31.10.10

De croupiers y casinos: la falsa recuperación

José Antonio Rojas Nieto
 
Perdón, pero necesito mencionar un asunto de aritmética elemental. Si una economía cae 10 por ciento un año, no necesita crecer diez por ciento el siguiente año para regresar a la situación previa a la caída. Necesita crecer once por ciento. Esa cuenta la olvidan los funcionarios gubernamentales cuando anuncian no sólo la recuperación de la economía mexicana, sino la superación de la crisis.
El asunto es elemental. Además, en rigor debieran hablar no sólo del crecimiento del producto, sino del crecimiento del producto por habitante. Cuando Adam Smith explica el plan de exposición de su prestigiada investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones (Riqueza de las aciones), formula advertencias metodológicas. Una, considerar periodos anuales para evaluar la disposición de riqueza de una nación. No se vale –afirma en la primera nota– hacer una evaluación con la acumulación –durante años– de los bienes que –directa o indirectamente– el fondo de trabajo hace posible a cada nación. En consecuencia –asegura– la riqueza se mide anualmente. Otra: no es posible limitarse a una medición absoluta de dichos bienes. Siempre –advierte una y otra vez– los bienes que el fondo del trabajo social permite disponer a cada nación se mide en relación con la población. La expresión del admirado escocés es precisa: el bienestar de una nación se reconoce por el bienestar de todos y cada uno de sus miembros (“the nation’s welfare is to be reckoned by the average welfare of its members”). Éste –lo muestra en toda su obra, especialmente en el primer libro– será mayor o menor según se disponga de las cosas necesarias, útiles, convenientes y gratas. Y eso, a su vez, dependerá de las mayores o menores facultades productivas del trabajo.
Mayores (o menores) cuando un mismo grupos de personas pueda realizar una mayor (una menor) cantidad de trabajo y expresarlo en una mayor (una menor) cantidad de bienes. ¿De qué depende esto, se pregunta Smith una y otra vez? Respuesta simple: de la división del trabajo social. Permite mayor destreza y especialización de los trabajadores; ahorro de tiempo de producción y, finalmente, permite innovación y cambio técnico, diseño y manufactura de maquinaria y equipo.
Éste es Smith. Y no sólo el de la famosa mano invisible, expresión que casi accidentalmente mencionó en una sola ocasión –capítulo dos del libro cuarto– cuando explica las ventajas y desventajas de restricciones a la importación de bienes que pueden manufacturarse en la nación. Corro el riesgo de recibir una reprimenda de Perogrullo, pero debo decir que para dar razón del bienestar de una nación –en este caso México– no es suficiente decir que el producto nacional, el PIB, crece. Primero, porque hay que explicar a partir de qué base crece, como sugiero al inicio. Y segundo porque hay que señalar si con ese crecimiento, la disposición (al menos teórica) de producto por habitante es mayor.
¿Últimas noticias de PIB en México? Como croupiers de casino, los funcionarios gubernamentales ya cantan: cinco afortunado. No gustan recordar su anterior grito: menos seis y medio de caída, que debió haber sido: menos siete de caída del producto por persona. Y hoy en el mejor de los casos –cantarían: cuatro por ciento de crecimiento por habitante. Nada más. Faltaría otro cuatro para regresar –sólo eso, regresar– a 2008.
Tres o cuatro años después. ¿Por qué? Porque el menos 6.5 de caída del PIB de 2009 exige –para regresar al PIB de 2008– un crecimiento de 7 por ciento. Y casi un punto más, es decir, casi 8 por ciento (7.87 por ciento exactamente), para regresar al PIB por habitante del mismo 2008, siempre y cuando –por cierto– la distribución del producto fuera homogénea, es decir, si el crecimiento se repartiera a cada uno por igual. Eso, eso –ya sabemos– no es cierto. Nunca lo ha sido. Jamás lo será. Así funciona el capitalismo. ¿Qué le vamos a hacer? La última Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH de 2008) muestra que 81.5 por ciento del ingreso nacional proviene del trabajo, asalariado (62.5 por ciento), independiente (15.8 por ciento) y de otro tipo (3.2 por ciento). Además, que 70 por ciento de los hogares mexicanos sólo recibe 36 por ciento del ingreso. Y que 30 por ciento el restante 64 por ciento de esos hogares.
Y frente a esto…Sí, frente a esto tenemos funcionarios que nunca dicen la llana verdad. Sólo a medias. Se necesita valor civil para decir las cosas como son. Mucho. Lo cierto es que apenas después de tres o cuatro años, llegaremos a una situación económica por habitante en el mejor de los casos similar a la de 2008. Y sólo podrá haber leve mejoría –sí, lamentablemente leve– hasta el siguiente sexenio. En eso éste ya fracasó. ¿Sólo en esto? Lamentablemente creo que no. Sin duda..

26.10.10

El camino es el de Francia, hay que paralizar la economía, las ganancias, el Gobierno

Comentarios para CX36 Radio Centenario desde Nueva york, del sociólogo norteamericano Prof. James Petras. 

Chury: Muy bien, entonces te estamos escuchando con los trabajos que en este momento estás llevando a cabo.
Petras: Tengo cuatro trabajos en los que estoy avanzando. Uno es sobre la guerra en Irak donde hemos recibido noticias, se ha publicado en los principales diarios, el hecho de que combatientes iraquíes afines a EE.UU. se han pasado a la resistencia.
Según el New York Times hay cientos de combatientes bien entrenados y bien armados por los EE.UU., que han pasado al otro lado. Es un gran golpe porque ha afectado a muchas de las patrullas y muchas de las misiones especiales que utiliza EE.UU. para asesinar críticos y adversarios. Ahora este cambio de política probablemente va a afectar muy negativamente la capacidad de EE.UU. de mantenerse en el poder en Irak.
Esto más que nada muestra como es muy combustible la situación allá, que puede cambiar de un día para el otro. Lo que quiero decir es que mientras EE.UU. retira las tropas, los soldados mercenarios empiezan a coaccionar su futuro y va a acelerar este tipo de cambio de lealtades. Es un proceso en que el retiro por un lado, significa el aumento del lado de la resistencia.
Chury: Otro de los temas que estás analizando...
Petras: Otro es esta gran huelga general indefinida que está afectando a Francia y aparentemente han paralizado ahora más de mil quinientos estaciones de servicio y ya casi no hay gasolina. Eso es producto de una cadena de huelgas; primero en los puertos los obreros portuarios; después en las refinerías, después los camioneros y ahora los trabajadores de las petroleras. Esta cadena parece que está acelerándose y con la falta de petróleo no se mueve ni la alimentación, ni las materias primas, ni a los pasajeros y empleados para ir al trabajo. Está llegando al clímax ahora esta enorme lucha entre los trabajadores y el gobierno de la derecha; y sus simpatizantes de la social democracia se quedan muy aislados.
La última encuesta en Francia indica que más del 66% de la población está a favor de esta huelga general. Y lo que está sobre la mesa no son simplemente las pensiones, que es importante porque quieren subir la edad de la primer pensión a 62 años y para la pensión completa subirla a 67 años. Pero los franceses y los trabajadores conscientes no creen que deben trabajar hasta morir sino que creen que después de 40 años de trabajo tienen el derecho a un período de descanso, de ocio, de diversión. No simplemente vivir para trabajar y trabajar para vivir. Quieren una vida más variada.
Pero más allá de eso lo que está sobre la mesa es toda esta ofensiva contra los derechos acumulados de la clase obrera. Lo que está sobre la mesa es el plan del gran capital de cambiar no sólo las condiciones de trabajo sino las relaciones de poder, donde el capital por decreto puede imponer grandes transformaciones sobre pensiones, salarios, vacaciones, contratos, degradando una civilización.
En este caso los sectores de la prensa y también algunos sectores moderados del sindicalismo que están participando en esta huelga, hablan sólo de las pensiones.
Es cierto que el problema de tratar de prolongar los años de trabajo hasta recibir la pensión es el detonante. Pero detrás de eso hay otras consideraciones más profundas y es ¿quién determina las condiciones de vida y de trabajo en el contexto de Francia? Y los trabajadores están en condiciones ahora de ganar a pesar de que el parlamento ya aprobó una de las medidas.
Dice la gran mayoría de los trabajadores que el problema no se resuelve entre estos parlamentarios burgueses y reaccionarios sino que se resuelve midiendo las fuerzas. Si ganan los trabajadores en Francia, va a ser un ejemplo para la clase obrera en otros países que hacen simplemente unas huelgas simbólicas con una marcha y un discurso y vuelven a someterse.
Ese no es el camino. El camino es el de Francia porque hay que paralizar la economía; paralizar las ganancias; paralizar al gobierno para que deje de actuar como si nada estuviera pasando. Y para eso este ejemplo de Francia es algo muy significativo, ojalá que sigan y consigan la victoria.
Aquí en EE.UU. es un cementerio, no hay ni discusiones de lo que está pasando en Francia, porque tenemos una burocracia sindical hueca, un sindicalismo que no tiene ninguna función social y colectiva.
Chury: Quiere decir que lo de Francia no es una culminación sino el gran principio posible de medidas generalizadas ¿sí?
Petras: Sí, y las cosas se están radicalizando porque todo empezó con unas protestas de empleados públicos, después se extiende al sector privado, después empezó a prolongarse, después se incorporaron los estudiantes. Mientras el presidente Sarkozy siga intransigente sin retirar las medidas, las cosas se están radicalizando. Si ahora es sobre problemas socio económicos, rápidamente si las condiciones se radicalizan más, puede terminar como Francia del 68 donde llaman la atención y cuestionan la legitimidad del régimen y ponen en peligro la continuidad del gobierno de Sarkozy. No digo que sea un situación pre revolucionaria, pero por lo menos si una fase anterior a tumbar el régimen.
Chury: ¿Estás trabajando en algún otro tema?
Petras: Tengo dos cosas más que son importantes. En China, el Partido Comunista de China estuvo reunido este fin de semana para discutir el programa para los próximos cinco años y fijar las prioridades y nombrar el propio liderazgo. Pero lo interesante que sale de este congreso es que el partido, por lo menos los líderes actuales, decidieron que la prioridad es bajar las desigualdades porque ya el contraste entre ricos y pobres es demasiado grande. Y el mismo Partido Comunista se está preparando a tomar medidas para aumentar el poder de consumo de los trabajadores y buscar alguna forma de limitar las ganancias del capital.
Lo importante en eso es que dicen que es más importante mayor igualdad que mayores tasas de crecimiento. Eso es interesante porque es un retorno del régimen a la revolución China, que significa que las grandes desigualdades son los peores pecados.
Obviamente en China capitalista no van a recuperar estos valores, pero por lo menos eso indica las enormes presiones sociales que se están acumulando con las miles y miles de huelgas y protestas, y el liderazgo quiere evitar mayores explosiones.
Chury: Bien Petras, vamos con el último tema de los cuatro
Petras: Lo último es que hemos recibido mucha comunicación de Ecuador entre varios movimientos sociales, que algunos plantearon algunas críticas sobre lo que he escrito sobre Ecuador. Ahora, yo no soy ningún apologista de Correa, incluso he aprendido mucho de los movimientos indígenas y de varios intelectuales de Ecuador críticos con Correa. Y es cierto que ha comprometido muchos recursos al gran capital que muchos de los izquierdistas en el exterior no han notado; pero de fondo mi única diferencia -no es defender a Correa- es que definí el ataque contra él como un golpe. Rechazar la política de alguien es una cosa, no oponerse al golpe es otra. Sobre la política económica de Correa no tengo mucho bueno para decir porque ha firmado contratos con grandes empresas multinacionales bajo condiciones poco favorables. Pero por lo mismo debemos rechazar el golpe.
Extractado por La Haine                                             

