. Se opuso a las
reivindicaciones agrarias radicales propugnadas por Emiliano Zapata |
83|
y sus partidarios pero también se puso en contra a los conservadores y a
Estados Unidos. En febrero de 1913 fue asesinado luego de un golpe de
Estado orquestado por el general Victoriano Huerta al que Madero le
había confiado un comando militar estratégico. El general golpista
Huerta había recibido luz verde de la embajada de Estados Unidos para
derrocar a Madero. En esa época, el republicano William H. Taft era
presidente de Estados Unidos. |
84| Taft tenía intereses directos en los negocios de varios grandes grupos privados estadounidenses activos en México. |
85|
En 1911-1912, México efectuó dos empréstitos internacionales por
un monto total de 20 millones de dólares con el banco Speyer de Nueva
York que había, como ya lo hemos visto, concedido créditos al régimen de
Porfirio Díaz en 1904 y 1909. El empréstito de 1912 sirvió en parte
para pagar los intereses del primero, sabiendo, por otra parte, que era
necesario reembolsar el capital en un tiempo record, en 1913. Después
del asesinato del presidente Madero, el usurpador Huerta logró emitir en
París en junio de 1913 un empréstito por el equivalente a 58 millones
de pesos. Visiblemente, los bancos de Estados Unidos habían comenzado a
valorar el proceso revolucionario que se estaba desarrollando y la
inseguridad que representaba para ellos. Por el contrario, los bancos
europeos, que vivían la euforia financiera que precedió a la Primera
Guerra Mundial, se precipitaron proponiéndole créditos al dictador. Los
bancos franceses (Banque de Paris et des Pays Bas, Société Générale,
principalmente) suscribieron el 45 % del monto total, los bancos
alemanes (entre los cuales el Deutsche Bank) 19 % y un banco inglés
también el 19 %. El banco Speyer, que no participó en el empréstito, era
muy favorable al mismo ya que una gran parte debía servir a
reembolsarle la suma que había prestado en 1911-1912.
En enero de 1914, Huerta, con la soga al cuello financieramente hablando, suspendió el pago de la deuda. |
86|.
México retomó el pago de sus deudas un poco más de 30 años más tarde,
después de haber obtenido una enorme victoria contra sus acreedores
(véase más adelante).
La revolución mexicana de 1910-1920
La revolución mexicana fue profunda. Del lado popular, el mayor
actor fue el campesinado indígena (que constituía la mayoría de la
población), y el movimiento obrero tuvo un papel real pero secundario. |
87|
No obstante, la represión de los mineros de Cananea en el estado de
Sonora y de los obreros de Río Blanco, en Veracruz en 1906, exacerbó el
descontento de la población y contribuyó a crear condiciones favorables
al estallido de la revolución.
El movimiento dirigido por Emiliano Zapata fue el más avanzado en el
movimiento popular. Fue masivo en el estado de Morelos y era conocido
como la Comuna de Morelos. Emiliano Zapata y su movimiento ponían por
delante, desde noviembre de 1911, el plan Ayala que iba mucho más allá
que el programa del presidente Madero conocido como el Plan de San Luis
de Potosí.
Mientras que Madero se limitaba a prometer la revisión de los
juicios por los que el porfiriato había expoliado enormes superficies de
tierras a costa de las comunidades campesinas indígenas y de los
pequeños campesinos independientes, el plan Ayala llamaba a tomar las
armas para acabar con los grandes latifundios. Emiliano Zapata y su plan
llamaban a repartir las tierras, a atribuirlas a aquellos y aquellas
que las trabajaban, a devolver las tierras a las comunidades que habían
sido despojadas por las leyes liberales que remontaban a 1856 y que
fueron agresivamente aplicadas bajo el porfiriato. El lema del plan
Ayala era: «Reforma, Libertad, Justicia y Ley».
Madero organizó la represión contra el movimiento zapatista al que
buscaba destruir, así como contra las organizaciones socialistas y
anarquistas, especialmente en el norte del país. La eliminación de
Madero por el general Huerta en 1913 fue bienvenida por la antigua clase
dirigente porfirista, por la iglesia católica y por los militares. La
represión contra el movimiento popular se intensificó.
Venustiano Carranza, un dirigente liberal, admirador de Benito
Juárez, hizo un llamamiento a derrocar al general Huerta y para ello
hizo momentáneamente una alianza con el Ejército de liberación del sur
de Emiliano Zapata y con Pancho Villa |
88|
que había creado, cerca de la frontera con Estados Unidos, la División
del Norte. Carranza repudió la deuda contraída por Huerta durante su
último empréstito de 1913. Mientras tanto, en Estados Unidos, el
demócrata Woodrow Wilson sucedió a Taft en la presidencia. Adoptó una
política diferente a la de su predecesor con respecto a Huerta. Lo
consideraba un usurpador y esperaba a ver cómo evolucionaba la situación
para decidir finalmente a quien reconocería Estados Unidos. Con el fin
de influir sobre los acontecimientos, envió 44 buques de guerra para
bloquear y ocupar el puerto de Veracruz en abril de 1914, con el
pretexto de impedir la llegada de armas provenientes de Alemania y
destinadas a Huerta.
Si bien las ideas y objetivos de Pancho Villa eran menos avanzados en el plano social |
89|
que los del movimiento de Zapata, ambos líderes llegaron a realizar
acuerdos con el fin de influir en el proceso que se desarrollaba. Sus
ejércitos de liberación se encontraron en la capital México a fines de
noviembre de 1914 y los dos dirigentes se reunieron en el palacio
presidencial el 6 de diciembre de 1914. Ambos se oponían a Venustiano
Carranza.
Finalmente, después de numerosas peripecias, Carranza logró
imponerse, luego de una serie de batallas que enfrentaron sus fuerzas
armadas tanto a las de Huerta como a las de Pancho Villa, que eran, a su
vez, enemigas entre sí. Huerta fue obligado a exiliarse en julio de
1914 y Washington reconoció a Carranza como presidente de facto.
A partir de ese momento, Estados Unidos interviene directamente para
terminar con Pancho Villa y Emiliano Zapata cuyas reivindicaciones
amenazaban los intereses de la empresas privadas estadounidenses
(plantaciones, minas, petróleo…).
Con el fin de ayudar a Carranza a destruir la base social de Zapata y
de asesinarlo, Estados Unidos le suministró 53.000 fusiles en 1915.
