“Desde el 7 de octubre, Israel ha matado a
más de 30.000 palestinos en Gaza, lo que equivale aproximadamente al 1,4
por ciento de su población, mediante armas letales y la imposición
deliberada de condiciones que ponen en peligro la vida. A finales de
febrero, se daba por desaparecidos a otros 12.000 palestinos,
presuntamente muertos bajo los escombros”
“Durante los primeros meses de la campaña,
el ejército israelí empleó más de 25.000 toneladas de explosivos
(equivalentes a dos bombas nucleares) contra innumerables edificios”
“Una cuarta parte de la población de Gaza podría morir en el plazo de un año de enfermedades evitables”
“Para mediados de diciembre, las bombas y
proyectiles israelíes habían destruido o dañado gravemente la mayor
parte de las infraestructuras vitales, incluido el 77% de las
instalaciones sanitarias, el 68% de las infraestructuras de
telecomunicaciones, un gran número de servicios municipales, centros
comerciales e industriales, casi la mitad de todas las carreteras, más
del 60% de las 439.000 viviendas de Gaza, el 68% de los edificios
residenciales, todas las universidades, el 60% de otras instalaciones
educativas, incluidas 13 bibliotecas. Israel también ha destruido al
menos 195 lugares patrimoniales, 208 mezquitas, 3 iglesias y los
Archivos Centrales de Gaza (150 años de historia). A finales de enero,
más de un millón de civiles habían sido desplazados a la fuerza hacia el
sur, con sus ciudades devastadas”
“El asedio total y los casi constantes
bombardeos de alfombra, junto con las draconianas órdenes de evacuación y
las siempre cambiantes “zonas seguras”, han creado una catástrofe
humanitaria sin parangón”
“Los soldados israelíes han ocupado los
hospitales, rodeándolos con tanques y francotiradores (drones). El 12 de
febrero, sólo 11 de los 36 hospitales y el 17% de los centros de
atención primaria funcionaban, aunque sólo parcialmente.”
“La invasión terrestre y los bombardeos
aéreos han destruido tierras agrícolas, granjas, cultivos, animales y
recursos pesqueros, socavando gravemente los medios de subsistencia de
la población, el medio ambiente y el sistema agrícola”
“Del 8 al 21 de octubre, Israel impidió la entrada de cualquier tipo de ayuda en Gaza”
“El
derecho internacional no permite la afirmación generalizada de que una
fuerza contraria está utilizando en bloque a toda la población como
escudos humanos… Israel ha tratado de camuflar la intención genocida con
la jerga del derecho humanitario”
“Desde el comienzo de su asalto, Israel ha
bombardeado las zonas designadas como “seguras” causando un gran número
de víctimas. De las aproximadamente 500 bombas de 2.000 libras lanzadas
por Israel en las primeras seis semanas de hostilidades, el 42% se
desplegaron en las zonas designadas como seguras en el sur.”
El Reporte de la Relatora Especial de Naciones
Unidas sobre la situación de los derechos humanos en Palestina aparecido
el 25 de marzo ha sido una sorpresa por la dureza de las acusaciones y
el nivel de detalle de las pruebas contra Israel. Lo traducimos y
publicamos en su totalidad. Las referencias, con su enlace
correspondiente, puede encontrarlas el lector en el reporte original en
inglés en PDF que adjuntamos al final.
He aquí el reporte.
Versión anticipada sin editar
Distr: General
25 de marzo de 2024
A /HRC/55/73 – en
https://www.ohchr.org/sites/default/files/documents/hrbodies/hrcouncil/sessions-regular/session55/advance-versions/a-hrc-55-73-auv.pdf
Original: inglés (trad. eXtramuros)
Consejo de Derechos Humanos
55º período de sesiones
26 de febrero – 5 de abril de 2024
Tema 7 del programa
Informe de la Relatora Especial sobre la situación de los
derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967,
Francesca Albanese*.
Resumen
Tras cinco meses de operaciones militares, Israel ha destruido Gaza.
Más de 30.000 palestinos han muerto, entre ellos más de 13.000 niños. Se
presume que más de 12.000 han muerto y 71.000 han resultado heridos,
muchos de ellos con mutilaciones que les han cambiado la vida. El 70% de
las zonas residenciales han quedado destruidas. El 80% de la población
se ha visto obligada a desplazarse. Miles de familias han perdido a sus
seres queridos o han sido aniquiladas. Muchas no han podido enterrar y
llorar a sus parientes, y se han visto obligadas a dejar sus cuerpos
descomponiéndose en las casas, en la calle o bajo los escombros. Miles
han sido detenidos y sometidos sistemáticamente a tratos inhumanos y
degradantes. El incalculable trauma colectivo se dejará sentir durante
generaciones.
Al analizar las pautas de violencia y las políticas de Israel en su
ataque contra Gaza, este informe concluye que hay motivos razonables
para creer que se alcanz el umbral que indica que Israel ha cometido
genocidio. Una de las principales conclusiones es que los dirigentes
ejecutivos y militares y los soldados de Israel han distorsionado
intencionadamente los principios del jus in bello, subvirtiendo sus funciones protectoras, en un intento de legitimar la violencia genocida contra el pueblo palestino.
I. Introducción
1. En el presente informe, Francesca Albanese, Relatora Especial
sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino
ocupado desde 1967 (“TPO”), aborda el crimen de genocidio perpetrado por
el Estado de Israel (“Israel”) en el TPO, concretamente en la Franja de
Gaza, desde el 7 de octubre de 2023. Dado que Israel prohíbe sus
visitas, este informe se basa en datos y análisis de organizaciones
sobre el terreno, jurisprudencia internacional, informes de
investigación y consultas con personas afectadas, autoridades, sociedad
civil y expertos.
2. La Relatora Especial condena firmemente los crímenes cometidos por
Hamás y otros grupos armados palestinos en Israel el 7 de octubre e
insta a la rendición de cuentas y a la liberación de los rehenes. El
presente informe no examina esos acontecimientos, ya que quedan fuera
del ámbito geográfico de su mandato. Tampoco examina la situación en
Cisjordania, incluido Jerusalén Este.
3. Desde que impuso el asedio a Gaza en 2007, que endureció el cierre
impuesto desde 1993, Israel, la potencia ocupante, ha llevado a cabo
cinco grandes asaltos antes del actual.
4. Al noveno día, este asalto ya había causado más muertos (2.670)
que la anterior guerra más mortífera de Israel contra Gaza, en 2014
(2.251). Sólo una fracción de las matanzas masivas, los graves daños y
las despiadadas condiciones que ponen en peligro la vida infligidas a
los palestinos durante los siguientes cinco meses de asalto puede ser
capturada en este informe.
5. Expertos independientes de la ONU, académicos y Estados, incluida
Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (“CIJ “), han
advertido de que los actos cometidos en esta última embestida pueden
equivaler a genocidio. La CIJ constató un riesgo plausible de “perjuicio
irreparable ” para los derechos de los palestinos de Gaza, un grupo
protegido por la Convención sobre el Genocidio, y ordenó a Israel, entre
otras cosas, que “adoptara todas las medidas a su alcance” para impedir
actos genocidas, prevenir y castigar la incitación al genocidio y
garantizar la ayuda humanitaria urgente.
6. En su defensa, Israel ha alegado que su conducta se ajusta al derecho internacional
internacional humanitario (“DIH”). Una conclusión clave de este
informe es que Israel ha invocado estratégicamente el marco del DIH como
“camuflaje humanitario ” para legitimar su violencia genocida en Gaza.
7. El contexto, los hechos y el análisis presentados en este informe
llevan a la conclusión de que existen motivos razonables para creer que
se cumple el umbral que indica que Israel ha cometido genocidio. En
términos más generales, también indican que las acciones de Israel han
estado impulsadas por una lógica genocida que forma parte integrante de
su proyecto colonial de asentamientos en Palestina, lo que indica una
tragedia anunciada.