25.10.10

Atilio Boron: “Los procesos políticos de cambio en América Latina o se profundizan o la restauración conservadora es inevitable”

Una agenda para un proyecto transformador en la región
Cronicon.net/Rebelión

La advertencia es categórica: o se profundizan los cambios en aquellos países de gobiernos progresistas en América Latina o la derecha con la complicidad y el apoyo de Washington retomará el poder para imponer su modelo represivo en lo político, y neoliberal en lo económico. Así analiza la coyuntura sociopolítica de la región el destacado sociólogo y politólogo argentino Atilio Boron. En el desarrollo de dos charlas que dictó durante el Encuentro Internacional de Economía Política y Derechos Humanos organizado por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo de Buenos Aires y que recoge en esta síntesis el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, Boron hizo un pormenorizado análisis de la situación política del hemisferio, sus escenarios, las amenazas que enfrentan los gobiernos progresistas, y planteó una agenda para un proyecto transformador en las naciones latinoamericanas.
La lucha emancipadora tiene que ser continental, dijo, y recomendó simultáneamente avanzar en procesos integracionistas como la ALBA, Unasur, el Banco del Sur, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.
Una independencia con mucha dependencia
Con la autoridad académica que lo caracteriza, este científico social señaló que el proceso del bicentenario de la independencia de las naciones latinoamericanas es inconcluso y que uno de los mayores obstáculos es el imperialismo norteamericano con sus aliados locales, los grupos dominantes criollos.
“La lucha por la igualdad y la democracia es muy demorada. Es una independencia con mucha dependencia, no obstante que los avances en materia de resistencia a las políticas neoliberales en varios países de la región son muy positivos”, acotó.
Su condición de observador político, catedrático universitario y analista de la realidad socioeconómica de América Latina le permite tener una visión muy certera de los fenómenos sociales que vienen suscitándose a lo largo y ancho del continente. Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de Harvard, Magister en Ciencia Política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Santiago de Chile, y Licenciado en Sociología con diploma de honor de la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires, Boron cuenta además con una amplia experiencia como docente. Desde 1986 está vinculado con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la cual fue su vicerrector, es Investigador Superior del Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Argentina (CONICET). Entre 1997 y 2006 se desempeñó como secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), ha sido profesor visitante de varias universidades del mundo (entre ellas, Columbia, MIT, UCLA) y actualmente se desempeña como director del PLED, el Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Autor de varios libros, entre los cuales se destaca "Imperio e Imperialismo", que obtuvo en 2004 el Premio honorífico de ensayo Ezequiel Martínez Estrada de Casa de las Américas. Por su acuciante actividad investigadora y sus profundos análisis de la realidad latinoamericana, en julio de 2009 le fue concedido el Premio Internacional José Martí por parte de la UNESCO.
La batalla de las ideas es fundamental
En la guerra de los pueblos contra el neoliberalismo y la hegemonía norteamericana, Boron recuerda lo que dijo José Martí: “De pensamiento es la guerra que se nos libra; ganémosla a fuerza de pensamiento.” Es decir, dirigir esta guerra con criterio político es el único modo de ganarla, por eso, agrega, “la batalla de las ideas es fundamental para enfrentar la dominación ideológica, el control monopolista de los medios de comunicación y de las escuelas de economía”.
Pero al mismo tiempo, dice, se debe lograr coordinar la resistencia social para dar la batalla contra el capitalismo. “Los movimientos sociales y las fuerzas populares no pueden dar una lucha local, parcial y parroquial, sino que es necesario concretar una coordinación mundial de todas las resistencias a lo largo y ancho de todos los continentes”, explica.
Lo cierto, colige, es que frente a la crisis de civilización que enfrenta la humanidad, “el mundo no resiste un siglo más de explotación capitalista, porque sostener un sistema consumista como el que practica es insostenible”.
Cuatro realidades sociopolíticas en Latinoamérica
Dentro del contexto latinoamericano, Boron sostiene que claramente se pueden determinar cuatro realidades sociopolíticas:
  1. Cuba constituye la excepción en el continente; una revolución triunfante que ha construido un Estado de nuevo tipo y una sociedad no capitalista.
  2. Venezuela, Bolivia y Ecuador, cuyos gobiernos impulsan un proyecto radical de transformación social, política y económica pero aún en medio de un Estado capitalista y una sociedad burguesa. No hay solución dentro del capitalismo, es la convicción de estos gobiernos, algo que los distingue de los del siguiente grupo.
  3. Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, países gobernados por líderes de centroizquierda que no ponen en cuestión la ruta del capitalismo. Su acento está en el impulso de programas de amplio calado social y en un cierto posicionamiento internacional que, en ciertas circunstancias puntuales, los convierte en socios privilegiados de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
  4. Países gobernados por la derecha: México, Colombia, Chile y Perú, que mantienen y defienden el modelo neoliberal y son obsecuentes con los dictados de Washington.
Amenazas para el proceso de transformación
Boron es reiterativo en que el principal obstáculo para el desarrollo socioeconómico de los pueblos de América Latina es la hegemonía norteamericana y sus aliados, las oligarquías locales que por proteger sus intereses tienen espíritu de cipayo.
A ello hay que agregar los gobiernos obsecuentes de Washington que en Latinoamérica son una piedra en el zapato para la integración regional como los de México, Colombia, Chile y Perú.
Con estos socios, el Departamento de Estado y el Pentágono dirigen su acción hacia “el control exclusivo de la gran cuenca amazónica, el corazón latinoamericano que alberga grandes riquezas en materia de petróleo, gas, minerales estratégicos, agua, biodiversidad y potencial alimentario”, sostiene este politólogo argentino.
Paraguay bajo ocupación
Además, Boron viene alertando sobre las acciones de ocupación que está desarrollando el gobierno norteamericano en Paraguay, sin que haya logrado despertar la suficiente solidaridad y compresión de la región respecto a lo que está ocurriendo en este país.
“Paraguay está ocupado administrativamente por Estados Unidos; sus agentes torpedean al gobierno de Fernando Lugo y han logrado parar en el Congreso de esta nación el ingreso de Venezuela a Mercosur, que es un proyecto de integración política y económica incompatible con los intereses a largo plazo de Washington”.
En efecto, explica Boron, “el gobierno de Lugo es un inaceptable estorbo para los designios estadounidenses en la región. Si bien hasta el momento Lugo se ha cuidado de mantener muy cordiales relaciones con la Casa Blanca y ha consentido el irritante protagonismo de la embajada en los asuntos internos del Paraguay, un amplio espectro del establishment estadounidense lo percibe con mucha aprensión y lo sataniza como el peligroso bienhechor que, a pesar suyo, puede convertirse en el catalizador de procesos políticos mucho más radicales, al estilo de los que existen en la vecina Bolivia o en el más lejano Ecuador. En las afiebradas alucinaciones de los halcones del Pentágono y el Departamento de Estado, Lugo aparece como una suerte de Kerensky tropical que al igual que su predecesor ruso terminará abriendo la puerta a una insurgencia plebeya de incalculables proyecciones y grávida de serias repercusiones en la geopolítica regional. Esto es así porque Paraguay ocupa un lugar privilegiado para cerrar, desde el Sur, el anillo de bases militares que rodea la gran cuenca amazónica, fuente de toda clase de recursos energéticos, biodiversidad, minerales estratégicos y agua, sobre todo agua. Esa es la razón por la que dos bases ya se han instalado en ese país, en Pedro Juan Caballero y en Mariscal Estigarribia”.
Agenda para un proyecto de transformación
No obstante las múltiples amenazas de Washington y de sus lacayos en el hemisferio, Boron considera que la vía para seguir avanzando en los procesos reformistas y de emancipación está en su profundización.
Por eso su advertencia: “Los procesos políticos de cambio en América Latina o se profundizan o la restauración conservadora es inevitable”.
En ese sentido, el desafío de los gobiernos progresistas es mostrar resultados concretos en reformas sociales, políticas y económicas, por lo cual este politólogo se permite plantear una agenda de temas para un proyecto transformador América Latina que, a manera de enunciado, comprende:
- Repudiar y anular la deuda externa.
- Modificar los regímenes tributarios regresivos, condición necesaria para la reconstrucción del Estado destruido por las políticas neoliberales.
- Profundizar la distribución del ingreso.
- Volver a convertir en bienes públicos derechos esenciales como la salud, la educación, la vivienda, la seguridad social, la recreación.
- Recuperar los recursos naturales.
- Avanzar en los procesos de integración supranacional.
- Impulsar nuevas formas de democracia participativa, que supere las formas arcaicas de la democracia liberal.
No se trata de imponer un esquema uniforme, un modelo único de cambio, porque cada país tiene sus particularidades, sus tradiciones políticas y sus propios métodos para acometer las reformas. Parafraseando el poema de Antonio Machado, Boron concluye diciendo: “militante, no hay modelo, se hace el modelo al andar”.

23.10.10

"Imposibilidad" de financiar las pensiones

Algunas reflexiones para que cunda el ejemplo francés
Iohannes Maurus


"und nur bei Karl Marx und Lenin stand,wie wir Arbeiter eine Zukunft haben."

(y sólo -en las obras de- Karl Marx y Lenin se decía
que nosotros los obreros tenemos un futuro)
Hans Eisler/Brecht


1.
El capitalismo nunca se ha presentado a sí mismo como un régimen socioeconómico más entre los que ha conocido la humanidad, sino como la forma natural en que las sociedades humanas deben organizarse. Parece contradictorio afirmar a la vez que este tipo de organización es natural y que, por otra parte, se presenta como un imperativo que hay que cumplir. Ello responde al hecho de que para los grandes economistas y pensadores liberales, la naturaleza humana no llega a reconocer esa organización óptima y natural debido a la ignorancia y la superstición. Una vez disipadas las brumas que nos impiden reconocer esta norma que coincide con nuestra verdadera realidad, esta finalidad moral y política que es a la vez naturaleza, puede desplegarse todo su potencial productivo. Antes de que el capitalismo se impusiera existía más bien como imperativo, ahora que es la forma socioeconómica dominante, se presenta como realidad, e incluso como necesidad natural. Esto no impide que esta realidad natural nunca esté, según sus ideólogos, completamente realizada: si existen, por ejemplo crisis, es porque todavía no hemos llegado a hacer coincidir el sistema realmente existente con su esencia natural. Así, la solución liberal de toda crisis será una mayor dosis de liberalización. Como explicaba Althusser en los años 60 y como podemos constatarlo a diario, las dos almas del capitalismo y de la ideología burguesa en general son la necesidad natural y la libertad moral, la economía y la ideología jurídico moral.