Carranza se lanzó hacia una tentativa de exterminación de la resistencia
zapatista: ejecuciones y deportaciones masivas, destrucciones de
pueblos, construcción de una trinchera de 100 km. para proteger la
capital de una ofensiva zapatista, utilización de armas químicas
provistas por Washington… |
90|
A pesar de la amplitud de las atrocidades cometidas, fue un fracaso
patente. El ejército zapatista se reconstituyó en menos de un año. Por
otro lado, Estados Unidos envió, el 15 de marzo de 1916, un cuerpo
expedicionario de 12.000 soldados (algunos autores hablan de 5.000) al
estado de Chihuahua para eliminar a Pancho Villa. El general Pershing
dirigía ese ejército estadounidense y entre sus oficiales estaban los
futuros generales Patton (el de la batalla de las Ardenas en el invierno
de 1944), que proponía en esa época la anexión de México, y Eisenhower,
futuro presidente de Estados Unidos después de la Segunda Guerra
Mundial. Esa intervención militar fue un fiasco, la guerrilla de Pancho
Villa resistió.
El fracaso que tuvieron los que quisieron aplastar a las fuerzas de
Pancho Villa y al movimiento de Emiliano Zapata indica claramente el
enorme apoyo popular que tenían. La atroz represión no alcanzó su
objetivo, mientras el ímpetu revolucionario del pueblo subsistió hasta
los años 1918-1919.
Con el fin de consolidar su poder, Carranza tomó medidas de justicia
social tanto en el ámbito rural como urbano. Se dio cuenta de que, para
luchar contra la influencia zapatista, era necesario satisfacer, aunque
de forma parcial, las demandas provenientes de los sectores populares.
Cuando se retomó la capital sin combates después de la partida
voluntaria de las tropas zapatistas y villistas a fines de diciembre de
1914 (tanto Zapata como Villa nunca tuvieron la intención de tomar el
poder ni de ocupar o tomar la capital), Carranza tomó medidas concretas
para los sectores populares urbanos y celebró acuerdos con los
sindicatos, incluida la distribución de ayuda humanitaria. Apoyó al
sindicato de electricistas contra su patrón. Detuvo a comerciantes y a
180 curas. Los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial (sindicatos
anarquistas) firmaron un acuerdo con Carranza y el general Obregón, que
tenía un papel clave en su entorno, por el cual se comprometían a
participar en la guerra contra Pancho Villa a cambio de concesiones. |
91|
El 6 de enero de 1915, Carranza promulgó una ley de reforma agraria. Su
alcance era limitado pero tenía el fin de alienar una parte de la base
campesina de Zapata y Villa.
Un año después del pacto firmado con los dirigentes de la Casa del
Obrero Mundial, Carranza acabó con las concesiones ya que habían dejado
de serle necesarias puesto que la división del Norte había sido
destruida. La represión anti obrera y anti sindicalista comenzó de
nuevo. En respuesta, el 31 de julio de 1916 se desencadenó una huelga
general en México contra la política de Carranza, que comenzó
masivamente pero que la aplastó la represión. |
92|
En julio-agosto de 1916, en el momento en que Carranza reprimía y
aplastaba al movimiento obrero en México, se realizó una ofensiva masiva
contra los zapatistas en Morelos. A pesar de esas acciones trágicas e
impopulares, Carranza, en enero de 1917, para consolidar su poder y
darle legitimidad, hizo adoptar la Constitución más avanzada en lo
social para la época y para todo el planeta. Esa constitución retomaba
elementos del plan Ayala. Afirmaba que la nación debía poder disponer de
sus riquezas naturales, que el campesinado debía poder disponer de la
tierra, e instituía numerosos derechos sociales. Anunciaba una reforma
agraria y leyes sociales (jornada de 8 horas, derecho de asociación en
sindicatos, derecho de huelga, salario mínimo, limitación del trabajo de
las mujeres y de los niños).
La carta de Emiliano Zapata sobre la revolución rusa con fecha del 14 de febrero de 1918
Habríamos estado equivocados
si hubiéramos creído que Emiliano Zapata limitaba el alcance de su
combate al territorio mexicano y a las masas campesinas. Estos extractos
de su carta sobre la revolución rusa indican de manera evidente la
importancia que atribuía, por una parte, a la solidaridad entre las dos
grandes revoluciones en curso y, por otra parte, la necesidad de la
alianza entre los obreros y los campesinos.
Mucho ganaríamos, mucho
ganaría la humana justicia, si todos los pueblos de nuestra América y
todas las naciones de la vieja Europa comprendiesen que la causa del
México revolucionario y la causa de la Rusia irredenta, son y
representan la causa de la humanidad, el interés supremo de todos los
pueblos oprimidos.
Aquí como allá hay grandes
señores, inhumanos, codiciosos y crueles que de padres a hijos han
venido explotando hasta la tortura, a grandes masas de campesinos. Y
aquí como allá, los hombres esclavizados, los hombres de conciencia
dormida empiezan a despertar, a sacudirse, a agitarse, a castigar.
No
es de extrañar, por lo mismo, que el proletariado mundial aplauda y
admire la revolución rusa, del mismo modo que otorgará toda su adhesión,
su simpatía y su apoyo a esta revolución mexicana al darse cabal cuenta
de sus fines.
Por eso es tan interesante la labor de difusión y de propaganda
emprendida por usted en pro de la verdad; por eso deberá acudir a todos
los centros y agrupaciones obreras del mundo, para hacerles sentir la
imperiosa necesidad de acometer a la vez y de realizar conjuntamente las
dos empresas: educar al obrero para la lucha y formar la conciencia del
campesino.
Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad
del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se
realiza a la vez la liberación del campesino.
De no ser así, la burguesía podría poner estas dos fuerzas, la
una frente a la otra, y aprovecharse, por ejemplo, de la ignorancia de
los campesinos para combatir y refrenar los justos impulsos de los
trabajadores citadinos; del mismo modo que, si el caso se ofrece, podrá
utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos
del campo.» |
93|
Al leer la carta, nos damos mejor cuenta de por qué las clases
dominantes mexicanas y el gobierno de Estados Unidos querían acabar con
Emiliano Zapata.
En abril de 1919, Carranza consiguió mediante engaños hacer asesinar a Emiliano Zapata.
En 1920, Carranza fue finalmente derrocado por el general Obregón, un
personaje clave de su entorno al que ya hemos citado. Unos meses
después del derrocamiento de Carranza, el general Álvaro Obregón fue
elegido por más de un millón de votos en la elección de septiembre de
1920. El 1 de diciembre accedió oficialmente al puesto de presidente.
Estaba apoyado por los dirigentes sindicales, especialmente, los de la
Confederación Regional Obrera mexicana (CROM), un sindicato fundado en
1918. En 1920, Obregón consiguió convencer a Pancho Villa que depusiera
las armas y licenciara a las últimas tropas que todavía le eran fieles,
proponiéndole una renta vitalicia y el reconocimiento de su grado de
general de división del ejército federal. Sin embargo, lo mando asesinar
en 1923.
A partir de 1918-1919, la dinámica revolucionaria había terminado.