II. Contextualización del genocidio
A. El genocidio como inherente al colonialismo de asentamientos
8. El genocidio, como negación del derecho de un pueblo a existir y
el subsiguiente intento o éxito en aniquilarlo, conlleva diversos modos
de eliminación. Raphael Lemkin, que acuñó el término “genocidio”,
observó que el genocidio es “un compuesto de diferentes actos de persecución o destrucción“, que van desde la eliminación física hasta la “desintegración forzosa”
de las instituciones políticas y sociales, la cultura, la lengua, los
sentimientos nacionales y la religión de un pueblo. El genocidio es un
proceso, no un acto.
9. La intención y las prácticas genocidas son parte integrante de la
ideología y los procesos del colonialismo de asentamientos, tal y como
ilustra la experiencia de los nativos americanos en Estados Unidos, las
Primeras Naciones en Australia o los herero en Namibia. Como el objetivo
del colonialismo de asentamientos es adquirir tierras y recursos
indígenas, la mera existencia de los pueblos indígenas supone una
amenaza existencial para la sociedad de colonos. Por lo tanto, la
destrucción y la sustitución de los pueblos indígenas se convierten en
“inevitables” y se llevan a cabo a través de diferentes métodos en
función de la amenaza percibida para el grupo de colonos. Entre ellos se
incluyen la expulsión (traslado forzoso, limpieza étnica), la
restricción de movimientos (segregación, carceralización a gran escala),
las matanzas masivas (asesinato, enfermedad, inanición), asimilación
(borrado cultural, eliminación de niños) y prevención de nacimientos. El
colonialismo de asentamientos es un proceso dinámico y estructural y
una confluencia de actos destinados a desplazar y eliminar a los grupos
indígenas, de los cuales el exterminio/aniquilación genocida representa
la cúspide.
B. Palestina y el contexto del genocidio
10. Los patrones históricos de genocidio demuestran que la
persecución, la discriminación y otras etapas preliminares preparan el
terreno para la etapa de aniquilación del genocidio. En Palestina,
desplazar y borrar la presencia árabe indígena ha sido una parte
inevitable de la formación de Israel como “Estado judío”. En 1940,
Joseph Weitz, jefe del Departamento de Colonización Judía declaró: “no
hay sitio para ambos pueblos juntos en este país. La única solución es
Palestina sin árabes. Y no hay otra manera que transferirlos a todos: no
debe quedar ni un pueblo, ni una tribu.”
11. Las prácticas que condujeron a la limpieza étnica masiva de la
población no judía de Palestina se produjeron en 1947-1949, y de nuevo
en 1967, cuando Israel ocupó Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de
Gaza con el desplazamiento masivo de cientos de miles de personas,
asesinatos, destrucción de pueblos y ciudades, saqueos y la negación del
derecho al retorno de los palestinos expulsados.
12. Desde 1967, Israel ha impulsado su proyecto colonial de
asentamientos mediante la ocupación militar, despojando al pueblo
palestino de su derecho a la autodeterminación. Esto se ha traducido en
la segregación y el control de los palestinos, incluso mediante la
confiscación de tierras, la demolición de viviendas, la revocación de
residencias y la deportación. Castigando su indigenismo y rechazo a la
colonización, Israel interpretó a los palestinos como una “amenaza a la
seguridad” para justificar su opresión y “descivilización”, es decir, la
denegación de su condición de civiles protegidos.
13. Israel ha convertido progresivamente Gaza en un enclave altamente
controlado. Desde la evacuación de los colonos israelíes en 2005 (a la
que se opuso firmemente el actual primer ministro de Israel, Benjamín
Netanyahu), el movimiento de colonos israelíes y sus líderes han
presentado a Gaza como un territorio que debe ser “re – colonizado” y a
su población como invasores que deben ser expulsados. Estas
reivindicaciones ilegales forman parte integral del proyecto de
consolidar el “derecho exclusivo e inatacable del pueblo judío” sobre la
tierra del “Gran Israel”, como reafirmó el primer ministro Netanyahu en
diciembre de 2022.
14. Este es el trasfondo histórico en el que se están desarrollando las atrocidades de Gaza.
III. Marco jurídico
15. La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de
Genocidio de 1948 (“la Convención”) codifica el genocidio como un delito
internacional cuya prohibición es una norma imperativa inderogable (jus cogens). La obligación erga omnes
de prevenir y castigar el genocidio vincula a todos los Estados, tanto
en virtud de la Convención como del derecho internacional
consuetudinario, y les exige a todos ellos prevenir y perseguir los
actos genocidas. El genocidio no puede justificarse bajo ninguna
circunstancia, incluida la supuesta legítima defensa. La complicidad
está expresamente, generando obligaciones para los terceros estados.
16. La CIJ y la Corte Penal Internacional (“CPI”) tienen competencia
sobre el delito de genocidio, al igual que los tribunales nacionales de
los Estados. Antes de la creación de la CPI, los tribunales penales
internacionales ad hoc avanzaron su interpretación de lo que constituye genocidio, su intención y las pruebas requeridas.
A. Elementos constitutivos del genocidio
17. La Convención codifica el genocidio como “cualquiera de los
actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a
un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal.” En consecuencia, el delito de genocidio comprende dos elementos interconectados:
(a) El actus reus: la comisión de uno o más actos específicos contra un grupo protegido, a saber:
(i) matar a miembros del grupo
(ii) causar graves daños físicos o mentales a miembros del grupo;
(iii) infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial;
(iv) imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo
(v) trasladar por la fuerza a niños del grupo a otro grupo.
(b) La mens rea: la intención que subyace a la comisión de
uno o más de los actos antes mencionados que debe establecerse, y que
incluye dos elementos entrelazados:
(i) una intención general de llevar a cabo los actos delictivos (dolus generalis), y
(ii) una intención específica de destruir al grupo objetivo como tal (dolus specialis)
18. Ambos componentes deben cumplirse para que la conducta constituya
legalmente genocidio. La intención del autor de destruir al grupo en su
totalidad o en parte distingue los actos genocidas de otros crímenes
internacionales. La intencionalidad específica puede establecerse
mediante pruebas directas, por ejemplo, declaraciones de altos mandos o
documentos oficiales, o inferirse de pautas de conducta. En este último
caso, las pautas de conducta o la forma en que se perpetran los actos
deben ser tales que “sólo apunten a la existencia de tal intención “, y la existencia de intención resulta de “la única inferencia que podría extraerse razonablemente.”
19. La prueba del resultado es necesaria para establecer la comisión
de tres de los actos subyacentes (matar, infligir daño y trasladar
niños). Para los dos actos restantes (infligir condiciones calculadas
para destruir al grupo e impedir los nacimientos), el umbral probatorio
requiere la prueba de la intención de lograr un resultado determinado,
más que su consecución. En consecuencia, si el desplazamiento, la
limpieza étnica o la deportación masiva se perpetran con la intención
requerida de destruir al grupo protegido como tal, ello puede equivaler a
genocidio. Del mismo modo, estas acciones de desplazamiento también
pueden constituir pruebas de una intención genocida específica.
B. Responsabilidad del Estado y responsabilidad penal individual
20. El delito de genocidio da lugar tanto a la responsabilidad
individual como a la responsabilidad del Estado. La Convención subraya
la necesidad de responsabilidad individual ante los tribunales
nacionales o internacionales, con independencia de cualquier función
oficial desempeñada por el autor. La responsabilidad penal individual
surge de la participación directa en la comisión, la tentativa, la
conspiración, la incitación directa y pública, la planificación, la
instigación, la ordenación y la ayuda e incitación (complicidad) de
actos genocidas, lo que requiere una intención específica de contribuir a
la destrucción del grupo objetivo. Esto implica el conocimiento de la
posibilidad de que un acto provoque la destrucción total o parcial del
grupo. El genocidio da lugar a la responsabilidad del Estado cuando un
individuo ha cometido genocidio ejerciendo la autoridad del Estado; en
este caso, la conducta del individuo es atribuible al Estado.
