Alfredo Jalife-Rahme
Anders Behring Breivik, adicto de las "guerras demográficas religiosas" y multihomicida de adolescentes y adultos noruegos del Partido Laborista (socialdemócrata), no es un "asesino solitario" ni un "lobo estepario". Sus nexos con la extrema derecha europea islamofóbica y pro israelí están bien establecidos.
Para que reine el espejismo unipolar del nipón-estadunidense Francis Fukuyama (anterior empleado de "planeación" del gobierno de EU) sobre el "fin de la historia" y la parusía del neoliberalismo global, controlado por la hoy insolvente banca israelí-anglosajona, se requiere antes aniquilar a la galopante demografía poligámica del Islam (mil 600 millones de feligreses) como implementación del choque de civilizaciones de Samuel Huntington, ex funcionario e ideólogo del gobierno de Estados Unidos (EU).
¿Cómo dispondrán luego de mil 300 millones de chinos y mil 200 millones de indios multipolares, sin contar a los 500 millones de africanos y a los rebeldes entre los 500 millones de latinoamericanos?
Huntington, promotor de la supremacía Wasp (blanco, anglosajón y protestante), hoy en franca degenerescencia, se despidió de la vida con el libro mexicanófobo ¿Quiénes somos?, de pánico ante el ascenso demográfico de los hispanos.
¿Son los monógamos latinos para EU lo que representan los polígamos islámicos tanto para la pletórica extrema derecha europea como para Israel?
En el trasfondo concierne el problema de la migración global que tiene implicaciones idiosincráticas etnoteológicas y socioculturales en cada país anfitrión debido a la unipolar imposición militar de la desregulada globalización financierista que obliga a los masivos flujos migratorios.
De no ser por supervivencia, ¿a quién le agrada abandonar país y familia para ser maltratado, vejado y ultrajado en EU y Europa?
Los totalitarismos ideológicos crearon los "refugiados políticos", así como hoy el totalitarismo neoliberal global engendra a los "refugiados económicos" islámicos, latinos y africanos.
En este sentido profundo los latinos migrantes son hermanos de los islámicos asentados en Europa.
La inviable teología, más que ideología, del fukuyamesco y simiesco "fin de la historia" –el dominio eterno del neoliberalismo global impuesto por el Wasp trasatlántico– arropa el racismo, la xenofobia y la prevalencia teológica unipolar del choque de civilizaciones: el tóxico manual operativo de las guerras bushianas y su santa alianza con Gran Bretaña (GB) e Israel de despojo de los hidrocarburos y las telecomunicaciones de los países árabes, en particular (Irak, Yemen, Somalia, Hezbolá, Hamas y Libia), e islámicos, en general (Afganistán y Pakistán; con la mira puesta en Irán), que propalan sus comentaristas infectos, los neoconservadores straussianos, al unísono de la ultraextrema derecha bélica del Committee on the Present Danger, que pululan en la televisora Fox News, que forma parte del inmundo oligopolio multimediático más poderoso de la historia de la humanidad y copropiedad de la dupla Rothschild-Murdoch (Bajo la Lupa, 24 y 27/7/11).
Se trata de una sinergia global bien lubricada de alcances geopolíticos que propala la alucinación de Fukuyama, implementada por la teología global de Huntington, aplicada por las petroleras anglosajonas (las nuevas "cuatro hermanas") y apuntalada por los oligopolios multimediáticos globales, específicamente News Corporation y BSkyB (con Sky: su sucursal sionista mexicana).
Ya el ministro "conservador" británico Jeremy Browne ilustró el papel hegemónico de la tripleta Financial Times / The Economist / BBC en la imposición de la agenda ideológica y financiera global, una genuina "globalización de la desinformación".
Breivik, un ser sico-bio-social en última instancia (nada "insano", como alega su abogado para atenuar su condena), amén de ignorante (confunde marxismo con socialdemocracia), es el engendro natural del conjunto supremacista teológico global de Fukuyama, Huntington, las depredadoras petroleras anglosajonas, las guerras bushianas de la tripleta EU-GB-Israel y la dupla Rothschild-Murdoch que nutre a las mentes carentes de sindéresis y vulnerables a la "globalización de la desinformación".
¿Cuál es la diferencia entre Breivik y los neoconservadores straussianos? Ninguna.
Israel National News (25/7/11) alardea que Breivik "ame (sic) a Israel". Cita una frase del multihomicida noruego, quien fustiga a Europa, ya que “el tiempo llegó para frenar el apoyo estúpido (sic) a los palestinos (…) para iniciar el apoyo a nuestros primos (sic) culturales, Israel”. ¿Se acentúa la "limpieza multicultural"?
Glenn Beck, virulento comentarista asociado a Fox News y furibundo partidario de la dupla Netanyahu-Lieberman, justificó el multihomicidio de los jóvenes noruegos al compararlos con "las juventudes nazis" (Haaretz, 26/7/11).
Mark Hugues, Gordon Rayner y Bruno Waterfield (The Daily Telegraph, 27/7/11) develan los nexos de Breivik con la Liga de Defensa Inglesa, el Partido Nacional Británico y Combate 18, a quienes, 90 minutos antes de sus asesinatos seriados, envió su manifiesto, un mamotreto de más de mil 500 páginas –Una declaración de independencia europea- 2083 (sic)– que mezcla bizarramente los delirios exterminadores del Unabomber con el jihadismo de Al Qaeda y las cruzadas medievales de los Caballeros Templarios (las cuales, por cierto, perdió el "cristianismo" y hoy está ganando Israel).
¿Por qué GB, apodada Londonstán, abriga y tolera laxamente a los dos extremos radicales del "cristianismo" y el "Islam", ya no se diga a los "oligarcas" opositores de Rusia? ¿Son sus armas geopolíticas para que pueda "dividir y vencer" a sus adversarios globales y despojarlos de sus materias primas y telecomunicaciones?
Breivik asistió a una manifestación en Londres (sic) en "apoyo al político holandés de extrema derecha Geert Wilders" ("viajero frecuente" a Israel), además de ostentar sus vínculos con Tanguys Veys, parlamentario de extrema derecha del partido antislámico Vlaams-Belang.
Charles Hwaley, de Der Spiegel (29/7/11), escudriña la perturbadora "conexión Likud" de los "populistas de extrema derecha y sus aliados en Israel", quienes "han establecido una estrecha red de partidos islamófobos desde Italia hasta Finlandia". Aduce que "algunos (sic) en Israel, de la coalición del gobierno Netanyahu, creen que los populistas son el futuro de Europa".
Israel, una teocracia en primera y última instancia, se halla así en "la línea frontal contra la paulatina islamización de Europa".
Eliezer Cohen –anterior coronel condecorado de la fuerza aérea israelí y ex diputado aliado del vicepremier Avigdor Lieberman, ya no se diga del holandés Geert Wilders–, apodado felinamente Chita (¿por qué será?), considera que los partidos europeos de extrema derecha "hablan exactamente (sic) el mismo lenguaje que el Likud y los otros de la derecha israelí". ¡De acuerdo!
La réplica del primer ministro laborista Jens Stoltenberg ha sido luminosamente civilizatoria: Noruega va a combatir sus fantasmas extremistas con mayor apertura, democracia y seguridad.
El antídoto al "choque de las civilizaciones" es tanto el "diálogo de las civilizaciones" como la pluralidad democrática de los multimedia y las telecomunicaciones.
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