Los elementos más revolucionarios y los más visionarios como Emiliano
Zapata y sus partidarios fueron eliminados o recuperados por el sistema.
El país estaba dotado de una Constitución muy avanzada pero solo fue
parcialmente puesta en práctica. En consecuencia, las clases dominantes
locales trataron de revertir las importantes concesiones que habían
tenido que acordar durante la revolución.
Los gobernantes que se sucedieron enterraron progresivamente las
grandes conquistas sociales de los años 1911-1917, aunque, a partir de
1934, surgieron de nuevo con fuerza (véase más adelante). Los gobiernos
también intentaron llegar a compromisos con los acreedores de la deuda
externa desde 1921.
Las renegociaciones con la deuda a partir de 1921.
Entre 1922 y 1942 (¡20 años!) se realizaron largas negociaciones
con un consorcio de acreedores dirigido por uno de los directores del
banco JPMorgan de Estados Unidos.
En febrero de 1919, se constituyó un cártel de banqueros acreedores
de México con el nombre de Comité Internacional de Banqueros con
Intereses en México (International Committee of Bankers on Mexico).
Estaba presidido por T. W. Lamont representante de JPMorgan de Nueva
York, y reunía a bancos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Países
Bajos, Bélgica, Suiza y Alemania.
En 1921, el presidente Álvaro Obregón invitó a T. W. Lamont a México
con el fin de entablar negociaciones que llegaron, en junio de 1922, a
un acuerdo. |
94|
Se trató de un acuerdo funesto para el país que mostraba claramente el
cambio de orientación política del gobierno. Se aproximaba a la política
del porfiriato en materia de endeudamiento, es decir, la sumisión a los
intereses de las clases dominantes locales y a los bancos
internacionales poseedores de la deuda externa e interna.
Por este acuerdo, el presidente Obregón y su gobierno reconocían una
deuda pública que se elevaba a 500 millones de dólares, mientras que en
1910 la deuda era de 220 millones de dólares y que los empréstitos
suplementarios realizados después de esa fecha, o sea, los realizados
por el usurpador Huerta entre 1911 y 1913, representaban un saldo de 30
millones de dólares (efectivamente, los 20 millones prestados por el
banco Speyer habían sido reembolsados gracias a un empréstito realizado
en París en 1913). El presidente Obregón aceptaba, por lo tanto,
reconocer un monto de deuda que era el doble de lo que se debía. |
95| Además, aceptaba agregarle 200 millones de intereses atrasados. |
96|
Una verdadera traición a los intereses del país y del pueblo mexicano.
Tanto más que la deuda contraída por el dictador Porfirio Díaz (220
millones de dólares) así como los empréstitos realizados por el
usurpador Huerta (30 millones de dólares) correspondían claramente a una
deuda odiosa puesto que se habían acumulado contra el interés de la
población y que los bancos acreedores eran concientes de ello. |
97|
El Congreso de México controlado por el presidente ratificó el
acuerdo y el país inició los reembolsos en 1923, pero las sumas a pagar
eran tan elevadas y el déficit presupuestario tan grave que, el 30 de
junio de 1924, Obregón suspendió el pago de la deuda.
México retomó las negociaciones con Lamont de JPMorgan, terminando en
un nuevo acuerdo en 1925, y que el Congreso, una vez más, ratificó. Con
el fin de retomar los pagos, el nuevo presidente mexicano Plutarco
Elías Calles (presidente desde diciembre de 1924 hasta noviembre de
1928) negoció una línea de crédito con el Comité de Banqueros. Se
hicieron algunos pagos en 1926, y luego en 1927, pero México de nuevo
suspendió el reembolso de la deuda.
El Comité de Banqueros envió en 1928 una comisión de expertos con el
fin de analizar la situación. En su informe, los expertos criticaron la
realización, por parte del gobierno, de demasiados gastos sociales, en
particular, en la educación pública. Consideraron también que México
efectuaba demasiadas inversiones en el sistema de riego y en el
establecimiento de un sistema de crédito público para los campesinos. Reconocieron que, para evitar una nueva revolución, era necesario
realizar algunos gastos públicos pero los que había hecho el gobierno
eran, según los expertos, exagerados. |
98|
Se retomaron las negociaciones entre el gobierno y el Comité de
Banqueros. Un nuevo acuerdo fue adoptado en 1930 pero, por primera vez
desde 1922, un importante número de parlamentarios se opuso a su
ratificación. Además, cuatro de los diputados del estado de Chihuahua
presentaron un proyecto de ley con el fin de declarar una moratoria de
10 años en el reembolso de la deuda, para utilizar las sumas así
ahorradas en gastos útiles para la sociedad. |
99|
El gobierno decidió no correr el riesgo de quedar en minoría en el
Congreso y no se atrevió a someter a votación el acuerdo pactado con el
Comité de Banqueros.
Mientras tanto, los efectos de la crisis de Wall Street de octubre de
1929 se hizo sentir fuertemente en la cantidad de derechos de
exportación recaudados y el proyecto de retomar el pago de la deuda se
volvió más y más impopular. En enero de 1932, el Congreso aprobó una ley
que anulaba el último acuerdo pactado por el gobierno con el Comité de
Banqueros. Finalmente, el 1 de septiembre de 1933, el presidente
Abelardo Rodríguez anunció que México no retomaría el pago de su deuda
externa.
El presidente Lázaro Cárdenas en 1934-1940 preparaba la victoria de 1942 contra los acreedores.
En diciembre de 1934, Lázaro Cárdenas comenzó un mandato presidencial
que se prolongó hasta diciembre de 1940. Durante ese período de seis
años, Lázaro Cárdenas realizó importantes reformas de izquierda, y
algunas de ellas permitieron por primera vez poner en práctica algunas
aspiraciones revolucionarias de los años 1910-1917 y de la Constitución
de 1917.
Lázaro Cárdenas comenzó su mandato en un contexto de luchas sociales
y, especialmente, de huelgas obreras, y adoptó una orientación que
rompía con la que había dominado la política desde 1920. Se opuso a su
predecesor Plutarco Elías Calles. Rechazó retomar las negociaciones con
el Comité Internacional de Banqueros.