IV. Actos genocidas en Gaza
21. Los actos genocidas pueden incluir acciones u omisiones
deliberadas, incluida la omisión de proteger al grupo de cualquier daño.
Las pruebas presentadas en las siguientes secciones sugieren q ue
Israel ha cometido al menos tres de los actos proscritos en la
Convención.
A. “Matanza de miembros del grupo”
22. Este acto abarca las muertes resultantes de acciones directas o
derivadas de negligencia, incluidas las causadas por inanición
deliberada, enfermedad u otras condiciones que pongan en peligro la
supervivencia impuestas al grupo.
23. Desde el 7 de octubre, Israel ha matado a más de 30.000
palestinos en Gaza, lo que equivale aproximadamente al 1,4 por ciento de
su población, mediante armas letales y la imposición deliberada de
condiciones que ponen en peligro la vida. A finales de febrero, se daba
por desaparecidos a otros 12.000 palestinos, presuntamente muertos bajo
los escombros.
24. Durante los primeros meses de la campaña, el ejército israelí
empleó más de 25.000 toneladas de explosivos (equivalentes a dos bombas
nucleares) contra innumerables edificios, muchos de los cuales fueron
identificados como objetivos por Inteligencia Artificial. Israel utilizó
municiones no guiadas (“bombas tontas”) y bombas “revienta-búnkeres” de
2000 libras en áreas densamente pobladas y “zonas seguras”. En las
primeras semanas, las fuerzas israelíes mataron a unas 250 personas al
día, entre ellas 100 niños, en ataques que destruyeron barrios enteros e
infraestructuras esenciales. Miles de personas murieron por bombardeos,
disparos de francotiradores o en ejecuciones sumarias; miles más
murieron mientras huían por rutas y en zonas declaradas “seguras” por
Israel. Entre las víctimas se encontraban 125 periodistas y 340 médicos,
enfermeras y otros trabajadores sanitarios (el 4% del personal
sanitario de Gaza), así como estudiantes y académicos, científicos y sus
familiares.
25. El 70% de las muertes registradas han sido sistemáticamente
mujeres y niños. Israel no pudo demostrar que el 30% restante, es decir,
varones adultos, fueran combatientes activos de Hamás, condición
necesaria para que pudieran ser atacados legalmente. A principios de
diciembre, los asesores de seguridad de Israel afirmaron haber matado a
“7.000 terroristas” en una fase de la campaña en la que se había
identificado a menos de 5.000 hombres adultos en total entre las
víctimas, lo que implicaba que todos los hombres adultos muertos eran
“terroristas”. Esto es indicativo de una intención de atacar
indiscriminadamente a miembros del grupo protegido, asimilándolos por
defecto a la condición de combatientes activos.
26. Además, la intensificación del bloqueo de Gaza por parte de
Israel ha provocado muertes por inanición, incluidos 10 niños al día, al
impedir el acceso a suministros vitales. La falta de higiene y el
hacinamiento en los refugios podrían causar más muertes que los
bombardeos, al haber creado “la tormenta perfecta para las
enfermedades”. Una cuarta parte de la población de Gaza podría morir en
el plazo de un año de enfermedades evitables.
B. “Causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo ”
27. Este acto debe suponer “una desventaja grave y a largo plazo para la capacidad de una persona de llevar una vida normal y constructiva“.
No es necesario que el daño sea permanente o irremediable, y puede
producirse por diversas causas, como tortura, trato inhumano o
degradante, violencia sexual, persecución, deportación u otras
condiciones “diseñadas para degradar a las víctimas y privarlas de
sus derechos, y para reprimirlas y causarles sufrimientos inhumanos y
tortura“.
28. Desde el 7 de octubre, los palestinos han sufrido incesantes
daños físicos y psicológicos. Muchos han soportado violencia y
privaciones, incluida una hambruna severa.
29. Las fuerzas israelíes han detenido a miles de palestinos, en su
mayoría hombres y niños, que a menudo se niegan a revelar su paradero.
Muchos de ellos han sufrido graves malos tratos, incluida la tortura,
que en ocasiones les ha causado la muerte.
30. Las armas y los métodos letales de Israel han herido a 70.000
palestinos, muchos de ellos con lesiones agonizantes que, en algunos
casos, han provocado discapacidades a largo plazo o la muerte.
31. Al provocar una escasez crítica de suministros médicos, incluidos
antibióticos y desinfectantes, las acciones de Israel han dado lugar a
procedimientos sanitarios peligrosos, como amputaciones sin anestesia,
incluso en niños. Esto también ha impedido la administración de
tratamientos que salvan vidas a personas con afecciones médicas,
incluidas enfermedades crónicas.
32. Los supervivientes llevarán un trauma imborrable, al haber
presenciado tanta muerte y experimentado destrucción, falta de hogar,
pérdida emocional y material, humillación sin fin y miedo. Tales
experiencias incluyen huir en medio del caos de la guerra sin
telecomunicaciones ni electricidad; presenciar la destrucción
sistemática de barrios enteros, hogares, universidades, monumentos
religiosos y culturales; excavar entre los escombros, a menudo con las
manos desnudas, en busca de sus seres queridos; ver cuerpos profanados;
ser acorralados, desnudados, con los ojos vendados y sometidos a tortura
y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes; y, por último, morir
de hambre, tanto adultos como niños.
33. El salvajismo del último asalto de Israel queda mejor ilustrado
por el tormento infligido a niños de todas las edades, asesinados o
rescatados de entre los escombros, mutilados, huérfanos, muchos sin
familia superviviente. Teniendo en cuenta la importancia de los niños
para el futuro desarrollo de una sociedad, infligirles graves daños
corporales o mentales puede “interpretarse razonablemente como un medio
para destruir al grupo en su totalidad o en parte”.
C. “Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial ”
34. Este acto implica una conducta que no mata directamente a los
miembros del grupo, pero que puede conducir, por diversos medios, a su
destrucción física. Estos pueden incluir hacer pasar hambre,
deshidratar, desplazar por la fuerza al grupo protegido, destruir
objetos indispensables para su supervivencia, reducir los servicios
médicos esenciales por debajo del mínimo exigible, privar de vivienda,
ropa, educación, empleo e higiene.
35. Para mediados de diciembre, las bombas y proyectiles israelíes
habían destruido o dañado gravemente la mayor parte de las
infraestructuras vitales, incluido el 77% de las instalaciones
sanitarias, el 68% de las infraestructuras de telecomunicaciones, un
gran número de servicios municipales, centros comerciales e
industriales, casi la mitad de todas las carreteras, más del 60% de las
439.000 viviendas de Gaza, el 68% de los edificios residenciales, todas
las universidades, el 60% de otras instalaciones educativas, incluidas
13 bibliotecas. Israel también ha destruido al menos 195 lugares
patrimoniales, 208 mezquitas, 3 iglesias y los Archivos Centrales de
Gaza (150 años de historia). A finales de enero, más de un millón de
civiles habían sido desplazados a la fuerza hacia el sur, con sus
ciudades devastadas.
36. Dieciséis años de bloqueo ya habían transformado Gaza en un
enclave aislado, densamente poblado, agotado y casi “inhabitable”,
cuando, el 9 de octubre de 2023, el ministro de Defensa israelí, Yoav
Gallant, anunció un “asedio total ( …) sin electricidad, sin alimentos, sin agua, sin combustible“. El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Israel Katz (entonces ministro de Energía) fue más allá: “¿Ayuda humanitaria a Gaza? No se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de riego“. “Negar deliberadamente suministros esenciales a una población ya asediada estaba destinado a causar muertes “más silenciosas que las causadas por las bombas“.