La necesidad natural de la economía, por mucho que el neoliberalismo tenga que considerar esa naturaleza como una construcción que requiere constante vigilancia e intervención, es lo que la supuesta "ciencia económica" pretende enseñarnos a reconocer. Se trata de mostrar cómo a través del libre juego de las libertades y de los deseos individuales en el espacio de los intercambios de mercancías denominado "mercado", se termina constituyendo un orden que se rige por leyes necesarias. De hecho, la libertad en el mercado termina siendo la libertad del propio mercado y esta última, un marco que se impone imperativamente a sus actores. Las leyes del mercado, como leyes "naturales" pueden determinar lo que es posible y lo que es imposible. En función de ellas, se nos dice hoy, es imposible mantener el régimen de pensiones existente en Europa occidental, así como los servicios y prestaciones sociales que se habían ido consolidando a lo largo de los últimos sesenta años en esta zona del mundo. Lo que era real hasta hoy se ha vuelto imposible debido a las leyes del mercado. Por consiguiente, como afirman las patronales y gobiernos: "habrá que trabajar más para ganar menos". Esta idea de las limitaciones objetivas del mercado que hacen imposible mantener las conquistas sociales, se nos presenta como algo nuevo, como una desagradable sorpresa con la que se han encontrado los "científicos y expertos económicos" haciendo sus cálculos y viendo que no salen las cuentas de las pensiones y del gasto social. Sin embargo, esta novedad es tan vieja como el propio capitalismo.

2.

Las primeras luchas obreras por la jornada de trabajo se encontraron en el siglo XIX con el mismo razonamiento "científico" que hoy vemos utilizar a los economistas. Basta reabrir -o abrir, porque no se ha leido nunca demasiado- las páginas del Capital de Marx para descubrir los términos en que respondían los economistas a la reivindicación obrera de las 10 horas. La reducción de la jornada laboral de 11 a 10 horas sería, según el prestigioso economista Nassau William Senior matemáticamente imposible, pues el beneficio empresarial se produciría sólo en esa última hora de trabajo que el obrero ya no va a prestar: " si las horas de trabajo se redujeran en una hora por día [...] se destruiría la ganancia neta ; si se redujeran en una hora y media, también se destruiría la ganancia bruta" . No vale la pena entrar en el detalle de las afirmaciones de Senior ni de la crítica o más bien el rapapolvo teórico de Marx. Baste recordar que el beneficio del capitalista se produce durante toda la jornada de trabajo y que si ésta disminuye, el beneficio no desaparece, sino que se reduce en la misma proporción que los costes de producción, algunos de los cuales disminuyen efectivamente al trabajarse una hora menos. La ironía de Marx no perdona ni a Senior ni a los suyos:

" Por otra parte el corazón humano tiene sus enigmas, sobre todo cuando el hombre lo lleva en el bolso; seríais unos desatinados pesimistas si temierais que al reducirse la jornada laboral de 11 1/2 a 10 1/2 horas se perdería toda vuestra ganancia neta. Ni por asomo. Si presuponemos que todas las demás circunstancias se mantienen invariadas, el plustrabajo disminuirá de 5 3/4 horas a 4 3/4 horas, lo que implica siempre una nada despreciable tasa de plusvalor, a saber, 82 14/23 %. Pero la fatal " última hora ", acerca de la cual habéis fabulado más que los quiliastas en torno al fin del mundo, es "all bosh" [pura palabrería]. Su pérdida no os costará la " ganancia neta ", ni su " pureza de alma " a los niños de uno y otro sexo a los que utilizáis Un índice que caracteriza notablemente el estado actual de la llamada " ciencia " económica es que ni el propio Senior quien más adelante, digámoslo en su honor, abogó resueltamente por la legislación fabril ni sus impugnadores iniciales y posteriores supieron explicar las falsas conclusiones del "descubrimiento original". Se remitieron a la experiencia real. El why [el porqué] y el wherefore [motivo] quedaron en el misterio."
Hoy los émulos de Senior siguen en esta misma ignorancia y pretenden demostrarnos que los salarios son excesivos y la productividad del trabajo es insuficiente. Baste leer cómo refiere el diario ABC una reciente intervención del presidente de la patronal española, CEOE, Gerardo Díaz Ferrán:

"No hace un mes que el Gobierno aprobó una reforma laboral que abarata y facilita el despido y reaparece el presidente de la patronal para echar más leña al fuego al decir que, para salir de la crisis económica, los trabajadores deben «trabajar más y, desgraciadamente, ganar menos. Es muy duro decirlo, pero es la verdad».

Tras participar en un acto organizado por los jóvenes empresarios de Ceaje, Díaz Ferrán insistió ayer en que no se puede trabajar como se hace actualmente. Según argumentó, al principio de la democracia se trabajaban 48 horas semanales, que han pasado a ser 40 oficiales pero, en realidad, sólo son efectivas 38. Así, «es imposible estar trabajando 38 horas y pensar que se va a salir de la crisis»."

De nuevo nos encontramos, en pleno siglo XXI, con las lamentaciones de los patronos a los que quitan horas de preciado trabajo, sin mencionar ni de pasada los enormes aumentos de la productividad y la casi congelación de los salarios reales que se han producido desde la llegada de la "democracia" . Se ve que la ideología espontánea de los patronos es tozuda y que no pueden con ella ni los siglos ni las críticas teóricas.

3.

Por otra parte, argumentos del mismo jaez se aplican al sistema de pensiones , afirmando doctamente que la evolución demográfica de los países europeos provoca una reducción neta del número de activos capaces de financiar las pensiones de sus mayores. Por ese motivo, estos últimos tendrán que trabajar hasta una edad más avanzada y cobrar pensiones menos importantes. Como afirma en otro lugar el inagotable Díaz Ferrán: "Subir la jubilación a los 67 años me parece razonable y una tendencia de llegar a los 70 también me parece razonable con el tiempo. Hay que hacer un plan sensato. Claro que habrá que llegar a los 70, pero a lo mejor dentro de cinco años, de siete o de diez. A lo mejor ahora son 67, luego 68 y después 70, eso es lo lógico"

Ciertamente, la pensión no es directamente lo mismo que el salario, pero sí tiene que ver con él de manera muy directa. De lo que se trata en ambos casos es de nuestro tiempo de vida, por un lado, del tiempo dedicado a la reproducción ampliada del capital y a la producción de beneficio neto, y por otro, del tiempo dedicado a todo lo demás es decir a existir sin depender de un patrón. En las polémicas decimonónicas sobre la jornada laboral, se trataba de la repartición diaria de esos tiempos, en el actual conflicto social sobre las pensiones, de su repartición a lo largo de toda la vida. El juego de la explotación capitalista, por mucho que lo intenten disimular hablándonos de las consecuencias felices sobre la actividad económica del beneficio empresarial o incluso del consumo suntuario de los más ricos, es un juego de suma cero. En un juego de suma cero no puede haber dos ganadores: en el mercado, a diferencia de la cooperación, uno pierde para que otro gane. O se reduce el tiempo de trabajo y de vida laboral y se financian unas pensiones dignas, o se reducen los impuestos de los ricos y las contribuciones patronales. O salario, directo, indirecto o social, o beneficio empresarial o lucro financiero. Aquí no valen hipocresías morales ni ideologías jurídicas. Como afirma Marx en otro lugar del Capital:

"Dejando a un lado límites sumamente elásticos, como vemos, de la naturaleza del intercambio mercantil no se desprende limite alguno de la jornada laboral, y por tanto limite alguno del plustrabajo. El capitalista, cuando procura prolongar lo más posible la jornada laboral y convertir, si puede, una jornada laboral en dos, reafirma su derecho en cuanto comprador. Por otra parte, la naturaleza específica de la mercancía vendida trae aparejado un límite al consumo que de la misma hace el comprador, y el obrero reafirma su derecho como vendedor cuando procura reducir la jornada laboral a determinada magnitud normal. Tiene lugar aquí, pues, una antinomia : derecho contra derecho, signados ambos de manera uniforme por la ley del intercambio mercantil. Entre derechos iguales decide la fuerza . Y de esta suerte, en la historia de la producción capitalista la reglamentación de la jornada laboral se presenta como lucha en torno a los límites de dicha jornada , una lucha entre el capitalista colectivo, esto es, la clase de los capitalistas , y el obrero colectivo, o sea la clase obrera ."

Hoy, además, las palabras de Díaz Ferrán son la expresión de una utopía que debe calificarse de reaccionaria, la de la "recuperación del pleno empleo". Lo único que puede proponer el capitalismo español o europeo en general como pleno empleo es la generalización del empleo precario. Precisamente las condiciones de productividad que han alcanzado nuestras sociedades hacen redundante una enorme cantidad de tiempo de trabajo, incluso en términos rigurosamente capitalistas. Sin contar con la redundancia "cualitativa" del tiempo de trabajo dedicado a producciones inútiles (la mayor parte del sector del automóvil) o nocivas (armamento) y el hecho de que, si no nos encaminamos rápidamente por la senda de un decrecimiento racional, nuestra propia existencia en el planeta peligra gravemente. Ante esta situación, no tiene sentido exigir más empleo, sino menos tiempo de trabajo diario y a lo largo de la vida y un ingreso garantizado para todos. La pensión de los precarios hoy ya mayoritarios y el subsidio de los desempleados, cada vez más numerosos, sólo puede tener hoy una forma viable: la de un salario social. Ahora bien, la pensión de los precarios, se obtiene mediante una nueva modalidad de huelga, la huelga de los parados, huelga que no para una producción ni una fábrica u oficina concreta, sino que bloquea a escala de todo un territorio -como estamos viendo hoy en Francia- los flujos de energía, de mercancías y de personas convertidas en mercancía. Cuando el capitalismo ocupa todo el tiempo de vida, la resistencia debe y puede ocupar todos los tiempos y todos los espacios.