Una de las primeras medidas de Cárdenas fue sobre la reforma de la
educación pública. La reforma del artículo 3 de la Constitución que
entro en vigencia en diciembre de 1934 decía:
«La educación que
imparte el Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina
religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la
escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permitan
crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la
vida social.» Se puede leer en la explicación de los fundamentos del proyecto de ley presentada a la Cámara de diputados:
«La
instauración de la enseñanza socialista en la República mediante la
aprobación de la reforma del artículo 3, no significa la transformación
económica inmediata del régimen en el cual vivimos; significa la
preparación del material humano que necesita la revolución para
continuar y consolidar su obra. El futuro del país pertenece a la
infancia y a la juventud socialista que se orienta y cultiva ahora en
los establecimientos educativos. Será esa juventud la que realice
definitivamente las aspiraciones del proletariado y de las clases
oprimidas de México». La puesta en práctica de esos principios fue limitada debida a la inercia del sistema. |
100|
Reforma agraria
En virtud de una de las disposiciones del artículo 27 de la
Constitución de 1917, que preveía la posibilidad de expropiar tierras
para restituirlas a los ejidos, |
101|
Lázaro Cárdenas expropió 18 millones de hectáreas pertenecientes a
latifundistas mexicanos y a firmas extranjeras. Distribuyó las tierras
en beneficio de las comunidades agrarias indígenas que se organizaban en
propiedades colectivas tradicionales conocidas como ejidos. Las tierras
por lo tanto no eran atribuidas a un propietario privado. El objetivo,
además de retomar la demanda expresada por Emiliano Zapata y el plan
Ayala, era de devolver, de alguna manera, a las comunidades lo que les
había sido robado y, más allá, favorecer el desarrollo de una
agricultura de subsistencia con el fin de satisfacer las necesidades del
mercado local. Las comunidades campesinas que recibían las tierras
podían valorizarlas como decidieran pero no podían venderles. Las
comunidades ejidales se dotaron de estructuras de decisión para
administrar las tierras. El gobierno de Lázaro Cárdenas fundó un banco
público, Banco Nacional de Crédito Ejidal (Banjidal). El gobierno
financiaba también la formación de los técnicos para mejorar el uso de
las tierras. La reforma agraria cardenista se diferenciaba de las
políticas aplicadas por los gobiernos anteriores en la medida en que
aquellos se limitaron a retornar tierras (por otra parte, en cantidades
muy limitadas) a propietarios individuales privados.
Nacionalización de los ferrocarriles y del petróleo
La huelga de ferroviarios de 1936 desembocó en la nacionalización completa de los ferrocarriles.
En 1938, tuvo lugar la nacionalización del petróleo en un contexto de
huelgas obreras de ese sector. La explotación petrolera que había
comenzado al final del porfiriato estaba totalmente en manos de
compañías británicas y estadounidenses. El párrafo 4 del artículo 27 de
la Constitución de 1917 declaraba que las reservas de los campos
petrolíferos eran de propiedad de la nación. En 1937, los trabajadores
del petróleo entraron en un conflicto muy duro con los propietarios de
las empresas petroleras que rechazaban conceder el aumento salarial
exigido por los huelguistas. El 18 de marzo de 1938, Lázaro Cárdenas
anunció al país que intervenía en el conflicto para ponerle fin
expropiando las empresas petroleras. Precisó que en el término de 10
años los propietarios extranjeros tendrían una compensación. Eso desató
la ira de los capitalistas extranjeros y de Gran Bretaña que rompió
relaciones diplomáticas con México con el fin de ejercer una presión
máxima sobre el gobierno. |
102|
Lázaro Cárdenas mantuvo el tipo. Creó la empresa pública Petróleos
Mexicanos (PEMEX). La decisión de Cárdenas levantó un enorme entusiasmo
en la población. Y señalemos que PEMEX fue privatizada setenta y cinco
años después, en 2013, en el marco de una profundización de las
políticas neoliberales.
Política internacional
En relación con la política de Cárdenas, también hay que
mencionar que su gobierno fue uno de los pocos en haber suministrado
armas a los republicanos españoles oponiéndose al bloqueo decretado
contra los republicanos por los gobiernos británicos y francés. El
gobierno de Cárdenas también recibió y sostuvo financieramente a 40.000
republicanos españoles después de la derrota por las tropas franquistas,
armadas masivamente por la Alemania nazi y la Italia fascista. Cárdenas
acogió también a Trotsky, ese revolucionario ruso perseguido por Stalin
a quien ningún gobierno de Europa quería concederle un visado ni un
derecho de residencia prolongada. |
103|
Cárdenas mantuvo, por otro lado, relaciones amistosas con el exiliado
ruso, lo que no impidió que agentes de Stalin lo asesinaran en México,
en agosto de 1940.
Lázaro Cárdenas también fue muy popular ya que, desde que accedió a
la presidencia, se bajó su sueldo a la mitad y abandonó el tradicional
palacio presidencial (el castillo de Chapultepec, antigua residencia de
los virreyes de Nueva España) para cambiar su residencia a Los Pinos,
menos ostentosa, y transformó el antiguo castillo en el Museo Nacional
de Historia de México. Al final de su mandato, sus conciudadanos
pudieron darse cuenta de que no se había enriquecido.
En conclusión, se puede afirmar que, si bien Lázaro
Cárdenas no buscó romper con el capitalismo, realizó grandes reformas
estructurales que mejoraron la situación del pueblo, concretando
parcialmente las reivindicaciones fundamentales expresadas durante la
revolución de 1910-1917, y reforzaron el ejercicio de la soberanía del
país sobre sus recursos naturales. También llevó a cabo una política
internacional anti-imperialista y de solidaridad con los pueblos.
La victoria de 1942 contra los acreedores
El rechazo de Lázaro Cárdenas de retomar el pago de la deuda o
incluso de retomar las negociaciones con el Comité Internacional de
Banqueros desembocó en una victoria. Para sucederle, su ex ministro de
Defensa, Manuel Ávila Camacho fue elegido presidente y Lázaro Cárdenas
se convirtió en el ministro de Defensa del nuevo gobierno.
A partir de 1941, para mejorar las relaciones con México, el
presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, presionó a los
banqueros de su país, comenzando por JPMorgan, con el fin de que
capitularan ante el gobierno mexicano. Washington estaba por entrar en
la Segunda Guerra Mundial a partir de diciembre de 1941, y tenía
necesidad de que su vecino mexicano (al igual que Brasil que también
estaba en suspensión de pagos) fuera un aliado sólido.
El acuerdo que puso fin al conflicto entre el Comité Internacional de
Banqueros y México constituye un verdadero acto de capitulación de los
bancos.
Aunque el Comité Internacional de Banqueros exigía el pago de una
deuda evaluada en 510 millones de dólares (capital e intereses
incluidos), el acuerdo final preveía el pago de un poco menos de 50
millones de dólares, o sea, una reducción de más del 90 %. Además, lo
increíble es el tipo de interés aplicado para la compensación en
relación a los intereses atrasados: 1/1000 para los intereses atrasados
anteriores a 1923, 1/100 para el período 1923-1943. |
104|
Sin embargo, en numerosos acuerdos de reestructuraciones de deuda que
datan del siglo xix o de la primera mitad del siglo xx, los intereses
atrasados eran totalmente convertidos en el capital que se debía.