37. El asedio total y los casi constantes bombardeos de alfombra,
junto con las draconianas órdenes de evacuación y las siempre cambiantes
“zonas seguras”, han creado una catástrofe humanitaria sin parangón.
Más de 1,7 millones de palestinos fueron desplazados y obligados a vivir
hacinados en refugios de la UNRWA y hacinados en el sur de Gaza,
objetivo sistemático del ejército israelí, y hospitales, ataques aéreos y
terrestres los convirtieron gradualmente en zonas de muerte. Los
soldados israelíes han ocupado los hospitales, rodeándolos con tanques y
francotiradores (drones). El 12 de febrero, sólo 11 de los 36
hospitales y el 17% de los centros de atención primaria funcionaban,
aunque sólo parcialmente. Los soldados israelíes han detenido,
maltratado y torturado a personal médico, pacientes y desplazados, y los
han obligado -incluso a bebés prematuros- a salir de los hospitales,
causando en algunos casos la muerte de bebés. Los médicos que se han
quedado han trabajado día y noche, tomando “decisiones imposibles” sobre los pacientes a tratar en función de las posibilidades de supervivencia.
39. La invasión terrestre y los bombardeos aéreos han destruido
tierras agrícolas, granjas, cultivos, animales y recursos pesqueros,
socavando gravemente los medios de subsistencia de la población, el
medio ambiente y el sistema agrícola.
40. Del 8 al 21 de octubre, Israel impidió la entrada de cualquier
tipo de ayuda en Gaza, permitiendo posteriormente cantidades
lamentablemente inadecuadas, limitadas en gran medida al sur. No se
entregaron suministros de combustible hasta el 18 de noviembre. En
enero, los ataques dirigidos por Israel contra la UNRWA, la principal
agencia que proporciona una línea vital de ayuda en Gaza, provocaron que
varios Estados suspendieran los pagos a la UNRWA, agravando aún más la
situación humanitaria.
41. El 7 de diciembre, más del 90% de los residentes de Gaza sufrían
una grave inseguridad alimentaria. En febrero de 2024, los palestinos
atrapados en el norte de Gaza recurrieron a comer pasto y a la caza de
animales y hierba para su sustento, con un aumento de las muertes por
inanición. La ONU registró numerosos ataques contra palestinos que
buscaban ayuda entre mediados de enero y fines de febrero.
42. El suministro de agua también se vio gravemente afectado. La
escasez de combustible dificultó el saneamiento, empujando a la
población a utilizar agua contaminada por aguas residuales, residuos
sólidos y agua de mar.
43. El impacto de estas condiciones sobre los niños es bien conocido:
en Gaza el riesgo de inanición, con miles de personas sufriendo
emaciación, es ya una horrible realidad tangible.
44. Estas condiciones creadas por el hombre han puesto en peligro a
unas 50.000 mujeres palestinas embarazadas y a 20.000 recién nacidos, y
han aumentado los abortos espontáneos hasta en un 300% por ciento.
45. Gaza ha sido completamente saqueada. El implacable ataque de
Israel a todos los medios de supervivencia básicos ha puesto en peligro
la capacidad de los palestinos de Gaza para vivir en esa tierra. Este
colapso provocado de las infraestructuras vitales se corresponde con las
intenciones declaradas de hacer de Gaza un lugar “permanentemente imposible para vivir” donde “no pueda existir ningún ser humano“.
V. Intención genocida
46. La definición de genocidio requiere la comisión de cualquiera de
los actos enumerados con una intención específica. Debe establecerse que
el perpetrador, al cometer uno o más de los actos prohibidos, busca
lograr la destrucción total o parcial de un grupo nacional, étnico,
racial o religioso, como tal. Esta intención debe establecerse mediante
pruebas directas o indirectas.
47. Como el genocidio es un crimen organizado, cuya comisión implica invariablemente una dimensión colectiva,
las pruebas de un plan estatal, incluso a través de declaraciones y
manifestaciones de funcionarios del Estado, suelen ser decisivas para
establecer la intención directa.
48. La prueba de la intención indirecta puede inferirse de hechos o
circunstancias, incluidos el contexto general de los actos u omisiones,
la escala de las atrocidades, la selección sistemática de las víctimas
en función de su pertenencia a un grupo determinado, la comisión de
otros “actos culpables” dirigidos contra el grupo, o la repetición de
actos destructivos y discriminatorios. La CPI exige que tales hechos o
circunstancias se produzcan “en el contexto de una pauta manifiesta
de conducta similar dirigida contra el grupo o… una conducta que pudiera
por sí misma causar tal destrucción“. Los tribunales internacionales también han establecido que la intención indirecta puede consistir en
una pauta manifiesta de conducta similar a lo largo del tiempo. La
sistematicidad con la que se cometen los actos genocidas implica cierto
grado de “plan o política preconcebidos”.
49. La naturaleza y la escala de las atrocidades, si son
demostrablemente capaces de lograr el resultado genocida, son una prueba
sólida de la intención. Las palabras de las autoridades estatales,
incluido el lenguaje deshumanizador, combinadas con los actos, se
consideran una base circunstancial de la que se puede inferir la
intención. La deshumanización puede entenderse como fundacional del
proceso de genocidio. Las pruebas del contexto pueden ayudar a
determinar la intención, y deben considerarse junto con la conducta
real: la intención debe ser evidente sobre todo a partir de las palabras
y los hechos, y de “pautas de acción deliberada“, de manera que no pueda inferirse razonablemente ninguna otra inferencia.
50. En el último asalto a Gaza, las pruebas directas de intención
genocida están presentes de forma exclusiva. La vitriólica retórica
genocida ha pintado a toda la población como el enemigo que debe ser
eliminado y desplazado por la fuerza. Funcionarios israelíes de alto
rango con autoridad de mando han emitido declaraciones públicas
desgarradoras que evidencian la intención genocida, como las
siguientes:
(a) El presidente Isaac Herzog declaró que “toda una nación ahí fuera… es responsable” del ataque del 7 de octubre, y que Israel “les rompería el espinazo“;
(b) El primer ministro Benjamin Netanyahu se refirió a los palestinos
como “Amalek” y “monstruos”. La referencia a Amalec se refiere a un
pasaje bíblico en el que Dios ordena a Saúl “Ahora ve y hiere a
Amalec, y destruye por completo todo lo que tienen, y no los perdones;
mata al hombre y a la mujer, al niño y al que mama, al buey y a la
oveja, al camello y al asno“.
(c) El Ministro de Defensa Yoav Gallant se refirió a los palestinos como “animales humanos” y anunció una “ofensiva total” contra Gaza, habiendo “liberado todas las restricciones”, y que “Gaza nunca volverá a ser lo que era“;
(d) El portavoz de las IDF, Daniel Hagari, declaró que había que centrarse en causar el “máximo daño“, demostrando una estrategia de violencia desproporcionada e indiscriminada;
(e) El Ministro de Agricultura, Avi Dichter, se refirió a la acción de Israel como “la Nakba de Gaza“;
(f); el Ministro de Patrimonio, Amihai Eliyahu, pidió atacar Gaza con “bombas nucleares“.
(g) Revital Gotliv, parlamentaria del Knesset por el partido Likud, escribió en sus redes sociales: “¡¡¡Derriben edificios!!! ¡Bombardead sin distinción! …Aplastad Gaza. ¡Sin piedad! Esta vez, ¡no hay lugar para la piedad! “.
51. Tales llamamientos a la violencia aniquiladora dirigidos a las
tropas en servicio constituyen una prueba contundente de incitación
directa y pública a cometer genocidio. Décadas de discurso que
deshumaniza a los palestinos han preparado el terreno para tales
incitaciones.
52. Desde el 7 de octubre, la proliferación de declaraciones
incitando al genocidio también ha implicado a varios sectores de la
sociedad israelí, líderes religiosos, periodistas, artistas, y diversos
profesionales (incluidos médicos y comentaristas políticos).