21.10.10

Europa: ahí sigue la lucha de clases

Ángel Guerra Cabrera
 
Si echamos una mirada al mapa, la ofensiva del capitalismo neoliberal a partir de Reagan-Thatcher sólo ha podido ser contenida y en parte rechazada en América Latina, aunque varios países asiáticos lograran una aplicación menos férrea del dogma que en nuestra región. Aquí, combativos movimientos populares, algunos con un componente indígena esencial pero todos integrados por trabajadores, marginales, pobladores y sectores medios empobrecidos, condujeron al surgimiento desde 1999 de un grupo heterogéneo pero coordinado de gobiernos opuestos a las políticas del Consenso de Washington y que luchan por la integración regional.
Sin embargo, en Europa occidental, a diferencia de Estados Unidos, se conservaron hasta hace muy poco una parte de los rasgos esenciales de los llamados estados de bienestar, conjunto de derechos sociales conquistados por las luchas obreras de los siglos XIX y XX y también logradas debido al excepcional protagonismo del Ejército Rojo en la derrota del nazi-fascismo y a la existencia del campo socialista y sus indiscutibles avances sociales. Fue justamente la implosión de la Unión Soviética y demás regímenes europeos que formaban parte de esa realidad la que propició la trasformación de las regiones central y oriental de Europa en polígono de pruebas de crueles recetas de ajuste fondomonetaristas, aplicadas de un día para otro. Verdadera piñata que en un abrir y cerrar de ojos logró una colosal trasferencia de riqueza de esos estados, especialmente Rusia, a los grandes centros financieros capitalistas.
Pero es evidente que las grandes corporaciones financieras no habían renunciado a despojar también de sus conquistas a los trabajadores y la población europea occidental. Sólo esperaban por la ocasión propicia y esta vino con la quiebra de Leman Brothers y el contagio de la crisis que atraviesan desde entonces el sistema financiero y la economía estadunidenses. A partir del cataclismo se machacó por la mafia mediática con varios mitos, como que las economías nacionales y la europea se hundirían y cundiría el desempleo si los estados no rescataban a los bancos, obviamente con los impuestos de los de abajo. En realidad, precisamente por aplicar esa receta los estados están en quiebra, las economías se hundieron y el paro se ha extendido insólitamente. Eso sí, los bancos declaran utilidades obscenas y en Wall Street anuncian que repartirán una millonada entre sus ejecutivos. La oportunidad fue aprovechada también para ir al asalto de las pensiones y otros beneficios sociales de los trabajadores europeos, mientras ni siquiera se imponían o elevaban los impuestos a la oligarquía, cuyos integrantes han aumentado y en muchos casos doblado el monto de sus fortuna durante la crisis mientras decenas de millones de obreros en el viejo continente y en todo el mundo se empobrecen sin siquiera la esperanza de recuperar sus derechos o puestos de trabajo arrebatados.
Coletazo del desbarajuste estadunidense de pronto se anunció que Grecia estaba en quiebra y las calificadoras rebajaron la categoría de su deuda. En este mundo al revés, uno de los grandes bancos de inversión, Goldman Sachs, había defraudado al Estado griego en complicidad con la oligarquía nativa. Por supuesto, el banco no indemnizaría al país helénico sino se convertiría en su virtual propietario. Ya la prensa financiera inglesa, donde suelen descubrirse alguno de los malévolos proyectos de la banca anglosajona, había acuñado el término PIGS, acrónimo para referirse a Portugal, Irlanda, Grecia y España, países parias y sin futuro.
Lo alentador es cómo han reaccionado la clase obrera y el pueblo griegos, que ya acumulan ocho jornadas de huelga general y no dan señales de decaimiento, y de nuevo Francia y París, con seis huelgas de junio a la fecha, una activa presencia juvenil y la gran interrogante de si el gobierno conseguirá el desgaste a que apuesta o estas jornadas son el inicio de algo mayor. La formidable huelga general del 29 de septiembre en España podría abrir el camino a la creación de un polo muy amplio de izquierda social y política antineoliberal. Hasta en los ex países socialistas hay muestras de combatividad obrera. La apertura de un frente europeo antineoliberal podría anudarse firmemente con las luchas latinoamericanas, las que se organizan desde una gran diversidad de movimientos en África y Asia y todas juntas estimular hacia la izquierda la rebeldía y el descontento en Estados Unidos.

19.10.10

Latin America: Crises, Upheavals, Roads to Twenty-First Century Capitalist Development

By Prof James Petras

Introduction
Over the better part of the present decade, Latin American stock markets have boomed. Overseas investors have reaped and repatriated billions in dividends, profits and interest payments. Multi-national corporations have piled into mining, agro-business and related sectors, unimpeded and with virtually no demands by local regions for ‘technological transfers’ and environmental constraints. Latin American regimes, have accumulated unprecedented foreign currency reserves to ensure that foreign investors have unlimited access to hard currencies to remit profits. The decade has witnessed unprecedented political and social demobilization of radical social movements. Regimes have provided political and social protection for foreign and national investors as well as long term guarantees of private property rights.

Nary a single regime in the region, with the unique exception of Venezuela, has reverted the large scale privatizations of strategic economic sectors implemented by previous neo-liberal regimes in the 1990’s. In fact the concentration and centralization of fertile lands has continued with no pretense of land or income redistribution on the policy agenda. While bankers, and investors, overseas and nationals, celebrate the economic boom and more importantly express their positive appreciation by investing billions in the region, leftist pundits claim to find a “resurgent left” and write of one or another version of 21st century socialism. In particular many prominent and widely published Euro-American progressives and leftists intellectuals and pundits have badly served their followers and readers. Commentaries based on jet flyovers provide glowing reports of Latin America’s march to the left and national independence. Such accounts lack any empirical, historical, analytical or statistical foundation. Writers as diverse as Chomsky, Tariq Ali, Wallerstein, who have never conducted any field research below the Rio Grande at any time or for that matter consulted major investors reaping billions in today’s Latin America have become instant experts on the social and political nature of the regimes, the state of the social movements and current economic policies. It seems as if Latin America is fair game for any and all Western leftist writers who can echo the political rhetoric of the incumbent regimes. No doubt this secures an occasional official invite but it hardly serves to clarify the most striking socio-economic features of the current crop of regimes in Latin America and their sharply defined development strategies.
A wealth of data based on extensive field interviews, statistical studies published by international development agencies, reports by economic consultancies and business and investment houses, as well as discussions with independent social movement leaders provides ample documentation to argue that Latin America has taken multiple roads to 21st century capitalism, not socialism or anything akin to it.
In fact one of the great success stories celebrated by the business press, is the marginalization of socialist politics, the general acceptance of “globalization” by the leaders of the political class (from the center-left rightward) and the de-radicalization of the intellectual/academic elite who wage battle against neo-liberal phantoms while providing populist legitimization for the politicians of 21st century … capitalism.
Twenty-First Century Capitalism: Continuities and Changes
Investors, speculators, multinational corporations and trading companies from Asia, Europe, North America and the Middle East have, in recent years found virtue and value in the economic development policies pursued by recent Latin American leaders. In particular, they applaud the new found political stability and economic opportunities for long term, high rates of profits. In fact Latin America is looked at as an outlet for profitable investments surpassing those found in the unstable and volatile markets of the US and EU.

Twenty-first century capitalism (21C) as we know its operations in Latin America overlaps in some of its major features with the multiple variants of 20th century capitalism. 21C has embraced the “open market” policies of the late 20th century neo-liberal model; it has, promoted agro-mineral exports and importation of finished goods similar to the early 20th century colonial division of labor. It has borrowed from the nationalist developmental strategy, policies of state intervention to ameliorate poverty, bailout banks, promote exporters and foreign investors.
As in most ‘late and ‘later’ developing capitalist countries, the state plays an important role in mediating between agro-mineral exporters and industrial capitalists (national and foreign) in some of the larger countries like Brazil and Argentina.
Unlike earlier versions of liberal and neo-liberal capitalists which, in the first instance dissolved pre-capitalist constraints on capital flows and later labor and welfare demands constraining capitalist exploitation, current heterodox liberal (or “post-neo-liberal”) regimes attempt to harness and co-opt labor and the poor to the new export strategy. In part, 21st capitalism, can pursue “free market” and welfare/poverty policies because of the favorable world market conjuncture of high commodity prices and expanding markets in Asia.
Increased activity by the state in regulating capital flows and “picking winners and losers”, promoting agro business over small farmers, exporters and large retail importers over small and medium producers and retailers – highlights the compatibility, indeed the importance, of state interventionism in sustaining the “free market” agro-mineral export model. While some sectors of capital complained about potential deficits and rising public debts resulting from increased state spending on poverty programs and in raising the minimum wage, in general most capitalist view the current version of “statism” as complementary and not in conflict with the larger goals of expanding investment opportunities and capital accumulation.
The ideologues of 21C have played a significant role in securing the legitimacy of the system, especially in its initial period, by projecting images and narratives of “anti-imperialism”, “twenty-first century socialism” and in the Andean countries a new “indigenous” variant of a “democratic and cultural revolution” (Bolivia). Given the heavy reliance on the extractive development strategies and the strong presence of foreign corporations in strategic economic sectors and on lands, in or proximate Indian territorial claims,traditional Indian rituals and symbolic representations, anti-imperialist rhetoric and charisma plays a key role in greasing the wheels of 21C, in the face of rebellious popular constituencies (especially in Peru, Ecuador and Bolivia).
The paradox of putative “center left” regimes embracing the liberal ‘colonial division of labor’ in relation to the world market is to some degree obfuscated by the greater diversification of markets. “Coloniality” is identified with economic relations with the US while the new economic ties with Asia are presented as expressions of south-south solidarity and other such euphemisms, even as the latter mirrors the former in economic essentials. Nevertheless there are important political differences between the US and China, insofar as the latter does not engage in coups and clandestine operations and military interventions (at least in Latin America).
Key to the 21C model is social stability, preservation of the liberal democratic political framework and civil supremacy – all of which pits these governments against the US backed coups in the continent, including failed coups in Venezuela(2002) and Bolivia(2008) and a successful coup in Honduras (2009).
If US style militarism is a potential external destabilizing factor, the growth of narco-capitalism in the economy and state is a major domestic threat, now mostly concentrated in North America (Mexico), Central America, the Andean countries (Colombia). The dilemmas of 21C is how to balance between the destabilizing role of US drug agencies and the need to ensure “good relations” with all major trading partners-including the US.
The State of the State in 21C Latin America
Coming out of the crises and breakdown of neo-liberalism at the turn of the century, the state emerged with a stronger and more active role in the economy, particularly with regard to regulating overseas financial flows. Several regimes, increased the state’s role in revenue sharing with foreign MNC (Brazil, Bolivia, and Venezuela). Others partially or wholly nationalized a few troubled enterprises (Venezuela, Bolivia, and Argentina). Still others paid off their debt to the IMF, in order to end its “supervision” over fiscal and macro-economic policy (Brazil, Argentina). Most states adopted economic stimulus policies to reactivate the economy, reduce unemployment and accommodate some of the social demands of labor. All governments adopted policies designed to maximize income and revenues from the rising prices of commodities, by investing in and promoting the exploitation of agro-mineral production.
To cushion against future external economic shocks, the states adopted conservative fiscal policies, accumulating budget surpluses and increasing foreign reserves.
Not withstanding the expansion of the state’s role and its timely intervention to maximize benefits from world demand, it remains a subordinate partner to private capital. Even in Venezuela where several important industries were nationalized, state enterprises accounts for less than 10% of the GNP. Equally important the state and economy, public and private, is subordinate to a global “colonial division of labor” in which Latin America, exports agro-mineral products and imports finished goods. The emphasis on extractive industries, encourages large scale foreign investments, while stable, orderly, fiscal balance sheets, large scale foreign reserves and relatively high interest rates attracts financial capital.
The appearance of a strong state, however, is belied by several historical and structural factors. While some regimes purged a few of the top military and police officials from the previous dictatorships, there was not institutional transformation, including the process of recruitment, training and political reorientation.Moreover all governments continue to collaborate with and join in military exercises and training missions with US military advisory programs, with a notorious history of being the “schools of the coup-makers”. Equally dangerous to state stability, the new development strategy depends on and promotes business elites, who in the past sought out military officials and fomented coups, when and if they felt their profits or interests, were threatened.
The current stability of the Latin American states rests in part on potentially volatile commodity prices and demand, military institutions with many carryovers from the past and too many links to Washington coup-masters and a private sector willing to abide by the rules of democratic capitalism, as long as they continue to exercise hegemony over the society and economy.
Comparing the ‘Orthodox’ and ‘Heterodox’ Roads to 21st Capitalism
Considering the fact that, for now and the foreseeable future, none of the Latin American countries have any plans or projects to socialize the economy – with the possible exception of Venezuela – the key theoretical and practical issue is identifying the divergent roads to capitalist development. By origin, trajectory and social alliances we can identify ‘heterodox’ and ‘orthodox’ strategies, with some overlap at the margins.
The heterodox approach to 21C is sometimes dubbed “21 Century Socialism” by some of its local publicists, primarily by overlooking such commonplace considerations as the private ownership of the principle means of finance and production (banks, industries, mines, trade, plantations), the large scale influx of “hot money” in pursuit of bonds bearing high interest rates and low rates of royalty payments on the extraction of minerals and energy resources.
One of the keys to understanding the emergence of 21C is in its origins in the popular political upheavals and the ideological “rupture” with the previous “neo-liberal” epoch. The radical origins left an imprint in concrete measures adopted by the emergent regimes, the style of politics and the search for new sources of ideological legitimation.
By force of circumstances, namely the economic crises of neo-liberalism, the new “post neo-liberal” regimes adopted a series of populist measures to ameliorate poverty, reduce unemployment and reactivate the economy. All of these changes meant active state intervention to rectify the failures of the ‘market’, while seeking to secure the interests of the capitalist class. These measures were accompanied by a strong dosage of anti-neo-liberal rhetoric to accommodate popular rage against the inequities of the system. In some cases these changes were accompanied by a vague reference to “socialism” without central planning, public ownership or worker management. The trajectory of regimes pursuing the heterodox road began with populist welfare measures, which were gradually diluted over time as social pressures and unemployment diminished and re-activization took hold. By the end of the decade (2010), the post neo-liberal regimes turned more and more toward “developmental modernization”. The latter approach was driven by a high powered campaign to maximize private, especially foreign investment, especially in the high growth export sectors. The reordering of the post-neo-liberal state stopped well short of anything beyond replacing “neo-liberal” technocrats with others more attuned to the new heterodox leadership. For the most part, efforts were made for greater flexible accommodation of domestic and foreign social partners via conciliation of ‘moderate’ trade union and social movement leaders and the business elite.
The heterodox road to 21C has the good fortune to coincide with the world commodity boom and the good sense to put in place financial controls which softened and shorted the duration of the US-EU induced financial crash (2008-2010) and economic recession.