Recordemos que el acuerdo firmado en 1922 por Obregón y el Comité
Internacional de Banqueros, implicaba el reconocimiento por México de
una deuda de 500 millones de dólares. Pero habían pasado 20 años. Al
aceptar reembolsar una deuda de 50 millones de dólares (capital más
intereses atrasados), México obtuvo una victoria extraordinaria.
Y no fue todo: los tenedores de los títulos estaban obligados a
presentar sus títulos y registrarlos y estampillarlos ante las
autoridades mexicanas, antes de poder pretender una compensación. Los
banqueros debían registrar sus títulos ante el gobierno mexicano: jamás
visto hasta ese momento. Hay que señalar que los bancos alemanes que
formaban parte del Comité Internacional de Banqueros no fueron
autorizados a presentar sus títulos ya que se consideraban cómplices de
una potencia enemiga.
Agreguemos que Washington, a partir de 1940, intentaba comprar
petróleo mexicano mientras que hasta ese momento no había habido ninguna
compensación petrolera pagada por México. La sociedad petrolera
Sinclair comenzó a comprar petróleo a la empresa pública Pemex. Sinclair
que había exigido una compensación de 32 millones de dólares, aceptó
finalmente una compensación de 8 millones que sería pagada con una parte
de los dólares que Sinclair debía pagar a Pemex por comprarle 20
millones de barriles de petróleo en un período de 4 años. Finalmente se
llegó a un acuerdo general y México prometió pagar 23 millones de
dólares para indemnizar al conjunto de sociedades petroleras
estadounidenses expropiadas en 1938. |
105|
Gracias al acuerdo sobre la deuda, a los otros aspectos de la
política llevada a cabo durante el mandato de Cárdenas y al contexto de
la posguerra, México pudo implementar una política de desarrollo
económico, aplicando estrictas medidas proteccionistas hasta los años
1950. México no comenzó a demandar préstamos a los bancos privados hasta
finales de la década de 1950.
Conclusiones y reflexiones finales
México es el único país ex colonial que, en el siglo xix y en la
primera mitad del xx, logró por sus propios medios imponer humillantes
derrotas a sus acreedores. México repudió en 1861 una gran parte de la
deuda que le era reclamada y obtuvo una victoria total en 1867. Luego,
un poco menos de veinte años más tarde, las clases dominantes y el
dictador Porfirio Díaz consiguieron que México diera marcha atrás. Es el
caso típico de complicidad y pasividad de las clases dominantes de un
país sometido que sus intereses giran constantemente en torno a la
sumisión a las potencias imperialistas europeas o/y a Estados Unidos.
Cuando Porfirio Díaz finalmente fue derrocado y estalló una auténtica
revolución popular, México suspendió, nuevamente, el pago de la deuda.
La suspensión duró más de 30 años (desde 1914 hasta el fin de la Segunda
Guerra Mundial) y fue acompañada por la puesta en marcha de profundas
reformas económicas y sociales. La victoria frente a los acreedores fue
completa, pero no quiere decir definitiva.
Lo que precede explica el gran interés en conocer todo lo que pasó en
México desde su independencia en 1821 hasta el final de la Segunda
Guerra Mundial. El otro país que repudió con éxito su deuda, contando
solamente con sus fuerzas, fue la Unión Soviética en 1918. El punto
común con México, es la coincidencia entre los procesos revolucionarios y
el repudio de las deudas. No obstante las diferencias son: 1. el
gobierno bolchevique pura y llanamente repudió todas las deudas
zaristas;[107] 2. Rusia era, en el momento de la revolución de 1917, una
potencia imperialista, ciertamente declinante, mientras que México era
una ex colonia española codiciada por los crecientes imperialismos
europeos y de Estados Unidos. Los otros países que repudiaron
exitosamente las deudas pertenecían a la categoría de grandes potencias
—es el caso de Estados Unidos—[108] o estaban directamente protegidos
por alguna de ellas —como el caso de Costa Rica, protegido por Estados
Unidos frente a Gran Bretaña a comienzos de los años 1920—.[109] Y por
ello, la experiencia mexicana es excepcional y deber ser conocida. Sin
embargo, hay muy poco escrito sobre todo esto. Por parte del pensamiento
dominante, hay mucho interés en disimular la historia real de México.
Por parte de la izquierda, había una gran laguna y es de esperar que
este libro contribuya a llenarla.
Agradecimientos
El
autor agradece por la lectura y/o por la ayuda en la búsqueda de
documentos a Víctor Isidro, Nathan Legrand, Carlos Marichal, Alejandro
Manríquez, Silvia Elena Meza, Damien Millet y Claude Quémar.
El autor es el único responsable de los eventuales errores contenidos en ese trabajo.
Traducido por Griselda Pinero y Raul Quiroz
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Vol. 2. New Haven: Yale University Press, 1951, 652 p.
Notas :
|
1|
1 Antes de la conquista española, la población del México actual era de
entre 18 y 25 millones de personas. Menos de un siglo más tarde, hacia
1600, había descendido a cerca de 3,5 millones de habitantes. Según un
cálculo con valores más bajos, la población de México antes de la
conquista era de unos 7,5 millones en 1500 y bajó en 2/3 después de la
conquista hasta los 2,5 millones de habitantes en 1600. Fuente: Angus
Maddison, L’économie mondiale : statistiques historiques, OCDE, Paris,
2003, p. 120. Thomas Calvo, especialista en América hispana, da las
siguientes cifras sobre la población antes de la conquista española del
Imperio azteca y sus márgenes: 18,3 millones de habitantes; en los
territorios del Norte, 2,5 millones; en México central, 15 millones: en
Chiapas, 0,8 millones. Fuente: Thomas Calvo, L’Amérique ibérique de 1570
à 1910, Nathan université, 1994, p. 14.
|
2|
Véase Jan Bazant, Historia de la deuda exterior de México, 1823-1946,
El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, México, pp. 18-19.
|
3| Véase Bazant, p. 21, y Alamán, p. 323.
|
4|
Algunos pueblos indígenas se habían sublevado muchas veces en el curso
de los siglos precedentes y algunos de ellos, como los Yaquis de Sonora,
en México, prosiguieron la lucha después de la independencia puesto que
no sacaron ningún beneficio con ella.
|
5|
Evolución de la población de Méxique entre 1600 y 2015 (en millones
d’habitantes): 1600 : 3,5 ; 1700 : 4,0 ; 1800 : 5,7 ; 1850 : 7,7 ; 1895 :
12,7 ; 1910 : 15,1 ; 1940 : 19,6 ; 1950 : 25,8 ; 1990 : 86,0 ; 2000 :
97,4 ; 2015 : 121,7. Fuente: Jean Batou hasta 1990 (p. 171) y
estadísticas oficiales a partir de 1895 (fecha del primer censo oficial.