53. Hay pruebas contundentes de que las tropas sobre el terreno han
interiorizado estas declaraciones y han actuado en consecuencia. Los
soldados israelíes se han referido a los palestinos como “terroristas”,
“cucarachas”, “ratas”, incluso en canales de medios sociales gestionados
por el ejército israelí, y han repetido términos articulados por
líderes políticos, coreando que “no hay ‘civiles no implicados’“, al tiempo que pedían la construcción de asentamientos en Gaza, “ocup Gaza. … borrar la semilla de Amalek“, jactarse de haber matado a “familias, madres y niños“,
humillar a los palestinos detenidos, detonar decenas de casas, destruir
barrios residenciales enteros y profanando cementerios y lugares de
culto.
54. El Primer Ministro y el Presidente de Israel han declarado que Israel luchaba en nombre de “todos los Estados civilizados y… los pueblos“, contra “una barbarie que no tiene cabida en el mundo moderno“, que “desarraigarán el mal y será bueno para toda la región y el mundo“.
Esta retórica racista se hace eco de la de otras potencias coloniales e
intenta interpretar la violencia genocida de Israel como legítima a la
luz del supuesto carácter “bárbaro” y “premoderno” de los palestinos.
VI. Camuflaje humanitario: distorsionar las leyes de la guerra para ocultar la intención genocida
55. Una característica fundamental de la conducta de Israel desde el 7
de octubre ha sido la intensificación de la descivilización de los
palestinos, un grupo protegido por la Convención. Israel ha utilizado la
terminología del DIH para justificar su uso sistemático de la violencia
letal contra los civiles palestinos como grupo y la destrucción
generalizada de infraestructuras vitales. Israel lo ha hecho desplegando
conceptos del DIH como escudos humanos, daños colaterales, zonas
seguras, evacuaciones y protección médica de forma tan permisiva que ha
vaciado a estos conceptos de su contenido normativo, subvirtiendo su
finalidad protectora y, en última instancia, erosionando la distinción
entre civiles y combatientes en las acciones israelíes en Gaza. entre
protección civil y necesidad militar, así como las normas
consuetudinarias de distinción, proporcionalidad y precaución. Esto ha
oscurecido un principio cardinal del DIH: los ataques indiscriminados,
que no distinguen entre objetivos militares y personas y objetos
protegidos, no pueden ser proporcionados y son siempre ilegales.
57. Sobre el terreno, esta distorsión del DIH articulada por Israel
como política de Estado en sus documentos oficiales, ha transformado a
todo un grupo nacional y su espacio habitado en un objetivo destruible,
revelando una conducta eliminacionista de las hostilidades. Esto ha
tenido efectos devastadores, costando la vida a decenas de miles de
civiles palestinos, destruyendo el tejido estructural de la vida en Gaza
y causando daños irreparables. Esto ilustra una clara pauta de conducta
de la que sólo cabe deducir razonablemente la necesaria intención
genocida.
A. Los escudos humanos y la lógica del genocidio
58. El DIH prohíbe estrictamente el uso de escudos humanos. Su uso
constituye un crimen de guerra, ya que viola el deber de proteger a la
población civil de los peligros derivados de las operaciones militares.
Cuando se utilizan escudos humanos, la parte atacante debe tener en
cuenta el riesgo que corren los civiles. El daño indiscriminado o
desproporcionado a los civiles sigue siendo ilícito y la población civil
nunca puede ser objeto de ataques.
59. Israel ha acusado a grupos armados palestinos de utilizar
deliberadamente a civiles como escudos humanos en anteriores agresiones a
Gaza (entre otras, en 2008-09, 2012, 2014, 2021 y 2022). También lo
utilizó para justificar el elevado número de víctimas civiles y los
ataques contra paramédicos, periodistas y otras personas durante la
“Gran Marcha del Retorno” de 2018-2019. Las misiones de investigación
independientes de la ONU y las organizaciones de derechos humanos de
renombre han cuestionado sistemáticamente estas acusaciones, llegando a
veces a la conclusión de que las pruebas de los escudos humanos habían
sido fabricadas. Sin embargo, Israel ha utilizado estas acusaciones -a
veces retractadas después- para justificar la matanza generalizada y
sistemática de palestinos.
para justificar la matanza generalizada y sistemática de civiles palestinos en su actual asalto.
60. Después del 7 de octubre, esta macrocaracterización de los
civiles de Gaza como una población de escudos humanos ha alcanzado
niveles sin precedentes, con los máximos dirigentes políticos y
militares de Israel enmarcando sistemáticamente a los civiles como
operativos de Hamás, “cómplices” o escudos humanos entre los que Hamás está “incrustada“. En noviembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel definió a “los residentes de la Franja de Gaza como escudos humanos” y acusó a Hamás de utilizar a “la población civil como escudos humanos“. El Ministerio define a los grupos armados que combaten desde zonas urbanas como deliberadamente “incrustados” en la población hasta tal punto que “no
puede concluirse del mero hecho de que aparentes ‘civiles’ u ‘objetos
civiles’ hayan sido objetivo, que un ataque haya sido ilegal“. Dos
elementos retóricos de este documento clave de política jurídica indican
la intención de transformar a toda la población de Gaza y sus
infraestructuras de vida en un escudo “legítimo” contra el que se puede atentar: el uso de la palabra “todo”
combinada con las comillas para calificar a los civiles y los bienes de
carácter civil. Israel ha tratado así de camuflar la intención genocida
con la jerga del derecho humanitario.
61. El derecho internacional no permite la afirmación generalizada de
que una fuerza contraria está utilizando en bloque a toda la población
como escudos humanos. Cualquier uso de este tipo debe evaluarse y
establecerse caso por caso antes de cada ataque individual. El delito de
utilización de escudos humanos se produce cuando el uso de civiles u
objetos de carácter civil para obstaculizar ataques contra objetivos
legítimos es el resultado de una elección táctica deliberada, no
simplemente derivada de la naturaleza del campo de batalla, como las
hostilidades en terreno urbano densamente poblado.
62. No obstante, las autoridades israelíes han caracterizado iglesias, mezquitas,
escuelas, instalaciones de la ONU, universidades, hospitales y
ambulancias como relacionadas con Hamas, para reforzar la percepción de
una población caracterizada en términos generales como “cómplice” y, por
tanto, asesinable. Un número significativo de civiles palestinos son
definidos como escudos humanos simplemente por estar “en la proximidad” de objetivos israelíes potenciales. Israel ha transformado así Gaza en un “mundo sin civiles” en el que “todo, desde refugiarse en hospitales hasta huir para ponerse a salvo, se declara una forma de escudo humano“.
La acusación de utilizar escudos humanos se ha convertido así en un
pretexto que justifica la matanza de civiles bajo un manto de supuesta
legalidad, cuya omnipresencia sólo admite intenciones genocidas.
B. Convertir Gaza en su conjunto en un “objetivo militar
63. El derecho internacional estipula que los ataques deben estar “estrictamente limitados” a aquellos objetos que “por su naturaleza, ubicación, finalidad o utilización contribuyan eficazmente a la acción militar“, cuya “destrucción total o parcial, captura o neutralización” en las circunstancias imperantes en ese momento “deben ofrecer una ventaja militar definida“.
64. Israel ha hecho un uso indebido de esta norma para “militarizar”
objetos civiles y lo que los rodea, justificando su destrucción
indiscriminada. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, “muchos objetos aparentemente civiles pueden convertirse en objetivos legítimos“, perdiendo su protección en virtud del DIH o convirtiéndose en daños “colaterales”
como resultado de la elección de Hamás. La población civil y las
infraestructuras de Gaza se presentan como obstáculos situados entre los
objetivos, frente a ellos y por encima de ellos. En lugar de atenerse a
determinaciones circunstanciales del estatus en consonancia con el DIH
para cada ataque emprendido, como es preceptivo, Israel ha caracterizado
todo el territorio como objetivo militar.