The ‘orthodox’ road to capitalist development was able to sustain the neo-liberal policies, through a harsh regime of repression, electoral chicanery and in some cases by outright terror, closing political space and precluding popular upheavals which might have led to heterodox policies. Prominent to the orthodox road was the rise and consolidation of a lumpen-bourgeoisie which brought in tens of billions of dollars in revenues from drug and other illicit activities which were laundered in the formal economy and provided a modicum of economic growth in certain sectors. While the heterodox model diversified trade and markets, with dynamic partners in Asia, the orthodox model remained wedded to stagnant US markets. Bilateral ties with US imperialism weakened domestic economic priorities and heightened public expenditures in non-productive (military) sectors.
The Divergent Outcomes of Hetero and Orthodox Models of 21C
The most striking differences between heterodox and orthodox economic performances is found in the striking growth, poverty reduction, and political democratization in Brazil, Bolivia and Argentina and until 2009 Venezuela and the social regression, economic stagnation, gross violation of human and democratic freedoms found in ‘orthodox’ Mexico and Colombia. Extreme violence characterizes rule by the political elites in the countries pursuing orthodox neo-liberal policies. In contrast there is a process of state consolidation based on relative open politics among the countries pursuing heterodox policies. There seems to be a strong correlation between economic growth, political legitimation, poverty reduction and the decline of state repression as a mechanism of political rule.
On the other hand there is a strong correlation between the growth and incorporation of large scale drug trafficking into the economy and polity, the reliance on violence and free markets to forcibly dispossess small holders and the increase reliance on corruption and force in the formation and maintenance of governing elites.
Heterodox models imply and practice the politics of social incorporation via capitalist welfarism, (non exempt from corruption and patronage) and tripartite consultation. Orthodox regimes operate through unregulated capital markets and its ruinonous effects on small producers, public sector employees and wage workers.
The heterodox models, though drawing heavily on foreign capital, retain, cultivate and promote national capitalists linked to the domestic market and dependant on mass consumption. These sectors are not always opposed to periodic increases in wages.

The regimes pursuing orthodox strategy, heavily dependant on declining US markets and on large scale military and police expenditures, have lost out on the lucrative markets of Asia, the Middle East and other regions. Moreover, in the case of Mexico its structural dependence on an unstable tourist economy, declining immigrant remittances from an increasingly anti-immigrant US and petrol exports in decline due to negligent management, is a result of its early embrace of “free trade’ (NAFTA). The latter destroyed its diversified productive base and encouraged the turn to narco trafficking.
The result of the orthodox strategy of unregulated capital flows has two major negative consequences: it has led to the massive outflow of Mexican capital – licit and illicit - into the US, especially in real estate, bonds and stocks, depriving Mexico of investment capital. Secondly, the close links between Mexican and US finance, led to the transmission of the Wall Street financial crises impacting on Mexico’s financial and credit markets as well as its “real economy”. In contrast, in most of the heterodox economies, which had earlier suffered from close links to Wall Street, their tighter financial controls diluted the impact of the US crises on their economies.
Peru: A Hybrid Version of Hetero-Orthodox Strategies:
Peru has experienced the high growth characteristic of the heterodox economies, while relying on ‘orthodox’ neo-liberal policies. It combines the extractive export model without the compensatory social welfarism and tripartite polices of the heterodox capitalist models. Peru has diversified its overseas markets – Asia is its principle export market – while embracing bilateralism and military ties with the US. It is a major drug producing and trafficking venue, but the drugs do not dominate the economy and political system to the same degree as Mexico and Colombia. While poverty reduction has not been pursued with the same vigor as Venezuela, Brazil, Argentina, it has increased the consumer power of the urban middle classes, especially of Lima. While Bolivia pursues policies of symbolic representation, legal protections and political patronage to the Indian movements, Peru under Garcia, like Ecuador under Correa are more concerned about promoting investments from foreign owned mining companies as the vehicles for what they call “economic modernization” than respecting the claims of indigenous peoples.
High commodity prices, especially for industrial and precious metals, rising demand and large scale investments under conditions of limited nationalist opposition, allows Peru to sustain high growth, even as it neglects the welfare component of the heterodox model. There are indications of change. In the recent (2010) mayoralty election in Lima, a mildly center-left candidate defeated an orthodox neo-liberal, raising the possibility that the next regime may ‘modify’ the orthodox model toward greater “welfarism”.
Crises, Upheavals and the 21st Century Road to Capitalism
The crises of neo-liberalism generated a variety of political outcomes; with the possible exception of Venezuela, the popular revolts which took place in the immediate aftermath of the crises all led to capitalist outcomes, albeit sharply divergent ones. For the majority of Latin American states it meant a sharp increase in state intervention, even temporary takeovers of bankrupt or near bankrupt banks to save depositors and investors: a kind of “statism” by capitalist invitation (or obligation). The new statism became the bases for the emergence of 21st century capitalism. The “anti-neo-liberal ideology” articulated by its practioners befuddled impressionistic western intellectuals who saw it as a “new variety” of socialism or at least a “stepping stone” in that direction.
In historical perspective, statism, was from the beginning, a necessary first step toward the reactivation of capitalism. The apparently radical “first steps” were in fact the end game of the popular rebellions of the turn of the decade. Over time, especially with the economic recovery and the commodity boom, capitalism experienced a take off by the middle of the decade. Heterodox capitalism began to shed some of its distinctively several welfarist features in favor of a straight developmentalist perspective. Technocrats emphasized large scale long term foreign investments and “economic modernization”. This meant public-private investments in infrastructure, to accelerate the movement of commodities to world markets.
The sustained growth of the heterodox model put an end to the radical debate on globalization, by adopting it with a vengeance. The new argument between the heterodox and orthodox focused on how “globalization” could be harnessed to national growth and made to work for all classes via appropriate distributive mechanisms. In other words, the heterodox capitalists argued that greater global integration would deepen and increase the wealth available for social welfare. With the advent of adverse global conditions during the crises of 2009, intensified competition and a temporary decline in prices, the heterodox policymakers argued that global conditions prohibited increased social spending and wage and salary increases. With rapid economic recovery and the rapid rise in commodity prices by mid 2010, wage and salary tensions increased.
If the impetus for the onset of the new heterodox regimes was the crises of neo-liberalism, the subsequent economic success of the heterodox regimes set in motion the dynamic growth of powerful business interests seeking to refashion a more conservative rightist political configuration. The latter would reduce the wage and social welfare cost of the export sector. In effect the success of capitalist heterodoxy and its trajectory toward high growth based on large scale capital inflows has set in motion a shift to the right, including right wing political alternatives.
While important differences still persist between heterodox and orthodox roads to capitalism, the tendency is for these to diminish. The orthodox faced by the world recession resorted to greater state intervention to prop up the economy while the heterodox increased their pursuit of greater market shares by broadening their appeals to international investors.
As the Latin American countries move beyond the crises of 2008-2009, the improved economic performances, does not appear to correlate along the orthodox-heterodox axis. Slow recovery is most evident in Venezuela (heterodox) and Mexico (orthodox); while rapid recovery is evident in Brazil (heterodox) and Peru (orthodox). While one might cite Venezuela and Mexico’s dependence on the US market and Brazil and Peru’s links to dynamic Asian markets, we need also to analyze the internal class composition of each set of countries. The predominance of “rentier” elites in Venezuela and Mexico in contrast to dynamic domestic and foreign capitalists in Brazil and Peru may account for some of the differences in performances. Clearly identifying the ‘dynamic’ road to 21st century capitalist development is problematic and the outcome uncertain. The question of whether the commodity boom is part of a long or short cycle may be a determining factor in shaping the possibilities for the reappearance of authentic 21st century socialism.