|
6| Véase Bazant, pp. 27-28.
|
7|
Véase: Morning Chronicle, Londres, 8 de febrero de 1825, mentionado por
William Wynne en, State Insolvency and Foreign Bondholders. Selected
Case Histories of Governmental Foreign Bond Defaults and Debt
Readjustments. Vol. 2, 1951, p. 5.
|
8| 9 J. Bazant, p.48.
|
9|
Lorenzo de Zavala (1788-1836), que había participado en la lucha por la
independencia en los años 1810, era un importante terrateniente en
Texas. Se rebeló contre su país en 1836 cuando participó en la creación
de la república independiente de Texas. Como represalia, México le
retiró la nacionalidad. Estados Unidos anexó Texas a su territorio en
1845.
|
10| J. Bazant, p. 39.
|
11| L. Alaman, p. 983.
|
12| J. Bazant, p. 39.
|
13| J. Bazant, p. 233
|
14| Véase la tabla elaborada por el propio Bazant. p. 46.
|
15| 16 Véase «La deuda como instrumento para la conquista colonial de Egipto»,
http://www.cadtm.org/La-deuda-como-...
|
16| J. Bazant, p. 45.
|
17| J. Bazant, p. 234.
|
18| J. Bazant, p. 54.
|
19| J. Bazant, p. 53.
|
20| J. Bazant, p. 67 à 70
|
21| J. Bazant, p. 58.
|
22|
En 1853, bajo nuevas presiones y amenazas expansionistas de Estados
Unidos, Santa Anna vendió el territorio de la Mesilla por 10 millones de
pesos. Este monto fue dedicado a combatir a los rebeldes liberales
(Plan de Ayutla) que deseaban derrocar a Santa Anna y con ello logró
mantenerse en el poder hasta 1855.
|
23| J. Bazant, p. 96
|
24|
Véase William Wynne, State Insolvency and Foreign Bondholders. Selected
Case Histories of Governmental Foreign Bond Defaults and Debt
Readjustments. Vol. 2., 1951, pp. 16-17
|
25| J. Bazant, p. 96.
|
26|
Véase William Wynne, State Insolvency and Foreign Bondholders. Selected
Case Histories of Governmental Foreign Bond Defaults and Debt
Readjustments. Vol. 2, 1951, p. 18.
|
27| J. Bazant, p. 96.
|
28| J. Bazant, p. 96.
|
29|
Según investigaciones recientes, realizadas por historiadores
mexicanos, las comunidades indígenas habían resistido la aplicación de
las leyes dictadas a partir de 1856 tendientes a comercializar sus
tierras ancestrales. Simulando acatar las leyes, lograron protegerse.
Fue más tarde, durante el largo período de la presidencia de Porfirio
Díaz, cuando la expropiación de sus tierras se extendió realmente.
|
30|
Durante este periodo de lucha por el poder, tanto liberales como
conservadores firmaron tratados con EEUU y España buscando financiar la
guerra, sin que les importaran las consecuencias desfavorables para el
país. Los liberales aceptaron firmar el tratado McLane-Ocampo mediante
el cual cedían el paso de los norteamericanos por el istmo de
Tehuantepec, privilegios comerciales y la posibilidad de intervención
militar en territorio nacional, a cambio de un préstamo de 2 millones de
pesos. El Senado de EEUU rechazó este tratado y nunca logró entrar en
vigor. Los conservadores, por su parte, firmaron con los españoles el
tratado de Mont-Almonte en el que se aceptaban deudas de dudosa
procedencia contraídas por Santa Anna en 1853. Fuente: Nueva Historia
Mínima de México, pp. 304-308
|
31| Véase su biografía en
https://fr.wikipedia.org/wiki/Jean-.... No hay que tomar esta biografía al pie de la letra.
|
32|
Citado por É. de Kératry, La créance Jecker : les indemnités françaises
et les emprunts mexicains, Librairie internationale, 1867, p. 17,
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bp...
|
33| E. de Kératry, p. 30 y W. Wynne p. 20.
|
34| Bazant, p. 100. Véase también E. de Kératry, op. cit.
|
35| Wynne, p. 21
|
36| W. Wynne, p. 25.
|
37| Hay que tener en cuenta que la guerra de Secesión había comenzado en abril de 1961 y se terminó en abril de 1965.
|
38| 1 peso = 5 francos franceses; 1 libra esterlina = 5 pesos; 1 livre esterlina = 25 francos franceses.
|
39| El Crédit Mobilier corrió la misma suerte que la expedición francesa a México y quebró en 1867.
|
40| J. Bazant, p. 103.
|
41|
La estafa de este último empréstito levantó tales protestas que
Napoleón III tuvo que indemnizar a los tenedores de títulos con una suma
de 87 millones de francos franceses. Es cierto que una parte de los que
se beneficiaron de esa indemnización habían participado en la estafa.
Es evidente que la suma de 87 millones de francos se agregó a la deuda
pública francesa que beneficiaba a los ricos que compraban sus títulos.
Véase J. Bazant, p. 103 y W Wynne, p. 30
|
42| Cálculos de J. Bazant, p. 105, especialmente sobre la base de É de Kératry.
|
43|
De los 38.493 militares franceses enviados a México, murieron 6.654 por
heridas o enfermedades, o sea, un sexto de las fuerzas francesas. En
1863, el jedive de Egipto apoyó a Francia ofreciendo un batallón de 450
soldados al Imperio mexicano, de los que muchos eran sudaneses,
supuestamente más resistentes a las enfermedades tropicales. A partir de
1864-1865 Austria-Hungría envió 7.000 hombres (polacos, húngaros…) en
apoyo a la agresión extranjera. También fueron enviados soldados belgas.
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Segun....