65. Los bienes de carácter civil protegidos pueden perder su
inmunidad frente a los ataques si son utilizados por combatientes en las
hostilidades y durante el tiempo en que lo sean. Sin embargo, Israel
considera objetivo legítimo cualquier objeto que supuestamente haya sido
o pueda ser utilizado militarmente, de modo que barrios enteros pueden
ser arrasados o demolidos bajo ficciones de legalidad. Según la lógica
israelí, los objetos civiles, como casas y apartamentos, se convierten
en objetivos militares por proximidad, como si la condición de objetivo
“legítimo” se extendiera por las inmediaciones por “contagio vírico”.
Por ejemplo, los bloques de torres residenciales, cada uno de los cuales
comprende docenas de plantas y cientos de departamentos (funcionalmente
separados y utilizables de forma autónoma), se convierten supuestamente
en objetivos militares en su totalidad si un solo departamento o
habitación hubiera sido supuestamente utilizado por grupos armados.
66. Ejemplos paradigmáticos son los denominados “objetivos de poder“, que abarcan cualquier objeto civil, incluidos edificios residenciales, con el pretexto de que “Hamás está en todas partes en Gaza“.
Edificios enteros de varias plantas han sido arrasados mientras estaban
llenos de civiles, matando a sabiendas a cientos de personas en un solo
ataque. El ataque contra la torre Al-Taj en la ciudad de Gaza,
bombardeada el 25 de octubre, mató a 101 personas, entre ellas 44 niños y
37 mujeres, e hirió a cientos.
67. Israel ha abolido de facto la distinción entre objetivos
civiles y militares. En las tres primeras semanas de la ofensiva, se
borraron zonas residenciales enteras en el norte de Gaza. Mientras
tanto, los barrios de las “zonas seguras” del sur ya estaban siendo
destruidos.
bombardeos. En noviembre, la devastación de las ciudades del norte de Gaza superaba con creces la de Dresde en 1945.
68. Racionalizar los patrones de ataques contra objetivos civiles,
matando a sabiendas a civiles en masa , se ha convertido en una
estrategia militar basada en probables crímenes de guerra presentados
como respetuosos con el DIH. Esta estrategia infiere razonable y
únicamente una política genocida.
C. La matanza indiscriminada como “daño colateral”
69. Israel también ha tratado de dar cobertura legal a los ataques
indiscriminados utilizando indebidamente la noción de “daños
colaterales”, ampliando ilimitadamente lo que puede considerarse “daños
incidentales a civiles”. Entre los ejemplos de ataques indiscriminados
se incluyen los ataques que, por cualquier método o medio, atacan
múltiples objetivos legítimos a la vez en zonas con altas
concentraciones de civiles u objetos civiles. Para justificar el
asesinato de miembros del grupo protegido, Israel ha defendido que tales
acciones sólo causan daños incidentales a civiles, proporcionales a las
ventajas militares concretas y directas previstas.
70. Invocando el concepto de “daños colaterales proporcionados” para
bombardear a sabiendas a un gran número de miembros del grupo protegido,
Israel afirma que cuando los ataques provocan más daños colaterales de
los previstos, esto no indica necesariamente una violación, ya que “el cumplimiento está orientado a la conducta, no a los resultados“.
71. Sin embargo, en todos los ataques lanzados contra torres
residenciales sin previo aviso, se ha anticipado que el principal
resultado sería un daño civil extenso. El edificio Al-Taj estaba lleno
de familias en el momento del ataque del 31 de octubre, que debió de
preverse que mataría o heriría a todos los civiles que vivían allí. El
hecho de que murieran tantas personas era totalmente previsible -por
tanto, al menos indirectamente intencionado-, como se desprende de las
imágenes que el propio ejército israelí publicó. El ataque contra el
campo de refugiados de Yabalia del 25 de octubre causó la muerte de al
menos 126 civiles, entre ellos 69 niños, y heridas a otros 280.
Militares israelíes afirmaron que el objetivo era un comandante de Hamás
en una base subterránea.
72. Para que una evaluación de la proporcionalidad sea lícita,
primero debe respetarse el principio de distinción; de lo contrario, el
daño civil previsto de un ataque deja de ser una consecuencia fortuita e
involuntaria del propio ataque. Aunque tanto los ataques
indiscriminados como los desproporcionados parecen haberse cometido
sistemática y repetidamente a lo largo de la última campaña israelí, el
hecho de que ambos tipos de ataques ilegales hayan sido sistemáticamente
considerados lícitos por Israel sugiere que este
de condonación de los asesinatos en masa.
73. En virtud del DIH, la ventaja militar concreta y directa que se espera de un único ataque
debe sopesarse con los daños incidentales previsibles a civiles y bienes de carácter civil.
Sin embargo, en sus tensas evaluaciones de proporcionalidad, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel afirma que “la ventaja militar puede referirse a la ventaja militar prevista” no de una acción militar concreta, sino “de una operación en su conjunto“, en alusión al objetivo general de la guerra.
74. Las evaluaciones de proporcionalidad de Israel han burlado los
requisitos legales al definir la ventaja militar, en cada ataque, en
relación con la destrucción de toda la organización Hamás tanto política
como militarmente. Es manifiestamente ilegal declarar como objetivo de
guerra la destrucción de la capacidad política de la otra parte
(especialmente en el contexto de una ocupación militar de 56 años que
priva a la población ocupada de su derecho a la autodeterminación). Pero
cuando ese objetivo de guerra “político” global se toma como el valor
con respecto al cual debe medirse la proporcionalidad en relación con el
daño previsto a los civiles, no existe prácticamente ninguna magnitud
de daño previsto a los civiles que pueda considerarse “excesiva”
mientras no se cumpla el objetivo político ilícito, tal como lo define
el atacante. En este contexto, la matanza indiscriminada de personas
protegidas y la destrucción de objetos protegidos siempre serán
representadas, por el atacante, como daños incidentales “proporcionados”
a pesar de su ilegalidad manifiesta.
75. La presentación de la violencia letal indiscriminada contra el
grupo protegido como un “medio proporcionado” para perseguir los
objetivos bélicos apunta a una intención de atacar a la población
palestina en su conjunto, en consonancia con las declaraciones genocidas
que anuncian la campaña. En otras palabras, Israel parece representarse
a sí mismo como un “genocidio proporcionado“.
D. Evacuaciones y zonas seguras
76. En virtud del DIH, las partes en conflicto deben evacuar a la
población civil y retirar los bienes de carácter civil de las
proximidades de los objetivos militares. Las evacuaciones son
admisibles, siempre que no desplacen a las personas protegidas fuera del
territorio ocupado; las personas evacuadas deben ser trasladadas de
nuevo a sus hogares tan pronto como hayan cesado las hostilidades en la
zona en cuestión. Los desplazados, heridos y enfermos deben ser
protegidos mediante la creación de “zonas hospitalarias y de seguridad” -también llamadas “áreas seguras” o “zonas de seguridad“- que deberán “estar alejadas de las operaciones militares” y establecidas mediante acuerdo entre las partes.
77. La orden de evacuación masiva del 13 de octubre -cuando se ordenó
a 1,1 millones de palestinos que evacuaran el norte de Gaza en 24 horas
hacia las “zonas seguras” designadas por Israel en el sur- se
comunicó mediante al menos 23 panfletos diferentes lanzados desde el
aire, publicaciones en redes sociales, mensajes de texto y mensajes
telefónicos grabados. En lugar de aumentar la seguridad de la población
civil, la enorme escala de las evacuaciones en medio de una intensa
campaña de bombardeos y el sistema de zonas seguras comunicado de forma
desordenada, junto con los prolongados cortes en las comunicaciones,
aumentaron los niveles de pánico, los desplazamientos forzosos y las
matanzas masivas.