14.10.10

La NED, vitrina legal de la CIA

Estructuras para el control y dominación
por Thierry Meyssan*

Desde hace 30 años, la National Endowment for Democracy (NED) se encarga de la parte legal de las operaciones ilegales de la CIA. Sin despertar sospechas, ha venido creando una extensa red mundial de corrupción, comprando sindicatos –tanto obreros como patronales– así como partidos políticos de izquierda y de derecha para que defiendan los intereses de Estados Unidos en vez de los intereses de sus propios miembros. Thierry Meyssan describe en este trabajo la envergadura de ese dispositivo.











En 2006, el Kremlin denunciaba la proliferación en Rusia de asociaciones extranjeras, algunas de las cuales parecían estar participando en un plan tendiente a desestabilizar el país, plan orquestado por la estadounidense Fundación Nacional por la Democracia (National Endowment for Democracy – NED). En previsión de una «revolución de color», Vladislav Surkov elaboraba entonces una estricta reglamentación para esas «organizaciones no gubernamentales (ONG)». En Occidente, aquella reglamentación de orden administrativo fue descrita como un nuevo ataque del «dictador» Putin y de su consejero en contra de la libertad de asociación.
(Ver nuestra primera publicación respecto a la NED)
Otros Estados que también siguieron una política similar han sido igualmente calificados por la prensa internacional como «dictaduras».
El gobierno de Estados Unidos dice trabajar a favor de «la promoción de la democracia a través del mundo». Su posición es que el Congreso estadounidense puede subvencionar la NED y que la NED puede a su vez, de manera independiente, ayudar directa o indirectamente a asociaciones, partidos políticos o sindicatos en cualquier país del mundo. Al ser, como su nombre lo indica, «no gubernamentales», las ONGs pueden emprender iniciativas políticas que las embajadas no pueden asumir sin violar la soberanía de los Estados que las acogen. Esa es precisamente la cuestión.
¿La NED y la red de ONGs financiadas a través de ese órgano son acaso iniciativas de la sociedad civil injustamente reprimidas por el Kremlin o son en realidad pantallas de los servicios de inteligencia estadounidenses, sorprendidos en flagrante delito de injerencia?
Para responder esa interrogante nos remontaremos al origen de la National Endowment for Democracy y escrutaremos su funcionamiento. Para ello debemos analizar, primero que todo, lo que significa el proyecto oficial estadounidense de «exportación de la democracia».
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Los puritanos que fundaron Estados Unidos querían construir una «ciudad radiante» que alumbraría el mundo. Se veían a sí mismos como misionarios de un modelo político.

¿Qué tipo de democracia?

Como pueblo, los estadounidenses asumen la ideología de sus padres fundadores. Se ven a sí mismos como una colonia llegada de Europa para fundar una ciudad que obedece a Dios. Ven a su propio país como «una luz encima de la montaña», según la expresión de San Mateo que la mayoría de los presidentes estadounidenses han retomado en sus discursos políticos a lo largo de dos siglos. Por lo tanto, Estados Unidos sería una nación modelo, que brilla en lo alto de una colina, iluminando el mundo. Y todos los demás pueblos de la Tierra deberían abrigar la esperanza de poder copiar ese modelo para alcanzar su propia salvación. Para los estadounidenses, esa ingenua creencia implica –como una verdad que no necesita demostración– que su país es una democracia ejemplar y que ellos tienen el deber mesiánico de extenderla al resto del mundo. San Mateo predicaba que la propagación de la fe debía lograrse sólo mediante el ejemplo de una vida honesta, pero los padres fundadores de Estados Unidos veían el acto de encender su fuego y de propagarlo como un cambio de régimen. Los puritanos ingleses decapitaron a Carlos I de Inglaterra antes de huir hacia Holanda y América. Posteriormente, los patriotas del Nuevo Mundo rechazaron la autoridad del rey Jorge III de Inglaterra y proclamaron la independencia de los Estados Unidos. Imbuidos de esa mitología nacional, los estadounidense no ven la política exterior de su propio gobierno como un imperialismo. Consideran que derrocar un gobierno es perfectamente válido si ese gobierno ambiciona encarnar un modelo diferente del estadounidense, lo cual lo convierte en un gobierno maléfico. Al mismo tiempo, están convencidos de que, debido a la misión mesiánica de la que están investidos, han logrado imponer la democracia por la fuerza en los países que han ocupado. En las escuelas de Estados Unidos se enseña que los soldados estadounidenses llevaron la democracia a Alemania. Ignoran que los hechos históricos demuestran exactamente lo contrario: el gobierno estadounidense ayudó a Hitler a derrocar la República de Weimar y a instaurar un régimen militar para acabar con la Unión Soviética. Esa ideología irracional les impide cuestionar la naturaleza de sus propias instituciones y lo absurdo del concepto mismo de «democracia forzosa». Sin embargo, según la fórmula del presidente Abraham Lincoln, «la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo». Visto desde ese punto de vista, Estados Unidos no es una democracia sino un sistema híbrido en el que el poder ejecutivo está en manos de una oligarquía mientras que el pueblo limita la arbitrariedad [de esa oligarquía] a través de los contrapoderes legislativo y judicial. En efecto, el pueblo elige a los miembros del Congreso y a algunos jueces pero son los Estados miembros de la federación los que eligen el poder ejecutivo, que a su vez designa a los altos magistrados. Si bien los ciudadanos están llamados a pronunciarse sobre la elección del presidente, el voto de la ciudadanía no es más que una consulta, como hubo de recordarlo la Corte Suprema a raíz de la elección presidencial del año 2000, al pronunciarse sobre el caso Gore vs. Bush. La Constitución de los Estados Unidos no reconoce la soberanía del pueblo ya que el poder se comparte entre el pueblo y los Estados que componen la federación, o sea los notables locales. Es importante observar aquí, dicho sea de paso, que la Constitución de la Federación Rusa sí tiene un carácter democrático –por lo menos en el papel– ya que estipula: «El depositario de la soberanía y única fuente del poder en la Federación Rusa es su pueblo multinacional» (Título I, Capítulo 1, artículo 3). En base a ese contexto intelectual, los estadounidenses apoyan a su gobierno en su afirmación de que quiere «exportar la democracia» cuando su propio país no es una democracia, ni siquiera a la luz de su propia Constitución. Resulta difícil entender cómo podrían exportar lo que no tienen ni quieren tener en su propio país. Durante los 30 últimos años, la NED ha sido portadora de esa contradicción, que se ha concretado en la desestabilización de numerosos Estados. Miles de crédulos militantes de ONGs han violado la soberanía de los pueblos con la beatífica sonrisa de quien tiene la conciencia tranquila.

Una Fundación pluralista e independiente

En su célebre discurso del 8 de junio de 1982 ante el parlamento británico, el presidente Reagan denunció la Unión Soviética como el «Imperio del Mal» y propuso prestar ayuda a los disidentes, en la URSS y en otras partes. «Se trata de ayudar a crear la infraestructura necesaria para la democracia: libertad de prensa, sindicatos, partidos políticos, universidades. Los pueblos serán así libres de escoger el camino que les convenga para desarrollar su cultura y resolver sus diferencias por medios pacíficos», declaró. Basándose en ese consenso de lucha contra la tiranía, una comisión bipartidista de reflexión aconsejó a Washington la creación de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), que sería instituida por el Congreso estadounidense en noviembre de 1983 y de inmediato recibiría financiamiento. La NED subvenciona cuatro estructuras autónomas que se encargan de redistribuir en el exterior el dinero del que disponen entre asociaciones, sindicatos obreros y patronales así como partidos de derecha y de izquierda. Esas cuatro estructuras autónomas son: - El Instituto de Sindicatos Libres (Free Trade Union Institute – FTUI), hoy rebautizado como Centro Americano para la Solidaridad de los Trabajadores (American Center for International Labor Solidarity – ACILS), cuya gestión está en manos del sindicato obrero AFL-CIO; - El Centro para la Empresa Privada Internacional (Center for International Private Entreprise – CIPE), cuya gestión está en manos de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos; - El Instituto Republicano Internacional (International Republican Institute – IRI), cuya gestión está en manos del Partido Republicano; - El Instituto Nacional Democrático de Asuntos Internacionales (National Democratic Institute for International Affairs – NDI), cuya gestión está en manos del Partido Demócrata. Bajo esa presentación, la NED y sus cuatro tentáculos parecen estar basados en la sociedad civil y parecen reflejar además la diversidad social y el pluralismo político de esa misma sociedad civil. Financiados por el pueblo estadounidense, a través del Congreso, parecería que actúan a favor de un ideal universal, que son completamente independientes de la administración presidencial y que su accionar no puede servir de fachada a operaciones secretas al servicio de inconfesables intereses nacionales. La realidad es muy diferente.
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En 1982, Ronald Reagan crea la NED, en coordinación con el Reino Unido y Australia, para derrocar el «Imperio del Mal».