El rey de los belgas, Leopoldo II (que reinó de 1865 a 1909) intentaba
obtener ventajas en la conquista de México ya que tenía aspiraciones
coloniales. Llegó a concretar sus proyectos coloniales a partir de 1885
con la conquista del Congo. La hermana de Leopoldo II, Charlotte, era la
esposa del príncipe Maximiliano de Austria. Esta mujer apoyaba
activamente los proyectos de Bonaparte y de su padre Leopoldo 1º
|
44| W. Wynne, p. 29.
|
45|
El lema de Porfirio Díaz «Orden y Progreso» ejemplifica su método
autoritario para lograr la “modernización” del país, justificado en la
ideología positivista.
|
46|
Señalemos que Benito Juárez no intentó, en forma activa, mejorar las
condiciones de vida de los peones y de otros campesinos. Benito Juárez
no hizo desaparecer ni la semi esclavitud de los peones debido a sus
deudas trasmitidas de forma hereditaria, ni las prisiones privadas ni
las mutilaciones corporales en las haciendas. Esa ausencia de atención
con respecto a los campesinos y a las comunidades indígenas, así como
los ataques a sus propiedades comunitarias provocaron sublevaciones: la
de Chamelas en Chiapas en 1869, el movimiento de resistencia dirigido
por Julio Chávez López (sobre la base de principios socialistas y
anarquistas) a fines de la década de 1860 en Chalco y Texcoco, la
prosecución de la lucha del pueblo yaqui en el estado de Sonora.
|
47| Calculos del autor basados en J. Bazant (especialmente pp. 147, 160, 175, 176, 272).
|
48| W. Wynne, pp.3-4
|
49| J. Bazant, p.240
|
50|
Una sola excepción: el reembolso del empréstito de 3 millones de pesos
contraído en 1865 con Estados Unidos por el gobierno de Benito Juárez
para adquirir armas con el objetivo de derrotar a la ocupación francesa.
El reembolso de ese empréstito terminó en 1893.
|
51| J. Bazant, p. 109
|
52| Véase el texto del decreto:
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080... , p. 326 à 328
|
53| Véase Jeff King The Doctrine of Odious Debt in International Law. A Restatement, University College London, 2016, p. 72-73.
|
54| J. Bazant, p. 127.
|
55|
Véase la prensa de la época: El Monitor, Ciudad de México, nº 278 del
19 de noviembre de 1884; El Nacional, Ciudad de México, nº 242, 19 de
noviembre de 1884; La Libertad, nº 243, 31 de octubre de 1884.
|
56| W. Wynne, p. 45.
|
57| J. Bazant, p. 134.
|
58|
Además, contrariamente a la repudiación pronunciada por Benito Juárez
en 1867 y al decreto de junio de 1883, el gobierno aceptó contabilizar
en la compensación pagada a los acreedores una parte del coste de los
títulos emitidos por Maximiliano de Austria en el marco de una
reestructuración de la deuda, llamada de «Londres». Véase J. Bazant, p.
130
|
59|
La nueva deuda que fue consecuencia del pago del saldo de los préstamos
Goldsmith y Barclay se elevó, efectivamente, a 34 millones de pesos ya
que para poder pedir en préstamo la suma de 27 millones de pesos, México
debió reconoce runa nueva deuda superior a ese monto en la medida de
que el nuevo empréstito se vendió por debajo de su valor nominal y donde
hubo que pagar una comisión al banco alemán Bleichchroeder que gestionó
el empréstito.
|
60| J. Bazant, p. 237
|
61| J. Bazant, pp. 234-235; W. Wynne, pp. 7 a 13.
|
62| W. Wynne, p. 57.
|
63|
Sin embargo, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, el desarrollo
capitalista de México no se basaba solamente en una mano de obra
«libre»puesto que junto a las relaciones de producción capitalista
(explotación salarial), existían relaciones de producción
precapitalistas, e incluso algunas formas de esclavitud. Efectivamente,
varias comunidades indígenas fueron deportadas para efectuar trabajos
forzados en plantaciones de cáñamo y de tabaco.
|
64| A. Gilly, p. 21.
|
65| Ibid., p. 28.
|
66| W. Wynne, p. 51.
|
67| J. Bazant, p. 177.
|
68| A. Gilly, p. 36.
|
69| J. Bazant, p. 123 quien cita a Fuentes Díaz, El problema ferrocarrilero en México, p. 25.
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70| J. Bazant, p. 123.
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71| A. Gilly, p. 32.
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72| J. Bazant, p. 125.
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73| J. Bazant, pp. 141-142.
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74| Algunos años más tarde, los revolucionarios utilizaron plenamente los ferrocarriles para desplazar a sus tropas en el país.
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75| J. Bazant, p. 165.
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76| J. Bazant, p. 167-169.
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77| Es un proceso que tuvo lugar en numerosos países en todo el planeta, en la misma época.
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78| A. Gilly, pp. 33-34.
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79| Ibid., p. 35.
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80| W. Wynne, p. 59.
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81|
Madero había estudiado en Baltimore, en la HEC (Escuela de Estudios
Superiores de Comercio) de París, en la Universidad de California en
Berkeley, en las Academias Culver en Indiana.
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82|
Durante su exilio, hizo una estadía en Suiza, en Interlaken, luego en
París. Después viajó a Alemania donde Guillermo II, que iba a
«desencadenar» la Primera Guerra Mundial, lo recibió con honores.
También visitó Egipto, pasó un tiempo en Roma y en Nápoles. Murió a los
85 años el 2 de julio de 1915 en París y lo enterraron en el cementerio
de Montparnasse. En resumen, tuvo un exilio dorado. Algunos jerifaltes
del régimen neoliberal mexicano actual desean repatriar sus restos.
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83|
Emiliano Zapata (1879-1919) fue el dirigente revolucionario que llegó
más lejos en la defensa de los derechos de las comunidades campesinas
indígenas. La lucha armada que dirigió estaba intrínsicamente ligada a
la lucha de las masas populares, especialmente, en su estado natal de
Morelos. Su programa no se detenía en los derechos de las masas rurales
aunque estas constituyeran su base fundamental.
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84|
Con respecto a la política de William H. Taft que fue presidente de
Estados Unidos de 1909 a 1913, véase «El repudio de las deudas por parte
de Costa Rica debería inspirar a otros países»,
http://www.cadtm.org/El-repudio-de-...
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85| J. Bazant, p. 181.
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86| W. Wynne, p. 64.
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87|
Durante el porfiriato, el movimiento obrero estaba organizado, en un
principio, en los sectores de minas y de ferrocarriles. En esos casos,
el proletariado aprovechaba las experiencias de lucha en Estados Unidos
con base en un sindicalismo revolucionario. El movimiento obrero también
tenía las influencias de las otras luchas de la clase obrera a escala
mundial, especialmente la experiencia de La Comuna de París, en 1871.