78. Inmediatamente después de las órdenes de evacuación del 13 de
octubre y de la transformación del sur de Gaza en una ostensible “zona segura“,
Israel categorizó ilegalmente a los habitantes del norte de Gaza que se
habían quedado (incluidos los enfermos y heridos) como “escudos humanos” y “cómplices”
del terrorismo. Esta política apunta a la intención de Israel de
“transformar” a cientos de miles de civiles en objetivos militares
“legítimos” o víctimas colaterales mediante órdenes de evacuación
imposibles de seguir. La orden de evacuación masiva incluyó la asombrosa
cifra de 22 hospitales de la zona, poniendo en peligro a más de 2.000
pacientes y desplazados refugiados en los hospitales, y privando a los
que quedaban de los servicios de mantenimiento de la vida.
79. La supresión de las protecciones civiles en la zona evacuada se
combinó con ataques indiscriminados contra los evacuados y los
habitantes de las zonas designadas como seguras. Desde el comienzo de su
asalto, Israel ha bombardeado pérfidamente las zonas designadas como
“seguras” causando un gran número de víctimas. De las aproximadamente
500 bombas de 2.000 libras lanzadas por Israel en las primeras seis
semanas de hostilidades, el 42% se desplegaron en las zonas designadas
como seguras en el sur. Israel también atacó el sur de Gaza con otras
municiones desde aire, mar y tierra, causando la destrucción a gran
escala de zonas civiles en las “zonas seguras”.
80. El 28 de octubre, dos semanas después de la orden de evacuación
masiva de Israel, alrededor del 38% de los asesinatos en Gaza se
produjeron en las zonas declaradas seguras al sur de Wadi Gaza. Para el
20 de noviembre, el 34% de todos los palestinos asesinados en Gaza se
encontraban en esta zona, y para el 22 de enero, el 42% se encontraban
en la zona, que para entonces albergaba a la mayoría de la población de
Gaza. En pocas palabras, las “zonas seguras” se convirtieron
deliberadamente en zonas de matanzas masivas.
81. Patrones similares surgen de la militarización por parte de Israel de los “corredores humanitarios”
que ordenó a la población utilizar para evacuar y llegar a las zonas
seguras. En contraste con la retórica humanitaria con la que se
anunciaban estas “rutas seguras“, estos corredores fueron
sistemática y pérfidamente blanco de bombardeos, proyectiles y disparos
de francotiradores, convirtiéndose en “corredores de la muerte“.
Israel estableció puestos de control para realizar escáneres faciales y
controles de identidad, donde los palestinos que huían eran a menudo
detenidos y posteriormente maltratados y torturados.
82. A finales de noviembre, el número de muertos palestinos ascendía a
15.000. En respuesta a las crecientes críticas internacionales, el
ejército israelí reconfiguró sus mecanismos de evacuación, introduciendo
una nueva herramienta “humanitaria“: la “cuadrícula de evacuación“.
El ejército publicó en las redes sociales un mapa cuadriculado que
dividía Gaza en 600 bloques e indicaba las zonas que debían ser “evacuadas” y las zonas “seguras“.
El sistema -introducido cuando el ejército había cortado Gaza de todas
las formas de comunicación- sembró el pánico entre los residentes,
aumentando el nivel de caos y, posteriormente, el número de muertes.
Desde principios de diciembre, Israel ordenó sistemáticamente a los
civiles palestinos de las zonas situadas al sur de Wadi Gaza que se
trasladaran a las nuevas zonas designadas como seguras según la
cuadrícula. Inmediatamente después, el ejército atacó estas “zonas
seguras”.
83. Desde finales de diciembre hasta febrero, Israel intensificó su ofensiva en las “zonas seguras”
de Al Muwasi y Rafah, que albergaban a la mayoría de la población
desplazada. Estos asaltos continuaron incluso después de que la CIJ
ordenara a Israel “tomar todas las medidas a su alcance” para
evitar el genocidio. En lugar de ello, en febrero Israel había matado a
otros 3.135 palestinos, muchos de los cuales buscaban refugio.
84. A principios de febrero, 1,4 millones de palestinos habían sido
desplazados a Rafah, convirtiendo a esta provincia en la más
superpoblada de Gaza, con “una densidad media de más de 22.200
habitantes por kilómetro cuadrado, cinco veces superior a los niveles
anteriores al conflicto“. Los continuos bombardeos de estas “zonas seguras” tuvieron como objetivo los locales que acogían a los desplazados y las instalaciones médicas.
85. Al mismo tiempo que se llevaban a cabo las evacuaciones y las
zonas seguras, altos funcionarios israelíes abogaban por la sustitución
colonial de los asentamientos. El Primer Ministro de Israel abogó por la
transferencia étnica; el Ministro de Finanzas de Israel expresó su
apoyo a la expulsión de dos millones de palestinos de Gaza; el Ministro
de Seguridad Nacional de Israel declaró que la guerra era una
oportunidad para “concentrarse en fomentar la migración de los residentes de Gaza“, mientras que otros ministros del gabinete abogaron por “reasentar”
a los palestinos en el Sinaí, los países occidentales y otros lugares.
El ministro israelí de Comunicaciones reveló que la expulsión de los
palestinos evacuados fuera de Gaza se había debatido “en reuniones gubernamentales“.
El 12 de enero, los ministros israelíes asistieron a una conferencia
para la recolonización de Gaza y la expulsión de los palestinos.
86. El patrón de asesinatos de civiles que evacuaron hacia el sur, en
combinación con las declaraciones de algunos altos cargos israelíes
declarando la intención de desplazar por la fuerza a los palestinos
fuera de Gaza y sustituirlos por colonos israelíes, permiten inferir
razonablemente que las órdenes de evacuación y las zonas seguras se han
utilizado como herramientas genocidas para lograr la limpieza étnica.
E. Blindaje médico
87. Una última capa del “camuflaje humanitario” de Israel se
refiere a sus esfuerzos por proporcionar cobertura legal a los ataques
sistemáticos contra instalaciones y personal médico, causando el
progresivo colapso del sector sanitario de Gaza. Israel ya había
empleado en guerras anteriores como estrategia de “guerra jurídica médica”
el ataque contra instalaciones médicas mientras acusaba al enemigo de
escudarse en ellas. En el asalto actual, Israel ha invocado esta
estrategia legal para justificar el genocidio mediante la destrucción
total de infraestructuras vitales.
88. La asistencia sanitaria civil está especialmente protegida por el
derecho internacional: existe un umbral elevado para que se pierda el
estatus de protección de las unidades médicas civiles. El derecho
internacional protege los hospitales al tiempo que prohíbe su uso con
fines militares o como escudos para actividades militares, como el
posicionamiento de objetivos militares en sus proximidades. Desde el
comienzo de las hostilidades, Israel ha presentado los hospitales de
Gaza como “cuarteles generales” de Hamás y espacios utilizados
para proteger actividades militares, con el objetivo de difuminar la
distinción entre objetos civiles y militares, transformando los
hospitales en “escudos hospitalarios” y legitimando la destrucción de todo el sector sanitario de Gaza.
89. En noviembre de 2023, el hospital Al Shifa, en el norte de Gaza,
estaba acogiendo a decenas de miles de personas desplazadas, cuando fue
asediado e invadido. El 27 de octubre, el ejército israelí publicó un
vídeo en 3D en el que se representaba el subsuelo del hospital como una
compleja red de túneles que funcionaba como “centro de mando de Hamás“.
El 2 de noviembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores publicó un
documento legal en el que se designaba al hospital como centro militar
que ocultaba activos militares. El hospital fue entonces sitiado e
invadido a mediados de noviembre, e Israel acusó a Hamás de utilizar al
personal médico como “escudos humanos“. Tras días de ataques, el hospital se convirtió en una “zona de muerte“;
cinco recién nacidos y 14 pacientes resultaron heridos; al menos 31
personas murieron, y partes del hospital se convirtieron en fosas
comunes.