Un montaje de la CIA, el MI6 y el ASIS

El discurso de Ronald Reagan en Londres se produce después de los escándalos que rodearon las revelaciones de los manejos sucios de la CIA, revelaciones provenientes de varias comisiones investigadoras parlamentarias.
El Congreso prohibió entonces a la CIA la organización de nuevos golpes de Estado como medio de conquistar mercados. En la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional busca entonces otras vías que le permitan sortear dicha prohibición.
La comisión bipartidista de reflexión se constituyó antes del discurso de Ronald Reagan, aunque el mandato oficial de la Casa Blanca sólo le fue entregado posteriormente. Ello indica que aquella Comisión no respondía a la pomposa ambición presidencial sino que era anterior. El discurso no es por lo tanto otra cosa que la justificación retórica de decisiones ya tomadas de antemano en líneas generales y destinadas a su puesta en escena por parte de la comisión bipartidista.
El presidente de la comisión bipartidista de reflexión era el representante especial de Estados Unidos para el Comercio, lo cual indica que el objetivo de dicha comisión no era precisamente promover la democracia sino, según la terminología consagrada, la promoción de la «democracia de mercado».
Este extraño término corresponde al modelo estadounidense: una oligarquía económica y financiera impone sus decisiones políticas a través de los mercados y del Estado federal, mientras que los parlamentarios y jueces electos por el pueblo protegen a los individuos de la arbitrariedad de la administración.
De los cuatro organismos periféricos de la NED tres fueron conformados para la ocasión. El cuarto, el organismo sindical (ACILS), no hubo que crearlo porque ya existía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, aunque había cambiado de nombre en 1978, cuando se descubrió que dependía de la CIA. Esto permite deducir que el CIPE, el IRI y el NDI no nacieron por generación espontánea, sino que también fueron creados bajo los auspicios de la CIA.
Además, a pesar de ser la NED una asociación creada conforme al derecho estadounidense no es un instrumento de uso exclusivo de la CIA sino un dispositivo común con los servicios británico (fue por eso que Reagan la anunció precisamente en Londres) y australiano. Esa característica fundamental nunca se menciona a pesar de estar enteramente confirmada por los mensajes de felicitación de los primeros ministros Tony Blair y John Howard en ocasión del vigésimo aniversario de la supuesta «ONG».
La NED y sus tentáculos son órganos del pacto militar anglosajón que vincula a Londres, Washington y Camberra, pacto en el que se incluye igualmente la red de intercepción electrónica Echelon. Además de la CIA, el MI6 británico y el ASIS australiano también pueden solicitar los servicios de ese dispositivo.
Para esconder esa realidad la NED ha propiciado la creación, por parte de varios aliados, de organizaciones análogas que trabajan con ella. En 1988, Canadá se dotó de un centro llamado Derechos & Democracia, que se concentró sobre todo en Haití y posteriormente en Afganistán. En 1991, el Reino Unido instituyó la Westminster Foundation for Democracy (WFD).
El funcionamiento de ese organismo público está diseñado según el modelo de la NED: su administración está en manos de los partidos políticos (consta de 8 delegados: 3 del Partido Conservador, 3 del Partido Laborista, uno del Partido Liberal y el octavo para los demás partidos representados en el parlamento británico). La WFD fue muy activa en Europa del Este.
Finalmente, en 2001 la Unión Europea se dotó del European Instrument for Democracy and Human Rights (EIDHR), que despierta menos sospechas que sus homólogos. Ese órgano depende de EuroAid, dirigida por un alto funcionario tan poderoso como desconocido, el holandés Jacobus Richelle.

La directiva presidencial 77

Cuando votaron la fundación de la NED, el 22 de noviembre 1983, los miembros del Congreso de los Estados Unidos ignoraban que aquella organización ya existía en secreto, en virtud de una directiva presidencial fechada el 14 de enero.
Aquel documento, que no fue desclasificado hasta 20 años más tarde, organiza la «diplomacia pública», expresión políticamente correcta para designar la propaganda. Instituye además en la Casa Blanca varios grupos de trabajo dentro del Consejo de Seguridad Nacional, uno de ellos encargado de pilotear la NED.
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Henry Kissinger, administrador de la NED. ¿Quién dijo «representante de la sociedad civil»?
El consejo de administración de la NED no es por lo tanto otra cosa que una correa de transmisión del Consejo de Seguridad Nacional. En aras de salvar las apariencias, se decidió que, de manera general, los agentes o ex agentes de la CIA no podían figurar en el consejo de administración.
A pesar de lo anterior, las cosas no pueden estar más claras. La mayoría de los altos funcionarios que han desempeñado un papel central en el Consejo de Seguridad Nacional han sido administradores de la NED. En ese caso se encuentran, por ejemplo, Henry Kissinger, Franck Carlucci, Zbigniew Brzezinski y Paul Wolfowitz, personalidades que la Historia no recordará precisamente como idealistas de la democracia sino como estrategas cínicos de la violencia.
El presupuesto de la NED no puede ser interpretado de manera aislada ya que esa institución recibe además instrucciones del Consejo de Seguridad Nacional para la realización de acciones que se inscriben en el marco de grandes operaciones en las que participan varias agencias.
Existen fondos, provenientes esencialmente de la Agencia Estadounidense de Ayuda Internacional (USAID), que transitan por la NED sin aparecer en su presupuesto, simplemente para darles un carácter «no gubernamental». Además, la NED recibe indirectamente el dinero de la CIA, previamente blanqueado por intermediarios privados como la Smith Richardson Foundation, la John M. Olin Foundation o la Lynde and Harry Bradley Foundation.
Para evaluar la verdadera envergadura de ese programa habría que añadir al presupuesto de la NED los subpresupuestos correspondientes del Departamento de Estado, de la USAID, de la CIA y del Departamento de Defensa, lo cual resulta hoy en día imposible.
Ciertos elementos conocidos permiten sin embargo hacerse una idea de su importancia. En los últimos 5 años, Estados Unidos gastó más de 1 000 millones de dólares en asociaciones y partidos únicamente en el Líbano, pequeño Estado de 4 millones de habitantes. Globalmente, la mitad de esa suma la distribuyeron públicamente el Departamento de Estado, la USAID y la NED. La otra mitad fue entregada secretamente por la CIA y el Departamento de Defensa.
Este ejemplo permite deducir que el presupuesto general que Estados Unidos dedica a la corrupción institucional se cuenta en decenas de miles de millones al año. En todo caso, el programa equivalente de la Unión Europea, que tiene un carácter enteramente público y sirve de apoyo a las acciones estadounidenses, es de 7 000 millones de euros al año.
En definitiva, la estructura jurídica de la NED y el volumen de su presupuesto oficial no son más que apariencia. En esencia, la NED no es un organismo independiente a cargo de acciones legales que anteriormente realizaba la CIA sino una vitrina que el Consejo de Seguridad Nacional utiliza para garantizar los aspectos legales de operaciones ilegales.

La estrategia trotskista

Durante su etapa de instauración (en 1984), la NED tuvo como presidente a Allen Weinstein. John Richardson ocupó después ese puesto durante 4 años (desde 1984 hasta 1988) y fue finalmente reemplazado por Carl Gershman (desde 1998).
Los tres tienen tres cosas en común. Son judíos, fueron miembros del partido trotskista Social Democrats USA y trabajaron en la Freedom House. Todo eso tiene su lógica. El odio al estalinismo llevó a algunos trotskistas a unirse a la CIA para luchar contra los soviéticos. Y llevaron a la CIA la teoría de la toma del poder a escala mundial, transponiéndola a las «revoluciones de colores» y la «democratización». Simplemente desplazaron la doctrina trotskista aplicándola al combate cultural analizado por Antonio Gramsci: el poder se ejerce en las mentes más que por la fuerza. Para gobernar a las masas, una élite tiene que inculcarles primero una ideología que las programe para que acepten el poder que las domina.

El Centro Americano para la Solidaridad de los Trabajadores (ACILS)

Conocido con el nombre de Solidarity Center, el ACILS, rama sindical de la NED, es de lejos su principal canal. Distribuye más de la mitad de las donaciones de la NED, sustituyó organismos anteriores que habían trabajado durante toda la guerra fría en la estructuración de sindicatos no comunistas a través del mundo, desde Vietnam hasta Angola pasando por Francia y Chile.
La utilización de sindicalistas para encubrir ese programa de la CIA entraña de por sí una excepcional perversión. Lejos de la divisa marxista «Proletarios de todos los países, ¡uníos!», el ACILS asocia los sindicatos obreros estadounidenses con el imperialismo que reprime a los trabajadores de los demás países.
Esa filial estuvo bajo la dirección de un personaje singular, Irving Brown, desde 1948 hasta el fallecimiento de este último en 1989.
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En 1981, Irving Brown pone a Jean-Claude Mailly en el puesto de asistente del secretario general del sindicato francés Force Ouvriere, André Bergeron. Bergeron reconocerá que el financiamiento de sus actividades proviene de la CIA. Mailly se convierte en secretario general de FO en 2004.
Algunos autores aseguran que Brown era hijo de un ruso blanco cercano a Alexander Kerensky. Lo que sí está comprobado es que Brown fue agente del OSS, el servicio de inteligencia estadounidense, durante la Segunda Guerra Mundial y que participó en la creación de la CIA y del Gladio, la red secreta de la OTAN, pero se negó a asumir la dirección porque prefería concentrarse en su especialidad: los sindicatos.
Tuvo su base en Roma y posteriormente en París, no en Washington, lo que le proporcionó especial influencia en la vida pública de Italia y Francia. Al final de su vida, Brown se jactaba de haber dirigido siempre –por debajo de la mesa– el sindicato francés Force Ouvriere, de haber manipulado los hilos del sindicato estudiantil francés UNI (en cuyo seno militaron Nicolas Sarkozy y sus ministros Francois Fillon, Xavier Darcos, Hervé Morin y Michele Alliot-Marie, así como el presidente de la Asamblea Nacional Bernard Accoyer y el presidente de la mayoría parlamentaria Jean-Francois Copé) y de haber formado personalmente, en el sector de izquierda, a los miembros de un grupúsculo trotskista, como Jean-Christophe Cambadelis y el futuro primer ministro francés Lionel Jospin.
A fines de los años 1990, los miembros de la confederación AFL-CIO pidieron cuentas sobre las verdaderas actividades del ACILS, cuya naturaleza criminal en numerosos países ya había sido por entonces ampliamente documentada. Cualquiera creería que las cosas cambiaron después de aquel escándalo. Pero no fue así. En 2002 y 2004, el ACILS participó activamente en el fallido golpe de Estado perpetrado en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez y en el exitoso derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide en Haití.
El ACILS se encuentra actualmente bajo la dirección de John Sweeney, ex presidente de la confederación AFL-CIO, otro personaje proveniente del partido trotskista Social Democrats USA.

El Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE)

El Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE) se concentra en la difusión de la ideología capitalista liberal y la lucha contra la corrupción.
El primer éxito del CIPE fue la transformación, en 1987, del European Management Forum –un club de grandes patronos europeos– en World Economic Forum –el club de la clase dirigente transnacional. El gran encuentro anual de la aristocracia económica y política global en la estación de esquí suiza de Davos contribuyó a forjar un sentido de pertenencia clasista, más allá de las identidades nacionales de los participantes.
El CIPE es muy cuidadoso en cuanto a no tener ningún vínculo de tipo estructural con el Foro de Davos, razón por la cual resulta imposible –al menos por el momento– probar que World Economic Forum esté siendo manejado por la CIA. Les costaría, sin embargo, mucho trabajo a los dirigentes de Davos explicar por qué ciertos líderes políticos han escogido su Forum Económico como escenario de acontecimientos de la más alta importancia si no se tratara de operaciones planificadas por el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Por ejemplo, en 1988, fue en Davos, no en la ONU, donde Grecia y Turquía hicieron las paces. En 1989, fue en Davos donde las dos Coreas, por un lado, y las dos Alemanias, por el otro, realizaron su primera cumbre a nivel ministerial, en el caso de las primeras, y su primera cumbre sobre la reunificación alemana. En 1992, fue también en Davos donde Frederik de Klerk y Nelson Mandela presentaron juntos –por primera vez fuera de Sudáfrica– su proyecto común para aquel país. Más increíble aún, fue en Davos, en 1994, después del Acuerdo de Oslo, que Shimon Peres y Yaser Arafat negociaron y firmaron su aplicación en Gaza y Jericó.
El vínculo entre el Foro Económico de Davos y Washington pasa evidentemente por Susan K. Reardon, ex directora de la asociación profesional de empleados del Departamento de Estado convertida en directora de la Fundación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, órgano encargado de la administración del CIPE.
El otro éxito del Centro para la Empresa Privada Internacional es Transparency International. Esta «ONG» fue creada oficialmente por un oficial de la inteligencia militar estadounidense, Michael J. Hershman, quien es por demás administrador del CIPE y, hoy en día, uno de los responsables del reclutamiento de informantes para el FBI así como presidente-director general de la agencia privada de inteligencia Fairfax Group.
Transparency International es ante todo una fachada para las actividades de la CIA en materia de inteligencia económica. Es también un instrumento de comunicación utilizado para obligar a otros Estados a modificar sus legislaciones de forma favorable a la apertura de sus propios mercados.
Para esconder el origen de Transparency International, el CIPE recurrió a las habilidades del ex director de prensa del Banco Mundial, el neoconservador Frank Vogl. Este último instauró un Comité de personalidades que contribuyó a crear la imagen de que se trataba de una asociación proveniente de la sociedad civil. Este comité de fachada está bajo la dirección de Peter Eigen, ex director del Banco Mundial en el este de África. En 2004 y 2009, la esposa de Eigen fue candidata a la presidencia de la República Federal de Alemania por el SPD.
La actividad de Transparency International favorece los intereses de Estados Unidos y no es en lo absoluto confiable. En 2008 esta seudo ONG denunciaba la corrupción de PDVSA, la empresa estatal del petróleo de Venezuela. Basándose en información falsificada, Transparency International situaba a PDVSA en la última posición de la clasificación mundial de empresas estatales.
El objetivo era evidente: sabotear la reputación de una empresa que sirve de base económica a la política antiimperialista del presidente venezolano Hugo Chávez. Al ser sorprendida en flagrante delito de intoxicación, Transparency International se negó a contestar las preguntas de la prensa latinoamericana y a modificar su propio informe. Lo cual no tiene en definitiva nada de sorprendente si recordamos que el corresponsal del CIPE en Venezuela, Pedro Carmona, fue precisamente el personaje que Estados Unidos puso en el poder –donde no logró mantenerse– durante el fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez.
En cierta forma, al dirigir la atención de los medios de difusión hacia la corrupción económica, Transparency International enmascara la actividad de la NED, que se dedica a la corrupción políticas de las élites dirigentes en beneficio de los anglosajones.

El Instituto Republicano Internacional (IRI) y el Instituto Nacional Democrático de Relaciones Internacionales (NDI)

El Instituto Republicano Internacional (IRI) tiene la misión de corromper a los partidos de derecha mientras que el Instituto Nacional Democrático de Relaciones Internacionales (NDI) se ocupa de los partidos de izquierda. El primero tiene como presidente a John McCain y el segundo a Madeleine Albright. Estos dos personajes no deben por lo tanto ser considerados políticos normales o como un líder de oposición y una sabia retirada, sino como activos responsables de programas del Consejo de Seguridad Nacional.
Tanto el IRI como el NDI han renunciado a tratar de controlar la Internacional Liberal y la Internacional Socialista como vía para ejercer su control sobre los principales partidos políticos del mundo. En vez de ello han preferido crear organizaciones rivales: la Unión Democrática Internacional (IDU) y la Alianza de los Demócratas (AD). La primera tiene como presidente al australiano John Howard, con el ruso Leonid Gozman de Justa Causa (Правое дело) como vicepresidente. La segunda se encuentra bajo la dirección del italiano Gianni Vernetti, quien tiene como copresidente al francés Francois Bayrou.
El IRI y el NDI se apoyan también en las fundaciones políticas vinculadas a los grandes partidos europeos (6 en Alemania, 2 en Francia, una en Holanda y otra en Suecia). Por otro lado, algunas operaciones se realizan a través de misteriosas empresas privadas, como Democracy International Inc. que organizó las más recientes elecciones “arregladas” en Afganistán.
Todo esto deja un gusto amargo. Estados Unidos ha logrado corromper la mayoría de los grandes partidos políticos y sindicatos de todo el mundo.
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Ex adjunto de Rahm Emanuel y actual responsable del NDI, Tom McMahon estuvo en Francia para organizar las elecciones primarias del Partido Socialista.
La «democracia» que Estados Unidos promueve consiste en definitiva en discutir cuestiones locales en cada país –incluso simples temas sociales, como los derechos de las mujeres o de los homosexuales– mientras se alinean con Washington en todas las cuestiones internacionales.
Las campañas electorales se han convertido en espectáculos en los que la NED escoge a los actores mediante la entrega –a unos sí y a otros no– de los recursos financieros que necesitan. La noción misma de alternancia ha perdido su verdadero sentido ya que la NED promueve alternativamente uno u otro bando con tal de que ambos mantengan la misma política exterior y de defensa. Tanto en la Unión Europea como en otras partes se escuchan hoy lamentos sobre la crisis de la democracia. Y los responsables de esa crisis son, evidentemente, la NED y Estados Unidos. ¿Cómo puede calificarse, en todo caso, un régimen como el de Estados Unidos, cuyo principal líder de oposición, John McCain, es en realidad empleado del Consejo de Seguridad Nacional? Ciertamente no como democracia.

Balance de un sistema

Con el tiempo, la USAID, la NED, sus institutos satélites y sus fundaciones intermedias han dado lugar a la aparición de una burocracia tan extensa como avariciosa. La votación sobre el presupuesto de la NED da lugar, año tras año, a ásperos debates sobre la ineficacia de ese sistema tentacular y los rumores de malversación de fondos en beneficio de personalidades políticas estadounidenses encargadas de administrar dichos fondos.
Con ánimo de mejorar la gestión, se han realizado numerosos estudios tendientes a medir el impacto de esos flujos financieros. Expertos han comparado las sumas destinadas a cada país con la calificación democrática de esos mismos países que otorga la Freedom House. Y han calculado después cuántos dólares por habitante había que gastar para que la calificación de un país subiera un punto.
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Tomicah Tillemann, consejero de Hillary Clinton para la sociedad civil y las democracias emergentes, supervisa el dispositivo de la NED por el Departamento de Estado.
Lo anterior no es, por supuesto, otra cosa que un intento de autojustificación. La idea de otorgar calificaciones en materia de democracia nada tiene de científica. De forma totalitaria, se parte del principio que sólo existe una forma de instituciones democráticas. Y, de manera infantil, se establece una disparatada lista de criterios a los que se atribuyen coeficientes imaginarios para convertir la complejidad social en una cifra única.
El resultado es que la gran mayoría de esos estudios muestran el fracaso: aunque la cantidad de democracias aumente en el mundo, no parece existir relación alguna entre los progresos o retrocesos democráticos y las sumas que gasta el Consejo de Seguridad Nacional.
Esto confirma, por el contrario, que los objetivos reales nada tienen que ver con los objetivos oficialmente anunciados. Los responsables de la USAID citan, sin embargo, un estudio de la universidad Vanderbilt que afirma que sólo las operaciones de la NED cofinanciadas por la USAID han sido eficaces, ya que la USAID tiene una administración rigurosa de su presupuesto. Por supuesto, este singular estudio fue financiado por… la USAID.
En todo caso, en 2003, en ocasión de su vigésimo aniversario, la NED hizo un balance político de su acción. Según ese balance, la NED financiaba en aquel momento más de 6 000 organizaciones políticas y sociales en todo el mundo, cifra que ido en aumento desde aquel entonces. La NED reconocía entonces haber creado enteramente el sindicato Solidarnorsc en Polonia, la Carta de los 77 en Checoslovaquia y Otpor en Serbia. Se felicitaba por haber creado también enteramente la radio B92 y el cotidiano Oslobodjenje en la antigua Yugoslavia así como gran cantidad de medios de difusión independientes en el Irak «liberado».

Cambiar de fachada

Luego de haber registrado un éxito mundial, la retórica de la democratización ya no convence a nadie. El presidente George W. Bush la desgastó al abusar de su uso. Nadie puede afirmar seriamente que las subvenciones que distribuye la NED harán desaparecer el terrorismo internacional. Como tampoco es posible afirmar ahora que las tropas estadounidenses derrocaron a Sadam Husein para ofrecer la democracia a los iraquíes.
Además, los ciudadanos que en el mundo entero militan a favor de la democracia son ahora más desconfiados. Han entendido que la ayuda que ofrecen la NED y sus sucursales sirve en realidad para manipularlos a ellos y a sus países. Se niegan, por lo tanto, cada vez más a menudo a aceptar las donaciones «desinteresadas» que estas les proponen. Así que los responsables estadounidenses de los diferentes canales de corrupción estudian cómo cambiar nuevamente de fachada.
Después de los sucios manejos de la CIA y la transparencia de la NED, apuntan ahora hacia la creación de una nueva estructura que vendría a reemplazar un conjunto ya desacreditado.
Esa estructura ya no estaría en manos de los sindicatos, del patronato y de los dos grandes partidos políticos estadounidenses sino de multinacionales concebidas según el modelo de la Asia Foundation.
En los años 1980, la prensa reveló que la Asia Foundation era una fachada de la CIA para la lucha contra el comunismo en Asia. Hubo entonces una reforma de la fundación y su administración fue puesta en manos de varias transnacionales (Boeing, Chevron, Coca-Cola, Levis Strauss, etc…). Aquel cambio de apariencia bastó para proporcionar un aspecto no gubernamental y respetable a una estructura que nunca dejó de estar al servicio de la CIA.
Después de la disolución de la URSS, se creó también la Eurasia Foundation, cuya misión consistiría en extender la acción secreta a los nuevos Estados asiáticos.
Otra discutida cuestión es la de saber si las donaciones para la «promoción de la democracia» deben adoptar únicamente la forma de contratos para la realización de determinados proyectos o la de subvenciones sin obligación de resultados. La primera fórmula ofrece mejor cobertura jurídica, pero la segunda es mucho más eficaz como estrategia de corrupción.
Ante tal panorama, la exigencia de Vladimir Putin y de Vladislav Surkov en cuanto a reglamentar el financiamiento de las ONGs que operan en Rusia es enteramente legítima, por muy exagerada y extremadamente meticulosa que sea la burocracia que hayan establecido para ello.
El dispositivo de la NED, instaurado bajo la autoridad del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, no sólo está lejos de favorecer los esfuerzos democráticos en el mundo, sino que además los envenena.

 Thierry Meyssan
Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).

Fuente Odnako (Russia)