Los órganos de prensa socialistas hicieron su aparición: El Socialista
en 1872; La Comuna en 1874, que más tarde será La Comuna mexicana. 1872
es también el año de la aparición de la primera central obrera, llamada
el Gran Círculo de los obreros, implantado principalmente en las
industrias textiles y en el artesanado. Esa organización se desintegrará
partir de 1879, al dividirse por el apoyo a dos candidatos de la
burguesía en 1880. Adolfo Gilly escribió: «Esa desintegración del Gran
Círculo marcó el fin de una época y coincidió con los comienzos de eses
período de desarrollo impetuosos del capitalismo de los años 1880-1890,
que veía como el joven proletariado industrial se organizaba de una
manera más auténticamente sindical, sobre todo los obreros ferroviarios,
los textiles y los mineros.» (A.Gilly, p. 41). Así que, a pesar de la
terrible represión del régimen de Porfirio Díaz, se contaron 250 huelgas
entre 1876 y 1911. Aunque salieran exitosas o derrotadas, permitieron
la organización política de las fuerzas productivas frente a las
contradicciones del capitalismo, y preparan la explosión revolucionaria
de 1910. Durante la revolución, la corriente anarquista ejerció una
verdadera influencia. Estaba especialmente representada por los hermanos
Flores Magón que presentaban un programa libertario. En 1911, uno de
los hermanos Flores Magón. Apoyado por anarquistas de diversas
nacionalidades, entre los cuales un centenar de internacionalistas de la
organización estadounidense Industrial Workers of the World, participó
en la toma de dos pueblos mexicanos próximas de la frontera con Estados
Unidos: Mexicali (300 habitantes) y Tijuana (100 habitantes) que estaban
poco o nada defendidos. Durante cinco meses, hicieron vivir sobre pocos
kilómetros cuadrados la Comuna de Baja California, experiencia
comunista libertaria: abolición de la propiedad privada, trabajo
colectivo de la tierra, formación de grupos de productores, etc. antes
de ser abatidos militarmente, y eso marcó el fin de la tentativa de
establecer una república socialista libertaria.
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88|
Pancho Villa (1872-1923) era un ex campesino que había tenido problemas
con la justicia como consecuencia de conflictos con grandes
propietarios. Siempre en el ostracismo, había ejercido múltiples
ocupaciones, incluida la de cuatrero en la montaña. Fue en esa lucha
desigual contra los guardias rurales de Porfirio Díaz que este proscrito
desarrolló sus inmensas cualidades de combatiente. Además de su aptitud
para el combate, Villa demostró rápidamente su agudo sentido para la
organización militar, no solo en relación con los soldados campesinos
que componían su ejército, sino también con sus oficiales de su estado
mayor. Ese talento organizador incluso le permitió suscitar la adhesión
de los sectores obreros del Norte, principalmente mineros y ferroviarios
que se unieron a su ejército. Y eso fue mucho más que una anécdota: los
ferroviarios que se ganó Pancho Villa tuvieron un papel irremplazable
en la organización de los movimientos de trenes y desplazamiento de las
tropas revolucionarias. Fuente: A. Gilly, p. 90.
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89|
No obstante, cuando Pancho Villa fue designado gobernador del estado de
Chihuahua en 1913, puso en práctica una serie de medidas radicales a
favor del pueblo y contra las clases dominantes locales. Véase Paco
Ignacio Taibo II, Pancho Villa. Una biografía narrativa, Planeta,
Barcelona, 2007.
|
90| Véase, Jan Martínez Ahrens, «Toda la munición contra Zapata», El País, 24 de diciembre de 2016.
http://cultura.elpais.com/cultura/2...
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91|
Según Adolfo Gilly, esa decisión de firmar un pacto no había podido ser
aprobada por la Asamblea General del 8 de febrero de 1915. Hubo una
fuerte oposición, pero, a pesar de eso, parece que 9.000 «obreros»
participaron en los batallones rojos del ejército de Obregón que luchaba
contra la División del Norte. Incluso, hubo un «grupo sanitario
anarquista». Véase A. Gilly, pp. 157-159. Véase también
https://es.wikipedia.org/wiki/Revol..., que confirma el relato de Gilly.
|
92| A. Gilly, p. 179.
|
93| Declaración de Zapata sobre la Revolución rusa (1918-02-14), carta al General Genaro Amezcua La Habana, Cuba.
https://es.wikisource.org/wiki/Decl...)
|
94| W. Wynne, p. 66-67.
|
95|
J. Bazant, p. 239. J. Bazant que, en general, se mostró muy favorable a
todos los compromisos que se habían acordado con los acreedores,
declaró que esa suma de 500 millones de dólares era increíble.
|
96| W. Wynne, p. 68.
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97|
Para una definición argumentada de la deuda odiosa véase: É. Toussaint:
«La deuda odiosa según Alexander Sack y según el CADTM»
http://www.cadtm.org/La-deuda-odios...
|
98| W. Wynne, p. 77.
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99| W. Wynne, p. 82. Véase también el New York Times del 30 de noviembre de 1930.
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100|
Este aspecto del proyecto educativo cardenista ha sido señalado como
uno de los puntos donde se evidencia de manera clara que su discurso
político no se correspondía con las acciones concretas que se impulsaron
para lograrlo. Si bien en lo escrito la propuesta de educación pública
era ambiciosa y abiertamente pugnaba por ideales socialistas (algo
bastante extraño en el discurso oficial mexicano), al momento de
traducir dichas aspiraciones a políticas concretas, no se logró romper
con las inercias de un sistema educativo que tradicionalmente había
estado construido sobre bases burguesas. Aun así, y pese a no haber
logrado la transformación profunda de la realidad del país, y haberse
quedado corto por lo que respecta a la formación de actores que pudieran
dirigir la emancipación obrera y campesina en México, el proyecto
educativo de Cárdenas tuvo alcances reales.
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101|
Un ejido designa en México a una propiedad comunitaria atribuida a un
grupo de campesinos para efectuar allí trabajos agrícolas. En principio,
en el régimen de ejido, los miembros de la comunidad se benefician del
usufructo de las tierras sin posibilidad legal de venderlas o cederlas.
En 1993, el presidente Salinas de Gortari, profundizando la política
neoliberal de sus predecesores, hizo reformar la Constitución con el fin
de permitir la venta masiva de los ejidos. Uno de los objetivos de la
sublevación zapatista del 1 de junio de 1994 era la de cuestionar esa
política del gobierno.
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102|
Las relaciones diplomáticas fueron restablecidas entre los dos países
en octubre de 1941 ya que Londres buscaba aliados frente a la Alemania
nazi y temía un acercamiento entre México y Berlín.
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103|
Otro dato que muestra la simpatía de Cárdenas por los movimientos
revolucionarios, pero que no se refiere a la época en que fue
presidente, fue la ayuda que brinda a Fidel Castro y al Che Guevara para
salir de la cárcel un par de semanas antes de zarpar en el Granma hacia
Cuba. Fidel y el Che habían sido encarcelados en la ciudad de México
tras una denuncia del gobierno de Batista a las autoridades mexicanas de
que unos guerrilleros se encontraban operando en México. Estando en la
cárcel, Fidel logró convencer al guardia que lo dejara salir a él solo.
Luego, consiguió una audiencia con Cárdenas a quien le solicitó ayuda
para sacar a los demás prisioneros de la cárcel. Cárdenas mostró su
empatía con el proyecto de Fidel.
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104| W. Wynne, p. 97 y la tabla p. 106.
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105| W. Wynne, pp. 94-95.