90. Los informes de los medios de comunicación cuestionaron las
alegaciones de Israel de que Hamás estaba utilizando hospitales como
escudos, afirmando que no había pruebas que sugirieran que las
habitaciones conectadas al hospital hubieran sido utilizadas por Hamás;
se descubrió que los edificios del hospital (contrariamente a las
imágenes militares israelíes en 3D) no estaban conectados a la red de
túneles; y no había pruebas de que se pudiera acceder a los túneles
desde las salas del hospital. Además, el ejército israelí habría
reorganizado el armamento del Al Shifa antes de las visitas de los
equipos de noticias, lo que aumentó las sospechas de falsificación
después de que el ejército israelí afirmara que una “lista de terroristas”
que había encontrado en otro hospital de Gaza -el Al Rantisi- resultó
ser un calendario de los días de la semana en árabe. Independientemente
de que las acusaciones de Israel sobre el blindaje de hospitales en Al
Shifa fueran ciertas o no -aún están por demostrar- , los civiles de los
hospitales deberían haber estado protegidos y no sometidos a asedio y
ataques militares.
91. Que la intención detrás del “camuflaje humanitario” de
Israel en este caso sólo puede calificarse de genocida está claro por
dos razones. En primer lugar, Israel era consciente de la destrucción a
gran escala del sistema sanitario, ya que la Organización Mundial de la
Salud había informado a mediados de noviembre de que se estaba
produciendo una “catástrofe de salud pública” en Gaza, donde 26
de los 35 hospitales ya no estaban operativos debido a los bombardeos y
el asedio de Israel. En segundo lugar, Israel sabía que su operación
militar estaba causando un número considerable de heridos. Los
traumatismos físicos constituyen la causa más predominante del exceso de
mortalidad en Gaza. Era previsible que la suspensión forzosa de los
servicios en el mayor hospital de Gaza perjudicaría gravemente las
perspectivas de supervivencia de los heridos, los enfermos crónicos y
los recién nacidos en incubadoras. Por tanto, al atacar el hospital Al
Shifa, Israel condenó a sabiendas a miles de enfermos y desplazados a un
sufrimiento y una muerte evitables.
92. La confianza en la estrategia de tratar a los hospitales como
escudos médicos, haciendo caso omiso de su función como centros
indispensables de supervivencia social para los miles de heridos y
muchos más que buscaban refugio, expone otro aspecto de la lógica
genocida que sustenta la estrategia militar de Israel.
VII. Conclusiones
93. La abrumadora naturaleza y escala del asalto de Israel a Gaza y
las destructivas condiciones de vida que ha infligido revelan la
intención de destruir físicamente a los palestinos como grupo. Este
informe concluye que existen motivos razonables para creer que se ha
alcanzado el umbral que indica la comisión de los siguientes actos de
genocidio contra palestinos en Gaza: asesinato de miembros del grupo;
causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo; e
infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para
provocar su destrucción física total o parcial. Los actos genocidas
fueron aprobados y se les dio efecto tras las declaraciones de intención
genocida emitidas por altos cargos militares y gubernamentales.
94. Israel ha tratado de ocultar su conducta eliminacionista de las
hostilidades sancionando la comisión de crímenes internacionales como
respetuosa del DIH. Distorsionando las normas consuetudinarias del DIH,
incluidas la distinción, la proporcionalidad y las precauciones, Israel
ha tratado de facto a todo un grupo protegido y a su infraestructura
vital como “terrorista” o “de apoyo al terrorismo“,
transformando así todo y a todos en un objetivo o en un daño colateral, y
por lo tanto matable o destruible. De este modo, ningún palestino de
Gaza está a salvo por definición. Esto ha tenido efectos devastadores e
intencionados, costando la vida a decenas de miles de palestinos,
destruyendo el tejido de la vida en Gaza y causando daños irreparables a
toda su población.
95. El genocidio de Israel contra los palestinos de Gaza es una fase
de escalada de un largo proceso colonial de supresión. Durante más de
siete décadas este proceso ha asfixiado al pueblo palestino como grupo
-demográfica, cultural, económica y políticamente-, tratando de
desplazarlo y de expropiar y controlar su tierra y sus recursos. La
Nakba en curso debe detenerse y remediarse de una vez por todas. Es un
imperativo que se debe a las víctimas de esta tragedia altamente
evitable y a las futuras generaciones de esa tierra.
VIII. Recomendaciones
96. El Relator Especial insta a los Estados miembros a que apliquen
la prohibición del genocidio de conformidad con sus obligaciones
inderogables. Israel y los Estados que han sido cómplices de lo que
puede concluirse razonablemente que constituye genocidio deben rendir
cuentas y ofrecer reparaciones proporcionales a la destrucción, la
muerte y el daño infligidos al pueblo palestino.
97. El Relator Especial recomienda que los Estados miembros
(a) Apliquen inmediatamente un embargo de armas a Israel, ya que
parece haber incumplido las medidas vinculantes ordenadas por la CIJ el
26 de enero de 2024, así como otras medidas económicas y políticas
necesarias para garantizar un alto el fuego inmediato y duradero y
restablecer el respeto del derecho internacional, incluidas sanciones;
(b) Apoyar a Sudáfrica para que recurra al Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas en virtud del artículo 94(2) de la Carta de las
Naciones Unidas tras el incumplimiento por parte de Israel de las
medidas de la CIJ antes mencionadas;
(c) Actuar para garantizar una investigación exhaustiva,
independiente y transparente de todas las violaciones del derecho
internacional cometidas por todos los actores, incluidas las que
constituyan crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y el crimen
de genocidio, incluyendo:
i) cooperando con los mecanismos internacionales independientes de
determinación de hechos/investigación y rendición de cuentas;
(ii) remitiendo inmediatamente la situación en Palestina a la CPI, en apoyo de su investigación en curso;
(iii) el cumplimiento de sus obligaciones en virtud de los principios
de jurisdicción universal, garantizando investigaciones y
enjuiciamientos auténticos de las personas sospechosas de haber cometido
crímenes internacionales, incluido el genocidio, o de haber colaborado
en su comisión, empezando por sus propios nacionales;
(d) Garantizar que Israel, así como los Estados que han sido
cómplices en el genocidio de Gaza, reconozcan el colosal daño causado,
se comprometan a no repetirlo, con medidas de prevención, reparaciones
completas, incluido el coste total de la reconstrucción de Gaza, para lo
que se recomienda el establecimiento de un registro de daños con un
proceso de verificación y reclamaciones masivas que lo acompañe;
(e) En el seno de la Asamblea General, desarrollar un plan para poner fin al statu quo
ilegal e insostenible que constituye la causa fundamental de la última
escalada, que en última instancia culminó en el genocidio de Gaza,
incluso mediante la reconstitución del Comité Especial de la ONU contra
el Apartheid para abordar exhaustivamente la situación en Palestina, y
estar dispuestos a aplicar las medidas diplomáticas, económicas y
políticas previstas en la Carta de las Naciones Unidas en caso de
incumplimiento por parte de Israel;
(f) A corto plazo y como medida temporal, en consulta con el Estado
de Palestina, desplegar una presencia internacional de protección para
limitar la violencia utilizada habitualmente contra los palestinos en el
territorio palestino ocupado;
(g) Garantice que el OOPS recibe una financiación adecuada que le
permita satisfacer las crecientes necesidades de los palestinos en
Gaza.
98. El Relator Especial pide a la Oficina del Alto Comisionado para
los Derechos Humanos que redoble sus esfuerzos para poner fin a las
actuales atrocidades en Gaza, entre otras cosas promoviendo y aplicando
con precisión el derecho internacional, en particular la Convención
sobre el Genocidio, en el contexto del territorio palestino ocupado en
su conjunto.
* El presente informe se presentó a los servicios de la conferencia
para su tramitación fuera de plazo a fin de incluir la información más
reciente.
a-hrc-55-73-auv